15. Revancha

Y a pesar que necesitaba saber lo que había ocurrido con los policías coreanos y el odio de Youngho hacia ellos, nunca se lo dijo estando sobrio. Se arrepintió al instante de hacer esa pregunta, porque no podía aprovecharse de un estado de vulnerabilidad, haberlo pensado incluso por un par de segundos era cruel. Mark Lee no lo era.

—Olvídelo, señor Stepanov.

El aludido no dijo nada, solo recargó más su rostro en el cuello pensando en lo cómodo que se sentía, tan cómodo que apenas se dio cuenta cuando estaba caminando hacia el lujoso baño de su habitación, cuando se sentó sobre la tapa del inodoro y el otro se agachó frente a él con un cepillo de dientes en mano.

—"Ya malen'kiy malchik" (soy un niño pequeño) —sonrió con torpeza— ¿Me vas a lavar los dientes?

—Apesta a Whisky, vamos... mientras más rápido, menos engorroso para ambos.

Era como limpiarle los dientes a un niño, sosteniendo su barbilla y pasando el cepillo con la técnica que los dentistas recomendaban. Podría ser usado como material para burlarse de él y rebajarlo, si fuera una persona vengativa, pero el menor no era así, casi sintió ternura cuando el otro le obedecía, se dejaba cepillar la lengua e incluso se enjuagaba cuando se lo indicaba.

Una vez que estuvo listo abrió la ropa de cama para que se acostara, pero cuando lo ayudó a apoyar la cabeza en la almohada, el ruso tiró de su mano para que terminara cayendo sobre él.

—Hueles muy bien —balbuceó en su cuello, una voz aletargada y un cálido contacto eran una mezcla perfecta para que su entrepierna despertara— duerme conmigo, abrázame "Malchik".

—Esto no está en el contrato —dijo con dificultad.

—Tampoco estaba el... t-tener relaciones —suspiró— por favor, ser mimado se siente tan agradable.

Creería que lo estaba engañando si no fuera porque su voz sonó como si realmente necesitara este gesto tan íntimo.

Dios, era su guarda espaldas, se suponía que el ruso lo detestaba, se suponía que este hombre era temido entre muchas personas, pero aquí estaba rogando para que durmiera junto a él.

Sabía que el día de mañana se arrepentiría de la conducta que estaba tomando, pero Mark fue incapaz de decirle que no. Así que le pidió que rodara hacia el centro de la cama para que le dejara un espacio, eso fue fácil, le obedeció inmediatamente, aunque no estaba en los planes que el ruso lo tapara y lo abrazara por la espalda como si fuera de su pertenencia.

—Ser el villano es agotador, a veces solo quisiera preocuparme de cosas simples —susurró contra su cabello, sus piernas estaban mezcladas en las suaves sábanas— a veces solo quisiera que me contuvieran como a un niño —depositó un beso— gracias, mascota.

Si bien el alcohol no lo hacía hablar mezclando las sílabas, sí lo hacía hablar con acento marcado y peor aún, dejaba abierta todas las puertas que había cerrado en su personalidad y corazón para sobrevivir en un mundo lleno de dolor, exponía su vulnerabilidad y lo hacía ver como cualquier otro mortal, lejos de una gran posición social.

Mark creía que esta escena era casi irreal, pero como alguien que había sufrido de niño, sabía que habían hechos que marcaban para siempre ¿Cuáles serían los dolores de Youngho Stepanov?

Trató de quedarse dormido negándole a su corazón palpitar ansioso por la manera en la que dormían juntos como una pareja de verdad, ya lo había follado, ya debía haberse quitado las ganas. Era mejor creer que este era un sueño muy lúcido y que cuando pasara el efecto del alcohol, el ruso volvería a ponerse las máscaras y continuar con el show.

Puso atención al ambiente, la respiración de su jefe en la nuca se hizo más lenta evidenciando la profundidad del sueño en la que se encontraba, pero no aflojaba la fuerza de su abrazo en él.

"No te entusiasmes... no te entusiasmes".

Se repitió como un mantra... Si esto se trataba de un webtoon o una novela, de seguro los lectores estaban entusiasmados por como las cosas estaban tomando rumbo y eso de alguna manera lo tranquilizó al punto de quedarse dormido.


Viernes 9 de julio 2021, 2 días después.

Mark se sentó al borde de la cama para mirar a Youngho con cierto deje de decepción y preocupación, su labor como guarda espalda distaba mucho de lo que era ser una niñera, pero más allá de eso, no podía dejar de mirarlo y sentir un profundo deseo de preguntarle qué era lo que le estaba pasando.

¿Cómo era posible que el día de ayer, el cual lo tenía libre, lo desperdiciara bebiendo whisky otra vez para emborracharse al punto de siquiera no poder hablar?

Esta vez ni siquiera le pidió que se acostaran juntos, solo durmió como un oso de lado abrazando una almohada y roncando suavemente.

El menor, con temor a que le sucediera algo, durmió incómodamente en un asiento a un paso de la cama. Y es que en su experiencia viendo casos de este tipo, podía decir que el ruso no estaba en un coma etílico, solo demasiado borracho para poderse a sí mismo.

Pero ahora era otro día, medio día en el reloj, y su jefe parecía más enfermo que otra cosa.

—Señor Stepanov, le recuerdo que hoy es presentador dentro de una conferencia —movió su hombro— señor, debe levantarse.

—"Derzhis' ot menya podal'she, pozhaluysta".

—No sé qué es lo que dice, señor, pero debe levantarse... este es un...

—¡Qué te mantengas alejado de mí por favor! —bramó llevando las manos al rostro— me duele la cabeza, me siento enfermo ¿Y crees que me importa ir a esa maldita conferencia? Vete, te doy el día libre, pero aléjate de mí.

Sonó como una súplica y una orden mencionadas llenas de molestia, no quería sentirse ofendido, por lo que tomó esas palabras como un regreso a la normalidad de Youngho Stepanov.

Si el idiota quería darle el día libre, entonces lo tomaría.

Salió de la habitación, sin cerrar la puerta y caminó a la suya, para luego entrar al baño y darse una ducha de agua caliente y arreglarse un poco. No era como si fuera a salir a follar a esta ahora, pero quería verse bien para mirar la ciudad y tomar el máximo de recuerdos que pudiera hacer.

Al pasar por la sala de estar, pudo mirar desde lejos hacia la habitación de su jefe, seguía durmiendo o fingiendo que lo hacía, cualquiera fuera la situación ya no era su problema. Solo que, antes de querer irse, tuvo la necesidad de tomarse un poco más de tiempo para solicitar alimentación y medicamentos a la suite ¿Era su obligación? No, solo que... Youngho era importante para Gavrel y, ante ese hecho, no podía tomarse el día libre, así como así.

Cuando las cosas estuvieron listas afuera de la habitación, Mark volteó hacia la puerta de la suite presidencial, sin embargo, su teléfono sonó dentro de su bolsillo. Era Grisha Kozlov.

—Iré al grano Mark, estoy tratando de llamar a Youngho y no contesta su teléfono, necesito un reporte de su estado de salud —sonaba molesto, pero no con el muchacho— ahora.

—Sí, señor —miró hacia atrás, la puerta de la habitación apenas estaba abierta— no sé la razón —"mentiroso, lo sabes"— pero el señor Stepanov ha estado bebiendo alcohol aun cuando le aconsejé que no lo hiciera, incluso traté que se levantara de la cama hace una hora atrás y no pudo, está enfermo, le duele la cabeza así que creo que es resaca e indigestión, me pidió que me alejara de él y me dio el día libre... señor Kozlov —bajó el tono— soy su guardaespaldas, él es mi jefe, si él me pide que me aleje lo haré.

Del otro lado en la llamada, Mark pudo escuchar como el otro contenía la respiración por un par de segundos antes de descargar su ira a través de insultos en ruso. Su forma de hablar era pesada, pero cuando estaba molesto solo unos pocos tendrían las agallas para escucharlo sin querer correr por sus vidas o algo por el estilo.

Cuando recuperó la "cordura", retomó las palabras sonando solo un poco agitado.

—"Malchik", necesito que ese canalla se levante de la cama y vaya a la conferencia, Dios ¡Figuras importantes estarán allí para escucharlo hablar sobre negocios! ¿Sabes el problema de seguridad que implica no satisfacer a los peces gordos?

Youngho Stepanov era muy esperado, parte de esos "peces gordos" no solo irían para "aprender" sino también para analizar sus palabras y ver en él futuras inversiones. Si bien el ruso era jodidamente temido y respetado en ese tipo de negocios, algunas figuras también eran importantes y no podían tener malas relaciones o interferirían en su camino

Mark llevó la mano a la frente y jadeó.

—Puede que haya sido irresponsable de su parte, pero el señor Stepanov no puede levantarse de la cama bajo ninguna circunstancia.

—"Yob svoy mat"! —se escuchó como si hubiera lanzado una bola de papel mientras utilizaba una expresión similar a "la madre que te parió", "me cago en tu madre" o algo así— si debes tomarlo del cabello y patearle el trasero, necesito que lo hagas, Mark, él no puede perder este compromiso.

—Señor Kozlov sabe que no tengo la capacidad para hacerlo —"jodiste su culo" pensó sintiendo las mejillas sonrojarse— si incluso él me hiciera caso, terminaría desmayado en el escenario o vomitando sobre el público, no voy a exponerlo ¿Usted sí? Dígale a los organizadores que no se presentará o algo por el estilo porque...

—¡Espera mascota! —rechinó los dientes— creo que tengo un plan.

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No supo cuánto tiempo pasó desde la última vez que tuvo rasgos de consciencia, pero cuando abrió los ojos toda la habitación estaba a oscuras sin necesidad de que las cortinas estuvieran cerradas o algo por el estilo.

Un poco agotado estiró la mano hacia el costado en busca de su teléfono y cuando encendió la pantalla, muchas ideas pasaron por su cabeza como si fuera un torbellino al punto de levantarlo de la cama y hacerlo sentir un poco mareado. No solo eran las 15 llamadas perdidas de Kozlov y sus mensajes en bandeja, también la hora que marcaba el reloj fue como un disparo al centro de la cabeza.

Maldición. ¡La conferencia!

Tomó bocanadas de aire antes de levantarse y caminar hacia la sala de estar de la suite, encontrándose allí con una bandeja llena de comida, un vaso de zumo aparentemente de piña, un vaso de agua y comprimidos para las náuseas y el dolor de cabeza.

Levantó la cabeza para mirar alrededor, el silencio lo inquietó un poco, pero lo primero que hizo ante eso fue abrir la puerta de la habitación de Mark encontrando tanto ese espacio como el baño totalmente vacíos. ¡¿No se suponía que debía estar trabajando para él?!

Hizo una llamada a su teléfono para pedir explicaciones, pero lo que no esperó escuchar fue un tono que coincidía con el momento en el que apretó para marcar, un ruido que venía de la lujosa sala de estar.

"There lived a certain man in Russia long ago, he was big and strong, in his eyes a flaming glow... most people looked at him with terror and with fear but to Moscow chicks he was a such a lovely dear...".

Buscó el tono de llamada aparentemente personalizado cuando encontró un teléfono sonando entre los cojines de un sofá. La música con ritmos tan clásicamente rusos lo hizo enfadar ¡Era como si se burlara de su persona! La pantalla decía "Señor enojón". Solo pudo mirar la pantalla en silencio con la música de fondo como una escena de comedia.

"Ra-ra Rasputin lover of the Russian queen..."

Solo después de que la llamada se cortó porque nadie contestaba, pudo comprender que Mark Lee había dejado a propósito o por accidente, su teléfono en la suite presidencial.

—"Blyad!" (¡Mierda!).

Tomó los analgésicos, se sentó en el sofá observando ese teléfono como si pudiera lanzar rayos por los ojos mientras marcaba en el suyo hacia Grisha Kozlov. Al menos él contestó de inmediato.

—Despertó la bella durmiente.

—Estás hablando con tu jefe, modera tu lenguaje —masculló entre dientes.

—¿Con qué maldito derecho debo hablarte con honoríficos si me has tenido mirando la pistola como una dulce tentación? ¡Youngho Stepanov! Son las 9 de la noche, tenías una jodida conferencia a las 5 y cuando llamo a Mark Lee me informa que has estado borracho, que no le permitiste que te ayudara y que además le diste la tarde libre ¡¿Eres estúpido o qué?! —antes que pudiera decir algo, continuó— tengo muy en claro que soy tu jefe de seguridad y que he estado trabajando para ti lealmente todos estos años, pero también te recuerdo que me nombraste como tu mejor amigo desde que éramos niños así que a la mierda los modales por hoy, Youngho, eres un idiota.

Grisha no solía salirse de la etiqueta, por lo que escucharlo hablar así era un poco perturbador. Tragó saliva, tomó aire y respondió, la ira corría por su sangre, pero la mantenía a raya.

—Mark Lee dejó su teléfono acá ¿Fue a disfrutar su día libre sin querer comunicarse con nadie? ¡¿Es un imbécil?!

—Para, para... Mark no es un idiota —sentir que lo defendía lo hizo sentir jodidamente más enfadado— mientras tú estabas muriendo en una cama por una resaca que tú mismo buscaste, tu guardaespaldas te estuvo salvando el culo en la conferencia ¿Quién crees que asistió por ti a ese lugar? ¡¿Quién crees que expuso por tu persona sobre un escenario para que no tuviéramos un problema de seguridad mayor?! —Youngho sintió que sus piernas perdieron fuerza— si se le quedó el teléfono fue porque quizás estaba tan distraído tratando de que las cosas le salieran bien, que cuando salió del hotel lo olvidó.

Aunque era peligroso estar sin algo con lo cual comunicarse, Mark Lee era policía, el tipo era el mejor de su generación, sus capacidades buscarían una forma de salvarse a sí mismo.

Stepanov tapó sus ojos dando un largo suspiro de frustración.

"Youngho ¿Puedo preguntarte algo? No respondas como mi jefe, responde como mi amigo de la manera más sincera posible".

Una hora más tarde y habiendo acabado la comida que el muchacho le pidió, sintió la puerta abrirse de la suite presidencial. Eso lo puso en alerta máxima hasta que vio a Mark Lee con evidente cansancio, un cansancio reflejado en una mirada de vuelta, alguien que no dijo una sola palabra cuando le quitó el teléfono de las manos antes de encerrarse en la habitación con un portazo marcando un claro mensaje de "no me molestes".

Después de eso el ruso se dio una ducha de agua caliente por un buen rato, frotando el jabón en su piel sin dejar de pensar en las palabras que Grisha le había dicho hace un rato, el temor y la ansiedad golpeando sus paredes.

Una vez seco y envuelto en una bata que el hotel dispuso para él, caminó hacia la habitación de Mark, pero no tocó la puerta, abrió encontrándose con el muchacho acostado boca abajo abrazando una almohada, el aparente cabello húmedo después de ducharse, aunque sabía que estaba despierto porque observaba su teléfono.

—¿A los rusos no les enseñan a tocar la puerta? —murmuró.

—Me acaba de llamar Kozlov, así que ¿La conferencia fue un éxito? ¿Qué hiciste?

—Nada que le importe, ahora solo quiero dormir ¿Podría salir de mi habitación? Quiero estar solo.

Aun sentía la adrenalina de estar parado exponiendo representando a su jefe frente a cientos de personas, se sentía cómodo con público, pero no cuando tenía que hablar de negocios al no ser experto. Cuando Grisha se lo había pedido, estuvo a punto de negarse, sin embargo el tono de desesperación y la necesidad de no crear más palabras, lo llevó a terminar aceptando. Una llamada de 2 horas de duración donde ese hombre lo educó respecto al tema, pero, como Mark Lee se conocía, le sugirió una nueva idea, cambiar el enfoque hacia algo que él pudiera manejar como sobre los negocios relacionados con el lenguaje corporal de las personas, cómo captar la atención del cliente, conocimientos de ese tipo adquiridos con su entrenamiento policial.

Finalmente, una conferencia que terminó siendo un éxito y una lista de llamados a Grisha Kozlov felicitándolos como equipo y solicitando reuniones o más conferencias de ese tipo.

—Si me importa, por algo te estoy preguntando.

—Claro ¿Dejó de estar borracho? ¿Ahora quiere estar cerca de mí? No estoy para esos cambios de humor, señor Stepanov, ha sido un día realmente agotador, quiero estar solo, por favor salga de la habitación.

Cruzó sus brazos viendo como Mark Lee abrazaba más fuerte la almohada bajo de él, tratando de ignorarlo o conciliando el sueño, pero, aunque quiso hacer caso omiso a la escena, sus ojos inmediatamente fueron hacia el trasero del muchacho que se ajustaba bien a su ropa interior.

Esa combinación más una espalda desnuda, en un hombre, no debía verse atractiva...

Sintió que su cerebro hizo corto circuito, pero las palabras de Kozlov llegaron a su cabeza en una charla que al principio había sido para llamarle la atención, sin embargo, terminó en un momento sincero.

"Deja de sobre pensar las cosas, sé tú mismo".

¿Y qué jodida mierda importaba si se acostaba con un hombre? Era Youngho Stepanov, con cientos de cualidades que no cambiarían, multi millonario, envidiado, respetado y temido, si alguien tenía los cojones para enfrentarse a su persona podía hacerlo.

Suspiró antes de dejar caer la bata al suelo, un gesto que Mark vio de reojo con ojos que se agrandaron al instante.

—Váyase —susurró.

El ruso apoyó una mano en el tobillo de Lee con tanta fuerza que lo hizo inquietarse, pero un toque que se puso ligero cuando subió la mano por su pierna hasta llegar al muslo. Cerró los ojos, quería creer que realmente lo deseaba afuera de su habitación, pero el perfume que usaba, el toque posesivo.

—Lo odio, lo odio, por favor, déjeme —"mentira, por favor siga haciendo lo que hace" — quiero estar... ahhh.

En este momento el ruso se había subido a la cama para morder y degustar la piel de su nuca, mientras hacía presión con su entrepierna sobre el trasero de Mark, tan profundo y fuerte que la ropa interior era una barrera incómoda.

Sentía en su espalda los pectorales y el abdomen, piel con piel, ambos calientes.

—"Suka" (perra) —volvió a presionar su erección contra él— si quisieras tenerme lejos ¿Por qué curvas tu trasero para mí?

No era consciente de lo que su cuerpo hacía, pero Stepanov no mentía, Mark Lee levantaba el trasero para sentirlo más fuerte.

"Dar y recibir ¿Se te había olvidado?" susurró sobre su piel.

Repasó la nariz por la línea de su columna, tocando los costados, haciéndolo gemir.

—La mascota merece que su amo lo premie por tan buen trabajo —mordió su piel antes de chupar y tratar de dejarle una marca en la zona lumbar, el otro movió inquieto los dedos de los pies— te divertiste teniéndome bajo tu cuerpo, jadeando mientras me jodías el culo como una bestia, quiero devolverte la mano por tan deliciosa experiencia.

Con la fuerza de sus manos, volteó a Mark Lee por los muslos para que ambos rostros estuvieran muy cerca del otro, no intentó ningún movimiento, solo lo miró de cerca respirando al unísono.

Después de contemplarlo, no pudo evitar estirar la mano y acariciar esos pómulos que tanto se marcaban cuando reía escandalosamente.

—Perdóname —susurró— por haber actuado tan mal contigo.

—Es un idiota, un asno completo —tragó saliva— un jefe muy malo.

Después de decirlo lo abrazó por el cuello y lo besó profundamente, necesitaba el contacto de esa manera, el toque de sus lenguas comiéndose con ímpetu, las respiraciones calientes, sus torsos desnudos rozándose. Necesitaba buscar el consuelo a un día tan complicado en el que incluso por un segundo tuvo el deseo de llorar de desesperación por una conferencia tan repentina.

Sin decir nada, el mayor lo levantó de la cama y juntos de la mano fueron hasta la amplia y lujosa sala de estar de la suite presidencial, unos pasos que se detuvieron frente a un berger de cuero negro.

Fue Youngho quien se sentó primero y tiró de la mano para sentar a Mark sobre él mirando hacia el frente, besuqueando su cuello, acariciando con la mano el pezón del pectoral derecho.

—Me preguntaste hace dos días sobre qué diría la sociedad rusa sobre mí, el gran oligarca siendo follado por ti, y yo te digo —chupó el borde de su oreja, Mark gruñó roncamente— ¿Qué diría la policía coreana si supiera que uno de sus miembros está acostándose con el enemigo? —sujetó su barbilla para inclinarla hacia atrás— "Malchik" (niño).

Apoyar su espalda en el tórax desnudo de Stepanov, siendo besado y tocado, sintiendo la erección del ruso bajo suyo, era una mezcla que podía llamar como la gloria misma.

Hace semanas atrás cuando fue la inauguración del hotel de Pavlosky, una de las mujeres que hablaba sobre acostarse con él había dicho: "¿Él? Cariño, por favor, es un ruso hecho y derecho... algunas que sí lo han logrado dicen que no hay otro igual ¿Tú crees que sería un maricón?".

Pero mírenlo ahora, estaba manoseando y besuqueando a un hombre ¡A su guardaespaldas!

Youngho reclinó el berger, se quitó el bóxer y luego le pidió a Mark que se quitara el suyo. No tuvo que decirle nada, el muchacho por si solo actuó, quedando luego sentado de rodillas en el suelo, despeinado, con los ojos aletargados, tan disponible a cumplir órdenes que el ruso se sentó en el borde del berger y abrió las rodillas.

Mark necesitaba llenar su boca con algo y descargar su frustración, por lo que se paró rápidamente a su habitación, sacó unas cosas de su maleta y luego volvió con su jefe para llenar sobre su pene lubricante íntimo con sabor a fresa y meterlo tan profundo como su garganta le dejaba.

"Blyad!".

El sonido de las felaciones eran tan obscenas que sonrojarían a cualquier religioso, tan húmedo, tan buen chico. Youngho inclinó la cabeza hacia atrás y dejó que le dieran una buena mamada, las uñas de Mark enterradas en sus caderas, sus propios jadeos, todo era tan... delicioso que deseaba correrse para que se lo tragara con gusto.

Pero esto debía ser un gusto para ambos lados. Quitó su miembro de la boca y lo paseó por sus labios húmedos y enrojecidos.

—Tan obediente, "shchenok" (cachorro), llenando su boca como corresponde.

Volver a introducirlo entre sus labios, ver como sus mejillas se llenaban, esos ojos oscuros que lo miraban como si quisiera golpearlo, besarlo o ambas juntas, era una mezcla fascinante.

Después de eso Youngho tuvo una idea así que sostuvo la mano de Mark, lo apoyó con cuidado boca abajo sobre la mesa del gran comedor y separó sus rodillas para que el acceso a su trasero fuera más accesible. Se arrodilló frente a él, derramó una gran cantidad de lubricante de fresa en su zona íntima y con la lengua se acercó para lamerlo como si lo hiciera con un gran postre.

—Mierda, mierda, mierda.... Ahh!

Que conveniente haberse duchado y limpiado de manera profunda esta vez, porque sabía que esa lengua podía hacer lo que quisiera, tan caliente, húmeda y fuerte en un lugar que tenía sensible.

"Chupe más, chupe, por favor".

Tenía entre sus nalgas al oligarca ruso comiéndoselo ¡Mierda! ¡Que fascinante! Sabía que lo estaba preparando para un asalto mayor y esa anticipación lo ponía más caliente, haciendo su erección más grande.

Youngho sintió que no podía esperar más tiempo, por lo que cubrió su miembro con un preservativo hasta su base. Caminó hasta el berger, se sentó sobre él y llamó a Mark por su nombre con el acento más pesado porque por alguna razón sabía que eso le gustaba.

El aludido se levantó sintiendo sus piernas débiles como las de una jirafa recién nacida, pero cuando miró al ruso las sintió aún más torpes ¿Cómo no podía creer que se veía caliente cuando estaba desnudo, tan seguro de su propio cuerpo mientras lo miraba de pies a cabeza?

—Hacia el frente, "Malchik".

Youngho perdió la cordura cuando el propio Mark Lee se fue sentando sobre su miembro poco a poco para llenarse con él, un calor cubriéndolo hasta desaparecer dentro de su cuerpo y que se mantenía quieto para acostumbrarse a la invasión.

Lo sujetó de las caderas y se fue moviendo poco a poco, haciendo sonar el cuero del berger, sintiendo su corazón latiendo más fuerte cuando mordía sus labios, fascinado de la presión del trasero en su ingle y muslos.

Mark curvaba su trasero e inclinaba la cabeza hacia atrás disfrutando de las penetraciones, el roce en la zona erógena, las enormes manos de su jefe acariciando su abdomen y luego los pectorales.

—Dios.

Movió el trasero un poco más fuerte, porque necesitaba más fricción, inclinó la cabeza hacia atrás para ver a su jefe y pudo recibir un beso caliente, con lenguas y mordidas que necesitaban satisfacer el hambre sexual.

No supo cuando terminó acostado sobre el tórax del señor Stepanov, jadeando contra sus labios y rogando que lo follara más fuerte.

Youngho derramó lo poco que quedaba de lubricante en su mano, luego sujetó el miembro de Mark y dejó que el menor pudiera ser masturbado mientras lo penetraba, al mismo ritmo, con la otra mano tocaba sus pezones. ¡Estimulado por todas partes!

Si alguien estuviera afuera en el pasillo, podría escuchar jadeos masculinos, ruidos de cueros, golpes de cuerpos, besos húmedos, gruñidos, como si dos animales estuvieran moliéndose entre ellos. Pero por suerte, el ruso había dejado en claro que no quería que nadie tuviera acceso al mismo piso, ni siquiera sus guardas espaldas cuando él no los solicitara.

—No pensé que follarte fuera tan bueno —besaba su cuello y el borde de la oreja— eres tan.... Ahhh... "ochin'v kusna" (delicioso) aghhh!

No podía soportarlo más, lo sujetó de las caderas y lo folló más fuerte y duro como si se tratara de un muñeco, escuchando sus gemidos suaves en una cadena interminable, produciendo fuerza en su trasero, sonidos de piel siendo golpeada. Más, más, más...

Mark era como un pañuelo sin fuerza acostado boca arriba en su jefe, el ardor exquisito invadiéndolo en el interior de su trasero, con la fuerza de la sangre bombeando en su pene, siendo follado una y otra vez de una manera exquisitamente vulgar.

Se levantó para sentarse sobre ese pene, solo que ahora estaba para verle la cara y sujetarse de sus pectorales, pellizcarlo e inclinar la cabeza hacia atrás mirando el techo con la vista nublada.

—Mi señor —balbuceó desesperado— ah... ah... ahh... se-señor!

El semen salió de su pene copiosamente sobre el abdomen y el pecho del otro, no pudo evitar derrumbarse sobre él y esconder la cabeza en el cuello para terminar chupando su piel como un niño hambriento, dejando que Youngho le siguiera jodiendo el culo tanto como quisiera.

Así mantuvo un ritmo, hasta que el orgasmo también lo encontró para terminar rompiéndose en gemidos agónicos.

Dos cuerpos desnudos, sudados, que respiraban con desesperación buscando oxígeno y que de alguna manera terminaron en un abrazo cómplice.

—Vamos a bañarnos —susurró el ruso contra la frente de Mark— te debo explicaciones, vamos —besó su piel un poco— vamos ¿Sí?

Y aquella petición no debía sonar tan íntima y bonita, pero lo hizo, y Mark Lee no debió sentir que su corazón tuvo un latido especial, pero lo tuvo. No, el camino no debía tornarse así... no debía sentirse tan bien el ser mimado y protegido. No por este hombre ¡Mierda!

~~~~~~

Nota autora:

Yo también me quiero sentir jodida, mimada y protegida por un hombre así. 

Por cierto, gracias señor Kozlov 🛐🛐

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