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Como él mismo se dijo, vestido con las vestimentas azabaches del zorro fue buscando al caballo hasta que un joven rubio montado a caballo lo asustó cuando lo vio. Ambos no pudieron evitar intercambiar miradas con misterio.

Shhh~

Se acercó al caballo del rubio y lo acarició.

Tenga cuidado señorito, aquí hay hombres peligrosos.

Pues... si ve alguno, haga el favor de indicármelo~

El misterioso hombre subió por unos escalones, volvieron a intercambiar miradas antes de que éste marchase dejando al rubio fascinado, volviendo así por su principal objetivo, el corcel.

Llegó a entrar en los establos con sigilo, colocando la montura en el lomo del equino.

Hm... escucha, te voy a conceder el gran honor de ser mi caballo.

Pudo montarlo con facilidad hasta que el corcel volvió a descontrolarse, haciendo que el apuesto cayera al suelo llamando la atención de los hombres que habitaban en la sala cercana a los establos. Estaban tomando copas en el establecimiento y con ellos tuvo que luchar sin espada alguna.

Pudo ganarles con facilidad aunque algo de juego, pues el haber sido entrenado por el mismísimo Zorro parecía dar sus frutos.

¡El zorro, la leyenda a vuelto!

Corrió y corrió así yendo a parar a la iglesia donde habló con el padre para que lo ocultase, éste encantado aceptó así escondiéndolo en la capilla y una voz en unos segundos se escuchó:

¿Padre es usted? ¿Padre todo está en orden? Se diría que fuera están librando una batalla.

Tranquilo hijo mío, estás en la casa de dios.

Desde luego padre, perdóneme padre porque he pecado, no me confieso desde hace tres días.

Tres días... ¿Cuánto puedes haber pecado en tres días?

¿Disculpe?

Escucha Señorito, p..por favor continua.

He faltado al cuarto mandamiento padre.

¿Has matado?

¡No! Ese no es el cuarto mandamiento.

Desde luego que no y...eh bien ¿De qué manera has faltado al más sagrado de los mandamientos?

He deshonrado a mi padre.

Eso... eso no está tan mal, a lo mejor se lo merecía.

¿Cómo ha dicho?

He dicho, cuéntame más hijo mío~

Mire yo intento comportarme como es debido, como mi padre quiere que me porte pero... me temo que mi corazón es más salvaje.

¿Salvaje?

~

¿Podría ser un poco más concreto hijo mío?

He tenido pensamientos impuros.

¿Eh?

¡Sí! Creo que él era un bandido por que llevaba un antifaz negro.

¿Tenía la voz grave?

~

¿Era guapo y apuesto?

No lo sé, su cara estaba medio cubierta... Pero había algo en sus ojos que me cautivó.

¿Te cautivó?

Me sentí inflamado y febril.

¿Lascivo?

Sí, lascivo~

Perdóneme.

Ah te perdono.

De repente los guardias irrumpieron en el lugar intentando dar con el bandido mencionado.

Señorito, no has hecho nada malo, el único pecado sería negar lo que tu corazón de verdad siente, ahora vete~

Continuará...

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