CAPÍTULO 1: EL ENVENENAMIENTO

Cuando salgo del coche, veo a Mia corriendo hacia mí, sosteniendo algo en sus manos.

-Mia: Heredera, aquí llegaron dos cartas:

*Una es de tu hermano, el Rey Leo, y contiene una notificación que indica que debes abrirla y leerla en presencia de toda la familia.

*La otra carta no tiene remitente identificable; solo muestra un símbolo extraño. La notificación dice que es para ti y que debes abrirla cuando estés sola.

Mia procede a entregarme las cartas. Una vez dentro de la casa, opto por leer primero la carta de mi hermano el Rey Leo, con todos los miembros de la familia presentes.

La carta era de color negro con nuestro sello; llevaba la R, que es de mi Padre que le decían el Rojas y ese es nuestro símbolo.

Procedo a leer:

Soy el Rey Leo, escuchen atentamente, nuestros enemigos y los enemigos de nuestro padre han regresado.

Han envenenado a mi madre (La Princesa Exiliada) y a la madre del Rey Julián ( La Reina Gabriela) y una guerra se aproxima por el puesto de la Reina Gabriela. Los hermanos de la Reina Gabriela trataran de apoderarse de su trono y ese trono le corresponde a nuestro hermano el Rey Julián de XILEAN.

Deben regresar urgentemente, para proteger a la familia.

Habían envenenado a la madre de Leo y a la madre de Julián. La conmoción se apoderó de mí mientras intentaba asimilar la magnitud de esta tragedia. ¿Cómo había ocurrido semejante atrocidad?

Mis pensamientos se dirigieron inmediatamente hacia los otros hermanos de Leo: Hugo, Zigor y Roy, ¿cómo se encontrarían con la noticia que su madre fue envenenada?.

Y ¿cómo estaría Julián y Pedro?; ya que su madre también fue envenenada. Lamentablemente, Lucía, su otra hermana, ya no podía conocer esta terrible verdad, pues había fallecido.

La noticia cayó como un pesado manto de desesperación sobre todos los presentes, y el ambiente en la sala se volvió tenso e inquietante.

Nadie recibió esta revelación con agrado, y en silencio, cada uno de nosotros recogió nuestras pertenencias para regresar a nuestras respectivas familias.

La pregunta que pesaba en la mente de todos era: ¿quién se habría atrevido a cometer semejante acto atroz? La traición no pasaría desapercibida ni impune. Aquellos responsables de envenenar a nuestra familia pagarían las consecuencias de su traición.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top