¿Paranoia?

OLIVIA

Había sido invitada por Alejandra a recorrer el pueblo, Liam tenia asuntos que atender así que acepte. Alejandra me mostraba diferentes puntos locales, como la panadería, el mercadero donde también se realizaban intercambios de productos, dejando en claro que este lugar sin duda estaba detenido en el tiempo. Me gustaba, era algo nuevo.

Me pareció extraña la forma de correr de los niños, como animales...era raro...

-¿Te gusta? se que es diferente a lo que estas acostumbrada-La suave voz de Alejandra me hizo verla.

-Es muy diferente, pero me gusta.

-Me alegra eso. Liam me comento como es la ciudad, no es común para nosotros dejar las tierras.

-¿Nadie sale?

-Nadie excepto Liam-Aclaro-El mundo de afuera es peligroso, ¿entiendes? la seguridad para nosotros esta aquí, entre todos nos cuidamos.

-Comprendo, es hermoso pensar así.

Sonreí,  aunque algo dentro de mi no se relajaba. Me sentía alerta por todas las miradas que tenia arriba, las sonrisas de las personas me parecían falsas, su forma de verme como juzgándome, como si pudieran ver más allá de mi. Sentía también sus silenciosa cada que estaba cerca, o como se obligaban a hablarme.

-¿Por qué a ella le late el corazón así, mami?-La voz de un niño llamó mi atención, pero sus palabras me confundieron.

La madre lo levanto en brazos-No le hagas caso, el dice esas cosas-Sus nervios eran evidentes, se fue sin decir nada más.

-Así son los niños-Alejandra río, la seguí.

Así no son los niños, pero aquí si, aquí son raros.

><

Los primeros días, todo parecía mantenerse bajo control. Las personas eran corteses, aunque un poco distantes, y me convencí de que tal vez estaba siendo paranoica y que en verdad ellos actuaban normal. Aunque los niños eran extraños, aun perseguían pelotas como perros, pero sin ser eso todo estaba bien.

Liam era dulce, atento, y se esmeraba en hacerme sentir cómoda, aunque últimamente se  comportaba extraño.

La calma se rompió días después, en una tarde que comenzó como cualquier otra.

Alejandra y yo caminábamos por la plaza central cuando el sonido de un golpe seco rompió el aire. Miré hacia adelante y vi a dos hombres enfrentándose en medio de la calle. Al principio parecía una discusión normal con gritos, pero en cuestión de segundos, los golpes comenzaron. Sus movimientos eran brutales, casi inhumanos, y la intensidad de sus ataques me dejó congelada en el lugar.

-¡Deténganse ahora!-Alejandra intervino, pero ellos no obedecieron.

Cada vez subía de intensidad, lanzando a uno de ellos contra una pared con una fuerza monstruosa.

Antes de que avanzara, Liam apareció entre todo el alboroto, su presencia parecía llenar el espacio, y aunque no alzó la voz, su mirada era suficiente para hacer que los dos hombres retrocedieran, se separaron bajo la mirada indiferente de Liam, con un gesto de cabeza les ordeno irse a todos, incluso Alejandra que sostenía mi brazo se alejo.

Cuando Liam se acerco a mi, su expresión había cambiado por completo. Ya no era el hombre intimidante que acababa de disipar una pelea con solo su presencia; ahora me miraba con dulzura, como si nada hubiera pasado.

-¿Estas bien?-Pregunto Liam con preocupación, acariciando mi mejilla.

-Si pero...¿Qué diablos fue eso? 

-Eh, ellos se llevan mal y generan tensión.

-Se golpearon como animales.

-Prometo que no volverá a pasar, ¿si? lo importante es que no estas herida-Me envolvió en sus brazos, apoyando su barbilla en mi cabeza. A pesar de estar en sus brazos que me calmaban, la pelea seguía en mi mente, los gruñidos que soltaron...me estremecía.

No estaba paranoica, esta gente era extraña.