Capítulo VII: Soledad

—... Y así funciona ¿Entiendes?— terminó Mokuba de explicar.

Yugi bajó la mirada al notar el resplandor de su tan preciado rompecabezas, sus ojos se abrieron ampliamente.

—¡Me tengo que ir!— dijo el chico y salió corriendo de ahí sosteniendo su tesoro.

—¿Qué? ¡Yugi, espera!— rogó Mokuba corriendo detrás del mencionado.

—¡Fue interesante, te veo más tarde!— contestó y salió del pabellón lo más rápido que sus piernas le permitieron. Ya afuera, tomó su rompecabezas y lo miró directamente, había dejado de resplandecer —¡Faraón ¿Eres tú?!— preguntó al objeto —¿Faraón?— pero no recibió ningún tipo de respuesta, solo silencio. Suspiró —Quizá lo imaginé.

Se sentó en la escalinata del pabellón sintiéndose completamente derrotado. ¿Estaría imaginándose cosas? Posiblemente, tal vez debería atribuirlo al cansancio o a los nervios de su futuro duelo con Kaiba.

Levantó la mirada, era cierto, tendría un duelo con Seto Kaiba en un par de días. En años pasados, eso no le habría quitado el sueño, sabía que podría ganarle, sin embargo, ahora estaba un poco nervioso, quizá era porque no había visto al ojiazul desde hacía un tiempo y sentía como si fuera un completo extraño con quien combatiría, le gustaría recibir un poco de apoyo de alguien...

—Joey...— pronunció como si acabara de recibir la mayor revelación de su vida —Es cierto, Joey— fue ahí que se dio cuenta de que realmente no tenía por qué estar solo. Sabía que Joey Wheeler se había retirado de los duelos temporalmente, pero eso no significaba que no tuviera un espacio para presenciar algunos —¿Cómo no se me ocurrió antes?— tomó su celular y buscó entre sus contactos el número de su mejor amigo, su dedo tocó la pantalla táctil de su celular y se lo llevó al oído esperando una respuesta.

—¿Hola?— saludó Joey al otro lado de la línea.

—¡Joey, soy Yugi!

—¡Hey, Yugs!— saludó el rubio quien dejó a un lado la sartén para prestarle toda su atención al chico de cabello tricolor —¡Me alegra mucho escucharte!

—A mí también me alegra escucharte, Joey— el chico sonrió, realmente estaba feliz de hablar con el rubio de nuevo pues no lo había visto en un par de días —Quería preguntarte algo.

—Claro, Yug, pregunta.

—Bueno ¿Estás libre el sábado? Es que verás, fui invitado a un torneo para dar una demostración y pues, no quiero ir solo.

—¿Un torneo? ¡Suena genial Yug! Claro que voy contigo.

—¿En serio? ¡Genial, Joey!— Yugi dio un salto de emoción, ahora ya no se sentiría solo —Te veo el sábado entonces...

×××

Yugi regresó a su departamento, estaba feliz de que no hubiera llovido esa tarde y estaba feliz de no tener que pensar más en Seto Kaiba. Se retiró la gargantilla junto a las pulseras y se dirigió al baño donde decidió desnudarse para darse un merecido baño de burbujas en la pequeña tina.

Se sentó en la tina con agua tibia y se relajó, tomó su Rompecabezas del Milenio y lo observó detenidamente.

Estaba solo.

Hacía un tiempo, él nunca estaba solo, tenía a sus amigos, su familia y cuando ninguno de ellos estaba alrededor, realmente no estaba solo porque su otro yo estaba siempre con él haciéndole compañía. Cuando lloraba, el faraón se sentaba al borde de la cama preguntando el motivo de su llanto y consolándole en silencio cuando el menor no tenía intenciones de charlar. Cuando hacía tarea, el faraón se sentaba junto a él y leía las páginas de los libros abiertos de Yugi o deambulaba por la habitación revolviendo la ropa del armario o contemplando los pósters en las paredes, si no, jugaba un juego a solas o resolvía distintos rompecabezas o el sudoku que aparecía en el periódico. El faraón solía encerrarse a veces en el rompecabezas cuando deseaba privacidad, Yugi notaba que lo hacía cuando estaba pensativo y salía de ahí bastante feliz y relajado, pero jamás preguntó qué era lo que lo agobiaba antes.

Pero ahora no había nadie a su alrededor. No había nadie que hojeara sus libros ni quién le consolara cuando lloraba por ese sentimiento de soledad que le inundaba, no había nada en el rompecabezas y desde que el faraón se había ido, el artículo se sentía más vacío.

Tomó un poco de agua entre sus manos y se lavó la cara con ella, sintió las gotas resbalar por su cara y mojar sus largas pestañas, luego observó el rompecabezas entre sus manos.

—Realmente estoy solo, eh...

Se hundió completamente en la tina aguantando la respiración, había cerrado los ojos, por lo que lo que veía era pura oscuridad y escuchaba solo el sonido del agua.

"Cuan solo estoy"

—Pero no estás solo, Yugi...

El menor salió del agua y tomó una bocanada de aire, se limpió la cara rápidamente y miró a su alrededor, sus ojos ardieron un poco cuando el jabón penetró en ellos, pero al chico no le importó en lo más mínimo. 

—¡¿Faraón?!— llamó. Estaba más que seguro que había escuchado su profunda voz, pero el baño estaba vacío, su voz llamando a su viejo amigo era lo único que podía escucharse en aquel lugar —¿Faraón?— llamó de nuevo, pero solo recibió silencio como respuesta. Suspiró —Estoy volviéndome loco— se dijo y rió nerviosamente —Solo es...— retiró su cabello de su cara con una triste sonrisa —... Mi imaginación— abrazó al artículo y encogió las piernas, apoyó su frente contra sus rodillas y dejó salir una lágrima primero, luego la segunda hasta que comenzó a llorar sin control —Faraón...— llamó otra vez mientras el artículo se empapaba —Faraón, te extraño— confesó abrazando con tanta fuerza el artículo que, por un momento, Yugi sintió que iba a desarmarse en miles de piezas de nuevo, pero no fue así —Regresa por favor... Faraón.

 ×××

Hola uwu
Hoy traje la nueva actualización. Es temporada de exámenes y no he tenido tiempo de escribir (F) pero ahora, que tengo un rato libre puedo actualizar. Me emociona agregar a Joey, es un gran chico uwu.

#JoeyBestBoy

Anyway, los veré en el siguiente cap, semecuidan.

Bye.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top