Ahí estaba Seto Kaiba, parado frente a su equipo especializado de técnicos terminando los últimos detalles de la plataforma de duelo, Kaiba daba vueltas al mismo tiempo que gritaba órdenes y señalaba direcciones.

Todo estaba saliendo según lo planeado, excepto...

Su mirada se topó con la de Yugi Muto. Había algo en Yugi que no había visto en nadie más, aún recordaba su primer encuentro, aún recordaba esa actitud de perdedor que tenía en clase y por mucho tiempo no supo por qué esa actitud cambiaba al momento de jugar un juego.

Yugi Muto se convertía entonces, en una bestia que planeaba cada movimiento, cada estrategia, hacía que Kaiba se erizara y cada centímetro de su cuerpo se llenara de una emoción indescriptible al momento de combatir, hacía que se molestara cuando se burlaba de él en medio del duelo y luego de él cuando reía con sus amigos.

Y luego supo por qué.

No era a Yugi Muto a quien buscaba, era lo que habitaba dentro de él, a ese espíritu que se resguardaba en ese rompecabezas.

"Quiero al faraón" pensó mientras contemplaba los ojos de Yugi Muto, pero ese chico que tanto se parecía a su eterno rival no era su rival, no era la persona a la que buscaba y jamás lo sería, Yugi Muto no tenía lo que él buscaba, o bien, se rehúsaba a dárselo, la furia que se presentó en su mirada fue imperceptible para el muchacho del cabello tricolor, así que Kaiba desvió la mirada.

¿Por qué? ¿Por qué eso no podía cambiar? ¿Por qué se aferraba tanto a una memoria que no podía traer de vuelta? ¿Por qué el faraón no podía regresar? Toda su vida buscó lo mismo y no podía obtenerlo, no importaba cuan rápido corriera ni cuan duro tratara, simplemente, su rival se le escapaba de las manos como si fuera agua y le quemaba en el alma como el fuego.

Y en su mente resonaban las mismas palabras, palabras que no recordaba donde las había escuchado, quizá en un sueño, quizá simplemente imaginaba cosas...

"Oh, topoderoso Ra..."

Aún no comprendía por qué esas palabras sonaban tan vívidas en su cabeza ¿Dónde las había escuchado? ¿Cómo fue que inundaron su mente? ¿Cuando fue que se convirtió en un devoto?

¿Fue acaso cuando despertó a las dos de la mañana luego de soñar con el Rompecabezas del Milenio? ¿O cuando los ojos purpúreos del faraón se hicieron presentes y juzgaron sus fantasías? ¿Cuando se quedó dormido sobre su escritorio y el calor del Antiguo Egipto inundó todo su cuerpo?

¿Qué significaba aquella oración? Gruñó con fastidio. Maldijo el día en que perdió ante el Exodia de Yugi Muto... No, el Exodia del faraón. Maldijo cada derrota y maldijo cada día en el que ambos se enfrentaron.

Maldijo el día en que lo perdió a él.

Yugi Muto... Ahora, todo lo que le quedaba era Yugi Muto, el chico que vagamente le recordaba lo que había perdido, aquello que tanto anhelaba.

Pero... ¿Y si Yugi Muto tomaba su lugar? Dentro de un par de días, se enfrentaría en un duelo con el chico del cabello tricolor, sabía que sería un duelo memorable para los duelistas y fanáticos del Duelo de Monstruos, sabía que era importante y sabía también que eso era lo único que le faltaba para dejar ir al faraón y tomar a Yugi como su rival, sería el día en el que finalmente superaría su pasado, el día en el que esos sueños se detendrían.

Dejaría de soñar con el brillo del Rompecabezas del Milenio.

Dejaría de soñar con el calor del Antiguo Egipto.

Dejaría de soñar con esos ojos prejuiciosos.

Dejaría de soñar con el faraón.

Y finalmente podría avanzar. Dirigió su mirada hacia el balcón, pero Yugi Muto junto a su hermano, Mokuba, habían desaparecido.

—Yugi...— pronuncio el castaño —En dos días voy a derrotarte, en dos días olvidaré al faraón... Para siempre.

×××

Hola. Seguramente recibieron otra notificación de que había actualizado, pero no. Resulta que la pantalla táctil de mi celular estaba fallando y le dio por publicar el cap cuando apenas iba arreglando los errores, que horror, me disculpo.

Anyway, este el cap (corto) de hoy y espero lo disfruten. Joey aparecerá pronto uwu y todos adoramos al rubio de Brooklyn.

Bueno, los veo en el siguiente cap.