Capítulo II: Se hace tarde para ir al trabajo
El castaño despertó, no fue repentino, solo abrió los ojos lentamente hasta que estos se acostumbraron a la luz de la habitación, habían dejado encendida la luz.
Se levantó con dificultad, quería volver a dormir, dirigió su mirada a su celular y lo tomó para ver la hora.
9:30 AM
—¡Mierda!— exclamó y se levantó de la cama rápidamente. Esto despertó a su hermano quien saltó en la cama del susto. El castaño se dirigió a su baño personal y cerró la puerta con llave tras él.
Mokuba se levantó, aún estaba un poco adormilado, miró a su alrededor tratando de entender lo que sucedía.
—¡Mokuba, saca ropa de mi armario!— gritó Seto desde el baño.
El pelinegro estaba un poco confundido, tardó unos segundos en entender la situación y se levantó rápidamente y se dirigió al armario en la habitación de su hermano, abrió las puertas y se topó con distintas camisas formales de colores oscuros y muchas gabardinas.
—Demonios, Seto, apenas y sé combinar los colores de las pinturas ¿Cómo diablos voy a combinar tu ropa?— cuestionó estirándose para alcanzar una camisa formal de color negro junto a unos pantalones del mismo color. El menor de los Kaiba ya había visto a su hermano usar esa ropa, es decir, todos los días, tenía, al menos quince camisas y pantalones iguales, cualquiera podría memorizar su atuendo, además, seguro que al castaño no le molestaría ir con la misma ropa al trabajo.
El mayor salió del baño en cuestión de minutos, fue el baño más rápido que había tomado. Por supuesto, Mokuba no planeaba quedarse dentro de la habitación para ver a su hermano desnudo, así que se despidió para darle privacidad.
Al quedarse solo, Seto Kaiba aprovechó para retirar la toalla que lo cubría, debía darse prisa para llegar a su junta de las diez, si no llegaba temprano, el presidente de Ilusiones Industriales lo haría pedazos, al igual que el resto de personas importantes en la sala.
Se colocó su gabardina finalmente, tomó su celular y salió a toda velocidad de su habitación. Afortunadamente, su hermano había comprendido la situación y le había pedido al chofer que preparara el auto, por lo que Seto solo tuvo que subirse al auto y agradecerle a su hermano, luego se dio cuenta de que incluso había metido el maletín para que Seto no tuviera que regresar a buscarlo, realmente estaba agradecido.
El auto avanzó rápidamente por las calles de la ciudad, el tráfico estaba en su hora pico y habían quedado atrapados entre decenas de autos que no parecían querer moverse de su lugar. El ojiazul miró su celular para ver la hora.
9:45 AM
No llegaría a la junta de las diez en quince minutos con ese tráfico.
—Voy a salir, regrese a casa— le dijo al chófer mientras tomaba su maletín y abría la puerta ignorando las súplicas del chófer pidiéndole que no bajara.
Cruzó la calle hacia la acera y ya ahí comenzó a correr de camino al edificio propiedad de Kaiba Corp. Sus piernas largas daban largos pasos, evitaba a la gente que aparecía frente a él procurando no chocar con ellas, llegaría increíblemente cansado.
Llegó al edificio y aun así no paró de correr, no tomó el ascensor porque sabía que sería muy tardado, tomó las escaleras de emergencia. Mientras subía, sacó su teléfono y llamó a su secretaria y le pidió que tuviera listo un perfume y un pañuelo. Llegó al octavo piso, lugar donde la reunión se llevaría a cabo.
—Ya están ahí, señor, le esperan— dijo su fiel secretaria de voz serena mientras Kaiba se quitaba la gabardina y se secaba el sudor de su frente con el pañuelo. La chica tomó la prenda del joven y comenzó a rociarlo de perfume por todas partes. El castaño miró su celular.
9:58 AM
Lo había logrado. Agradeció a su secretaria y entró a la sala de juntas seguida de la chica quien discretamente bajó la temperatura del aire acondicionado para que calmara el calor de su jefe.
—Disculpen la tardanza, señores— se disculpó, tomó asiento frente a todos y soltó un suspiro.
—Llegas justo a tiempo, Kaiba-Boy— dijo Maximillion Pegasus cruzando las piernas y sonriendo. Para Kaiba, la voz de Pegasus era fastidiosa, pero prefería guardarse todos sus comentarios respecto a ello.
—Bueno, si no es molestia, empecemos con la reunión— ordenó Kaiba mientras miraba por el ventanal tras Pegasus.
—Por supuesto— el albino tomó el folder frente a él y lo deslizó en la mesa hacia el castaño, Kaiba lo detuvo con sus dedos y decidió abrirlo para ver su contenido —Aquí están los detalles del torneo, si te parece bien, podemos empezar a poner en marcha todo.
Kaiba observó los papeles con detenimiento, revisó cada detalle del presupuesto y juzgó las muestras de los promocionales. En uno de los pequeños posters de muestra se encontraba la foto de Yugi Muto con su disco de duelo, su rostro se mostró impasible a pesar de que estuvo a punto de dar un salto de su silla, el actual Yugi Muto se parecía tanto a...
—Kaiba-Boy ¿Todo bien?— preguntó Pegasus con una sonrisa en su rostro, supuso que el castaño estaría viendo la foto de su viejo rival.
—Sí, por supuesto, es solo que...— dijo luego de levantar la mirada, lo habían tomado por sorpresa —¿Yugi Muto será un participante del torneo?— cuestionó.
—No exactamente— dijo uno de los presentes —Él solo será una imagen promocional, no es un torneo para los duelistas de élite, no podrían derrotar a Yugi Muto en un duelo, así que solo estará para animar las cosas.
—Claro, ustedes pueden dar una presentación si así lo deseas, aunque debería consultarlo con el pequeño Yugi... Bueno, ya no es tan pequeño— señaló Pegasus.
—Un duelo entre nosotros es innecesario— Kaiba sabía que Pegasus solo quería provocarlo, el albino solía hacer eso, sin embargo, Kaiba procuraba evitar a Yugi Muto siempre que podía, no habían tenido un duelo en un largo tiempo, se preguntaba si la baraja del menor había cambiado ¿Pero por qué le daba tanto miedo enfrentarse a Yugi ahora? ¿Era acaso la similitud con el faraón? Tal vez solo quería olvidar que el faraón existía, tal vez solo había tratado de superar el hecho de que el faraón ya no estaba, pero las cosas no funcionaban así de fácil.
—Pero será muy divertido— señaló el albino con su cantarina voz —Hace mucho que ustedes dos no se baten en duelo— tomó su pluma para jugar con ella —¿No crees que si anunciamos un duelo entre los dos mejores duelistas del mundo el torneo tendrá más revuelo?
—¿Acaso tener el logo y el financiamiento de Kaiba Corp no es suficiente para ti, Crawford?— cuestionó el castaño un poco irritado por la insistencia del mayor.
—Pero no tenemos el rostro de la compañía— si hubieran estado lo suficientemente cerca, Pegasus habría tomado la barbilla del mayor entre sus dedos, por suerte para el castaño, eso no sucedería.
Kaiba lo pensó por un momento, no quería encontrarse con Yugi Muto, por otro lado, tal vez si lo enfrentaba podría superar al faraón y tomar al menor como su rival de alguna forma.
—Está bien— dijo sin más, dejando el folder en la mesa.
—¡Perfecto! Llamaré al fotógrafo para una sesión de fotos, dime ¿Tienes libre mañana?— preguntó Pegasus quien recibió una respuesta afirmativa —Bien, llamaré a Yugi para que se presente mañana también... A las tres te parece bien ¿No?— Kaiba de nuevo asintió —Bueno, entonces nos retiramos— el albino se levantó de silla, los demás hicieron lo mismo, incluso Kaiba, todos se despidieron con un apretón de manos y salieron de la sala orgullosos de su trato con Seto Kaiba.
El castaño se dirigió a la ventana y para ver las calles de Ciudad Domino
—Un duelo con Yugi Muto...— dijo con la vista fija en nada en específico. Bajó la mirada y se dispuso a salir de ahí.
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