la manzana podrida ( wattpadia en R )
LA MANZANA PODRIDA
Las gotas de sangre guindan aún de el material metálico que sostengo en mis manos. Una pequeña sustancia viscosa se escurre por mi brazo, que aún continúa temblando a pesar que a pasado un día ya.
No me he movido de este mismo lugar, ni de esta posición.
La culpa me invade, aunque todo esto era necesario, ya no podía con todo. Siempre me habían dicho que, en cada familia hay una manzana podrida, pero jamás creí ser yo, la fruta podrida, obscura, desecha, de lo que en un momento fue, mi familia.
Esta es la historia de una manzana muy bonita y dulce, que un día decidió dejar de ser lo que era para mostrar aquella obscuridad que guardaba celosamente en su interior. Convirtiéndola en una fruta podrida.
Todo comenzó hace un tiempo atrás, cuando el colegio iniciaba el ciclo lectivo.
Como cada día, sin ser ese la excepción, me levanté tarde. Julia, mi hermana mayor, gritaba desde la cocina que me apresurara para tomar el desayuno. Tomé una corta ducha, por las mañanas el agua caliente me relaja. Salí envuelta en una toalla, busque algo de ropa, en su mayoría, mi ropa se inclina hacia la gama de colores obscuros. Grises y negros.
Mientras me enfundada mis deportivos negros y una camiseta gris, observé la fotografía que nos sacamos Lucas y yo. Él pego un stiquer con forma de corazón en medio, desde ese día, esa foto se convirtió en mi favorita.
Lucas Smith es mi vesino, es profesor de música en el colegio al que voy, solo que él enseña a los más pequeños.
Tiene sus ojos de un claro color entre el verde y el azul, su cabello es tan negro como la obscuridad de la noche, su piel es terciopelo puro, sus labios dos trozos
de durazno esperando ser devorados.
He estado enamorada de él desde que era muy pequeña... solo que él no lo sabe, existen diferencias que nos separan, la edad es una de ellas, Lucas tiene 29 años, mientras que yo. .. voy a cumplir 19 en dos días.
Julia continúa gritando desde la cocina .. ella es mi única familia, mis padres .. . No sé nada de ellos, nunca los conocí, mi hermana dice que murieron en un accidente, jamás cuestioné sobre ello, aunque nunca vi ninguna tumba. Julia no quiere hablar sobre ellos, y yo solo respeto su dolor... no quiero verla sufrir, a pesar de que, ella me grita mucho.
Salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina... tomo el jugo de un sorbo y estoy dispuesta a salir por la puerta, cuando Julia me detiene para recordarme que hoy empiezan sus horas extras en el trabajo al que se va apurada... cuida de chicos con enfermedades terminales en el hospital
Los días en los que Julia sale tarde, Lucas me pasa a buscar al colegio y me acompaña a casa donde vemos películas, comemos pizzas y leemos algún libro. De vez en vez, él me enseña a tocar guitarra pero se compenetra tanto que termina triste y eso se siente horrible, qué se supone que deba hacer? No quiero ver mal a las personas a las que amo... menos a Lucas, haría todo por él. Inclusive daría mi vida.
Llegué al colegio y como siempre, era invisible al resto de mis compañeros de curso, menos para César Mistral.
Él y su hermano Mariano, han tornado mi vida imposible, Mariano solía ser mi amigo, hasta que César volvió del internado... desde ese día todo cambió. Se pasa la mayoría gritandome, tirándome el cabello, me insulta, se burla y se ríe con su hermano de mi.
Es horrible tener que soportarlos, a pesar que, César estaba diferente aquellos días.
Especialmente después del pequeño incidente en las escaleras, justo cuando apareció esa chica de intercambio, Lucía. Yo no sabía de ella, pues, estaba en el hospital.
Me caí de las escaleras y me golpeé la cabeza muy fuerte. Cuando retomé las clases Lucía ya estaba instalada. Es hermosa, con su cabello rojo y sus ojos azules. Su piel es blanca como la más pura nieve. Sus pestañas largas al igual que sus piernas. .. Toda una muñeca.
Ella coquetea con todos los chicos del colegio, aunque, tiene un trato especial con César.
Al ingresar al aula, miles de miradas me atacaron, en especial, la de Mariano que comenzó con sus burlas sobre la camiseta que traía, tonta camiseta que tenia la estampa de una manzana. Hice caso omiso de sus comentarios y tomé asiento. Saqué mi cuaderno y comencé a escribir. Como cada vez que alguien se burlaba de mi, trataba de pensar en otras cosas, cosas bonitas, que me hicieran bien, y como siempre, terminaba pérdida en los ojos de Lucas, su piel, sus manos, su cuerpo....
No había reparado en que Mariano estaba a mi lado gritando cosas sin sentido, mi mente estaba con Lucas y mi amor por él se plasmaba en la hoja de cuaderno que sostenía en mis manos, su nombre impreso en múltiples formas y tamaños... Hasta que Mariano me arrebato la hoja... un calor infernal me invadió y el aire se torno espeso haciendo difícil el respirar. Él preguntó a quién pertenecía ese nombre, y yo solo agaché la cabeza... Sentí lágrimas resbalarse por mis mejillas, luego un jalón de pelo. Mariano gritaba mucho, hasta que una voz lo callo. Lucía tomó su mano y con la otra su cuello. Le pidió que me devolviera la hoja, el aire no ingresaba a sus pulmones y ella presionaba más y más de su cuello. Hasta que dejó caer la hoja y solo entonces ella lo soltó.
Había hecho tanta presión sobre la pluma que traía en mis manos que se rompió haciendo que la tinta se desparramara sobre mi remera.
Tomé la hoja y salí corriendo hacia los sanitarios. Me encerré en un cubil y me dispuse a desahogarme. El nudo en mi garganta era muy grande y no me permitía respirar con normalidad... pasó alrededor de una media hora y a pesar, de no llorar más, no me atrevía a salir de allí.
De pronto unos sonidos llamaron mi atención. No hice ningún ruido, no quería que nadie me viera, tenia los ojos hinchados y mi ropa era un desastre.
Abrí con cuidado la puerta, increíblemente no hice sonido alguno, solo unos centímetros para poder observar de donde provenían esos ruidos. ..hasta que la ví. Era ella. Lucía hacia ese sonido. Ella gemía mientras él la besaba hambriento por todo su cuerpo.
Cerré la puerta y me tapé la boca... Dios, esto era increíble, ella y él ahí, en el baño.. haciendo... eso.
Volví a abrir la puerta sólo un poquito para ver si habían notado que había alguien allí que los observaba mientras ellos tenían relaciones en el baño de niñas del colegio, pero ni se pararon a pensar si así era, ellos seguían. Acariciándose y besándose.De pronto las paredes del cubil se me hicieron pequeñas, me sentía asfixiada, mi corazón galopaba dentro de mi pecho.
Ver las manos de César en la blanca piel de Lucía fundirse en una sola, me hizo desear que Lucas hiciera lo mismo conmigo. .. aunque yo lo creía imposible. Sus dedos se perdieron dentro de la falda a cuadros que ella llevaba ese día. El asomo de una braga roja se hizo visible, sus gemidos eran constantes, el pecho de ella subía y bajaba rítmicamente, parecía que en cualquier momento su camiseta se rompería para dejar al descubierto sus pechos.
Sentí un calor inundar mi cuerpo, Lucas me hacía mucha falta... lo necesitaba con desesperación. .. y me sentía sucia por pensar de esa forma, aunque era normal... Los hombres y mujeres lo hacen...
Él dio buelta el cuerpo de Lucía, ahora ella estaba en medio de la pared y César. De espaldas a él, quien no dudo en abrir su pantalón y extraer su contenido.
Abrió las piernas de ella muy despacio, como deleitándose con lo que veía, al tiempo que torpemente ella se sacaba la camiseta dejando al descubierto su sostén de encaje en un blanco puro.
Sin él más mínimo cuidado, él se introdujo en ella, quien lanzó un pequeño grito al sentir la agresividad de los enbistes que él le propinaba.
Sus movimientos eran brutos y rápidos. Ella se sostenía de la pared y se curvaba de extraña manera. ...
Sentí un dolor en mi vagina, una punzada que nunca había experimentado en mi vida, presione esa zona con mi mano y un extraño temblor me sacudió.
Esto no estaba bien... estaba excitada. El deseo era muy grande, necesitaba a Lucas haciéndome suya, tomándome al igual que César lo hacía con ella.
Un grito desgarrador salió de la boca de él, quien luego de un segundo salió de Lucía y se acomodo la ropa.
Cuando ya se habían estabilizado sus respiraciones y habían acabado de acomodar sus ropas salieron de la mano como si nada hubiera pasado.
Me sentía extraña, agotada, sedienta, pero por sobre todas las cosas, con deseo. Un extraño deseo que debía apagar.
Espere paciente a que nadie estuviera y me fui.
Llegue a casa cansada, llamé a la escuela y le pedí a el conserje si podía darle mis cosas a Lucas, le explique que me sentí indispuesta y el episodio de la pluma. Hecho eso, me saque toda la ropa y me metí a la ducha. .. Debía hacer algo para incitarlo, debía ser como Lucía. Solo de esa forma lograría de Lucas, aquello que César le hizo a ella.
El agua recorría mi cuerpo desnudo al igual que las manos de César el de Lucía.
El sonido de la puerta me dio el aviso de que Lucas había llegado. Solo él tenía las llaves.
Me relaje bajo la ducha de agua caliente, los minutos pasaron muy rápido, al salir, la imagen más bella jamás vista, me aguardaba. Lucas yacía dormido sobre mi cama, su cabello revuelto se desparramaba sobre su frente, sus labios, rosados, provocadores, dispuestos a mi merced. ..
Me acerqué a él, acaricie su rostro, su cuello, su pecho.... muy suavemente, tanto que ni siquiera lo noto. Debía incitarlo, él debía ser mío.
Me acerqué a sus labios y tomé posesión de ellos, él parecía asombrado, pero correspondió a mi beso, subí mi cuerpo sobre el suyo, e incluso, me tomo de la cadera. Amaba la forma en la que mi cuerpo se amoldaba al de él. Pero mi felicidad se desvaneció cuando me corrió de su lado. Él me estaba rechazando. ..
Cómo era posible que me rechazará de esa forma?
Salí de mi cuarto y me encerré en el cuarto de las cosas viejas.
Sentí sus pasos detrás de mi, pero no quería su lástima, lo quería a él.
La noche llegó y con ella el sueño. .. me dormí en aquel cuarto lleno de cajas y polvo.
Como era normal en mi, me levanté tarde, ya Julia no se encontraba en casa, salí del cuarto y me dirigí a el mio. .. estaba decidido, sería como Lucía, busque entre mi ropa pero nada me gustaba, busqué entre la ropa de Julia y hallé un pantalón negro, una camisa blanca que denotaba el sostén que traía, un poco de gloss y listo... estaba lista para iniciar mi nueva etapa.
Lucas se arrepentiría de rechazarme.
Ya en el colegio, todos se pararon a observar a la bella mariposa que dejó atrás a la fea oruga.
Incluso pude apreciar como Lucía perdía su popularidad entre los chicos.
Las clases transcurrieron normalmente, Mariano no había asistido y César no hacía otra cosa más que mirar cada movimiento que hacía.
De pronto, una maestra me llamó, mi hermana Julia se había comunicado para avisar que trabajaría esa noche y así poder pasar conmigo y Lucas, mi cumpleaños.
Nunca habíamos festejado juntas, ella trabajó siempre para darme lo mejor, me sentí emocionada al pensar que esta sería la primera vez que pasaríamos juntas este día.
Corrí hacia el aula en la que Lucas daba sus clases. Quería darle la noticia, solo que al llegar, lo que vi no me gustó.. Lucía estaba sentada frente a mi Lucas acariciando su rostro, ella se acercaba a él, estaba por besarlo, lo estaba provocando, y él no la rechazo, no la alejó. Las punzantes agujas se sentían incrustar en mi pecho sangrante.
No mi Lucas, no con ella. Me rechazo a mi y ahora se besaba con Lucía.
Mis lágrimas no tardaron en aparecer y nublar mi vista.
Me di la vuelta dispuesta a salir corriendo, cuando me choqué con alguien y sus libros cayeron.
Lucas y Lucía dejaron de besarse y clavaron sus ojos en mi. Salí corriendo y no mire atrás.
Otra persona se interpuso en mi camino, en el momento preciso en el que una punzada en mi cabeza me aturdió dejándome mareada. Me había chocado con César quien no paraba de hablarme, no entendía que me decía, mi mente estaba con Lucas y lo que acababa de ver.
Hasta que sentí su boca chocar con la mía.
Mi primera reacción fue la de rechazo, pero después de recordar como Lucía besaba a mi Lucas, le correspondi el beso. Un beso hambriento, un beso necesitado, un beso apasionado.
De pronto un jalón nos separó y un golpe dejo a César en el suelo con sangre en su labio inferior.
Lucas gritaba como loco, estaba enojado, era una fiera acorralando a su presa para darle muerte.
Quizás sólo era mi imaginación, pero sentí que su enojo era por celos.
Él tomó mi brazo y me llevó a mi casa casi a rastras.
Al llegar, sus gritos no se hicieron esperar, me sentía mareada.
Podía sentir el sentimiento de decepción en su voz, la debilidad me atacó sin piedad, traicionándome, las piernas me fallaron y caí al suelo.
Lucas continuaba gritandome, le pedí que dejara de hacerlo, pero no me escuchaba hasta que sus palabras hicieron eco en mi mente. .
- Me has decepcionado, ayer casi asfixias a un chico de tu curso, luego una niña te vio en el baño con ese... ese pervertido, luego me besas de esa forma y ahora esto?
Que buscas? Explícame!!!-
No podía entenderlo, yo no había sido! Todo lo que Lucas decía lo había hecho ella, Lucía!
- yo no fui!! Lucía lo hizo!!!-
- ... no existe ninguna Lucía. .. por Dios, que dices?-
Entonces mi vista se perdió en la obscuridad de una puerta abierta, la silueta de una sombra se dibujó allí, sobre una mesa muy cerca yacía un instrumento metálico, una mano suave tan blanca como la nieve lo tomó.
Lucas continuaba gritando... le rogué que no lo hiciera, a Lucía no le gustan los gritos, aunque era tarde...
El artefacto metálico se introdujo dentro de la piel de mi amado, una y otra vez... la sangre salía incesantemente. El silencio nos invadió.
Lucía ya no estaba allí, solo el cuerpo de mi amado Lucas y yo.
La sangre aún continúa guindando del artefacto metálico entre mis manos... que he hecho?
El tiempo pasó muy rápido y el amanecer se empezaba a percibir a lo lejos.
Julia se aproxima a la puerta, abre rápido y ve todo dentro... al verme allí, comienza a gritar desesperada. ...
- No grites Julia, no lo hagas... a Lucía no le gustan los gritos....
CONTINUARÁ. ..
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