Capítulo 3.

Luz regresó a su departamento y se preparó para cenar. Encendió la televisión en un canal de noticias mientras calentaba un par de rebanadas de pizza que tenía guardadas desde hacia un buen tiempo.

Pero entonces, algo extraño pasó: la televisión cambió de canal por si sola, primero posicionándose en un canal donde estaban transmitiendo un programa de cazafantasmas y luego en un canal que transmitía un programa sobre pesca. Luz checó el televisor, pero no encontró nada raro en las conexiones y simplemente le regresó al canal de noticias mientras se sentaba a comer en la sala. Pero no pasaron ni dos minutos antes de que la televisión cambiara de canal por si sola de nuevo, pasando primero por una película de terror hasta terminar en un documental sobre métodos de pesca. Luz volvió a cambiarle a las noticias, pero extrañamente volvió a pasar lo mismo. Así estuvo durante un minuto hasta que el control salió volando de sus manos, como si una fuerza extraña se lo hubiera arrebatado.

Conmocionada, Luz agarró su cámara especial y buscó rápidamente una batería nueva entre sus cajas. La encontró y regresó a la sala de estar. Un poco asustada, Luz puso el dedo sobre el botón y disparó. La fotografía se tomó y, al revisarla, Luz pudo ver a un hombre aparentemente obeso sentado en su sillón, sólo que ella no lo veía a simple vista.

-¡¿Qué cara...?!

De pronto, sintió como si una fuerza la empujara, haciendo que se cayera al piso. Ya muy asustada, salió casi corriendo de su casa y cerró la puerta tras de si con llave.

-¡¿Q-Q-Qué fue eso?!-se preguntó.

Varios de sus vecinos que todavía estaban afuera la miraron, confundidos. Luz no les dio mucha importancia y con cámara en mano encendió el auto de Hunter y se fue de ahí, preocupada por lo que acababa de pasar.

-Okey Luz, relájate, sólo fue tu imaginación, ¿sí?-se repetía a si misma para tratar de calmar sus nervios-. Los fantasmas no existen, ¿entiendes? ¡No existen!

De pronto, un chorro de agua salió disparado del aire acondicionado dándole en toda la cara y casi haciendo que chocara. Más asustada y confundida, Luz salió del auto y mirando a su alrededor vio una cafetería 24 horas y se dirigió hacia allá.

-Buenas noches-dijo la mesera-. ¿Qué va a querer?

-Un café negro, por favor-dijo Luz tratando de no sonar muy nerviosa-. Y que esté muy cargado.

-Enseguida.

Luz se sentó en una de las mesas y se dispuso a analizar la foto que había tomado en su casa. Parecía una especie de proyección, un holograma color naranja que no estaba bien definido, pero había algo familiar en esa foto. Al mirar con más atención, Luz se dio cuenta de que aquella figura tenía la misma apariencia que el marinero del retrato que había visto en la mansión Clawthorne.

-¡¿Pero cómo?!

En ese momento, varias tazas de café se reventaron al mismo tiempo de manera inexplicable y la misma cafetera prácticamente estalló, asustando a todos los comensales pero más a Luz.

-Eh, pensándolo bien ya no quiero nada.

Agarró la cámara y salió huyendo. Regresó a su casa mientras se repetía una y otra vez el mismo mantra.

-¡Esto no está pasando, no es real, Noceda! ¡No es real! ¡Sólo es la sugestión!

Bajó del carro y sacó sus llaves.

-¡Entiende, Luz, los fantasmas no existen!-se repetía mientras abría la puerta-. ¡LOS FANTASMAS NO EXIS...!

No terminó la oración porque al abrir la puerta, pensó por unos segundos que ya se había vuelto loca: una enorme formación de agua que parecía ser una ola de mar estaba materializándose en su casa, con todo y pescados. Y en la misma ola, un rostro hecho de agua se formó y toda el agua se lanzó violentamente contra Luz, arrastrándola.

Aún así, en medio de la confusión Luz había logrado captar una palabra.

REGRESA.

Poniéndose de pie, Luz volteó hacia su casa destruida por el agua, excepto que no lo estaba. Al voltear, vio la casa en perfectas condiciones y no había rastros de ningún tipo de inundación. Pero su ropa y cabello sí estaban empapados, por lo que definitivamente aquello había sido real.

En medio de su confusión y temor, un pensamiento repentino cruzó su mente: tanto Amity como Hunter estaban convencidos de que iban a volver a ver a Luz muy pronto.

-Esos bastardos...

Furiosa al sospechar lo que aquellos sutiles detalles podían significar, Luz subió al auto y arrancó, decidida a volver a la mansión Clawthorne y obtener respuestas, además de romperle los dientes a un par de individuos en particular.

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Mansión Clawthorne, 11:32 p.m.

Amity y Hunter estaban jugando con sus celulares afuera de la casa embrujada, cuando de repente escucharon un auto acercándose. Al voltear, Hunter confirmó que era el suyo.

-Ya era hora-dijo el rubio.

-Justo a tiempo-dijo Amity después de checar la hora en su celular mientras ambos se acercaban al auto que se iba estacionando en el lugar, del cual bajó una latina muy molesta y asustada, además de mojada.

-Algo se fue de aquí conmigo-dijo Luz, bajando del auto cubierta de algas marinas.

-Hay que entrar, está haciendo frío y preparé café con galletas-dijo Amity como si nada mientras se dirigía a la mansión-. Tú préstale una cobija o algo.

-Ya mismo-dijo Hunter.

-¡Hey! ¡¿Qué no me escucharon?!-gritó Luz muy indignada al darse cuenta de que no le estaban poniendo atención-. ¡DIJE QUE ALGO SE FUE DE ESTE LUGAR CONMIGO! ¡ALGO SE ME PEGÓ!

Amity volteó, cruzada de brazos.

-Escucha muy bien, Luz Noceda-dijo Amity muy seria-. Soy la última descendiente de la dinastía Blight, una de las familias más adineradas de Inglaterra desde hace generaciones. Mi familia tiene propiedades repartidas por todo el mundo, incluyendo Estados Unidos. Mis padres intentaron comprar esta mansión antes de que se mataran en un accidente de auto dos semanas después de poner un pie en este maldito lugar. Luego mis hermanos quisieron reclamarla en su memoria, y tres días después de dejar este lugar murieron en un naufragio.

Ante eso último, Hunter desvió la mirada, incómodo.

-Vine aquí a reclamar mi herencia como una forma de honrarlos, pero cuando descubrí lo que ocurría, salí huyendo-prosiguió Amity-. ¿Tú crees que viviría en una casa embrujada de buena gana? Por supuesto que no. Pero no pasó mucho antes de que me diera cuenta de que sin importar adónde fuera, los fantasmas que habitan en esta casa nunca me dejarían en paz. Nueva York, Londres, incluso me fui a Shanghái por unos días, y casi me arrojan desde mi habitación de hotel. Me obligaron a volver aquí.

-¡Pues pudiste haberme advertido de lo que pasaba aquí y lo que me pasaría si entraba!-le reclamó Luz.

-¡Traté de advertirte!-dijo Amity.

-¡Pues hubieras intentado con más ganas!-dijo Luz-. No sé, qué tal un "Hey, hola, resulta que mi casa está embrujada y si pones un pie adentro estas cosas te perseguirán a todos lados después de eso, ¿no gustas pasar?" ¡Y así te hubiera podido decir que no!

-¡Tú ni siquiera me creíste para empezar!-dijo Amity mientras entraban a la sala de estar de la mansión-. ¡Sólo fingiste tomar unas fotos e hiciste garabatos en tu libretita!

-¡Eso no fue lo que...! Okey, lo admito, sí lo hice.

-Te dije que sé reconocer una estafa cuando la veo-dijo Hunter.

Luz lo miró muy enojada.

-¡¿Ustedes dos ya se conocían?!-exclamó-. ¡Osea que fueron cómplices para traerme aquí y hacer que se me pegara un fantasma que no me dejara tranquila mientras no esté en esta maldita casa!

-Mira, si sirve de algo, perdón por haberte involucrado. De verdad, no quería hacerlo-dijo Amity-. Pero estoy desesperada. Desde que entramos a este lugar, estas cosas no nos dejan tranquilos ni a mi ni a Hunter. Luego leímos sobre tu investigación en periódicos viejos y pensamos que podías ayudarnos. Sabía lo que eso significaba, pero no tengo opciones, y ahora tú tampoco excepto...

-Regresar-dijo Luz recordando la frase de su espectro-. El fantasma, la cosa que me lleve de aquí, me dijo que regresara a esta mansión.

Amity y Hunter la miraron sorprendidos.

-El mío me dijo lo mismo-dijo Amity.

-Y el mío-dijo Hunter-. Es decir, tenía la mitad de la cara cercenada por lo que pude ver en un reflejo en una ventana, pero entendí algo similar a "Regresa".

-Estos fantasmas no nos están persiguiendo-razonó Luz-. Quieren que estemos aquí. Por alguna razón.

Un reloj antiguo comenzó a sonar.

-Es medianoche-dijo Amity con cierto temor en su voz-. A esta hora es cuando los fantasmas salen. Hunter y yo nos escondemos aquí.

-Hay lugar para uno más-dijo Hunter-. Si quieres quédate con el sillón, yo me las arreglo con una bolsa de dormir.

-Olvídenlo-dijo Luz tomando la cámara-. Esta cosa nos permitirá ver a qué nos enfrentamos, y cuanto antes lo sepamos antes podremos volver a nuestras vidas. Así que si quieren jugar a las escondidas aquí bien, yo iré a terminar con esto de una vez por todas.

-¡Luz, espera!-exclamó Amity.

Muy tarde. Luz salió con cámara en mano, dispuesta a capturar en foto a tantos fantasmas como fuera posible.

-Esta gente está loca-pensó Luz molesta-. Y pensar que la chica me pareció lin...

De repente, escuchó susurros detrás de ella.

-¿Hola?-no hubo respuesta-. ¿Hunter? ¿Amity?

Siguió avanzando por los pasillos de la mansión, sosteniendo la cámara con manos temblorosas. Pasó por delante de un cuadro con un hombre de aspecto siniestro que empuñaba un hacha.

-No. No, no, no, no-dijo Luz acelerando el paso-. Jódanse, yo me voy.

Pero al avanzar, escuchó como si estuvieran afilando algo. Al voltear, vio que el hombre del cuadro había desaparecido. Totalmente aterrada, Luz disparó la cámara, revelando un fantasma que empuñaba un hacha. 

No queriendo quedarse a averiguar si los fantasmas podían o no lastimarla, Luz salió corriendo por el pasillo, mientras el fantasma la perseguía y se burlaba de ella.

-Perdón, ¿te asusté? Bien. Deberías estar asustada-decía el espectro blandiendo el hacha-. Él va a alegrarse mucho de que llegaras. Adora tener invitados...

Luz trató de no prestarle atención y siguió corriendo mientras el corazón le latía a mil por hora. Estaba tan aterrada que no se dio cuenta que había un espejo frente a ella hasta que chocó contra éste, haciéndolo añicos.

-¡Luz!

Amity y Hunter llegaron corriendo a ayudarla.

-¡Luz! ¡¿Estás bien?!-preguntó Amity muy preocupada.

-¿Qué fue lo que pasó?-preguntó Hunter.

Luz miró a ambos con ojos desorbitados mientras intentaba calmarse.

-Creo-dijo con voz temblorosa-, que vamos a necesitar ayuda para lidiar con esto. Demasiada ayuda.

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