Capítulo 38
Narra Tess
Abrí mis ojos lentamente, sentí la superficie de mi cama debajo de mí, lo cual me resultó extraño porque que yo recuerde me quedé dormida en el suelo. Me levanté con pereza y me extrañé al ver mi habitación llena de rosas rojas y blancas. Miré mi cuerpo, notando que tenía puesto un vestido muy hermoso. A mi lado había una carta, la cual agarré y desdoble.
"Mi preciado tesoro, Tess:
Sé que has malinterpretado las cosas cuando nos habías escuchado con tu hermano. Quisiera explicarte, pero todo será más claro por sí solo si sigues el camino. Pero quiero que sepas que jamás haría algo para lastimarte. Te amé, te amo y te amaré para siempre.
Hice esta carta para que cuando me veas no sientas la necesidad de apartarme o derramar una lágrima por pensar que te he lastimado, pero debes saber que jamás lo haría, no sería capaz...
Zeth."
Dejé la carta a un lado mientras suspiraba. Me levanté, salí de mi habitación y bajé, al final de las escaleras también habían flores, y en el suelo un camino de pétalos. Pero también estaban mis amigos y familia, incluyendo a Alexa y mis tías.
-¿Qué es esto? -pregunté.
-Solo sigue el camino, pronto lo entenderás -dice Ceci sonriendo.
-¿Alexa?
-Hazlo -dice sonriendo. Miré a mis tías, todas asienten.
Volví a suspirar para darme ánimos y seguí el camino hasta fuera de la casa, allí había un carruaje muy lindo con caballos tirando de el. Y debo decirlo ¡Esos caballos tienen mejor brillo y alisado de pelo que yo!
"Se tenía que decir, y se dijo"
Me subí al carruaje y el lacayo hizo que los caballos comiencen a caminar.
-¿A dónde vamos? -le pregunté pero éste se quedó en silencio. Al parecer le ordenaron no decirme.
Miré el camino, éste era largo hasta que los caballos se detuvieron.
-Llegamos, señorita -habla el lacayo, éste se baja y abre la puerta del carruaje y me ayuda a bajar.
-Gracias... -agradecí al estar en el suelo.
Él se va y deja ver algo muy increíble. Una mesa decorada espectacularmente bien, pero que dejaba ver una vista increíble. Todo esto estaba demasiado hermoso.
-¿Te gusta? -me susurra esa voz en el oído, haciéndome estremecer y erizar por completo.
-Me encanta... -dije sin despegar mi mirada de las preciosas vistas junto a la mesa.
-Ven...
Zeth pasa a mi lado y me extiende su mano, yo la tomé, me lleva hasta la mesa y luego mueve mi silla para que me pueda sentar. Al hacerlo, le dediqué una sonrisa, él me la devuelve y se sienta frente a mí.
-¿Por qué hiciste todo esto? -pregunté maravillada y curiosa por todo.
-Porque tú lo vales.
-Zeth. Esa carta que me dejaste ¿Lo decías en serio? -cuestioné.
-Muy enserio... cada palabra... Conociéndote, me habrías sacado a patadas de tu habitación, por eso decidí dejarte esa carta. Tess odio verte sufrir y peor aún por mi culpa. Ya te lo dije una vez, Sarami y yo, ya no somos nada más que amigos, ella es la Mate de tu hermano, mi mejor amigo, y tú eres mi Mate, el amor de mi vida. No los lastimaría, nunca y menos a ti... -responde.
Yo sonreí y agaché mi mirada tímida y apenada. Nos sirvieron la comida y nosotros comenzamos a comer, esto esta del siglo.
-¿Tú hiciste todo esto? -pregunté.
-Sí, pero tuve ayuda -respondió.
Yo miré a un lado y vi a las chicas, las tías y mi madre "escondidas" entre los arbustos, se estaban matando en silencio por tener el lugar con la mejor visión.
-Me di cuenta -dije riendo, el también ríe y al notarlas.
Nos quedamos mirándonos un momento, luego me dediqué a terminar de comer, Zeth hizo igual. Al hacerlo, creí que se había acabado, pero los fuegos artificiales comenzaron.
-Wou.
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