Capítulo 35

Mis tías y mi mamá estaban hablando con Alexandra en la sala de nuestra casa, mientras que mis tíos y mi papá estaban hablando entre sí a un lado de ellas. Yo estoy con mis amigas y algunos de los chicos, pero estábamos demasiado aburridos.

-¿Qué hacemos? -pregunté quejosa.

Pegué las plantas de mis pies a la pared, ya que estaba acostada al revés sobre mi cama, y miré a Zeth que estaba a mi lado, de la misma forma que yo.

-No sé -responden todos.

-Agh -me quejé.

Nos quedamos en silencio de nuevo hasta que Zeth resopla y se levanta llevándose mi atención consigo.

-Iré a estirar mis alas un rato, me está doliendo la espalda por no hacerlo después de un tiempo.

Asentí empezando a cerrar los ojos pero al abrirlos y mirarlo, él le guiño un ojo a Sarami antes de salir. ¿Ah? Al parecer nadie más se ha dado cuenta.

-Yo iré a ver cómo están los de mi pueblo en el hospital... -dice, luego de pocos minutos, Sarami levantándose y yéndose.

Me levanté apoyada en mis brazos mientras veía hacia donde se fueron. Miré a mi hermano, quien al parecer también notó lo e traño en ellos, ambos con el ceño fruncido miramos hacia la ventana donde vimos pasar a Zeth frente a ésta en su forma dragón, volando hacia el bosque. Luego Sarami mira para todos lados, antes de meterse al bosque también. Okey... esto es muy extraño, ¿me preocupo, o confío en Zeth?

Rieka estaba gruñendo y quería ir a perseguirlos para ver qué Sarami no intentara nada. Ale y yo nos levantamos decididos a ir allí y ver qué estaba sucediendo. Salimos de la casa y nos transformamos para salir corriendo al bosque y seguir el rastro de nuestros Mates, pero escondimos nuestro aroma. Los encontramos en un claro del bosque.

-¿Ya lo tienes? -pregunta Zeth, Sarami asiente-. Perfecto, Tess nunca se esperará esto...

¿Qué? ¿Qué cosa?

-No lo creo, pero si sospecha... podría usar uno que otro truquito para que lo olvide, lo sabes -responde Sarami.

Gruñí levemente, Ale no despegaba su vista de Sarami, estaba paralizado y confundido igual que yo...

-Claro, no queremos que se arruine el plan -responde Zeth-. Cuando esto termine vamos a ir a celebrar, ¿qué te parece? Te invito yo.

Ambos sonríen tan íntimamente que me hizo sentir una opresión fea en el pecho. Me alejé y empecé a correr para alejarme, no quería seguir escuchando.
Si antes Sarami me caía bien, ahora ya no... ahora me siento traicionada, y peor aún sabiendo que Ale está igual por ella... y Zeth. Volví a casa, me volví a mi forma humana y entré, ahí estaban mi mamá y mi papá, quienes al verme se preocuparon y se me acercaron.

-¿Hija que tienes? -pregunta mi padre.

-N..Nada... -tartamudeé.

-¿Entonces por qué estás llorando? -pregunta mamá, toqué mis mejillas confundida pero sí... estaba llorando.

-No es nada, en serio, no se preocupen... -respondí ya más seria.

Me alejé de ellos y fui a mi habitación, los chicos seguían allí.

-Fuera... -dije tratando de sonar firme.

Ellos me miraron extrañados y sin moverse ni tener intenciones de hacerlo, mi desesperación por estar sola me estaba haciendo molestar.

-¡Dije fuera! -rugí con voz de Luna de Lunas.

Ellos se levantan y salen de mi habitación, todos, excepto Jime, idéntica a su madre... ¡Diosa!

-¿Qué te pasa? -preguntó cruzándose de brazos.

-Nada, solo vete, Jimena -murmuré entre dientes.

-No.

-¡Por la Diosa! ¡Que molesta eres!

No me contuve y me acerqué a ella; con la fuerza que no sé de donde saqué, la sujeté del cuello y levantándola hasta que sus pies no tocaban el suelo, la lancé fuera de mi habitación. Cerré la puerta y puse seguro. Escuché otro grito de frustración de Ale, estaba enojado también, luego un portazo. Me deslicé por la puerta mientras lloraba hasta que me quede sentada en el suelo, abrazando mis rodillas y escondiendo mi rostro entre ellas.

¿Qué hice mal ahora... ?

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