Capítulo 26
Escuché el rugido de uno de los lobos, saltó justo arriba de mi cuando me encontró. No me moví porque estaba dudando, pero en el último segundo lo hice... y fue como si un instinto de supervivencia agarrara todo lo que Zeth me había enseñado y manejara mi cuerpo.
Me hice a un lado y le di un golpe a aquel lobo, lanzándolo y consiguiendo que atravesara la pared del depósito.
Los demás lobos me vieron y gruñeron antes de acercarse a mí, apreté los puños y me posicioné en la pose defensiva que Zeth me había enseñado. Los lobos saltan a la vez hacia mí, bufé. Golpeé el rostro de uno, me agarré de su nuca y salté para darle una patada al otro y lanzar al que sujetaba con él.
Otro lobo se me acerca, me hice a un lado, lo golpeé con el codo y luego al otro. Repentinamente salté haciendo un arco hacia atrás para esquivar al lobo que se me acercaba por la espalda, caí al suelo limpiamente y lo golpeé sacándolo por el mismo hueco hecho en la pared anteriormente.
Me transformé, Rieka y yo nos dejamos llevar por aquel nuevo sentimiento y nuevos instintos. Rugí con fuerza y uno a uno los fui sacando del lugar. Rompí una ventana con el último para saltar por esta y salir con ellos. Gruñí a los tres que quedaban frente a mí, me posicioné, pero esta vez no escondería la cola entre las patas.
Esta vez era diferente.
Los tres lobos saltan sobre mí, a pesar de que me dejaban heridas, conseguía quitármelos de encima. Mordí a uno por la nuca y lo lancé al suelo antes de morder su cuello y sentir como este se partía. Esta era la primera vez que mataba a alguien... una sensación desagradable y que me daban ganas de vomitar.
Otro lobo muerde mi pata trasera y se aferra a ella con sus colmillos, solté un alarido y traté de apartarlo pero al desconcentrarme con él, el otro me salta al cuello. Forcejeé con todas mis fuerzas hasta librar mi pata trasera pero solo por un segundo.
Era difícil, lo sabía. No bastaba con solo tener decisión y entrenamiento. Me faltaba experiencia, lo tenía más que claro.
Escuché alaridos de dolor y los ataques de ambos lobos se detuvieron. Cuando me acomodé los vi incendiados en llamas, entonces Zeth aterriza a mi alrededor y lanza otra llamarada al frente. Aquellos lobos se hicieron cenizas en cuestión de segundos y Zeth se volvió a su forma humana, al igual que yo.
-Tess, ¿estás bien? Diosa, lo siento...
Negué mientras veía que mis heridas sanaban y entonces me levanté.
-Es difícil para ti pelear y defenderme a la vez, no te disculpes.
-¿No ibas a ir al refugio?
-Quise quedarme... Ya no quiero tener miedo de nuestra realidad.
Él se me queda mirando un segundo antes de abrazarme, se notaba agitado y... preocupado, pero se estaba calmando. Se aferró a mí con fuerza.
-Lo hiciste increíble, me haces sentir realmente aliviado y orgulloso.
Sonreí sin poder evitarlo y le devolví el abrazo. Entonces lo aparté para ponerme en su lugar y levanté mi pierna hasta patear al lobo que se acercaba. Lo hice golpear contra la ya destruida pared y algunos otros escombros cayeron encima.
-Quiero ayudarlos, Zeth... No esconderme.
-Y lo haces muy bien, mi Luna.
Se me acerca y besa mis labios con demasiada intensidad para el momento. Me suelta sonriendo, pero ambos giramos para ver a un lado cuando escuchamos un alarido, pero yo lo conocía.
-¡Papá...!
Me transformé de inmediato y corrí hasta él, me abalancé sobre el lobo que atacaba a mi padre y rodamos en el suelo un poco hasta que yo conseguí quedar encima y partir su cuello. Me regresé donde mi padre se levantaba.
-"Papá ¿Estás bien?" -pregunté.
-Sí, gracias Tess... Lo hiciste un bien.
Sonreí ante su halago, se le notaba lo sorprendido por verme peleando pero también se le notaba el orgullo en su mirada. Zeth se lanza a pelear mientras papá y yo estábamos juntos, pero ambos miramos inmediatamente hacia el hospital cuando la alarma de este suena.
-"Mamá..." -
Mi padre y yo corrimos con rapidez hasta el hospital pero antes de llegar vimos como tres lobos traspasaban la ventana y pared de la habitación de mi madre y caen desde aquella altura.
Una luz de un color fucsia aparece resplandeciente dentro de la habitación donde ella estaba, y luego una explosión. Mi madre aparece despierta y con un ¿arco? ¿Por qué tiene un arco?
Levanta aquel nuevo arco por encima de su cabeza y este brilla de nuevo. Entonces me di cuenta que en algunos puntos del lugar también aparecieron diferentes colores brillantes. ¿Las amigas de mi madre también?
La tía Zoe brillaba en morado, Eva en amarillo, Kat en turquesa, Blair en naranja y Pidge en verde. ¿Qué se supone que está pasando?
Ellas de la nada empiezan a levitar, miré a mi padre pero no parecía sorprendido, ¡¿a caso eso era normal?! ¡¿qué carajos?!
Mis tías se unen junto a mi madre, los ojos de todas brillaban en blanco puro. Mi padre sonreía orgulloso y yo seguía igual de confundida y alterada. ¡No entiendo nada de todo esto!
Narra Crystal
Las chicas y Sky se fusionan para volverse en mí: "Crystal", mi nombre de fusión. Creé el bastón de "Meian"¹ con el que golpeé el suelo haciendo detener la guerra, miré a todos lados y entonces golpeé por segunda vez el suelo.
Los siete miembros del consejo son arrastrados por fuerzas invisibles hasta nosotros.
-Finalmente se dan a conocer... Consejo -hablé.
-Lo mismo les decimos a ustedes... Fusión Crystal.
-La guerra que han causado es completamente innecesaria. Les daré la oportunidad de retirarse y retirar sus tropas, antes de que esto empeore.
-Se supone que ustedes son defensoras de la paz. Como tal deben entender entonces como funciona todo esto -empieza uno.
-Los cazadores y licántropos no deben aliarse. Eso provocará un desequilibrio que alterará a todos.
-Humanos y lobos son una amenaza por separado... Juntos son algo aún peor...
-Ese es el miedo hablando, Dailevan... -lo miré a este-. Como defensora de la paz veo por todo y todos, por eso estoy en desacuerdo con ustedes. ¿Creen que lobos y cazadores se alían para ir en su contra?
Me di media vuelta para encontrar a Jean con la mirada.
-Jean, ¿hace cuánto tiempo que convives con Traicie?
-Veinte años...
-¿Su manada ha estado en contra de su unión por todo ese tiempo?
-Al comienzo no, pero ahora, mis compañeros y yo somos parte de la manada como cualquiera de sus miembros.
Asentí agradecida, Traicie lo abraza y sonríe ampliamente. Volteé la mirada a Scarlett.
-Madre de Skylara, ¿cuándo dejó de ser una cazadora?
-Hace sesenta y cuatro años... -responde.
Asentí de nuevo y volví la vista a los del consejo que parecían molestos.
-Aquí no hay amenaza alguna para ninguna especie, nadie ha intentado usar su nueva fuerza para acabar con los demás. Solo vivir en paz...
-¡Nuestra Diosa no lo aceptará!
-Es curioso que lo digas, Menritz... Porque justamente nuestra Diosa es la única que tiene el poder de unir los lazos de Mates... Jean y Traicie lo son, ¿qué tienes que decir en contra de eso? ¿Que nuestra Diosa se ha equivocado? ¿Te atreverías a decir eso?
Los siete miembros del consejo quedan mudos. Esperé algo más antes de mi decisión final pero uno de ellos da un paso al frente.
-Lo siento, Crystal... No nos arriesgaremos.
Hace una seña que enseguida todos entienden. Me giré rápidamente al presentir lo que iba a ocurrir. La tierra empieza a temblar, se crean grietas, una tras Tessa deja ver a un demonio... No puedo creer que los hayan convencido para participar en esto.
-¡No! -intenté ir hacia ellos, pero el demonio lanzó una llamarada de fuego hacia ella -¡Tessa!
Skylar se alteraba y preocupaba por su hija. Eso dañaría la fisión si continuaba. Caí sobre una rodilla con el dolor de la necesidad de separación de Skylar en mi pecho. Miramos el fuego que comenzaba a desaparecer junto al humo que había creado. Entonces todos nos calmamos.
Suspiré aliviada cuando vi las alas Zeth rodeando a Tessa, protegiéndola del fuego. Abrió aquellas alas para dejarlos ver y ayudó a Tessa a levantarse. Apreté los dientes y golpeé el puño contra el suelo provocando un temblor corto. Me levanté.
-Tuvieron la oportunidad de irse... ahora... ¡Pagarán por eso!
Los demonios, con una simple seña, volaron hacia mí para atacarme todos a la vez. Sujeté el bastón y lo levanté al cielo, este se convierte en un arco y luego al estirar la cuerda aparecieron varias flechas las cuales acertaron a la mayoría de los demonios que habían.
Narra Tess
-¿Estás bien? -Zeth me mira preocupado mientras seguía abrazándome.
-Sí, gracias... -suspiré aliviada y devolviéndole el abrazo antes de separarnos y levantarnos del suelo.
Miramos como la guerra volvía a desatarse pero esta vez teníamos el peligro de los demonios. Gruñí molesta y al igual que Zeth, nos unimos a la lucha, solo que a diferencia de antes, ahora permanecimos juntos. Nos cuidamos el uno al otro y no dejábamos que los demás nos hicieran daño... o al menos no mucho.
En un momento, escuché cadenas pesadas. Al mirar hacia la fusión de mis tías y mi madre, noté que los demonios habían traído consigo unas cadenas especiales para ellas. Sujetaron sus muñecas contra el suelo, haciéndola caer de rodillas.
Corrí hasta ella para intentar ayudarla en lo que pudiera pero antes de poder hacerlo, algo aparece con velocidad y me golpea en el costado hasta hacerme rodar por el suelo varios metros lejos de la fusión. Era uno del consejo...
Me levanté y gruñí, corrí hasta él pero no me dejó avanzar más, su velocidad era abrumadora. Me golpea de nuevo, pero ahora no me dejó siquiera levantarme o sacudir mi cabeza para quitarme el mareo.
Esta vez me siguió dando tantos golpes que podría jurar que me había roto algunos huesos. En un tiempo que me dejó tirada en el suelo, vi a Zeth siendo retenido por demonios y lobos. Chillé de dolor por las heridas pero solté un alarido cuando el hombre del consejo me pisa el costado con mucha fuerza. Hasta escuché mis propias costillas rompiéndose.
No podía más... todo me dolía como el infierno. El del consejo se preparó para darme otro golpe pero un segundo antes aparece un escudo con un símbolo conocido, cuando el golpe del tipo impacta contra este escudo él sale disparado lejos de mí. Al voltear con esfuerzo pude verlos, a los hechiceros y brujas llegando.
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