Temp III / Cap XIII
[NARRADOR]
Alec había logrado escapar de Nikolai. Ahora intentaba encontrar algo que hacer mientras superaba el ataque de ira que le estaba dando.
Provó golpeando árboles y rocas, pero eso lo único que consiguió es que se cansara y que le diera hambre. Gran problema porque hace dos meses que no había ciervos en el territorio.
— ¡Hey, Pacman! –Escuchó que decían dos voces masculinas.
— ¿Pac...man? –Murmuró volteandose a ver a quienes lo llamaban.
Dos de los betas de Stiles, que según Alec recordaba se llamaban Maicol y Maverick, caminaban hacia él riendo. Cuando llegaron frente a él le dedicaron sus mejores y mas blancas sonrisas.
— ¿Qué haces aquí? –Le preguntó Maverick.
— Caminar ¿Ustedes?
— Oh... venimos a disfrutar del aire libre... –Maicol suspiró.— Y a fumar.
— ¿Ustedes fuman? –Preguntó sin creerselo el Wendigo.
— No se lo digas a Sean –Le pidieron ambos.
— ¿Por qué no? –Alec alzó una ceja.
— Porque el aguafiestas siempre nos quita los paquetes –Se quejó Maverick intentando verse como la victima.
El joven ruso no pudo evitar reír ante eso, ambos chicos volvieron a sonreír.
— Bueno, Pacman –Maicol se colocó junto a él.— ¿Podemos acompañarte mientras fumamos?
— Claro ¿Por qué no?
Los tres chicos comenzaron a caminar por el bosque, hablaban sobre como se habían unido a la manada y de sus experiencias mientras acompañaban al joven alfa Stilinski.
— Y así fue como me convertí en el jaguar mas adorable y sexy que veréis en vuestras miserables vidas –Finalizó su anécdota Maverick.
Los tres rieron hasta que el rugido del estómago del jovem Wendigo se hizo presente, tanto el lobo como el jaguar le miraron extrañados y Alec bajó la mirada avergonzado.
— ¿Quieres? –Maicol le tendió su cigarrillo.
— No, gracias –Lo rechazó amablemente el ruso.— Yo no fumo.
— ¿Nunca lo has probado? –Le preguntó Maverick.— Ayuda a quitar el hambre.
- ¿En serio?
— Si –Le respondió el jaguar.— ¿Por qué crees que las modelos flacuchas fuman?
— Porque eso les quita las ganas de comer –Respondió por él Maicol.
— Bueno... supongo que un cigarrillo no le hace daño a nadie.
— "Excepto a los Wendigos, y yo soy un Wendigo" –Se dijo mentalmente.
Sacudió su cabeza para despejar sus ideas y cogió el cigarrillo, comenzando a acercarselo a la boca para finalmente inhalar con fuerza, aunque el humo se fue directo a sus pulmones y por ende comenzó a toser. Maverick le palmeó la espalda y Maicol rió, ganandose un ceño fruncido sus dos acompañantes.
— A mí me pasó lo mismo la primera vez que fumé –Dijo Maverick sonriente.— Tenía doce años y mi padre se había dejado el cigarro a medio fumar en el cenicero.
(...)
Los tres se sentaron de espaldas contra una roca y Maverick comenzó a contar la anécdota de cuando su padre le descubrió fumandose uno de sus cigarrillos y la paliza que le siguió a eso por parte de su madre. Lo que mas había sorprendido a los dos que lo escuchaban era que su padre se había reido por la locura de la madre al verlo fumar, pero que no se había enfadado con él.
— ¿Y como son tus padres? –Le preguntó el jaguar al Wendigo.
— Verán... –Alec pensaba las palabras mientras le daba otra calada a su cigarro.— ...Tengo dos papás, uno es un cazador y el otro... ¿Como lo explico? Es del tipo de hombre que no te quieres encontrar en una noche oscura.
— ¿También es un Wendigo? –Preguntó Maicol, Alec asintió con la cabeza.— Vaya, debe ser intenso.
— No tanto, tengo dos hermanos que son un verdadero desafío. Así que él se empeñó mas en cuidar de ellos, a mí solo me enseñó lo básico.
— ¿Lo básico?
— Cosas como hacer trampas y matar a alguien arrancándole la cabeza de un solo golpe –Alec pudo escuchar como sus dos compañeros de cigarrilo tragaban grueso, Maverick incluso de acarició el cuello mientras ponía cara de miedo.
— Diablos... –Dijo Maicol de repente.— Tienes un padre, eh... peculiar –Rió nervioso.
— Son las consecuencias de nuestra especie –Sonrió Alec.
Ambos lobos rieron ante el comentario del joven Wendigo, este volvió a sonreír y le dio una calada al cigarrillo que Maverick le había dado, esta vez no le provocó un ataque de tos. Lo cual agradeció porque hubiera quedado mal tosiendo como loco en el bosque.
— ¿Cuánto tiempo lleva tu manada aquí? –La pregunta de Maicol le tomó por sorpresa.
— No lo sé... Once meses o algo así.
El lobo asintió intrigado, queriendo que el Wendigo dijera algo más. Pero este no agregó nada.
— ¿Y? –Preguntó Maverick.— ¿Cómo fue cuando llegaron?
— Yo… llevo varios años aquí, aunque no sé muy bien cuando o como llegué exactamente. Ya que… perdí el control y estuve varios años como Wendigo.
— Vaya mierda debió ser –Murmuró Maicol.
— Si… Nikolai vino a buscarme y cuando me encontró él ya tenía a su manada. Pero nunca me sentí parte de ella.
Maverick le dio un ligero apretón en el hombro, intentando de esa forma hacerle sentir mejor.
— Antes de conocer a Stiles… –Comenzó a hablar el jaguar.— Me drogaba mucho, tanto que había veces en las que pasaba dos días durmiendo o bajo los efectos de esa mierda. He tenido alrededor de 4 sobredosis en toda mi vida, pero no paraba, ahora la abstinencia me está matando poco a poco, pero sigo adelante y no me rindo. Además, gracias a esta manada he conocido a gente que quiere ayudarme.
Alec sonrió, apagando lo que le quedaba de cigarrillo contra la hierva y guardándoselo en el bolsillo. Era un espíritu del bosque, no iba a ser él quien contaminara el lugar.
De repente, un aullido hizo que Maverick y Maicol temblaran.
— Ese fue Stiles –Dijo Maicol, mirando hacia un punto fijo.
— Vaya pulmones que tiene –Maverick se quejó mientras se cubría los oídos.
— Será mejor que vayan a ver que quiere –Les recomendó el Wendigo.— Créanme, los alfas enojados no son nada agradables de tratar.
Ambos miembros de la manada Stilinski asintieron y se pusieron de pie, para luego irse en la dirección de la que había provenido el aullido.
Alec se quedó solo, descansando contra la roca cuando el sonido de ramas quebrándose debajo de pies pesados le hizo abrir los ojos y mirar hacia todos lados. Vio a alguien que se encontraba a varios metros de él, escondido entre las sombras de los árboles.
Estuvo nervioso hasta que vio los ojos de su espectador brillar en un color rojo intenso.
— Vaya, Nikolai –Bufó, creyendo reconocerle.— Debes mejorar tus técnicas de asechamiento.
El otro no emitió sonido alguno, ni siquiera le gruñó. Lo cual extrañó a Alec.
— ¿Qué pasa? –Preguntó poniéndose de pie y avanzando unos cuantos pasos.— ¿Te comió la lengua el ratón?
Entonces, se dio cuenta de algo. Los ojos de Nikolai eran rojos, como los de todo alfa, rojos con la pupila bien agrandada. Pero estos ojos que le miraban tenían una pupila opaca y blanquesina. Se echó hacia atrás al darse cuenta.
— Tú no eres Nikolai –Murmuró mientras caminaba hacia atrás.
Se detuvo cuando una mano se posó en su hombro. Antes de que pudiera darse la vuelta. Fue lanzado contra la roca que antes le había servido de descanso, quedando inconsciente.
NOTA DE LA AUTORA:
¡Holy shit, babus! Se fue todo a la mierda ¿Quién fue el puto que atacó a Alec? ¿Qué va a pasar ahora? Van a tener que esperar hasta el domingo para saberlo.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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