Temp II / Cap XXV
[NARRADOR]
Stiles se aferraba con sus garras al borde de aquel acantilado, la tierra mojada por la lluvia comenzaba a ceder debido a su peso, pero él volvía a clavar aun mas profundo sus garras buscando la tierra seca. Cuando esta se mojaba volvía a repetir el proceso, debajo de él, las olas chocaban ferozmente contra los bordes del acantilado, provocando que este temblara y sacudiera al ojimiel.
- ¿Aun te estás aferrando? - Preguntó el Quimera sonando divertido - Vaya, eres mas difícil de matar que una cucaracha.
Theo se agazapó junto a donde se aferraban las manos de Stiles, pisando con fuerza una de ellas y moviendo su pie sobre los nudillos del chico provocando que estos tronaran y que el joven alfa soltara un grito de dolor. Ambos se miraban directamente a los ojos.
- Intenté alejarte de Scott, Stiles - Comenzó a decir Theo - Porque eras humano, porque habíamos sido amigos... ¡MÍRAME! - Pisó aun mas fuerte sobre la mano del chico, este hizo lo que se le había pedido - Incluso sentí piedad hacia ti, siéntete honrado, ni siquiera tuve piedad con mi hermana.
El joven Quimera suspiro y negó con la cabeza mientras volvía a sonreír de medio lado, mostrando ligeramente sus dientes.
- Pero no pudiste, no eras capaz de asesinar a Scott sin importar que tantos problemas te causara él, o bueno... Que tantos problemas les hice creer a ambos que el otro causara, pudieron reconciliarse. Incluso mandé a matar a tus betas, pero bueno, en ese sentido si me cobré la víctima - Theo sonrió con perversidad, Stiles no entendió a qué se refería con eso - Sois tan humanos en ese sentido... tanto que me dan ganas de vomitar.
- Prefiero ser humano en ese sentido a parecerme a ti - Escupió entre dientes el alfa.
- ¿A si?
Stiles volvió a gritar cuando el pie de Theo pisó aun mas fuerte encima de su mano izquierda, podría jurar que mas de dos de sus dedos se quebraron. Por lo cual esa mano cayó hacia el lado de su cuerpo, dejándole solo con una mano para aferrarse a la tierra húmeda y quebradiza que le evitaba una muerte horrible y dolorosa. Aun así, Stiles sonrió de medio lado.
- ¿Qué es tan gracioso? - Preguntó Theo alzando una ceja.
- Lo gracioso es que creas que haberme arreglado con la manada de Scott no me sirve de nada - Stiles sonrió aun mas - Es patético que pienses eso.
- ¿Por qué lo dices?
- Date la vuelta y que ellos te lo expliquen.
Los ojos del chico Quimera se abrieron exageradamente, reflejado el mas puro horror, cuando escuchó los gruñidos a sus espaldas. El olor de la lluvia le había impedido sentir el aroma de la manada Hale-McCall, de los cuales ambos alfas se encontraban a menos de dos metros de él.
Luego de soltar un rujido, Derek se lanzó encima del chico Quimera, mientras que Scott corrió hacia donde se encontraba Stiles y le cogió del brazo con sus dos manos.
- Te tengo, hermano - Le dijo con confianza el alfa verdadero.
Stiles se impulsó con sus piernas para así poder comenzar a trepar hacia arriba, Scott le cogió por los hombros y lo empujó hacia la seguridad de alejarlo de aquel acantilado. El joven alfa de cabello castaño observó como Derek y Theo se daban golpes realmente fuertes a unos pocos metros de ellos, intentó ir a ayudarle, pero fue detenido por una flecha que se clavó a pocos centímetros de su pierna.
- Separaos ya, bestias.
Todos giraron sus rostros hacia donde se encontraba la mercenaria apuntándole a Derek con una pistola, Stiles apretó los dientes al ver a aquella mujer que tantos problemas le había causado. Junto a ella se encontraba Kate Argent, con su típica sonrisa socarrona de siempre que daban ganas de quitarle todos los dientes de un solo golpe.
- Aléjate del Quimera, Hale - Ordenó Kate con un tono dominante.
Derek le gruñó a ambas mujeres, la rubia sonrió como el gato de Cheshire mientras que la morena cambió la dirección a la que apuntaba. Ahora en lugar de apuntarle a Derek le estaba apuntando al joven alfa de los lunares, o mas bien a Scott, ya que este se había colocado frente a su amigo para así evitar que esa mercenaria le disparara.
- Piensa lo que vas a hacer, Derek - Le aconsejó la morena - Porque hoy podrías evitar mas muertes.
- ¿Mas? - Murmuró Stiles sin entender.
Scott le miró por un segundo, se encogió de hombros, y regresó la mirada al frente. Centrándose en cada movimiento de la mujer con el arma de fuego, al igual que en los lentos pero aun así felinos movimientos de la cazadora Argent. Stiles, mientras tanto, se concentraba en que sus dedos quebrados terminaran de regenerarse; si quería poder rajarle la garganta a esas malditas desgraciadas iba a necesitar todos sus dedos, ya que ni en un millón de años iba a acercar su boca a esas dos psicópatas.
El lobo de ojos verdes clavó su mirada en sus dos ex-novias, las cuales le miraban con sonrisas de superioridad. Muy a su propio pesar y viendo que no tenía posibilidad contra ambas mujeres armadas, soltó a Theo y se alejó de él; el chico Quimera sonrió con sorna y caminó hacia las psicópatas.
- Esto no se va a quedar así, Stiles - El mencionado frunció el ceño - Por cierto... deberías regresar con tu manada, o bueno... lo que queda de ella.
Braeden sacó algo de su bolsillo y lo lanzó hacia el suelo; cuando esas cosas, las cuales parecían unas bolitas negras, impactaron contra la superficie de tierra una nube de humo se levantó por encima de los tres psicópatas. Scott y Stiles comenzaron a toser, ya que ellos habían estado mas cerca.
Cuando el humo comenzó a disiparse, Derek corrió hacia ambos chicos.
- ¿Estáis bien? - Ambos alfas asintieron - Bien, vámonos.
El pelinegro les ayudó a ponerse de pie y los tres emprendieron camino en el Camaro del pelinegro de regreso a Beacon Hills. Ya que durante la pelea Theo había obligado a Stiles a perseguirle fuera de la ciudad, para así evitar interrupciones, aunque no le sirvió se mucho.
De regreso en el pueblo, Scott marcó el número de Allison, ya que ellos se habían quedado peleando con la manada de Theo y con los Doctores del Pavor.
- ¿Scott? - La voz de la chica sonaba cortada.
- ¿Allison? - El alfa verdadero sonaba preocupado - ¿Estás bien?
- ¿Qué ocurre? - Preguntaron Stiles y Derek al mismo tiempo.
- Lo siento, yo no pude hacer nada. Yo...
- Allison - Stiles le quitó el móvil a su amigo - Allison, dime qué pasó.
- Lo siento... - Repitió la chica, esta vez llorando.
El joven alfa escuchaba como la chica repetía que no había podido hacer nada, que lo sentía y que estaban todos en la veterinaria de Deaton.
- Vamos para allá.
El ojimiel colgó la llamada, luego miró a ambos lobos que le acompañaban y ellos entendieron que debían ir a la veterinaria del Druida. Derek aceleró a fondo y ambos adolescentes se movieron hacia atrás por el envión, pero instantáneamente se acomodaron en sus asientos.
(...)
[STILES]
Incluso dos calles antes de llegar pude sentir como Scott y Derek se tensaron increíblemente, lo cual me puso aun mas nervioso. Incluso antes de subirme al Camaro mi alfa me estaba diciendo que algo iba mal, pero lo estaba ignorando para así poder llegar mas rápido a Beacon Hills.
Una ves frente a la veterinaria, me encuentro con que toda la manada Hale-McCall se encontraba fuera de esta. Solo me bastó con mirar fijamente a Peter para que lo que me temía se volviera una realidad, algo había pasado.
Me bajé rápidamente del vehículo y comencé a caminar hacia la veterinaria, Lydia intentó acercárseme, pero fue detenida por Jackson. El cual me miraba con una expresión de lástima.
- Stiles, espérame - Escuché que me pidió Scott.
No hice caso y caminé hacia el interior se la veterinaria, casi toda mi manada estaba allí. Clavé mi mirada en Angie, la cual se encontraba en una esquina siendo abrazada por Alejandra, la cual retenía el llanto mientras que Sean las abrazaba a ambas. Roy estaba justo al lado de la puerta y cuando entré me miró con una expresión de dolor, Sebastian me colocó una mano en el hombro mientras me hizo una seña con la cabeza para que caminara hacia la otra sala de la veterinaria, Brad se mantenía lejos de él. Maicol apretaba los puños mientras sus ojos brillaban de un color amarillo intenso; noté que la pared junto a él tenía una enorme grieta probablemente le había dado un puñetazo. Percy estaba junto a Roy haciendo lo posible por evitar hacer contacto visual conmigo.
Ni Ana, ni Soraya, ni siquiera Layla estaban allí. Cosa que me preocupó, continué caminando hacia la puerta que me llevaría a la otra sala de la veterinaria, la misma en la que caso había tenido que cortarle un brazo a Derek apenas y lo había conocido.
Abrí la puerta y lo primero que escuché fue un llanto, no tardé mucho en reconocer que era el llanto de Ana. Deaton me detuvo a medio entrar, en su mirada reflejaba lástima y quizás hasta culpa.
- ¿Qué pasó? - Murmuré.
Por dentro estaba rezando que solo fuera alguien herido, que quizás era Ana la cual había salido herida y por eso lloraba. Que esos dos cuerpos cubiertos con sábanas en las camillas eran dos miembros de la manada de Theo y no de la mía.
Pero nunca se cumplen mis suplicas, al ver que Alan no me respondía le hice a un lado y me adentré aun mas en la habitación. Ana volteó a mirarme, me sorprendió que sus ojos brillaran azules, además de estar cristalizados por las lagrimas. Me acerqué a ella y la miré sin entender que era lo que ocurría, se sorbió la nariz y se puso de pie, ya que antes estaba arrodillada en el suelo. Se colocó entre ambas camillas y cogió la punta de ambas sábanas, mientras estas eran retiradas de los cuerpos sentí como si mi corazón se detuviera.
Entonces me desmoroné, frente a mí se encontraban por un lado Soraya y por el otro Layla. Ambas estaban pálidas, con la ropa algo rasgada y con sangre sobre ellas. Agudicé el oído lo mas que pude, incluso escuchaba el aleteo de una mosca que estaba junto a la ventana, solo para así escuchar el pulso de mis dos betas. Nada, no se escuchaba ni el mas mínimo pulso.
Ana se lanzó a abrazarme y yo caí de rodillas al suelo, ambos llorábamos, mis betas del otro lado de la puerta también lloraban. Toda mi manada sufría la perdida de dos hermosas y grandes chicas, y el cielo probablemente celebraba la llegada de dos nuevos ángeles. Mientras tanto yo me desmoronaba lentamente mientras me aferraba a lo único que tenía en ese momento, a Ana, la pobre y devastada madre de la chica pelimorada que descansaba en aquella camilla con un enorme hueco en el pecho.
Sin soportarlo mas, solté el rujido mas fuerte de toda mi vida. Sentí como mis cuerdas vocales se desgarraban, pero no me importó, continué rugiendo sin consuelo.
(...)
[NARRADOR]
Todos los lobos presentes tanto dentro como fuera de la veterinaria se alertaron al escuchar el rujido. El primero en reaccionar a este fue Brad, el cual sabiendo lo que eso significaba comenzó a aullar, a él le siguieron Maicol, Sean y así sucesivamente hasta que toda la manada Stilinski se encontraba componiendo una especie de sinfonía lastimera, dedicándole un ultimo adiós a esas pobres almas que acababan de irse a un mejor lugar.
La manada Hale-McCall se quedó en silencio por una ceña que hizo Derek, el pelinegro comprendía que ese era un momento de luto para la manada. Los demás solo bajaron sus cabezas y se quedaron en silencio.
En el cielo, las nubes de lluvia comenzaban a alejarse para darle lugar a una enorme luna llena, la cual brillaba mas que nunca esa noche. Como si ella recibiera a aquellas dos valientes lobas que habían perdido sus vidas por proteger a otros, la muerte mas bella que se le puede dar a alguien.
NOTA DE LA AUTORA:
Estoy al borde de las lágrimas, por Dios ¿Por qué me torturo con estas cosas? No lo sé, lo lamento mucho, pero quiero guardar un minuto de silencio por esas dos hermosas almas que se nos acaban de ir. La manada Stilinski cuenta hoy con dos betas menos y el cielo con dos ángeles mas, un minuto de silencio por estas dos hermosas personas.
Sin mas que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
Q.E.P.D
Layla Moon Fire
1997-2016
Q.E.P.D
Soraya Rodríguez
1996-2016
Amadas y leales betas, Dios las tenga en su gloria. Amén.
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