[NARRADOR]

La manada Stilinski estaba reunida en la casa de estos, luego de enterarse de que el padre del alfa había despertado de aquel coma todos se pusieron a organizar una parrillada para darle la bienvenida al hombre. El cual iba a salir ese mismo día del hospital gracias a que según los doctores se encontraba en excelentes condiciones.

- No parece que hubiera estado en coma - Había dicho uno de los doctores - No ha perdido casi nada de peso, de hecho, está incluso mas sano que antes.

A Stiles se le hinchaba el pecho de orgullo al escuchar que su padre incluso estaba mas fuerte que antes, una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba en su rostro y nada iba a poder borrarsela por mas que lo intentasen. Ni siquiera los comentarios de Jackson, el cual había ido al hospital para hablar con Derek, le pudieron quitar su felicidad.

Ahora el joven alfa de la manada Stilinski se encontraba comprando una gaseosa de la máquina, porque a su padre se le había antojado y él como buen hijo iría y le compraría su gaseosa. Pero como al parecer las maquinas de ese lugar le odiaban, la desgraciada se había tragado su billete y no le había entregado la gaseosa.

- ¿Problemas de nuevo? - Le preguntó Melissa divertida - Creí decirte que tenías prohibido acercarte a las maquinas desde que rompiste la anterior.

- La desgraciada se tragó mi dolar.

- Si... a veces hace eso - La de rasgos latinos se colocó a un lado de la maquina - Déjame enseñarte un truco interno que tenemos las enfermeras.

La mujer movió sus caderas hacia un lado y luego las regresó con fuerza, golpeando el lado de la maquina expendedora y provocando que de esta cayera una lata.

- Eres una caja de sorpresas - Sonrió Stiles.

- Y no solo funciona si pagas - Volvió a golpear y cayó otra gaseosa - Esa es cortesía de la casa.

Melissa le guiñó un ojo y se retiró a continuar con su turno, Stiles sonrió y cogió la segunda lata. Vaya que estaba feliz de que Melissa fuera a ser la futura novia de su padre, porque él ya lo tenía por seguro, en algún momento alguno de los dos iba a dar el primer paso y saldrían. Eso ya era un hecho.

Caminó hacia la habitación de su padre y se adentró con una media sonrisa, Jhon al verle también sonrió. El hombre aun estaba en camilla solo porque esas eran las reglas del hospital, pero Stiles sabía que su padre ya no lo necesitaba.

- ¿No hay moros en la costa?

- Nop - Stiles enfatizó en la "P".

El Sheriff se quitó las mantas y se sentó al borde de la cama, llevaba unos vaqueros color beige que su hijo le había traído de su casa. Se los había puesto porque la idea de estar con la bata le provocaba un poco de vergüenza, además ya había pasado mucho tiempo postrado en aquella camilla y no lo soportaba mas. Si fuera por él ya hubiera regresado a la comisaría.

- Te encantará la casa, papá - Le decía Stiles mientras le tendía una de las latas de gaseosa.

- Melissa me habló sobre nuevos betas - Stiles clavó la mirada en su padre - ¿Cómo son?

- La mayoría son grandes personas, aunque a algunos aun los tengo en la mira. Ya sabes... por si acaso.

- Si necesitan disciplina no me molestaría encerrarlos en el calabozo por un día o dos, solo para asustarlos - Ambos rieron.

Stiles tuvo que reprimir una carcajada al ver a su padre forcejear con la lata de gaseosa, pues estas eran difíciles de abrir.

- Permíteme - Le quitó la lata, sacó sus garras y la abrió con ellas - Listo.

- Me haces sentir invalido.

- Técnicamente lo estás, ya que estás en el hospital y...

- Recuerda que tengo balas de acónito - Le amenazó su padre.

- Lo siento - Stiles se encogió de hombros - Te va a encantar la comida de Ana, ella hace las mejores papas fritas que vayas a probar.

- Si sigues hablando tan bien de ella me casaré - Stiles soltó una carcajada.

- A Melissa no le va a gustar eso - Su padre le miró alzando una ceja - ¿Qué?

- ¿A qué te refieres con eso?

- ¡Por dios, papá! No nací ayer, tú mas que nadie debería saberlo - Stiles rió - Es obvio que entre ustedes hay química.

- Hablando de química... ¿Y la escuela?

- Primero: Acabé el curso por Internet; segundo: No me cambies de tema - El Sheriff bufó - Anda papá, no me puedes ocultar nada a mí. Nunca has podido y menos podrás ahora que soy un chucho super desarrollado.

- Sigo sin creérmelo - Jhon se encogió de hombros - Pero está bien, admito que quizás siento algo por Melissa.

- Discúlpame mientras choco mi mano contra mi rostro.

Y con esa advertencia Stiles no pudo evitar darse un facepalm en el centro del rostro, causándose un pequeño enrojecimiento que rapidamente se fue gracias a la regeneración de hombre lobo.

- Mas te vale que hables con ella, papá - Le aconsejó, o mas bien amenazó, el ojimiel - Es una mujer muy linda ¿Qué harás si alguien mas se da cuenta de eso?

- Le dispararé - Dijo el Sheriff con normalidad mientras bebía de su gaseosa.

Stiles rodó los ojos, si algo no podía hacer con su padre era hacerlo entrar en razón sobre asuntos del corazón. Porque en eso ambos se parecían, eran testarudos a mas no poder.

Luego de que ambos bebieran las gaseosas, Melissa llegó y al ver al Sheriff sentando y tonteando comenzó a cantarle los cuarenta, por lo cual Stiles se fue para dejarlos solos y de paso deshacerse de las latas vacías.

- Stiles - Derek le llamó desde sus espaldas y el ojimiel se volteó.

El mencionado se volteó para encarar al mayor, aun con una sonrisa en sus labios y una obvia expresión de alivio.

- ¿Qué pasa, Sourwolf?

- Sobre lo que pasó en el bosque...

Stiles ya veía en la expresión del pelinegro que iba a decir algo que probablemente iba a lastimarle, por lo que levantó una mano en señal de que no continuara hablando.

- No es el momento, Derek... - Hubo unos pocos segundos de silencio incómodo - ¿Y qué... ocurrió con tus ojos?

- Oh... te diste cuenta de eso - Stiles asintió - Un encuentro sorpresa con un grupo de Wendigos.

- ¿Wendigos? - Stiles alzó una ceja - ¿Existen esas criaturas?

- Así es, bueno... uno de ellos dejó muy herida a Cora y tuve que absorber su dolor, me pasé de mi límite y... aquí estoy.

- Oh... - Stiles bajó la mirada - Lo siento mucho.

El lobo de ojos verdes se encogió de hombros, regresando a aquel silencio incómodo de antes. Stiles rió.

- ¿Qué es gracioso?

- Me acabo de dar cuenta que has dicho mas de cinco palabras juntas - Volvió a reír el menor - Es un gran progreso, Sourwolf.

El mayor rodó los ojos exageradamente mientras bufaba, era obvio que Stiles siendo lobo seguía siendo igual que como humano. Pero ahora Derek lo había confirmado.

- ¿Y Jackson? - Stiles observó hacia las espaldas de Derek, buscando con la mirada al chico.

- Se fue a casa de Lydia.

- Recuperará el tiempo perdido - Stiles sonrió con picardía.

Derek le observó de arriba a abajo.

- Me sorprende lo tranquilo que lo dices.

- Supongo que... ya superé a Lydia, de todas formas ella nunca iba a fijarse en mí.

- Creí que como ahora eres un Hombre lobo lo intentarías de nuevo.

- Yo también creí eso... - Murmuró el ojimiel - Pero no me agrada la idea de que ella me quiera solo por haberme convertido en un chucho gigante.

- ¿Nunca vas a dejar de hacer esas bromas? - Preguntó el pelinegro un poco fastidiado.

- Nop - El de cabello castaño sonrió como un niño - Jamás de los jamases, Sourwolf.

El pelinegro rodó los ojos, aunque cuando el joven alfa dejó de mirarlo sonrió, nunca siquiera pensó en admitir que las bromas de Stiles le provocaban gracia. Si fuera otra persona les hubiera roto la cara, pero con el chico era diferente, algo en su actitud hacía que aquellas infantiles bromas sonaran mas como un cumplido que como un insulto. Por lo cual a Derek no le molestaba.

Stiles regresó con su padre al cuarto de hospital, pues ya era hora de que le dejaran salir e irse; el doctor llegó y encontró a padre e hijo riendo a carcajadas. Melissa, la cual había entrado con el médico, sonrió; finalmente todo estaba volviendo un poco a la normalidad.

NOTA DE LA AUTORA:

Que lindo el Sourwolf, es un amor de persona. Lo amo, me quiero casar con alguien como él; o con alguien como Stiles.

En fin, sin mas que decirles me retiro deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.