Temp II / Cap VI
Maratón 2/4
[NARRADOR]
La manada Stilinski ya estaba reunida en el patio trasero de la casa, estaban preparando la barbacoa mientras que los menores de la manada jugaban al baloncesto, incluso Maicol jugaba. Pero la diversión se vio interrumpida por el sonido del timbre de la puerta principal.
- Sebastian - Ana llamó al chico de las gafas - ¿Puedes ir tú? Tengo que traer los demás platos antes de que se devoren la comida.
- Claro, yo voy.
- No tardes mucho, o te dejaran sin carne - Ambos rieron.
Sebastian sonrió y caminó por el interior de la casa hacia la puerta principal y abrió la puerta lo suficiente como para asomar la cabeza.
- ¿¡Tú de nuevo!? - Exclamó Sebastian con cierta frialdad.
El mayor no se dejó inmutar, es más, le sonrió y se le acercó empujando la puerta. Estaba por hablar hasta que una exclamación bañada en cierto enfado le hizo retroceder un paso, manteniendo la seriedad.
- ¿Quién es? - Preguntó un chico castaño con los ojos rojos.
- "¿Un alfa?" - Se cuestionó Brad en sus pensamientos.
- Un omega - Dijo Sebastian con cierto repudio.
El mayor se quedó mirando como el chico se retiraba. En ese momento ya lo había decidido, haría cambiar ese tono en el chiquillo insolente, ya no era solo un mero capricho sexual.
Brad le pidió al joven alfa que le permitiera hablar con él, este le miraba con cierta desconfianza, pero aun así le permitió pasar. Estaban ambos sentados, uno frente al otro, los separaba la mesita de té con una taza de café encima, la cual le había sido dada a Brad por una mujer mayor, probablemente una beta del chico. Se encontraban en la recepción de la casa, las voces y risas del patio trasero se habían callado, el omega supuso que era porque los demás betas habían sentido su olor y estaban curioso de quién era él.
- Quiero unirme a tu manada - Soltó el mayor sin rodeos mientras le daba un sorbo a su café.
- ¿Por qué? - Preguntó el alfa con seriedad.
- Necesito una manada y tú a alguien fuerte, no digo que tus betas no lo sean, pero la mayoría son solo críos y yo soy un lobo nacido. Tengo años de experiencia, puedo ayudarte a enseñarles.
El chico de cabello castaño levantó una ceja y tardó unos segundos en responder. Brad miró hacia la puerta donde se encontraba el beta de lentes, con los brazos cruzados y vigilando al omega con una mirada fría.
- ¿Algo más? - Preguntó el ojimiel al ver como una sonrisa dirigida a su beta de lentes se dibujaba en el rostro del mayor.
- Por ahora... No - Dijo volviendo a mirar al alfa, quien le sonreía satisfecho.
- Bueno, supongo que tu ayuda me vendría muy bien. Estamos en medio de una pelea entre manadas y me vendría bien que alguien de tu... - El chico tardó unos segundos en pensar la palabra - ...Élite, hasta ahora solo tengo dos chicos que ya han, ya sabes... Matado a alguien.
- No te rayes, no es necesario tanto tacto para decirlo. Si, he matado a alguien. Pero el bastardo se lo merecía, no es algo que no me deje dormir.
El joven alfa asintió, indicando que entendía a lo que se refería. Invitó al chico a quedarse para la barbacoa, allí se presentó ante todos como Brad Binder, un simple Hombre lobo que se había vuelto omega por vengarse de su padre; además de que dio explicaciones sobre como había llegado a Beacon Hills. Mientras levantaban todos los platos sucios y las cosas que habían sobrado de la barbacoa, Stiles sintió el olor de una persona a la que ya estaba deseando ver para clavarle las garras.
Stiles se levantó estrepitosamente y miró hacia el bosque con el ceño fruncido, los demás también lo hicieron, pues al igual que él habían percibido el aroma del desconocido. El joven alfa se alejó de la mesa y comenzó a caminar hacia la verja que separaba el bosque de la propiedad.
- Maicol, Sean. Vengan conmigo - Ordenó.
Ambos betas se levantaron y mientras ellos lo hacían también lo hizo Brad, quien antes de hacerlo le guiñó un ojo al beta de las gafas que tanto había llamado su atención. Los cuatro lobos comenzaron a ir hacia el bosque, finalmente encontrándose con la persona que había puesto tan furioso al alfa de la manada Stilinski.
- ¿Quién diría que el pequeño Stiles se volvería una para su propia manada? Vaya giro de los acontecimientos - Dijo el chico Quimera riendo.
- No eres bienvenido aquí, Raeken - Escupió con odio el alfa.
- Creo que eres la persona menos indicada para hablarme a mí de límites territoriales - Theo observó a los tres betas - ¿Quienes son ellos?
- Mi betas.
- Este no huele como tu beta - Señaló a Brad - Huele a tierra y a sangre.
- Pues tú no hueles precisamente a rosas - Replicó el hasta hace poco omega con una sonrisa socarrona.
- ¿Para qué viniste, Raeken? - Preguntó Stiles - ¿Acaso tienes deseos suicidas?
- Vengo para hablar con el alfa de la dichosa manda Stilinski ¿No te has enterado? Ya eres alguien famoso entre los sobrenaturales.
- Y los fenómenos, al parecer. Porque si las Quimeras me conocen debo ser realmente querido por las ratas de laboratorio.
Theo soltó un gruñido por lo dicho por el ojimiel y se puso en posición de ataque, los tres betas hicieron lo mismo, volviendo cada uno su respectivo par de ojos a un color azul eléctrico mientras sacaban sus dientes y garras a relucir. El chico Quimera frunció el ceño, pero en lugar de atacar retrocedió un par de pasos sin desviar la vista de los cuatro lobos frente a él, Stiles le sonrió con superioridad y él soltó otro gruñido.
- Esto no se va a quedar así, Stilinski - Murmuró apretando los dientes - Ellos no estarán por siempre contigo y cuando finalmente estés solo... - Theo sonrió mientras hacía el ademán corta cuellos.
- Sigue soñando que lo tocarás, idiota - Dijo Sean reteniendo las ganas de arrancarle la garganta.
- Si, somos mas que tú, aunque no estemos todos. Siempre habrá alguien para proteger a la manada - Agregó Maicol.
- ¿Siquiera hay una posibilidad de que este tipo mate a alguien? Es adorable, no me creo que sea alguien malo - Dijo burlonamente Brad.
Ya harto de ser insultado, Theo Raeken soltó un bufido y se fue a toda velocidad. Los cuatro lobos rodaron los ojos ante la acción tan cobarde del Quimera.
- ¿Ahora qué hacemos?
- Ustedes quédense y cuiden a los demás, yo lo voy a seguir.
- Acaba de decir que te quiere matar cuando estés solo y tú nos dices que iras a seguirlo SOLO - Le hizo notar Brad.
- No voy a ir solo, pero ustedes se quedan.
Los tres betas asintieron y retomaron camino a la casa de la manada, pero Stiles detuvo a Sean antes de que alcanzara a los demás. El mayor le miró expectante a lo que su alfa iba a decirle.
- No pierdas de vista al nuevo, y que no se acerque a Sebastian.
- Entendido - Asintió el pelinegro - Ten cuidado.
- Siempre lo tengo - Stiles le sonrió y permitió que el chico se fuera.
Mientras seguía el rastro de tío Stiles le mandó un mensaje a Peter, pidiéndole que le alcanzara, también le mandó un mensaje a Allison. Ya que una cazadora capaz de destruir cabezas a flechazos nunca está de mas a la hora de seguir a una Quimera psicópata. El primero en llegar al encuentro del alfa fue, obviamente, Peter. La menor de los Argent se tomó un poco mas de tiempo ya que no le dieron un lugar fijo al que ir, por lo que los alcanzó justo cuanto estaban frente a la puerta de un bunquer a las afueras de la ciudad.
- ¿Para qué es esto? - Preguntó Allison.
- Es un refugio anti bombas - Le respondió Peter con un tono de "Es obvio".
- Ya sé lo que es, perro - Soltó con desdén la humana - Pero no entiendo para qué está aquí, en el medio de la nada.
- Si algo aprendí de vivir en Beacon Hills es que nada es lo que parece - Dijo Stiles para evitar que los otros dos continuaran peleando - ¿Entramos o prefieren quedarse disfrutando del clima?
Allison le miró con el ceño fruncido, ya que ella era la única que sentía el frío de esa noche, maldecía en silencio a los Hombres lobo que la acompañaban por no verse afectados por la temperatura. Tomando la iniciativa, la cazadora abrió la puerta de aquel bunquer, la cual chirrió de forma molesta y aguda, molestándole en los oídos a los lobos. La humana sonrió, a ella no le afectaban tanto esos ruidos, aunque sí le eran molestos.
Los tres se adentraron en aquel bunquer, el cual era mucho mas profundo que un refugio anti bombas normal. Era un enorme y extenso pasillo que parecía no tener fin, aunque al final se veía que el pasillo continuaba hacia la izquierda. El lugar podía ser un digno escenario de una película de terror, un enorme pasillo apenas iluminado por luces parpadeantes que emitían un zumbido cada tantos segundos y con varias puertas de cada lado, las cuales estaban cerradas. Los tres comenzaron a caminar, Stiles delante de todos, Allison en el centro y Peter cuidándole la espalda.
Al doblar en el final del pasillo se encontraron de frente con otro pasillo similar al primero, pero con una puerta abierta. El joven alfa comenzó a caminar hacia allí y se asomó con cautela, vigilando sus flancos y la ruta de escape en caso de una emboscada.
- Me quedo cuidando la puerta - Dijo Allison aferrándose a la pistola que había decidido llevar, mas practica que un arco.
Ambos Hombres lobo asintieron y se adentraron en aquel cuarto, a Stiles le recordó instantáneamente a una película de terror que se había visto de niño, una en la que en un hospital se encontraban varios psicópatas que robaban órganos a las personas que llegaban para mantener viva a la esposa del jefe. La había visto de niño con Scott una noche en la que sus madres y el Sheriff se habían ido a una cena con unos amigos y los habían dejado con una niñera que mas que cuidarlos solo hablaba por teléfono. Por eso quedaron traumados por dos semanas con miedo de ir al hospital. Stiles sonrió ante el recuerdo de esa noche de películas con su ex-mejor amigo, pero su sonrisa se convirtió en un ceño fruncido cuando, de repente, el sonido hueco de algo cayendo al suelo le alertó.
El joven alfa bufó y se volteó para ver que Peter se había quedado con las manos en el aire intentando evitar que la cabeza de un modelo anatómico cayera al suelo.
- ¿Enserio? ¿Por qué mejor no rujes y así le cuentas a quien quiera que esté aquí que estamos hurgando en sus cosas? - Le preguntó Stiles molesto, el mayor se encogió de hombros.
- ¡AYÚDENOS! - Un grito formado por dos voces conocidas para el joven alfa venía desde detrás de un armario.
Ambos lobos se miraron y sin dudarlo corrieron a mover el mueble, al hacerlo se dieron cuenta de algo, allí atrás había una puerta de metal con una pequeña ventana rejada, dentro no había luz. Pero la que se filtraba por esa rendija permitía ver dos siluetas, dos siluetas delgadas y encadenadas al suelo.
NOTA DE LA AUTORA:
Wooo *O* aquí les dejo otro capítulo recién sacado del horno ¿Quienes serán esas dos voces conocidas? Yo sola sé quienes son, no les voy a decir. Soy muy malota 7w7.
En fin, sin mas que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top