Temp II / Cap II
[NARRADOR]
- ¡Ah! - Laila Gritó al despertar y ver frente a ella a un chico.
El chico de cabellos color miel la sujetó por los hombros y la miró directo a los ojos para intentar tranquilizarla, pero la pobre adolescente esta eufórica.
- T-tranquila, no voy a hacerte daño - Habló el chico con una sonrisa.
- ¿¡Donde estoy!? - Preguntó la chica con la voz rota - Estaba con mis amigos en el bosque y... ¡Un monstruo nos atacó! Creí que iba a morir y... y... - La chica comenzó a hiperventilarse mientras lloraba.
Ana llegó con sus instintos de madre a flor de piel para socorrerla, detrás de ella venía Peter. La mujer solía trabajar como enfermera antes de la muerte de su esposo, luego lo dejó para poder pasar mas tiempo con su hija. Ella tenía experiencia atendiendo a personas con ataques de pánico.
- Sh... Calma, cariño - Dijo abrazando a la chica para luego ayudarla a ponerse de pie - Estás a salvo, nadie aquí va a lastimarte.
Los dos lobos machos allí no podían decir si lo que funcionó fueron las palabras o la radiante sonrisa de Ana, pero la chica dio un largo suspiro y se relajó. Aunque aun lloraba y se abrazó a la mujer para encontrar refugio en su hombro. La pelirroja la rodeó con sus brazos y comenzó a acariciarle la espalda mientras miraba a Peter y a Roy indicándoles que se fueran, ambos lobos la obedecieron.
- Ahora te llevaré arriba y mientras te das un baño te preparo algo de comer ¿Está bien? - La chica asintió - Bueno, acompáñame.
Rodeándola con un brazo Ana llevó a la adolescente hasta el segundo piso de la casa y la dejó pasar al baño que tenía en su cuarto, nadie entraba allí, por lo que nadie iba a molestar a la joven mientras se bañaba y analizaba su situación.
- Trataste muy bien a esa chiquilla - Le dijo Peter a Ana mientras esta le daba la espalda y cortaba un pan para hacer un sandwich - ¿Por qué?
- No todos aquí hacemos las cosas para recibir algo a cambio - Le recriminó aun dándole la espalda.
- Pues si me conocieras un poco mejor sabrías que no soy así todo el tiempo - Aun de espaldas la pelirroja sabía que Peter estaba sonriendo - Puedo ser muy, MUY amable cuando quiero.
Sin titubear Ana se dio la vuelta y la punta del cuchillo quedó apoyada en la barbilla de Peter, el cual se había comenzado a acercar mientras la beta estaba de espaldas. Ana lo miraba con el seño fruncido y a medida que Peter alejaba las manos de su cintura ella alejaba el cuchillo. El lobo miraba el objeto punzante en la mano de su compañera listo para esquivarlo si esta intentaba clavárselo de nuevo.
- Si vuelves a intentar tocarme te juro que te cortaré tus pelotas de lobo mienrras duermes ¿Me entendiste? - Peter asintió repetidas veces.
Ana lo empujó para alejarlo y se volteó para volver a lo que estaba haciendo. Era obvio que luego de eso el hombre no intentaría otro acercamiento indebido, no al menor por lo que restaba del día.
Cuando finalmente logró calmarse subió para llevarle la comida, un vaso con agua y algo de ropa a la chica que estaba en su cuarto. Antes de entrar golpeó a la puerta.
- ¿Q-quien es? - Preguntó una voz del otro lado.
- Soy Ana, te traje algo de ropa.
- P-puedes pasar.
La pelirroja abrió la puerta y se encontró a la chica cubriéndose con la bata de baño que ella tenía en su habitación. Al notar que la mayor la miraba Laila se puso nerviosa.
- N-no quise ponérmela sin permiso... E-es solo que mi ropa está rota y...
- Tranquila, te queda mejor que a mí - Le dijo Ana con una sonrisa - Toma, te traje algo de ropa y comida.
La adolescente sonrió y cogió primero la ropa; para luego meterse al baño y salir minutos después completamente vestida. Mientras la chica de cabello blanco comía sentada en la cama Ana estaba sentada en un sillón que tenía allí esperando pacientemente a que la chica acabara con su muy deseado alimento, y es que comía como si no lo hubiera hecho en meses.
- "La mordida" - Pensó Ana.
La chica terminó con su alimento y dejó el plato descansar encima de sus rodillas, Ana se levantó y le sonrió.
- Muchas gracias por todo - Dijo Laila con una pequeña sonrisa.
- No hay problema, cariño.
- Pero no entiendo ¿Ustedes me encontraron y me rescataron? ¿Qué ocurrió con ese monstruo?
La pelirroja tomó aire y se sentó junto a la chica, tomándola por ambas manos en señal de que intentaba tranquilizarla. La menor la miraba directamente a los ojos.
- Escucha, lo que te ocurrió fue un desafortunado acontecimiento. Pero debes comprender que quien lo hizo no lo hizo con la intención de lastimarte.
- ¿De qué hablas?
- La persona que te atacó, mi alfa, estaba pasando por un mal momento: Tenía muchas presiones y estaba herido. Se dejó llevar por sus impulsos y te hizo eso, pero no fue con intención.
- P-pero... no entiendo.
La pelirroja suspiró, no encontraba las palabras correctas para explicarle a esa chica su nueva condición, no quería hacer lo mismo que le había contado Stiles que su hija hizo con el chico nuevo y que anteriormente le había hecho Angelin a Soraya. Pero no encontraba forma de explicarlo delicadamente.
- Verás... Me imagino que has visto películas de Hombres lobo ¿Verdad? - La chica asintió - Bueno, no son como los de las películas. Algunos de ellos si son malos, pero otros no, otros viven aquí entre nosotros como personas normales.
- ¿De qué hablas? Eso no tiene sentido.
- Se lo loco que suena, pero puedes comprobarlo por ti misma. Solo tienes que cerrar los ojos, concentrarte y abrirlos - Ana cogió el plato de las piernas de la chica y se levantó - Si necesitas algo solo di mi nombre, no es necesario gritar aquí.
Luego de eso la mujer se fue dejando a una muy confundida adolescente sentada en su cuarto. Laila comenzó a caminar de un lado al otro sin poder creerse lo que acababa de decirle aquella mujer, intentó creer que no era verdad, pero Ana sonaba realmente segura de lo que le contaba.
Intentó hacer lo que la mujer le había dicho, se colocó frente al espejo de cuerpo completo que tenía la mujer en una esquina, cerró los ojos y respiró profundo para luego comenzar a concentrarse, aunque no sabía bien en que tenía que concentrarse. Decidió que lo mejor sería comenzar a tensar sus músculos, las cosas en las películas siempre pasaban cuando alguien se ponía tenso.
Abrió los ojos y se quedó de piedra al ver que sus iris eran amarillos, no entendía por qué eso le ocurría a ella, siempre las cosas extrañas le pasaban a ella. Desde niña el pasaba.
Aterrada y nerviosa comenzó nuevamente a respirar mal, sus ojos se llenaron de lagrimas y comenzó a hiperventilarse. Deseaba que esto sea un sueño del cual pronto despertaría, en su incómoda cama de hotel mientras esperaba a que sus amigos cocinaran lo que sea que habían cazado la noche anterior, porque para eso vivía, eso era lo que le gustaba hacer.
- Ana... - Dijo en un hilo de voz - ¡Ana! - Repitió esta vez estallando en lagrimas.
La madre de la manada no tardó nada en llegar al cuarto y lo primero que hizo al entrar fue abrazar a aquella chica que ahora le despertaba un sentimiento de lástima inigualable. Estaba a punto de ponerse a llorar con ella, pero en ese momento la niña necesitaba una compañía silenciosa y fuerte. A Ana le parecía como si estuviera viendo a su propia hija desmoronarse en sus brazos, ella siempre había tenido un instinto maternal mas fuerte que ella y ahora que era una loba se había vuelto aun mas fuerte.
(...)
[SEAN]
Acababa de regresar de hacer las compras, estaba conduciendo a la mansión cuando veo a Angie caminando en la misma dirección. Bajé la ventanilla del auto.
- ¿Te llevo? - Le pregunté.
Ella solo me miró de reojo y continuó caminando, fruncí el seño y pegué un volantazo, dejando el auto en el camino de Angie y con parte de este encima de la senda peatonal. Ella me miró con el seño fruncido.
- Anda, no pierdes nada con que te lleve - Soltó un bufido, pero se subió al asiento del copiloto - ¿Como has estado?
- Bien - Respondió secamente mirando por la ventana.
Di marcha atrás y saqué el auto de la senda peatonal, retomando camino hacia la casa de la manada.
- ¿Vas a ir al torneo? - Pregunté intentando pelear contra el incómodo silencio que se apoderaba del auto - Soraya me dijo que jugarían contra otras escuelas.
- Ya no puedo ir - Refunfuñó ella.
- ¿Por qué no? - Pregunté alzando una ceja.
- Estaba con Allison y Lydia, ya no puedo ir.
Solté un suspiro, esa era una obvia forma de sacarme en cara que yo había hecho un escándalo y además le había dicho cosas horribles. Si pudiera regresaría en el tiempo y me golpearía por pendejo (Yo quiero golpearlo por pendejo -_-).
- Mira, Angie... - Comencé a hablar cuidando mis palabras - Fui humano y según dice la biblia: "Errar es humano y perdonar es divino". Así que como yo fui humano y tú eres divina te quiero pedir perdón.
Noté como Angie intentó mantenerse seria, de verdad lo intentó, pero finalmente se le escapó una sonora carcajada. Por poco y me deja sordo la forma en la que se rió.
- Me rompiste los tímpanos - Le dije.
- Te pasa por malo - Volvió a reír - Consideraré tu propuesta, pero tengo condiciones.
- Dime...
- Primera condición: Me vas a dejar estar con Allison y Lydia ¿Entendido?
- Eh... - La vi fruncir el seño - Uhg... está bien.
- Segunda condición: Me vas a tener que llevar al torneo y quedarte a vernos - Acepté - Tercera condición: Me darás cincuenta dolares por mes.
- Espera... ¿Qué?
- Lo que escuchaste - Estiró su mano hacia mí - Quiero cincuenta ahora.
- Diablos... eres ambiciosa - Le entregué el dinero.
- Stiles dice que seré empresaria - Lo cogió y se lo guardó en el bolsillo - Así que... ¿Nos llevas?
- ¿Nos? - Pregunté.
- Si, genio. A Soraya, a las chicas y a mí.
- Me voy a arrepentir por esto... - Apreté mi agarre en el volante - Está bien.
Angie sacó su teléfono y marcó un número para luego activar el alta-voz sabiendo que aunque no lo hiciera yo oiría toda la conversación.
- ¿Hola, Angie? - La voz de la tal Lydia hizo eco en el auto.
- Hola, Lyds. Prepárate porque vamos a ganar el torneo, querida.
- ¿No se supone que no puedes juntarte conmigo? ¿Qué ocurrió?
- Algo muy extraño pero bueno.
- ¿El tipo ese aterrador se murió?
- No, tonta. Pero entendió que no todos ustedes son malas - Angie me miró con una sonrisa - ¿Qué dices? ¿Su excelencia puede venir al partido?
- Vamos a barrer el suelo de la cancha con las demás.
(...)
Sean estuvo varias veces a punto de tirarse del auto cuando pasó a recoger a Soraya y a las otras dos chicas y estas comenzaron a hablar acerca de "Cosas de chicas". Tenía muchas ganas de meterse un tiro con una bala de aconitó en el medio de la cabeza, pero lo resistió, porque al ver como Angelin se reía y hablaba sentado junto a él, mostrando aquella sonrisa de niña pequeña que la caracterizaba desde que la conoció, no pudo evitar estar feliz. Esas chicas, a pesar de ser de otra manada no muy amable con ellos, lograban que su "Hermana menor" estuviera feliz y si ella era feliz él también lo era.
- Buena suerte, chicas - Dijo el de ojos grises mientras estacionaba frente a la escuela.
- No la necesitamos - Dijo Lydia con un tono de superioridad - ¡Es obvio que vamos a ganar! ¿Verdad, chicas?
- ¡Si! - Gritaron las otras tres mientras se colgaban sus mochilas con la ropa que iban a ponerse luego del torneo.
- ¡Nos vemos! - Angie se despidió primero de Sean con un beso en la mejilla, lo mismo hizo Sora.
- Adiós, eh... - Allison se ruborizó al no recordar el nombre del mayor - Lo siento, no recuerdo tu nombre.
- Sean - Respondió el pelinegro - Sera mejor que me vaya, procura no lastimar a nadie.
- ¿Nosotras? - Lydia se señaló.
- No, Angie - La mencionada sonrió fingiendo inocencia - No quiero tener que venir con Stiles y fingir que somos una especie de pareja que te adoptó.
- ¡Pero si sois adorables! - Las cuatro chicas rieron.
- Me voy antes de cualquier otro comentario, adiós.
Sin mediar mas palabra Sean volvió a encender su vehículo y lo sacó del estacionamiento de la secundaria de Beacon Hills. Su próxima parada era ayudar a su alfa con los nuevos betas.
NOTA DE LA AUTORA:
Siiii *-* Sean y Angie ya de reconciliaron, no me maten al muchacho, tenganle piedad. La beta le pertenece a UnamedGrilAJMP, personalmente me gustaron mucho sus betas, sobre todo el chico que aun no aparece pero es super guay.
En fin, sin mas que decirles me despido mandándoles muchos besos y abrazos de lobo alfa (Porque los de oso ya están sobrevalorados) y les deseo un buen resto del día. Adiós mi amada y linda manada de lobitos, espero que les haya gustado la actualización.
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