IV
[STILES]
Pasaron otros tres días luego de que convertí a Sean en un hombre lobo. Al principio tuvimos problemas para que él lograra controlarse, aun mas cuando descubrimos que su abstinencia provocaba que se convirtiera y comenzara a atacarme, varias veces habíamos terminado los dos manchados con la sangre del otro, pero él siempre lograba recuperar el control en cuanto le recordaba que al atacarme estaba desprotegiendo a Angelin y a Soraya, a las cuales quería como si fueran sus hermanas. Ellas se habían vuelto su ancla, sobre todo Angie, ya que ella le recordaba a su hermana menor, de la cual no le gustaba hablar con nadie.
Estábamos vestidos de forma elegante para ir al estudio jurídico en el que trabajaba la abogada de la familia de Sean, estaba en la ciudad cercana, solo eran unas dos horas de viaje en auto si te detenías a cargar gasolina, pero ya habíamos dejado los tanques llenos la noche anterior. Mientras Sean conducía las chicas cantaban las canciones que pasaban en la radio y Ana intentaba hacerlas callar porque según ella no había que distraer al conductor, llegamos a la ciudad y fuimos directo a almorzar en un restaurante bastante llamativo, no era sitio muy costoso pero de verdad tenía una gran atención y una comida de la mejor calidad. Luego de almorzar pagamos la cuenta, nos subimos al auto y continuamos nuestro camino hacia el estudio jurídico, una vez allí solo bajamos Sean y yo. Las chicas prefirieron quedarse en el auto, entramos y una recepcionista nos llevó hacia la oficina de la señorita Smith, abogada de la familia Hunter desde que Sean tenía la capacidad de recordar. La mujer recibió al chico abrazándolo de forma familiar y amorosa, el mayor correspondió al abrazo.
-¿Qué te trae tan lejos de tu pueblo? - Dijo la mujer rompiendo el abrazo - Digo, es bueno verte después de tanto tiempo, pero me temo que tu visita no es solo para tomarnos un café y presentarme a tu... - La chica me miro.
- Amigo - Dijimos Sean y yo al mismo tiempo.
- Stiles me ayudó a dejar esa basura de la que vivía antes, llevo cuatro días limpio.
La mujer me sonrió, se acercó a mí y me dio un fuerte abrazo. Bien pudo haberme roto un par de costillas a causa de la fuerza con la que lo hizo.
- Muchas gracias - Me dijo al oído para luego alejarse.
Sean sonrió al escucharla, ambos teníamos oídos super desarrollados, por lo que nadie que susurrara tan cerca podía evitar que escuchemos. La mujer sacó una carpeta de un cajón en su escritorio y de esta sacó in contrato por herencia, Sean había heredado una muy buena suma de dinero luego del trágico fallecimiento de sus padres, pero él me había explicado que nunca la cobró porque había jurado por la memoria de su familia que no iba a gastarla en esas cosas a las que él era adicto. Luego de que Sean leyera y firmara los papeles la mujer tecleó algo en su computadora portátil.
- Tu cuenta bancaria ya está habilitada para que retires el dinero - Dijo sonriente la abogada - Espero que nos veamos pronto.
- Lo mismo digo, sera mejor que nos vayamos - Sean se despidió de la mujer con otro abrazo.
Yo estaba a punto de salir siguiendo a Sean pero la abogada me detuvo jalandome del brazo, su expresión reflejaba preocupación, la cual también podía oler.
- Te suplico que te asegures de que no vuelva a caer en las drogas, Sean es un buen chico con una vida difícil, pero él puede ser mas que una futura víctima de sobredosis.
- Los mismo opino yo, no se preocupe, Sean no tocara nada de esa mierda mientras yo esté ayudándolo.
- Te lo agradezco mucho, Stiles - Ella me dio un beso en la mejilla y luego me dejó ir.
Regresamos al auto dándonos codazos y riendo porque bromeé diciéndole que me sorprendió que no se fumara aquel contrato, Sean se tomaba muy bien las bromas acerca de su problema, me dijo que era porque así se recordaba a sí mismo que no debía volver a caer en esas mierdas, ademas de que su hermana menor solía decirle que mientras mas se riera de sus problemas menos le afectarían, y en mi opinión eso funcionaba, él cada vez estaba mas alejado de las drogas y podía pasar una mayor cantidad de tiempo sin recordar que alguna vez dependió de ellas. Supongo que convertirlo en hombre lobo ayudó, él ya no dependía de nada mas que de la luz solar para fortalecerse.
Luego de que regresáramos al auto íbamos a cumplir la siguiente parte del plan. Mudarnos a Beacon Hills, era un cambio muy difícil para todos mis betas, Ana iba a tener que solicitar una transferencia en su trabajo, curiosamente era policía, Angie y Sora tenían que despedirse de sus amistades de la escuela y Sean... bueno, Sean salió del pueblo asomado por la ventanilla del auto y enseñándole el dedo de en medio a todos los que cruzaba por la calle. No pudimos evitar reírnos al ver como algunas personas le respondían haciendo lo mismo, el viaje fue largo y tedioso porque veníamos detrás del camión de mudanza que traía los muebles y las cajas llenas de cosas.
Luego de que casi muero estando encerrado en el auto con las chicas, le agradecí a Dios cuando vi el letrero de Beacon Hills, por poco y me bajo a besarlo, pero así el viaje se haría mas largo y Sean no soportaría otra hora sentado con las chicas gritando en el asiento trasero. Nos detuvimos frente a la casa que Sean insistió en comprar, quedaba a las afueras del pueblo y era realmente grande, me recordaba a la mansión Hale, solo que esta tenía paredes de ladrillo y en mi opinión lucía mucho mas acogedora. Angelin fue la primera en bajar del auto y correr hacia adentro, el resto la seguimos caminando y en cuanto entramos a la casa la escuchamos gritarnos.
- ¡Este será mi cuarto! - Dijo eufórica.
Las habitaciones no eran un problema, la casa era mas ancha que alta y tenía un gran número de cuartos, siete de ellos con baño privado. La cocina era enorme y estaba conectada a un comedor que pensábamos usar con gusto, la sala estaba separada por una pared de un cuarto de juegos en el que planeábamos poner un televisor y varios sofás, junto con una consola de videojuegos y algunos libreros con libros que habíamos encargado en la librería del pueblo, la que debía ser la sala íbamos a convertirla en una especie de recepción, con sillones de algodón y una mesa de café frente a la chimenea. Luego cada uno remodelaría su habitación como quisiera con los muebles que habíamos comprado por Internet y no tardaban en traernos.
Cuando finalmente todo estuvo en su lugar ya eran las 22:30 PM. Les avise a todos que no comeríamos en la casa, sino que iba a llevarlos a mi casa a cenar. Quería que mi padre conociera a mis amados betas, por lo que todos se ducharon y vistieron para luego salir en el vehículo de Ana hacia mi casa, no tardamos mucho en llegar, una vez frente a la puerta pude ver el vehículo patrulla de mi padre, baje del auto siendo seguido por mi manada, los cuales se quedaban cerca debido a que el olor de la manada de Scott estaba muy impregnado en mi casa. Golpeé la puerta y espere a que mi padre abriera, al verme se lanzó para abrazarme y yo hice lo mismo. Cuando nos separamos y entramos a la casa pude sentir el aroma de toda la manada, ellos habían estado aquí.
- ¿Quienes son ellos, hijo? - Me preguntó mi padre refiriéndose a mis acompañantes.
- Veras papá... ¿Recuerdas que estuve en el hospital por dos semanas?
- Como olvidarlo - Lo escuche bufar - Casi me da un ataque cuando Melissa me llamó para decírmelo.
- Pues veras... - Mande a mis betas a la cocina con unas señas, necesitaba hablar con mi padre a solas - El hombre que intentó matarme era un alfa - Mi padre asintió - Y me mordió, pero como murió ahora yo... soy un alfa - Vi como mi padre soltaba todo el aire de sus pulmones y me miraba fijamente.
Me sentí como si tuviera 10 años de nuevo, cuando él me miraba de esa forma no significaba nada bueno y era porque estaba meditando sus opciones. Tragué saliva y le rasqué la nuca, espero que se lo tome bien y no tener que salir corriendo.
- ¿Ellos son tu nueva manada? - Me preguntó sin cambiar su expresión, yo solo asentí - ¿Confías en ellos?
- Si, lo hago - Le dije con micha seguridad.
- Pues entonces yo también lo haré, pero ten cuidado... no quiero otro Peter Hale - Ambos reímos y presenté a mi padre ante toda la manada.
Luego de la cena envié a todos a la nueva casa para que descansaran, yo aun debía irme para ver a mis amigos. Espero que no se enojen conmigo por haberme ido tanto tiempo.
[NARRADOR]
Toda la manada estaba reunida en la reconstruida mansión Hale, las cosas se habían vuelto muy tensas desde que Stiles había desaparecido, los lobos peleaban entre ellos y no había nadie que los hiciera calmarse y les recordara que no eran enemigos. La puerta se abrió dejando entrar al ojimiel, todos al sentir su olor corrieron hacia donde el chico se encontraba, este fue invadido por millones de preguntas y gritos, incluso Derek le gritaba preguntándole dónde demonios había estado todo este tiempo.
- Cambien le alegro de verlos, estoy bien... no es necesario que me apretéis de esta forma.
Toda la manada estaba abrazando a Stiles, el cual apenas podía respirar. Pero todos se alejaron al sentir el olor característico de otros lobos, miraron al chico con los seños fruncidos y comenzaron a olerlo. Olía a un alfa, pero el olor estaba demasiado pegado al chico, casi como si fuera de él. Todos en la manada se quedaron mirando fijamente al chico el cual les sonrió y soltó una pequeña risita.
- Veo que ya se han dado cuenta - Stiles parpadeó, dejando ver sus ojos rojos y dejando aun mas en shock a la manada - ¿Cómo me veo?
(...)
- ¿¡Cuando pasó esto!? - Los gritos de el alfa verdadero resonaron en toda la casa Hale - ¿¡Por qué no dijiste nada!?
- Escucha Scott, relaja los humos - Stiles levantó las manos en señal de paz - Llevo siendo un alfa desde que ese loco me atacó en el bosque y yo lo maté.
- ¿Por qué no nos dijiste nada? - Preguntó Lydia dolida - Podríamos haberte ayudado.
- Iba a decirles, pero primero quería hablar con mi padre y no lo he hecho hasta ahora - Dijo el ojimiel rascándose la nuca.
- ¿Por qué abandonaste la ciudad? - Preguntó Derek cruzándose de brazos.
- Digamos que estaba corriendo por el bosque y escuche a alguien llorando y me encontré con una chica a punto de morir, una cosa llevó a la otra y... la mordí.
- ¿Así que tienes una beta? - Peter sonreía mientras hablaba.
- De hecho... tengo cuatro.
- ¿¡QUÉ!? - Toda la manada gritó al mismo tiempo y los oídos del castaño zumbaron.
Toda la manada comenzó a decirle que era un irresponsable y que no lo ayudarían por actuar tan impulsivamente, Stiles se estaba hartando de escucharlos y para callarlos soltó un rugido desde el fondo de su garganta, haciendo que todos se quedaran callados mirándolo. Isaac y los gemelos lo miraban con el seño fruncido y en posición de ataque.
- ¿Quién dijo que necesito de tu ayuda? - Dijo mirando a Scott - Cuando eramos humanos yo era el mas fuerte, luego te volviste un hombre lobo alfa, pero ahora ambos lo somos y el marcador está apretado.
- ¿Qué insinúas?
- Soy mas fuerte que tú.
- ¿Qué te hace pensar eso? - Gruñó Scott.
- Mi manada es mas unida y no tengo que mantenerlos separados para que no peleen - Stiles sonrió triunfal, había ganado la pelea - Ahora me voy, mis betas me están esperando.
Sin decir ni una palabra mas Stiles salió de la mansión Hale con la frente en alto y una sonrisa de suficiencia adornando su rostro. Se colocó unas gafas de sol para ocultar sus ojos y cortó camino por el bosque hasta llegar a su nueva casa, él seguiría viviendo con su padre, pero quería pasar la noche con sus queridos betas.
Llegó a la casa y frente a la puerta lo esperaba Sean cruzado de brazos, el de cabello negro lo miraba preocupado.
- ¿Estás bien? - Preguntó siendo capaz de sentir la tristeza en su alfa.
- Ellos no confían en mí, mi mejor amigo me acusa de ser un irresponsable y de haber actuado por impulso.
El mayor le dio un abrazo al ojimiel, puede que Stiles fuera el alfa, pero Sean sabía que él seguía siendo un adolescente de 17 años y se merecía ser tratado como tal por su manada, sumándole el respeto que debían tenerle por ser el líder de la manada. Se separaron del abrazo y el castaño soltó un bufido.
- Escucha, no les hagas caso a esos idiotas. Aun no se dan cuenta de lo que acaban de perder - El pelinegro le sonrió a su amigo - ¿Qué tal si aprovechamos que las chicas duermen y salimos de fiesta? Que la ciudad conozca a la bestia Stilisnki.
El joven alfa no pudo evitar soltar una carcajada ante el apodo, Sean solía llamarlo así desde la primera vez que él rugió para que Sora y Angie dejaran de pelear y ambas chicas se quedaron estáticas mirándolo. El menor asintió y cogieron las llaves del vehículo de Ana prestadas, esa noche se irían de fiesta y no iban a preocuparse por nada, solo por pasarla bien, como si fueran dos chicos normales.
NOTA DE LA AUTORA:
Bueno gente, hasta aquí llega el capítulo de hoy. Espero que les haya gustado y que no me maten por cortarlo, lo que pasa es que en el próximo capítulo aparecerá otro beta y si lo presento aquí me quedaría demasiado largo.
Sin mas que decirles me despido, les mando muchos besos y abrazos para todos y les recuerdo que los quiero. Adiós mi hermosa y pervertida manada.
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