III
[STILES]
Ya llevaba una semana conviviendo con mis queridas betas en la casa de Ana y Soraya, nos las habíamos arreglado para que mi padre me dejara quedarme con ayuda de Ana y sus super poderes de madre para que mi padre me dejara quedarme el tiempo que quisiera, le agradaba que estuviera con otras personas ya que él estaba investigando unos asesinatos y le preocupaba dejarme solo en casa. Pasar la noche con dos adolescente fue algo realmente incómodo para mí en un principio, todo iba bien hasta que ellas comenzaron a preguntarme acerca de si tenía novia o algo por el estilo. No le sentía con la suficiente confianza como para decirles que era bisexual aun, aunque tarde o temprano debía hacerlo, ellas eran mis betas y una manada con secretos es una manada separada, eso lo sabía por experiencia; me sentí como en un interrogatorio hasta que Ana llegó para salvarme.
- Ya basta, chicas - Les dijo con el típico tono de madre - Déjenlo descansar, a sido un día largo para todos.
- Está bien - Dijeron ambas mientras hacían un puchero y se acomodaban debajo de sus respectivas sabanas.
Estábamos durmiendo en la sala, ya que en el cuarto de Sora no había suficiente espacio para los tres. Por lo que nos las habíamos arreglado para armar una especie de campamento en la sala de la casa, Angie dormiría en el sofá mas grande, Sora había juntado dos pequeños y yo estaba en el suelo con una bolsa de dormir, no me molestaba en lo mas mínimo, después de todo la comodidad de los betas siempre es primero que la del alfa. Nos quedamos hablando hasta entrada la noche y finalmente nos dormimos, pero me desperté a media noche luego de una pesadilla de lo mas extraña, soñé que otra manada nos atacaba, podía ver la sangre y escuchar los gritos de mis betas suplicando que las ayudara. Estos eran callados cuando una enorme criatura negra se lanzaba sobre ellas y las asesinaba sin piedad, dejándome a mí para morir al último; pude sacar un buen pensamiento de todo esto, estaba a gusto con mis actuales betas. Pero debía pensar en que ya era tiempo de conseguir un beta de genero masculino, alguien que pudiera ayudarme a protegerlas de lo que sea que nos pudiera atacar en un futuro. Me levante del suelo y camine hacia la puerta.
- ¿Alfa? - La voz de Angie me hizo voltear - ¿A dónde vas?
- A caminar, regresare antes del amanecer, no se preocupen - Ella bostezó y asintió, volviendo a recostarse.
Salí de la casa con un único objetivo, encontrar a mi nuevo beta. Debía pensar bien a quien convertir, no quiero un Jackson en mi manada o un Peter en mi manada.
(...)
Por las oscuras calles del pueblo recientemente asotado por un joven lobo alfa, un chico camina sin preocuparse por ello, aunque es difícil preocuparse por algo que ni siquiera crees o sospechas que existe. Lo que de verdad le preocupa al chico es que desde hace un buen rato está siendo seguido, le debe dinero a las personas equivocadas y estas enviaron gente para saldar la deuda o matarlo si no tiene el dinero, el cual debido a su situación no tiene. Este desconocido una vez lo tuvo todo, una casa enorme, un auto de lujo, a todas las chicas que pudiera desear y una familia que lo amaba, pero todo cambio luego de que alguien enviara a un sicario para deshacerse de todos los que llevaran su apellido, él se encontraba en una fiesta cuando se enteró de que sus padres y su hermana habían sido asesinados; luego de eso se había dedicado a meterse en los peores barrios y a inyectarse cualquier porquería que fuera capaz de pagar, pero había perdido todo su dinero y le debía al jefe de los vendedores de aquel pueblo. Sintió como los pasos de sus perseguidores se acercaban mas y mas, dobló en un callejón y se quedó pegado a la pared con su navaja en la mano esperando a que esos malditos llegaran para matarlos a puñaladas, su intento de sumarle asesino a su ya deplorable carpeta de antecedentes fue arruinado por uno de esos idiotas, el cual lo atrapó por detrás y le gritó a los otros que ya lo tenía, otros dos hombres aparecieron y lo miraron sonrientes.
- ¿Así que tú eres el idiota que le debe dinero a Morgan? - Preguntó uno de ellos - Eres solo una perra de clase alta que se cagó la vida - Nuestro desconocido le escupió la cara a ese hombre, el cual lo maldijo para luego golpearlo.
- Revísenlo - Ordenó el que lo sujetaba.
Los dos hombres comenzaron a fijarse en sus bolsillos y le quitaron la navaja que aun tenía en la mano pero no podía usar.
- Supongo que... puede pagar con un riñón - Dijo el mismo hombre al que nuestro extraño había escupido.
- ¿Con mi...? ¡AH!
El chico soltó un grito cuando sintió su propia navaja hundirse en su piel, traspasándola y llegando hasta el órgano antes nombrado. Pero no fue solo una puñalada, a esa le siguieron otras varias que el chico no fue capaz de contar; cuando finalmente se cansaron de apuñalarlo y de golpearle los tres matones se fueron, dejándolo tirado contra un contenedor de basura mientras se desangraba. Pasó alrededor de quince minutos en los que maldecía a cada idiota al que le pedía ayuda y lo pasaba de largo creyendo que era un drogadicto, él admitía que lo era, pero era un drogadicto herido y necesitaba ayuda o iba a morir desangrado.
- ¿Aun no te haz muerto? - Una voz vino desde sobre su cabeza - Me sorprende que aun tengas fuerza para maldecir a esas personas.
Nuestro extraño miro hacia arriba, encontrándose con un par de ojos rojos y una sonrisa burlona que lo observaban desde encima del contenedor, este desconocido saltó y cayó frente a él con un equilibrio perfecto; nuestro extraño lo miro sorprendido. El chico se arrodilló junto a él y observó la herida.
- Yo creo que te estás muriendo - Dijo sin borrar su sonrisa.
A nuestro extraño le dieron ganas de golpear a ese chico si no fuera porque estaba muy débil para hacerlo. El joven alfa notó las intenciones del chico y rió de forma socarrona, dejando ver unos enormes colmillos blancos que brillaban gracias a la luz artificial de la calle; se acercó mas a él quedando cara a cara y nuestro desconocido tragó grueso, debía admitir que esos ojos del color de la sangre lo estaban acojonando bastante.
- Te propongo un trato... - El chico pasó la mano por encima de la herida del contrario, lo cual sorpresivamente no le dolió - Te daré el poder para vengarse de esos idiotas.
- ¿Qué quieres a cambio? - Si algo sabía nuestro extraño era que todo en la vida tenía un precio.
- Que te unas a mi manada - Respondió el chico - Por si no te haz dado cuenta soy un hombre lobo.
- No me hagas reír - Sonrió el extraño - Eso es una estupidez.
- Soy un chico de ojos rojos con colmillos y garras ¿De en serio crees que los hombres lobo son una estupidez?
Nuestro desconocido dudó por unos minutos, pero la sed de venganza y una punzada de dolor le ganó y terminó por aceptar el ofrecimiento del extraño chico de sonrisa algo extraña que tenía frente a él.
- ¿Qué debo hacer?
- Cierra los ojos y cuenta hasta diez.
- No voy a hacer eso.
- Tranquilamente puedo dejarte aquí tirado ¿Quieres vivir y vengarte? - El desconocido asintió - Entonces cierra los ojos y cuenta hasta diez.
Nuestro extraño de cabello negro y ojos grises soltó un bufido y apretó los parpados, comenzando a contar hasta el número indicado por el chico. Sintió una punzada horriblemente dolorosa en su muñeca, era como si un millón de agujas se hubieran clavado consecutivamente en su piel, provocando que tuviera que morderse la lengua para ahogar un grito que bien pudo ser escuchado en todo el pueblo, aunque si nadie había venido a ayudarlo antes que estaba solo no lo harían ahora que estaba con ese chico el cual lo perturbaba enormemente. Se sintió aliviado cuando los dientes del chico abandonaron su brazo y soltó un suspiro realmente largo, eso había sido como un buen shock de heroína, por los cuales había terminado ahí sentado desangrándose.
- Bienvenido a la manada - Le dijo el chico poniéndose de pie - Cuando termines con tu venganza llámame, tengo que presentarte a los demás.
El chico de cabello castaño le arrojó un papel doblado y el chico lo atrapó en el aire. Se quedó atónito viendo como las heridas de su brazo y parte baja del estómago se curaban hasta finalmente desaparecer, el chico de ojos rojos volteó a verlo una última vez.
- Por cierto, soy Stiles - Dijo mientras se colocaba unas gafas de sol - ¿Y tu nombre es...?
- Sean.
- Un gusto Sean, diviértete - Luego de decir eso el de cabello castaño se alejó saludando con su mano y se perdió en la oscuridad de las calles.
Sean se levantó del suelo y se observó todo el cuerpo, viejas heridas que estaban a medio cicatrizar o infectadas también habían desaparecido, se sintió realmente bien por los veinte segundos en los que no recordó el odio que sentía hacia aquellas personas que lo habían casi matado. Al salir del callejón se miro en el reflejo de una vidriera, se sintió extraño al ver que sus ojos brillaban de un color amarillo intenso, continuó caminando por las sucias calles intentando cubrirse los ojos con la capucha que llevaba. Llegó a la puerta del club nocturno en el que sabía estaba aquel bastardo que lo había enviado a matar, entró por la puerta trasera y una sonrisa sádica se dibujó en sus labios a divisar a su objetivo con las menos en los pechos de una prostituta.
(...)
El chico se arrepentía, se le había ido la mano en su venganza y se había visto obligado a salir corriendo de aquel club, sus manos le cosquilleaban mientras las garras salían aun mas que antes y sus dientes dolían, dejandole camino a unos colmillos bien marcados. Se sentía invencible y poderoso, capaz de hacer lo que quisiera cuando lo quisiera, continuó corriendo por el bosque hasta que un aullido lo detuvo; levantó la vista del frente y corrió hacia donde había escuchado aquel estridente sonido. En un pequeño claro se encontró con el chico del callejón, el cual lo miraba con una sonrisa mas amigable que la primera.
- Por lo que veo ya haz cumplido lo que querías - Dijo el castaño viendo la sangre en las manos y la ropa del chico mayor que él - Ahora sera mejor que te calmes u vengas conmigo.
Un gruñido fue la única respuesta que recibió el joven alfa, frunció el seño al ver como el recién convertido lobo rugía y se lanzaba contra él, consiguió esquivarlo y cuando Sean iba a lanzarsele encima nuevamente Stiles rugió. El de cabellos negros retrocedió instantáneamente y puso sus manos frente a su rostro mientras bajaba la mirada en señal de sumisión, Stiles soltó un bufido y caminó hacia Sean, las garras de este comenzaban a desaparecer y volverse simples uñas humanas. El joven alfa le tendió su mano y el de ojos grises la aceptó, impulsándose para levantarse.
- Te pinta bien el color azul, ese poder extra te ayudara a cumplir con tu parte del trato.
- ¿Mi parte?
- Si, TU parte... ¿Creíste que te daría todo ese poder sin pedirte nada a cambio? - Stiles soltó una risa - Eres mas crédulo de lo que pensaba, aunque no puedo esperar mucho de un drogadicto.
- Púdrete.
- Me alegra decirte que esas cosas ya no te hacen efecto, así que mejor encuentra otra forma de pasar el tiempo que no sea inyectarte o aspirar esas mierdas.
Los ojos del pelinegro se abrieron como platos, él no podía pasar mas de dos días sin una de sus dosis, este chico le decía que ya no le surtirían efecto. No iba a aguantar, iba a volverse loco si no conseguía una forma de quedar dopado.
(...)
Stiles había regresado a casa de Ana y Soraya dos horas antes del amanecer, se hubiera tardado menos tiempo si el chico nuevo no se hubiera puesto creativo con la forma en la que quería vengarse de esos idiotas que lo habían mandado a matar. Entraron por la puerta trasera, la cual Stiles había reparado, y lo empujó hasta el baño de la casa, no iba a ser buena idea que las chicas lo vieran cubierto de sangre, el olor podría despertar sus instintos y podrían atacar al nuevo beta, si eso pasaba Stiles iba a tener que interponerse y separarlos antes de que se mataran entre sí.
Luego de que el chico se duchara y vistiera con ropa limpia, la cual le fue facilitada por Ana, hizo que sus betas mas jóvenes se sentaran en la sala para que él pudiera presentar a Sean de la forma debida.
- Bueno chicas, como sabrán yo, al ser su alfa, debo encargarme de protegerlas - Ambas chicas asintieron - Es un trabajo algo difícil con tan poca experiencia, por lo que he convertido a alguien para que me ayude, Sean... - El mencionado entró a la sala - Chicas, él es Sean... Sean, ellas son Soraya...
- Hola - La mencionada saludó.
- Y Angelin - La chica le sonrió al nuevo.
El de ojos grises se quedó petrificado viendo a la menor de las betas, la cual levantó una ceja al ver la forma en que la miraba el recién llegado. Stiles notó como su nuevo beta emanaba un amargo olor a tristeza, puso su mano en el hombro de este para devolverlo a la realidad.
- ¿Estás bien? - Le preguntó preocupado por su beta.
- S-si, es solo que... ella se parece a mi hermana.
Stiles ya le había explicado a las chicas que la familia de su nuevo beta, según este le había contado mientras regresaban a la casa por el bosque, había sido asesinada por sicarios. Angelin se acercó a donde estaba el pelinegro y le sonrió amablemente, para luego estirar su mano hacia él.
- Stiles dice que una manada es como una familia - La chica tomó las manos del mayor entre las suyas - Soy Angie, espero poder llegar a ser como tu hermana.
- Lo mismo digo - Sora se acercó a ambos y sonrieron -¿Qué dices mamá?
- Yo ya soy la madre de la manada aunque ustedes no lo quieran - Todos rieron ante la declaración.
Stiles ya había cumplido con el primer paso de su plan, conseguir un beta hombre que lo ayudara a proteger a las demás, ahora seguía la segunda parte del plan: Regresar a Beacon Hills junto con toda su manada. Esa iba a ser la parte difícil, pero iba a cumplirla costara lo que le costara, ellos eran su responsabilidad ahora.
NOTA DE LA AUTORA:
Bueno gente, aquí está el tercer capítulo. Admitan que Sean es super sexy y que le dan y no consejos, pero lo siento chicas, a él le gustan mas los hombres. Para los chicos les aviso que está soltero 7w7.
En fin, me despido y les mando muchos besos y abrazos. Adiós mi hermosa manada de pervertidos.
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