II

[STILES]

Soy un idiota, no puedo creer lo que hice en la noche. Apenas descubro que soy un alfa, aun no se lo digo a mi manada, no se controlarme y ahora tengo a una beta la cual depende de mí para aprender a controlar su nueva licantropía que para colmo aun no le explico que tiene. Mire a la chica recostada en aquella pequeña cama, de repente ella abrió los ojos y yo me eché hacia atrás, bien hecho Stiles, eres el alfa mas patético de la historia.

- Hola - Le dije colocándome junto a ella - ¿Cómo te sientes?

- Extrañamente... me siento de maravilla - Angelin comenzó a tocarse el estómago - ¿L-la herida? - Me miro atónita.

- Debo explicarte muchas cosas, primero que nada soy Stiles Stilisnki - Ella estrechó mi mano - Se que es algo loco de creer y que pensaras que estoy loco, pero... soy un hombre lobo y te mordí para salvarte la vida - Los ojos de Angelin se abrieron como platos - Lo se, es algo.

- ¡Sabía que existían! - Gritó emocionada, dándome dolor de oídos - Dios mio ¿Soy una loba? Quiero decir, me convertiré en un lobo y todo eso, diablos... esto es demasiado que procesar.

- Wow, la verdad no esperaba que te lo tomaras tan bien - Angelin sonrió - Si, eres mi beta y a partir de ahora soy tu alfa, así que debo cuidarte.

- Asombroso... - Dijo ella tocándose el rostro - ¿Tienes otros betas?

- No, eres la primera.

La de cabello castaño soltó un chillido de emoción y yo me cubrí los oídos, Dios que de verdad era demasiado sensible. Al ver que me molestaba ella se cubrió la boca y se disculpó, yo solo le dije que no importaba.

Luego de explicarle en que consistía ser una manada, le dí mi sudadera para que se cubriera y pudiera quitarse la camiseta rota y llena de sangre que llevaba. Ambos salimos de aquella cabaña y nos adentramos en el pueblo, en donde aprovechamos para ir a una cafetería y comer algo. Angelin se sorprendió por su nuevo apetito, le explique que era algo normal ahora que era una loba, su apetito iba a aumentar e iba a poder comer sin engordar.

- El sueño de toda quinceañera cumplido - Me dijo riendo - Aun no puedo creer que eres... que soy, una loba.

- Sera mejor que no lo digas tan alto o te trataran de loca - Le susurre.

- Es verdad, lo siento - Le dio otro sorbo al café que se había pedido.

P.D.V. NORMAL:

Mientras Stiles y Angelin hablaban sobre sus vidas en aquel café, por la calle de en frente pasaba caminando una chica se cabello multicolor. Esta desconocida iba caminando con sus audífonos puestos mientras cruzaba la calle junto con un grupo de personas, un automóvil negro se acercaba a gran velocidad. Al ver que no tenía intenciones de frenar otros peatones que caminaban cerca comenzaron a gritarle a los que cruzaban que corrieran, pero la chica no los escuchó al estar con audífonos, una de las personas que se alejaba para salvar su vida la empujó. La desconocida volteó en el momento justo para ver al automóvil a centímetros de ella, todo lo siguiente pasó muy rápido, el conductor presionó el freno de mano pero no pudo detenerse a tiempo, la chica quedó tirada en el centro de la calle con sangre brotando de su boca.

Stiles, quien había visto todo, corrió siendo seguido por su beta hacia la calle y se arrodilló junto a la chica, la cual balbuceaba e intentaba escupir la sangre sin mucho éxito.

- ¡Alguien llame a una ambulancia! - Gritó Angelin mientras se agachaba junto a la chica de cabello violeta y azul.

La ambulancia tardó alrededor de veinte minutos en llegar, Stiles intentaba drenar el dolor de la chica para que esta no muriera, pero era demasiado y él aun era un novato en esto de los poderes licántropos. La policía les pidió que fueran con la chica en la ambulancia para testificar lo que había ocurrido, los paramédicos se encargaron de estabilizarla y luego los enviaron con el conductor al hospital para ellos quedarse atendiendo a las demás personas.

El hospital estaba demasiado lejos y Stiles podía sentir como los latidos de la chica disminuían considerablemente hasta casi hacerse imperceptibles. Miro a Angelin y luego nuevamente a la chica que ahora estaba inconsciente y moribunda.

- Cúbrete los ojos - Le ordenó a la de cabello marrón, la cual obedeció.

El ojimiel cerró los ojos y respiro pesadamente, agarró la muñeca de la chica y se la llevó a la boca, repitiendo el proceso que había hecho la noche anterior con Angelin. La desconocida en la camilla abrió los ojos y comenzó a gritar, Angelin comenzó a decirle que todo estaría bien y la sujetó por los hombros para que no se moviera, la extraña respiraba de forma pesada y sus ojos estaban clavados en los de la contraria, la cual evitaba mirar hacia abajo para no ver como la sangre manchaba la boca de su alfa. Cuando finalmente Stiles se separó, se apresuró a escupir toda la sangre que le quedaba restante, la chica de cabello bicolor se relajó y nuevamente quedó inconsciente. El joven alfa colocó ambas manos alrededor de la herida en su muñeca y comenzó a drenar todo el dolor que ella pudiera sentir, así sus heridas sanarían mas rápido.

Una vez en el hospital, Stiles y Angelin estaban impacientes en la sala de espera. Le habían dicho a los doctores que ellos eran amigos de la chica y que la estaban esperando en el café frente al cual la atropellaron, el hombre les creyó ya que no todos los días dos adolescentes se quedan esperando por tres horas sentados en una sala de espera para tener noticias de alguien a quien no conocen.

- Los acompañantes de la señorita que llegó atropellada - Una enfermera apareció y ambos se levantaron caminando hacia ella - Acompáñenme, por favor.

Ambos lobos comenzaron a seguir a la mujer, la cual iba explicándoles que lo ocurrido había sido un milagro.

- Por la fuerza del golpe debería tener horribles heridas internas imposibles de curar, pero milagrosamente no las tiene y la trajeron justo a tiempo.

- ¿Cómo está ella? - Preguntó Angelin preocupada.

- Se encuentra estable y está despierta, a pedido hablar con ustedes.

Ambos chicos asintieron y la enfermera los guió hacia una de las habitaciones del hospital. En ella, recostada en la camilla, descansaba aquella chica de aspecto peculiar, los miraba como si estuviera desorientada. Pero frunció el seño al clavar su vista en Stiles, la enfermera los dejó solos.

- ¿Quienes son? - Preguntó con un hilo de voz - ¿Por qué me mordiste? - Volvió a preguntar.

- Esta sera una larga conversación - Dijo Angelin, a lo cual Stiles asintió -¿Qué no tenía los ojos azules?

El ojimiel observó a la desconocida y era verdad, él la había visto con ojos azules y ahora los tenía de un color marrón similar a los de él. La chica pareció darse cuenta de su duda y les aclaró el por qué el cambio.

- Lentes de contacto - Dijo acomodándose en la camilla - ¿Pueden decirme quienes son?

- Yo soy Angelin y él es Stiles, somos hombres lobo y ahora tú también eres una mujer lobo ¿No es genial? - La chica quedó en shock - ¿Dije algo malo?

- La próxima vez no seas tan directa - Alegó Stiles, a lo que su beta se encogió de hombros.

- ¿Q-que soy una qué? - La chica estaba aterrada de sí misma.

- Una mujer lobo, te mordí para salvarte la vida.

La chica cogió un espejo que estaba sobre la mesa junto a su camilla y se observó el rostro, buscando cualquier cambio en su apariencia, se relajó al no encontrar nada.

- Tranquila, cariño. Aun no te saldrán colmillos - Dijo sonriente Angelin.

La de cabello bicolor levantó una ceja, y es que era verdad, iban a salirle colmillos y pelo y garras. Pero Stiles no quería darles tanta información de repente, por lo que se limitó a tener con ella la misma conversación que había tenido con Angelin.

Descubrió mucho de ambas en la hora que estuvieron hablando. Sus nombres eran Angelin Alvarado y Soraya Rodríguez, Angie y Sora para los amigos, tenían 15 y 19 años respectivamente y ambas eran algo tímidas, sobre todo Sora, la cual parecía no ser una persona muy conversadora. Angie era huérfana y se había metido con la gente equivocada, los cuales habían intentado matarla por saber demasiado acerca de sus negocios. Mientras que Sora era una chica común y corriente, con sus amistades y sus propias cargas, una de ellas era que su padre había muerto, de cierta forma Stiles se veía reflejado en ella.

La enfermera los interrumpió y les dijo que Soraya ya podía irse a casa, también le trajo ropa y Stiles logró convencer a la mujer para que le trajera ropa a Angelin, ya que hacía demasiado calor como para andar con una sudadera tan grande. Una vez ambas chicas vestidas, los tres salieron del hospital, Soraya dijo que debía regresar a su casa para no preocupar a su madre e intercambió números con Stiles. Este no estaba muy de acuerdo con que la chica se quedara sola, pero si ella quería irse con su madre él no se lo impediría. Mientras tanto Angie corría a su alrededor como una niña pequeña, estaba realmente emocionada (por no decir eufórica) por lo que ahora era y al joven alfa le provocó cierta ternura el verla así. Era como una niña pequeña a la que él sí o sí iba a proteger con su vida.

La noche la pasaron en aquella cabaña en el bosque, Stiles llamó a su padre para decirle que no se preocupara y que estaba bien, mintió diciéndole que se había quedado con una amiga y el Sheriff se enorgulleció de su hijo y le pidió que usara protección. Angelin, quien escuchaba toda la conversación gracias a su recién descubierto oído super desarrollado, no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar lo que le decía el padre de su alfa a este. Cuando Stiles colgó ambos se rieron, el ojimiel estaba rojo como un tomate por haber sido escuchado en ese vergonzoso momento.

Ambos se habían quedado dormidos cuando el teléfono de Stiles comenzó a sonar, aun adormilado el alfa lo cogió y respondió a la llamada.

- ¿Hola? - Dijo con voz ronca mientras veía como su beta mas joven se frotaba los ojos.

- ¡Stiles, necesito ayuda! - La voz de una Soraya llorando lo hizo quedarse frío - Unos hombres entraron a mi casa, estamos con mi madre encerradas en el sótano, le han disparado y pierde mucha sangre ¡Por el amor de Dios, vengan a ayudarme! - La llamada se cortó.

Stiles comenzó a maldecir y se levantó dispuesto a salir, Angie quiso acompañarlo pero él le ordenó quedarse y no abrirle a nadie a menos que fuera él o Soraya. La chica asintió a regañadientes y observó por la pequeña ventana de la cabaña como su alfa corría y se perdía entre los árboles, el ojimiel podía rastrear el olor de su otra beta a partir del hospital, por lo que ese fue su punto de partida para llegar a la casa de esta. Siguió el aroma de Sora hasta llegar a una casa de tamaño considerable, le recordaba a la suya. La puerta trasera de esta había sido forzada y el de cabello castaño se introdujo en la casa haciendo el mayor silencio posible, unas voces llegaron a sus oídos, estas venían desde alguna parte de la casa no muy alejado de él.

- Anda cría, sera mejor que hables - Un hombre hablaba con cierto tono impaciente en su voz - ¿Dónde está el alfa?

- N-no se de qué hablan - Stiles se tensó al escuchar la voz de Sora.

- Del tipo que te mordió ¿Dónde está? - Gritó esta vez otro hombre.

- Detrás de ti, imbécil - Ambos tipos se dieron la vuelta al escuchar la voz del chico.

Stiles no les dio tiempo para que hicieran nada y sacó sus garras, lanzándose contra ellos mientras soltaba un rugido bestial. En muy pocos minutos ambos ya estaban muertos, Soraya abrazaba a una mujer de cabello rojo la cual lloraba y se sujetaba el pecho, le habían disparado muy cerca del corazón y seguramente le habían perforado los pulmones, la bala había salido por su espalda, lo cual le dejaba a Stiles una única opción para salvar a la mujer.

- Muérdela - Le dijo Soraya al joven alfa.

Stiles estaba a punto de nombrarle las consecuencias pero la chica cogió una de las pistolas que antes llevaban los dos hombres y le apuntó al ojimiel. El chico se sorprendió ante la reciente actitud de la chica, los ojos de la de pelo bicolor brillaban amarillos y si respiración era agitada.

- Conviértela... ¡Conviértela porque juro que te mato y la convierto yo! - Le ordenó la chica aferrándose al arma.

El de cabello castaño se arrepentía de haberle contado que la única forma de volverse alfa era nacer así o matar a otro alfa. Aunque no podía culpar a la chica, él haría lo mismo si se tratara de su padre. Sabía perfectamente como se sentía el estar a punto de perder a la única persona que te queda. El joven alfa asintió y miro a la mujer a los ojos, esta aun lloraba mientras intentaba respirar mejor, cosa que la herida de bala le impedía; Stiles levantó el brazo de la mujer y rapidamente clavó los dientes en su muñeca, la madre de Sora gritó y su hija la abrazó dejando caer el arma. La mujer dejó de gritar y comenzó a sollozar en cuanto Stiles la soltó.

- Ya estás bien, mamá... Todo está bien - Soraya se aferraba a su madre mientras esta la abrazaba de igual forma.

- Mi bebé... ¿Que le hicieron a mi niña? - La mujer acariciaba el cabello de Sora mientras esta intentaba retener las lagrimas.

La mujer de cabello rojo miro a Stiles y le extendió su mano, el joven alfa observó como la herida de la mordida comenzaba a cerrarse y finalmente desaparecía. Stiles estrechó la mano de la mujer y esta le sonrió.

- Soy Ana - Le dijo la mujer mientras se examinaba el pecho, no tenía la herida de hace unos segundos, lo cual la sorprendió - ¿Tu eres el alfa de mi hija?

- ¿Como sabe que...?

- Mi madre tenía un amigo que era un hombre lobo, me lo ha contado durante años - Lo interrumpió Sora - Le salvaste la vida, gracias.

- Gracias por no dispararme - Stiles sonrió y la chica bajó la mirada apenada - Tengo que sacar a estos tipos de aquí ¿Podéis quedaros solas por un rato? - Ambas mujeres asintieron - Bien, te ayudo a llevarla arriba y me encargo de ellos.

El de ojos color miel levantó a la mujer en brazos, esta enroscó los suyos alrededor del cuello de Stiles y así los tres subieron las escaleras. El joven alfa la dejó en el sofá y se propuso a sacar a esos dos tipos del sótano, tenía suerte de que el patio trasero de la casa conectaba con el bosque, así le sería mas fácil enterrar a esos tipos. Los arrastró bien alejados del pueblo y con la ayuda de su orientación de hombre lobo encontró un lugar alejado y lo suficientemente bueno como para que nadie encontrara a esos dos bastardos, la ironía se hizo presente cuando el mejor lugar que encontró fue un acantilado, si no estuviera arrojando dos cadáveres se tomaría el tiempo para reír. Luego de arrojar ambos cuerpos, procurando no dejar sus huellas en ellos, regresó a la casa de su beta. Esta estaba ayudando a su madre a ordenar todo lo que aquellos hombres habían tirado al suelo, por suerte el daño había sido mínimo y nada de valor se había roto.

Ana se ofreció a que Stiles trajera a Angie y ambos se quedaran en la casa. El joven alfa tardó menos de media hora en llevar a su beta mas joven hacia la casa.

(...)

Mientras tanto, en Beacon Hills, la manada estaba histérica buscando a Stiles. Este no les había dicho a donde iba y era obvio que la excusa que le había puesto a su padre era una vil mentira, el alfa verdadero no paraba de gritarle a todos mientras pensaban en cómo podrían encontrar al chico y en dónde podría estar. No lo habían visto desde que lo dejaron en el hospital, Melissa decía que no lo había visto luego de que se marchara, por lo que no tenían ninguna pista de dónde estaba y con quién.

Todos estaban nerviosos, incluso Derek, quien había sentido algo muy extraño cuando vio al chico tirado en el bosque y luego en el hospital. Algo no andaba bien con él, no era el mismo stiles que ellos conocían.

NOTA DE LA AUTORA:

Holi, segundo capítulo. Aquí les presento a Soraya y a Ana, dos personajes creados por Sorayar1.

Sin mas que decirles me retiro, espero que disfruten del capítulo y nos vemos en la próxima actualización. Adiós mi hermosa manada.



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