Capítulo 32
XVI. No he sido yo, te lo juro (1ª parte)
POV. SOOBIN
— ERES HOMBRE MUERTO, CHOI YEONJUN.
Su grito hizo que las ventanas y el espejo temblaran, pero no le importó. Estaba demasiado concentrado en la marca que tenía en su cuello. ¿Cómo había podido ser tan estúpido? Había confiado en el alfa y lo único que había conseguido era un acoplamiento que no deseaba. Tenía que haberse quedado en la casa, sin poner a Felix en un apuro y ayudándose a sí mismo como lo había estado haciendo siempre. Él no quería un compromiso, no estaba preparado para estar atado a alguien toda su vida. ¿Qué pasaba si no era quien creía y comenzaba a atacarle? La primera prueba de que eso podría pasar estaba en que le había dicho que no le mordería y acabó haciéndolo. Apretó los puños en el lavabo, tan enfadado que temía romperlo por poner demasiada presión en él.
— ¿Qué pasa? —Preguntó el culpable de toda su angustia mientras se acercaba a la puerta del baño, frotándose los ojos para quitar los últimos resquicios de sueño—. ¿A qué viene tanto alboroto por la mañana? Anda, vuelve a la cama y te llevaré el des... —Se cayó de golpe al darse cuenta de la mirada enfurecida que el omega le estaba dirigiendo y menos mal que lo hizo, porque Soobin había estado apunto de callarle de un tortazo.
— Explícame qué significa esto, Choi Yeonjun —Exigió, señalándose la recién descubierta marca.
— N-no lo sé —Dijo el alfa, mirando boquiabierto su hombro. « Sí, eso, hazte el inocente ahora, já » pensó Soobin, golpeando el suelo con el pie y cruzándose de brazos esperando una mejor respuesta—. Te juro que no lo sé, Soobin. Eso... Es imposible, ¿Cómo...? —Iba murmurando mientras caminaba hacia atrás, alejándose de un muy enfurecido omega.
— Déjame que te refresque la memoria —Le espetó, dando un paso hacia adelante—. ME MORDISTE.
— No he sido yo, te lo juro. Yo no hice nada, no te mordí, no podía ni pensar ¿Cómo iba a morderte? —Empezó a decir, mirando hacia cualquier rincón que le diese mayor facilidad de escapar si Soobin decidía ir a por él. Pero el omega sabía que lo encontraría en cualquier parte por mucho que corriese—. Él único que mordió, fuiste tú. Yo ni si quiera llegué a acercarme a esa zona, te lo prometo.
— ¿Entonces cómo explicas esto? Por mucho que te mordiese, no puedo dejarte una puta marca. SOY UN OMEGA ¿RECUERDAS?
Estaba comenzando a enfadarse cada vez más. ¿Cómo podía ser tan mentiroso y excusarse en que él no había hecho nada cuando la prueba estaba bien visible en su hombro? Le enseñó los dientes, consiguiendo que se diese la vuelta y comenzase a correr por la caravana. A penas había espacio para que los dos se moviesen a la vez y mucho menos, para que corriesen. Sin embargo, Yeonjun consiguió esquivar los obstáculos hasta la puerta.
—DETENTE AHORA MISMO, CHOI YEONJUN. NO MUEVAS NI UN MÚSCULO —Gritó cuando el alfa salió por la puerta, dispuesto a correr por el bosque.
Lo que no esperaba era encontrar con que se había detenido en medio de la carrera, con los brazos en alto y las piernas en posición. ¿De verdad iba a bromear en una situación como esta después de darle excusas y tratar de huir?¿Cómo podía haberse apareado con alguien así? Suspirando, se acercó hasta él que movía los ojos de un lado a otro con una mirada completa y absolutamente aterrorizada. ¿Si tanto miedo tenía por qué no corría?
— ¿Se puede saber que te pasa? Deja de bromear y vamos a hablar sobre esto —Le exigió, volviendo a señalar su marca. Al ver que seguía sin moverse y que sus ojos cada vez se movían más asustados, supo que algo estaba mal. Se acercó a él y trató de moverle el brazo, pero sin resultado. Estaba tan inmóvil como una piedra—. ¿Qué pasa Yeonjun?¿Por qué no te puedes mover? Me estás asustando.
El omega apareado en él estaba comenzando a preocuparse por su alfa. Trató de moverlo como pudo, pero sin resultado. Cada vez más asustado, sintiendo las emociones que su compañero estaba transmitiéndole por el vínculo, comenzó a moverse frenético a su alrededor, rodeándole. « No sé que me pasa, Soobin, no puedo moverme » le dijo mentalmente, incapaz de comunicarse de otra forma « Estoy asustándome y no sé que hacer ». Observando con más detenimiento se dio cuenta de algo en lo que no se había fijado en medio de su enfado. En el brazo de Yeonjun, desde el hombro hasta la muñeca, había aparecido un intrincado dibujo de rosas, el símbolo de su familia y ramas como si estuviese trepando por todo su brazo. « ¿Qué significa esto? » pensó, tocando el dibujo y sintiéndose extrañamente orgulloso. El lobo en su interior daba vueltas, frenético por no saber como ayudar a su compañero, pero contento al ver la marca que había creado. « ¿Qué está pasando, Yeonjun? » le preguntó a través de su vínculo « ¿Cómo puedo ayudarte? ».
— Dios, por favor, muévete —Exigió, colgándose aún más del brazo marcado, como si por arte de magia pudiese conseguir que se moviese—. Me estoy asustando, por favor, muévete.
Como si siguiese sus órdenes, Yeonjun comenzó a moverse de nuevo. Mirando sus manos con asombro y flexionando las piernas para asegurarse de que había recuperado la movilidad. Soobin, incapaz de controlar su nerviosismo, se abrazó a él, olvidándose por completo de lo que había ocasionado que todo aquello comenzase. Había pensando que tendría que convivir con el hecho de que su compañero se había convertido en una estatua, incapaz de moverse y eso le había ocasionado más pánico que cualquier cosa que hubiese vivido. ¿Y si lo hubiese perdido por completo? « Dios, Soobin, estás empezando a volverte loco » pensó « Decídete de una vez, ¿Quieres estar con él o no? ». Sintió una mano acariciando el pelo y como le devolvían el abrazo. Suspiró, reconfortado por Yeonjun.
Fue en ese mismo momento, mientras se apoyaba en el cuerpo del alfa, que se dio cuenta de lo que había pasado. En el momento en el que él le dijo que parase, se congeló por completo y cuando él exigió que se moviese, volvió a la normalidad. Había sido él quien lo originó. Asustado, se separó de él, alejándose un par de pasos. ¿Cómo era aquello posible?¿Cómo había podido hacer que se quedase inmóvil con tan solo unas palabras? Él no tenía poderes, eso es cosa de cuentos de hada y leyendas, era imposible qué... Pero él lo había hecho ¿Verdad? Miró la marca en el brazo de Yeonjun y luego se rozó la suya propia, recreando en su mente cada segundo que estuvo con él durante su celo. No le había mordido, fue él mismo quien les enlazó, él dejó la marca, él hizo que se apareasen, pero ¿Cómo era posible?
— Te juro que yo no te mordí, Soobin —Volvió a repetir Yeonjun, pensando que se apartado de él porque había vuelto a recordar que estaba enfadado y el susto por la parálisis había desaparecido.
— Te creo, fui yo... Yo nos enlacé —Dijo, más para convencerse a sí mismo de la realidad que para tranquilizar a su alfa—. Yo lo hice y l-luego... te paralicé —Abrió los ojos aún más, retrocediendo otros cuantos pasos—. Mira la marca en tu brazo, y-yo... ¿Qué está pasando?¿Qué me está ocurriendo? —Se llevó las manos a la cabeza, sintiendo un leve mareo y fue entonces cuando las piedras más cercanas a él comenzaron a subir y a volar a su alrededor—. S-Soonyung...
Cada vez que iba poniéndose más nervioso y las piedras aceleraban en su extraño baile. El alfa lo miraba con preocupación, no podía acercarse a él sin que las piedras lo alcanzasen y no sabía como hacer que se tranquilizase. Soobin era consciente de que lo estaba provocando él y que necesitaba relajarse, pero estaba tan asustado que no podía hacer nada más que empeorar, llegando al borde de un ataque de pánico. La dulce melodía de una canción desconocida comenzó a llegar a él, Yeonjun había comenzado a cantar para él. Cerró los ojos, dejándose llevar por su voz, como si le estuviese acariciando con cada palabra. Su respiración fue volviendo poco a poco a la normalidad, su cuerpo aflojó la tensión acumulada y cuando el temblor que le recorría comenzó a desaparecer, suspiró. Abrió los ojos de nuevo, sintiéndose mucho mejor.
— Eso es, Soobin, ven aquí —Llegó hasta él corriendo, dejándose atrapar entre sus brazos—. Está bien, todo irá bien. Vamos a descubrir lo que te está pasando, juntos. No estás solo en esto.
— ¿No me tienes miedo?
— Me asustabas más antes, cuando querías matarme. Lo de las piedras voladoras y la parálisis solo es parte de tu encanto —Bromeó, consiguiendo que el omega riese—. Sé que no querías este apareamiento, sé que tu vida no ha sido fácil, pero dame una oportunidad. Puedo hacerte feliz, puedo regalarte la luna si me lo pides, solo deja que esté a tu lado y te demuestre que soy mejor que cualquier imbécil que te trató como si no fueses el tesoro más preciado del mundo. Después de todo, no voy golpeando a otros alfas en la cabeza por cualquiera.
— Idiota —Le insultó con cariño, golpeando su pecho. Había recuperado la paz que había sentido esa misma mañana, antes de que se desatase el caos—. ¿Dónde está ese desayuno en la cama que me prometiste?
— Vamos, si me esperas en la cama, lo tendré listo en unos segundos —Dejó un beso suavemente en su frente y se retiró para que pudiese regresar a la caravana—. Si no me hubieses dejado tan dolorido, nos saltaríamos el desayuno —Murmuró para si mismo, creyendo que Soobin no le oiría.
— Primero la comida, luego volver con los demás y después, quizás te deje esto —Dijo con una sonrisa mientras señalaba casualmente su culo y entraba corriendo en la caravana, dejando a un boquiabierto Yeonjun tratando de procesar lo que había ocurrido.
Después del desayuno, consiguieron poner en marcha la caravana y regresaron hasta la mansión. Ninguno de los dos habló durante el camino, tenían demasiadas cosas en la cabeza como para entablar una conversación. Soobin quería saber que estaba pasando con él, por qué había sido capaz de hacer algo que ningún omega había conseguido y por qué había comenzado a tener extraños poderes. No sabía donde obtener respuesta ni como iba a vivir a partí de ahora, pero sí sabía que le iba a dar una oportunidad a Yeonjun. Había cumplido su promesa de no morder, no había tenido culpa de que el apareamiento se llevase acabo y había jurado que le ayudaría aunque tuviesen que recorrer el mundo entero buscando a alguien que supiese lo que estaba pasando allí. Además, por alguna extraña razón, cada vez que veía la marca en su brazo, su lobo se sentía protegido, como si pensase que era el único capaz de protegerle por el simple hecho de haber conseguido que las rosas apareciesen.
— ¿Estás listo? —Preguntó el alfa, mirándole directamente a los ojos—. Quizás alguno sepa lo que está pasando.
— ¿Y si me ven como un bicho raro cuando lo sepan?¿Y si piensan que eres un mal alfa por haber dejado que un omega te marque? —Estaba inseguro por primera vez desde que llegó al lago Yang. No conocía suficiente a aquellas personas como para saber como actuarían en una situación así—. ¿Qué pasa si nos echan de la única manada que quiere proteger de verdad a los omegas?
— No te preocupes, Soobin. Conozco a Changbin y he aprendido bastante de todos el poco tiempo que he estado aquí, no te harán daño. Si lo hacen, nos iremos de aquí y volveremos al circo —Le aseguró, acariciando una de sus mejillas con la mano. Soobin se apoyó en su tacto, aspirando su olor y consiguiendo un poco de tranquilidad.
— Está bien, estoy...
No llegó a hablar antes de que el pequeño Sunoo saliese de la casa corriendo y se lanzase a sus brazos al grito de: "TIO SOOBIN". Inseguro, abrazó al cachorro por unos segundos antes de dejarlo en el suelo. Aunque tenía edad suficiente para valerse por si mismo, seguía siendo un niño y no sabía como actuar a su alrededor. Después de asegurarse de que no le había pasado nada, se abrazó a Yeonjun con un grito parecido y rió ante alguna de las ocurrencias del alfa.
— Tenéis que conocer a Jasmine, es hija de tío Felix y muy guapa —Comenzó a hablar sin soltarse de su tío y sin darle tiempo a los adultos para procesar lo que estaba diciendo—. A papá no le gusta, cree que me va a robar. Pero papi Seungmin la adora ya. Su padre Hyunjin y su hermana Melanie también se quedan aquí, a papá si le gustan ellos. Hyunjin es muy grande y salva vidas, pero lo que más me gusta es que quiere mucho a Jasmine —Siguió hablando mientras caminaban hacia el interior, sin descanso. ¿El crío respiraba en algún momento?—. Y Jeongin quiere hablar con todos, llegáis justo a tiempo para una reunión. Aunque a nosotros no nos dejan y nos tenemos que quedar con Melanie...
— Alto fiera —Lo calló Changbin entre risas apareciendo por la puerta de la cocina y abriendo los brazos para que el niño volviese con él—. Dale tregua a tus tíos, tienen que estar cansados. Corre con Jasmine, —Pronunció el nombre de la chica con cierta dificultad, consiguiendo que la curiosidad le alcanzase ¿Por qué Changbin tenía problemas con lo que parecía ser otro cachorro más en la manada?— Seguro que se aburre cuidando de Melanie sola.
— Así practica para cuando nosotros tengamos los nuestros —Dijo el niño entre risas mientras se soltaba de su padre que le miraba desaparecer con los ojos abiertos y los puños apretados.
— ¿Qué ha pasado mientras no estábamos? —Preguntó Yeonjun apoyando la mano en su hombro—. ¿Celoso de una cría, Changbin?
— Cállate, no estoy celoso. Pero esa niña quiere quitarme a mi hijo —Murmuró entre dientes mientras regresaba a la cocina.
— No sé que está pasando —Aclaró Yeonjun al ver como Soobin le miraba con curiosidad—. Pero voy a divertirme a costa de esto, ¿Vamos?
Soobin no entendía nada, pero poco le importó mientras se preparaba para enfrentar a la manada y al mismo hombre al que había dado esquinazo para poder irse a pasar tres maravillosos días llenos de acción y sábanas revueltas. Dios... ¿Cómo iba a mirarle a la cara después de esto? Ya no solo era por la marca o el olor que desprendían, era el hecho de que todos sabían que había estado en celo y nada de lo que dijesen podía evitar que supiesen que había ocurrido en medio del bosque.
— Mira lo que tenemos aquí, el hijo pródigo a vuelto —Murmuró Beomgyu dándole un sorbo a su café—. Y cuéntanos ¿Qué tal es Yeonjun en la cama?¿Te duele mucho en los sitios correctos?
El alfa carraspeó a su lado bajando la mirada completamente avergonzado, mientras que a Soobin le aparecía una sonrisa satisfecha en el rostro. Oh, sí, se iba a divertir mucho dejando que todo el mundo supiese que había sido al revés. Sin afirmar o negar lo que le habían preguntado, fue hasta el salón y regresó a la cocina colocando un cojín en la silla. No pudo evitar sentirse orgulloso de la mirada aún más abochornada que le dedicó el alfa al sentarse allí. « ¿Era necesario esto? » le preguntó Yeonjun con su vínculo, abriendo los brazos para que se subiese a su regazo « No me duele tanto, para que lo sepas. Solo estoy haciendo esto para que puedas tener tu momento de gloria ». « Sí, claro y por eso antes has necesitado comer medio tumbado en la cama » le contestó, reclinándose contra su espalda. Si ya pensaba que el simple hecho de conseguir avergonzar a su alfa de esta forma era bueno para su ego, que todos en la mesa los mirasen boquiabiertos y se oyesen más de un carraspeo incómodo de fondo, lo infló hasta niveles insospechados.
— Bueno, si hemos terminado de aumentar tu orgullo, Soobin —Comenzó a hablar Jeongin, tratando de disimular el enrojecimiento de sus mejillas y silenciando a todos en la habitación—. Y nadie tiene algo que decir... ¿Si Yeonjun?¿Qué es tan importante para interrumpirme?
— Perdona, Jeongin, pero hemos descubierto algo esta mañana y queríamos consultarlo por si alguno supiese que ocurre...
Soobin se tensó, consciente de que ahora se convertirían realmente en el centro de atención. Solo esperaba que no hubiese rechazo. Dudaba que pudiese soportar que otra manada lo quisiese fuera si no se convertía en una especie de concubina. Se levantó, colocándose al lado de Yeonjun para que todos pudiesen ver bien la marca en el brazo del alfa cuando se subiese la manga. La mayoría lo miraba con curiosidad, como si tratasen de descubrir por qué era tan importante su nuevo tatuaje o como le había dado tiempo a hacérselo en medio del celo. Sin embargo, el asombro en los ojos de Jeongin y la forma en la que Bangchan miraba al omega, le indicaban que ellos si sabían lo que era.
— La marca del guardián... —Murmuró mientras se acercaba, volviendo a conseguir que la habitación se quedaba en silencio. Tocó el brazo de Yeonjun, recorriendo con el dedo el diseño de las rosas. No pudo evitar gruñir, ni interponerse entre su alfa y su líder—. Tranquilo, no tengo ningún interés en él. Ya tengo las manos llenas —Se giró a Bangchan y le guiñó un ojo—. ¿Ha pasado algo más qué no estéis contando?
Soobin respiró profundamente, apartándose un poco y volviendo a colocarse al lado de Yeonjun. Les contó todo lo que había ocurrido, como él había provocado que apareciesen las marcas de apareamiento y qué al principió pensó que había sido al revés. También les habló de como había podido paralizarle, del miedo que habían pasado y de como habían empezado a moverse las piedras a su alrededor por culpa de su nerviosismo. Nadie dijo nada, atentos a su explicación. Changbin miró a Seungmin quien asintió, mientras que Felix y Hyunjin dirigieron su vista a la puerta de la cocina, como si buscasen a alguien.
— Esto que voy a contaros ahora es muy importante, algunos ya lo saben —Comenzó a hablar Jeongin, apoyando la mano en su hombro—. Había preparado una reunión para hablar de como iban a cambiar las cosas por aquí ahora que hay un mayor factor de riesgo para nuestra manada. Vamos a comenzar a hacer guardias y a mantener segura la mansión para que nadie pueda atrapar a aquellos que forman parte de la leyenda —Hizo una pausa, mirando a cada una de las personas que había en la sala—. Tú, Soobin, eres parte de ella y Yeonjun, como tu compañero, también lo es.
El mundo parecía temblar bajos sus pies, tuvo que sostenerse del hombro de su alfa, quien a pesar de la conmoción, le ayudó a sentarse en su regazo una vez más. Mientras escuchaba como Jeongin le explicaba que estaba destinado a hacer grandes cosas junto a los dos cachorros en la casa y una tercera persona a la que debían encontrar; y que los demás lobos estaban buscándolos para conseguir su poder, supo que su vida, tal y como la conocía, no volvería a ser igual. No importaba lo mucho que gritasen su nombre o la forma en la que lo movían de un lado para otro, se encontraba muy lejos de allí, perdido. Podía sentir como los muebles a su alrededor vibraban, los brazos de Yeonjun apretándose a él con más fuerza y los susurros de consuelo que le dedicaba.
— Todo irá bien, cariño, todo irá bien —Fue lo último que escuchó antes de que todo temblor se detuviese y la inconsciencia lo alcanzase.
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