Capítulo 24

(1/3)

XII. Eres hombre muerto, Choi Yeonjun (1ª parte)

POV. BANGCHAN

Descubrió que era un lobo, un alfa, y no enloqueció. Descubrió que su mejor amigo y los demás habitantes de la casa eran lobos y no enloqueció. Podía oler las emociones, escuchar hasta el más mínimo murmullo y ver más allá de lo que nunca antes había hecho y no enloqueció. Su pareja era un hombre con todos los atributos que eso suponía y enloqueció. Sus manos hormigueaban por tocarle de nuevo como había hecho el día anterior, sus labios temblaban con solo pensar en besarle y si la erección mañanera con la que se había despertado era un señal, su cuerpo reaccionaba perfectamente a su presencia, su olor, su recuerdo. Sentía la atracción, era indiscutible. No iba a huir de ella, el simple hecho de pensar en no darle una oportunidad hacía que su lobo se retorciese y su corazón se acelerara por el nerviosismo. Solo había un problema que consiguió mantenerlo despierto toda la noche: ¿Cómo se estaba con un hombre? La teoría debía ser prácticamente igual, pero... ¿Y si se equivocaba?¿Y si hacía algo mal? Jeongin le había dicho que tomarían las cosas con calma, se conocerían como en una relación humana normal y le daría tiempo para acostumbrarse a las emociones de su lado animal, pero ¿Cuánto necesitaría?

Miró el reloj de la mesita de noche, suspirando al ver las el gran siete que parecía gritarle: "Idiota, estás perdiendo el tiempo con tonterías". ¿Cuánto había dormido?¿Una, dos, tres horas? No podía ir a hablar con Changbin todavía, era demasiado pronto y después de la mala noche que había pasado el pobre Sunoo por culpa de una pesadilla, no quería molestar más de lo necesario. Podría acudir a Niki, pero a pesar de todo lo que había hecho por él, aún no se habían conocido tanto como para ir a molestarle a las 7 de la mañana. Hablar con Felix después del mal día que pasó, tampoco era buena idea y hablar con Jeongin estaba completamente descartado. No podía presentarse ante su pareja y mostrarle que no tenía ni idea. Bufó, cansado e inseguro, dando una vuelta más en la cama. Se incorporó de golpe y cogió su portátil, ya instalado en su habitación como las pocas pertenencias que tenía. ¿Cómo no había pensado en eso antes? Tanto tiempo casado e intentando fingir que era el hombre perfecto, le habían hecho olvidar las cosas más simples.

Con los cascos puestos y bien instalado en su cama, pulsó el primer vídeo que le apareció. Retrocedió, pausó y volvió a reproducir las escenas constantemente, apuntando en una libreta aquellos datos que podían interesarle. Estaba tan concentrado que no se dio cuenta de que alguien se acercaba a su habitación hasta que la puerta se abrió de golpe. En unos segundos todo se convirtió en un caos absoluto. Bangchan, saltó sobresaltado, arrancando los auriculares de su sitio y dejando que la habitación se llenase de gemidos y mientras trataba de apagarlo sin éxito, Yeonjun se reía apoyado en el marco de la puerta. Quería que la tierra lo tragase, que se abriese a sus pies y lo dejase hundirse hasta que el alfa se olvidase de lo que había pasado. Para empeorar su bochorno, hizo el comentario que había rezado para que no llegase.

— Dime que no estás viendo porno para saber como acostarte con Jeongin —Hubo una pausa incómoda en la que ninguno de los dos habló y la mirada de Yeonjun se dirigió hacia la libreta sobre la cama, empeorando su ataque de risa—. ¿Estabas tomando apuntes?

— No te rías de mis problemas —Le lanzó un cojín, pero no consiguió que las carcajadas se detuviesen—. No sé que hacer, vale. Sé que la practica es más o menos la misma, pero... ¿Y si hago algo mal? —Se pasó las manos por el pelo con frustración. El hecho de que el destino hubiese decidido unirlos y que el apareamiento sería para todo su vida, empeoraba la presión. No quería empezar su enlace haciendo el ridículo o haciéndole daño sin querer porque no sabía lo suficiente. En este caso era tan inexperto como el más puro de los vírgenes y tantos años de matrimonio no servían de nada.

— Tranquilo, Cheol, el maestro Yeonjun ha llegado y ya sabes lo que dicen de los bailarines... —Le guiñó el ojo antes de colocar el portátil y la libreta en el suelo para sentarse cómodamente en la cama, apoyando la espalda en la pared y cruzando las piernas como si fuese a meditar—. Lo primero que tienes que saber es que somos lobos, nos movemos por instintos y la mayor parte del tiempo solo tienes que dejarte llevar. Lo segundo es que tienes que estar atento a las emociones que rodean a Jeongin y sabrás si lo estás haciendo bien. Lo tercero es que... —Continuó dándole pautas y explicándole las mejores posiciones hasta que el bullicio fuera de la habitación les dijo que todo el mundo estaba despierto. Su experiencia jugando tanto de activo como de pasivo fue bastante útil a la hora de tranquilizarle. Agradeció mucho su charla, a pesar de que podría haber pasado de largo los detalles personales, no volvería a verle desde el mismo modo—. Bueno, es hora de que vaya a trabajar, nos vemos para la comida. Quiero detalles si haces uso de mi clase magistral.

Le guiñó un ojo y se levantó de un salto para llegar a la puerta. No consiguió abrir, se quedó congelado en el sitio mientras el olor a incienso se intensificaba, envolviéndole, intoxicándole. Yeonjun soltó un leve quejido y apoyó la cabeza contra la madera, incapaz de moverse. El sudor comenzaba a empaparle y parecía estar sufriendo, como si se estuviese quemando. Se acercó, tratando de ayudarle como pudo, pero la mano del alfa le detuvo. No comprendía que ocurría, pero parecía ser algo de lo que estaba acostumbrado.

— ¿Estás bien? —La pregunta fue estúpida, pero se sentía impotente.

— Primera lección de ser un lobo... —Habló despacio, haciendo pausas y soltando un largo suspiro al final de cada una—. Una vez al mes, los alfas también sufrimos el celo, pero nos dura solo un día. Es peor si has encontrado a tu pareja y no la has reclamado. Tengo que irme antes de que haga algo de lo que me arrepienta, estaré en mi caravana todo el día. Dile a Seungmin lo que ha pasado y que no podré trabajar. Impide que Soobin se acerque a mi, me iré al lago, creo que será suficientemente lejos—Sin dejarle contestar, abrió la puerta y se marchó corriendo mientras murmuraba: « Esto no debería estar pasando, ya he pasado el celo este mes, mierda ».

Bajó a la cocina donde todos desayunaban, moviéndose incómodos en su sitio. Changbin miraba de reojo a Seungmin y suspiraba, todos parecían que deseaban arrancarse su propia piel. Sentía una inmensa necesidad creándose en su interior y supo, de primera mano lo que estaban experimentando los demás. Por suerte, no habían estado en contacto con el intenso olor de Yeonjun lo suficiente como para causar más problemas.

— ¿A dónde...? —Empezó a preguntar Jeongin, preocupado por si se perdía en un bosque desconocido y los problemas aparecían.

— Se ha encerrado en su caravana, la aparcará en el lago. Me ha dicho que no podrá ir a trabajar y que es mejor si Soobin se mantiene escondido, ya vendrá mañana. ¿Es normal tener dos celos en un mes?

— Oh, dios, no... —Murmuró Soobin tan bajo que a penas pudo escucharle—. Esto es mala señal, mierda, mierda, mierda... —Siguió susurrando al levantarse de golpe de su silla—. ¡NO ME DEJÉIS SALIR DE ESTA CASA AUNQUE OS LO SUPLIQUE! —Gritó mientras se marchaba corriendo, escaleras arriba, dejándoles a todos con la boca abierta. Todas las miradas se centraron en Jeongin, esperando que el omega tuviera una respuesta como siempre parecía tener. No sabía si era por el hecho de que era por su estatus de líder o por su coeficiente intelectual, pero no había nadie mejor para solucionar cualquier problema o pregunta.

— Si es verdad que Yeonjun ya había pasado por el celo y teniendo en cuenta que Soobin me había dicho que su celo se estaba retrasando, todo apunta a que sus lobos están tratando de forzar el apareamiento. Ocurre cuando la necesidad del lobo es tan grande, que sobrepasan la voluntad de la parte humana —Explicó con tranquilidad, como si no hubiese un alarmado omega escondido en su habitación y un desesperado alfa en algún lugar del lago. Le ofreció a Bangchan un trozo de su gofre con una sonrisa tan amplia que creyó que se derretiría si seguía mirándola—. Iremos a trabajar, cuanto más tiempo pasemos aquí, menos riesgo habrá de que nuestros celos se alteren también. Sobre todo vosotros —Señaló con el tenedor a Jisung y al alfa recién despertado, por lo que supo, sin necesidad de explicaciones que eran los únicos que no habían pasado por ello—. ¿Te apetece venir a la floristería, Sunoo? —Cuando el niño contestó con un entusiasmado "sí", que provocó la risa de sus padres, se dirigió hacia él—. ¿Vienes?

—Claro, pero... ¿Qué pasa con Soobin?

— Yo me quedaré, sigo teniendo el día libre. Si entra en celo, lo retendré aquí con todo lo que tenga —Dijo Felix, dando por zanjado el problema.

Una vez desayunado, todos fueron marchándose, unos con más prisa que otros como Jisung que se había quedado dormido por haber estado cuidando de Felix y llegaba tarde. Antes de subirse en la furgoneta de la floristería y aprovechando que Sunoo ya estaba dentro, Jeongin lo tomó de las muñecas, acariciándolas con los pulgares y haciendo que su piel vibrase. Bangchan deseaba ese contacto. Se acercó poco a poco hasta que sus labios se rozaban, pero fue el omega quien terminó la distancia y lo besó. Lento, disfrutando del primer contacto, saboreándose con una ternura que nunca creyó poseer. Sus labios eran suaves y transmitían, sin necesidad de palabras, un futuro prometedor. Había estado buscando su hogar, un lugar en el que encajar, y por fin, lo había hallado.

— Tranquilo, alfa —Susurró Jeongin en su oído. Su cálido aliento rozándole le provocaba escalofríos y tuvo que cerrar los ojos para evitar que despertaran zonas que prefería mantener dormidas—. No necesitas porno para saber como complacerme, yo tengo todas las respuestas.

Bangchan pensó que su vida terminaba en ese mismo instante y la vergüenza lo invadió, abrumándole y dándole color a sus mejillas. La tierra no parecía querer absorberlo y el camino a la ciudad sería el viaje más largo de su vida. Su reputación había sido destruida sin que hubiese logrado conseguir una y solo existía un culpable. « Eres hombre muerto, Choi Yeonjun » pensó mientras se subía en el asiento del copiloto. La venganza era un plato que se servía mejor frío y él era un experto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top