Capítulo 22

XI. No importa lo que tarde, lo encontraré (1ª parte)


POV. NIKI

Desde que era pequeño, a Niki le habían repetido que ser un omega era una decepción y le habían educado como todo un alfa. A medida que iba creciendo, pensaba que lo que su familia le había inculcado no le supondría un problema y se hizo a la idea de que no tendría pareja nunca o acabaría con cualquier omega contratado por su padre para seguir la falsa: Niki, el gran alfa, malo y feroz. Se crió escuchando los mismo reproches una y otra vez, « No cocines, los alfas no cocinan », « No llores, los alfas no lloran », « No seas tan torpe, los alfas no son torpes », « No te asustes de los truenos, los alfas no tienen miedo »... También recibió los mismos castigos, los mismos golpes que le dejaban sin aliento y las mismas heridas que le obligaban a esconder. Toda su vida pensó que ser débil acabaría con él y trató de ocultarlo como sus padres le habían pedido. Se convirtió en el mejor alfa, en alguien que no era él, una fantasía que le mantenía a salvo. Sin embargo, durante los veintisiete años que llevaba en este mundo, nunca pensó que le afectaría tanto como para no ser capaz de estar con la pareja que el destino le había otorgado. Su apareamiento era un fracaso y todo por culpa de su torpeza, del miedo a ser rechazado y la educación que había recibido. Cuando Sunghoon lo llevó a dar un paseo y hablaron sobre ellos para conocerse, lo último que esperaba fue que se acercase para besarle. Lo alejó, lo apartó antes de que sus labios se cerrasen y le gritó que podía quedarse sentado si esperaba que pusiese su culo sin que el alfa también lo hiciese. Literalmente le gritó que si quería que fuese pasivo, también tendría que serlo en algún momento. ¿Qué le hizo actuar como un idiota? Odiaba estar asustado, odiaba que su boca no estuviese conectada con su cerebro la mayor parte del tiempo. Estaba tan avergonzado que no sabía como enfrentarse al hombre que olía a café y libros, tanto que cuando volvieron del circo y Bangchan sufrió otro ataque, prometió cuidarlo para no tener que salir de la habitación. Ahora estaba atrapado en sus pensamientos sobre lo patético que había sido mientras observaba al impresionante lobo negro que descansaba en la manta que habían colocado en el suelo. Jeongin le enviaba mensajes preguntando sobre su condición, pero el siempre contestaba lo mismo. No había cambiado nada con Bangchan y el seguía siendo idiota.

Un pequeño gruñido le hizo levantar la vista del móvil y encontrarse con la mirada del lobo negro. Sonrió, feliz de ver que Bangchan estaba bien. Se acercó despacio hasta él y acarició su pelaje, susurrándole en voz bajo lo que tenía que hacer. Lamentaba que Jeongin no pudiese estar con él, pero habían comprobado que su presencia solo conseguía hacerle daño o complicar los ataques. Necesitó diez minutos antes de que el cambio llegase y el hombre apareciese ante él, completamente desnudo. Retiró la mirada avergonzado y le señaló la manta para que se pudiese tapar.

— ¿Te encuentras bien? —Preguntó cuando se aseguró que estuviese completamente vestido—. Si llevabas mucho tiempo sin cambiar, es normal que estés desorientado, pero el ligero mareo pasará pronto.

— ¿No estás asustado? —Bangchan lo miró con curiosidad, tratando de descubrir por qué actuaba con tanta tranquilidad después de haber visto como se transformaba en lobo. Estaba reaccionando de la misma forma que ellos cuando comenzaron a tener el impulso de someterse a un alfa superior. La expresión de su rostro fue cambiando conforme comprendió el resto de sus palabras—. Tú también eres un lobo ¿Verdad? —Olfateó el aire captando su esencia e inclinó la cabeza—. ¿Por qué hueles diferente? Hace dos días no olías así.

— Eso es porque hace dos días no podías captar los olores como lo hacen los lobos —Se sentó en el suelo, frente a él para poder estar más cómodo y le sonrió. No sabía lo que era vivir atrapado, sin poder dejar salir su naturaleza, pero entendía la confusión que causaba descubrir la verdad. ¿Cómo había podido soportarlo durante tanto tiempo?¿Cómo había podido sobrevivir su alfa atrapado en su forma humana? A estas alturas, cualquier otro hombre-lobo habría sucumbido a la locura, él lo habría hecho. Se estremeció al pensar en como sería no cambiar de nuevo—. Felix dice que algo tuvo que encerrar esta parte de ti, pero al encontrar a Jeongin, se liberó. Eres un alfa, el alfa de todos los que hay en esta mansión, es bueno que hayas acabado con lo que oprimía a tu lobo. Aunque no sé que pasará ahora, Jeongin es un omega estricto en cuanto a dejar entrar a alfas. Supongo que al estar emparejado con él, habrá una excepción. No creo que seas malo —Estaba hablando más de lo que debía, era una conversación nerviosa y no podía parar las palabras que se precipitaban de su boca.

— No recuerdo como ser un alfa, Niki, ni si quiera recuerdo como ser un lobo. Sé que lo soy, también sé que hubo un tiempo en el que era consciente de mi naturaleza, en el que no estaba asustado de fracasar. Pero no lo recuerdo, he perdido un periodo completo de mi vida —Bangchan bajó la mirada, abatido, mostrando de nuevo esa debilidad que le encogió el corazón y le hizo querer ayudarle. Estaba tan triste que no pudo evitar abrazarle—. ¿Cómo voy a aparearme con Jeongin si no sé como ser un lobo? No seré un verdadero alfa para él, para ninguno.

— Eh, sabes que significan los vínculos entre nosotros, eso es un buen comienzo —Le susurró para consolarle, aunque sabía que sus palabras no llegarían hasta él. Se quedaron en silencio durante unos segundos hasta que Niki comprendió que necesitaba Bangchan. No bastaban con palabras optimista o los « todo irá bien, solo dale tiempo », lo que realmente conseguiría hacerle reaccionar era el hecho de que alguien lo comprendía—. Yo tampoco sé como ser un omega, entiendo ese sentimiento. Mis padres me criaron como un alfa, he vivido todo el tiempo fingiendo ante los demás y ahora que soy libre, no sé quien soy —Confesó lo que no se había atrevido a decir a nadie, separándose lo suficiente para mostrarle un débil sonrisa que apaciguase su inquietud—. Pero está bien, podemos aprender juntos y tenemos una casa llena de personas que acudirán cuando lo necesitamos. Has recuperado una parte importante de ti, da igual los recuerdos perdidos, es hora de forjar nuevos.

— Pero Niki, Jeongin ni si quiera está aquí. Soy tan patético que ni ha venido a verme.

Antes de que pudiese contestarle que si no estaba allí era porque su presencia empeoraba los ataques, la puerta se abrió de par en par dejando ver a un muy preocupado Jeongin apoyándose en el marco para recuperar el aire. Tras él estaban todos los demás salvo Felix que había tenido que marcharse, incluso el pequeño Sunoo había venido a verle en cuanto escucharon que estaba despierto. Se movió entre las piernas de los adultos y abrazó a Bangchan con tanta fuerza como podía tener un cachorro. Niki se apartó, dejándoles espacio para que comprobaran como estaba y se tranquilizaran. Jisung permaneció apartado, mirando pensativo hacia cualquier parte, su mente parecía estar muy lejos de allí y algo en su interior le dijo que se trataba de Felix. Nadie, salvo los omegas que le recibieron por primera vez, sabía por qué se había marchado; pero el hecho de que la pareja del hombre a cargo en la mansión estuviese sufriendo, solo intensificaba su preocupación.

— Estoy bien, tranquilos. Al menos ahora sé que Nana tenía razón y no era una simple loca —Intentó relajar el ambiente y surtió efecto, todos sonrieron, comenzando un alboroto de comentarios.

— Nana siempre tiene razón —Dijeron Yeonjun y Soobin a la vez, consiguiendo que todos estallaran en carcajadas incontrolables.

Niki buscó con la mirada a Sunghoon, intentando no ser descubierto, pero fracasando en el intento. En cuanto sus ojos se encontraron, los apartó rápidamente notando como la vergüenza lo invadía. ¿Podía la tierra tragarle?¿Cuánto tiempo debía pasar para que olvidase su metedura de pata y así poder enfrentarse a su alfa sin querer correr? Lo más sencillo que podía hacer era hablar con él, decirle que solo era un broma e intentar empezar de cero. Sin embargo, no funcionaría. La sombra de sus padres siempre estaría ahí, el miedo a volver a ser castigado por mostrar debilidad lo perseguiría durante toda su vida. Ignoró a Sunghoon cuando trató de hablar con él, deslizándose entre la gente para poder bajar a la cocina y comenzar a preparar una buena comida para celebrar que Bangchan estaba bien. Cuando se asomó al pasillo por el que venían todos para preguntar si querían algo especial, la puerta de entrada se abrió de golpe y un muy desolado Felix entró corriendo. El revuelo comenzó de nuevo, preguntando sobre lo que había pasado y si estaba bien, pero los murmullos se detuvieron en cuanto Jisung lo abrazó, ordenándoles a todos que hiciesen lo que tenían que hacer.

— Es momento de que hablemos —Habló Jeongin con seriedad—. Id todos a la cocina y sentaros. Necesitamos poner orden y tenéis que saber algo —Su mirada se dirigió a la escalera por dónde había subido Felix y la preocupación apareció en su rostro.

Cinco minutos tardaron en sentarse en la cocina, el silencio volviéndose tenso con cada segundo que pasaban bajo la mirada escrutadora de Jeongin. La manada que originalmente había sido únicamente de omegas estaba empezando a llenarse de alfas, que, a pesar de haber demostrado ser mejores que los que había conocido en su manada, seguían intimidándole. Entendía la preocupación del líder, una leyenda que parecía peligrar ante la amenaza de un hombre que había sido elegido por la luna como el jefe de todos los presentes. Por sentirse útil, puso en marcha la cafetera y fue sirviéndoles una taza a cada uno. Necesitaba mantener las manos ocupadas para no ceder al nerviosismo por no saber de que hablarían y para no mirar a Sunghoon. Tenía que mantenerse lejos, era lo mejor, así no tendría que arrepentirse de cualquier cosa que pudiese hacer.

— Primero, antes que nada, bienvenido a la manada del lago Yang, Soobin —Saludó formalmente como había hecho con él y con Changbin—. Llevamos tiempo detrás de tu caso, pero tuvimos un altercado y no podíamos retrasar el rescate de Niki. Sentimos no haber podido ayudarte —Sabía que Jeongin no estaba tratando de hacerle sentir culpable por lo mal que podía haberlo pasado el chico, pero eso no evitó que tuviese que mirar hacia abajo más avergonzado todavía. « Los alfas tienen que ir con la cabeza en alto, eres un fracaso », cerró los ojos con fuerza para evitar que su mente viajase a los castigos que tuvo que sufrir una y otra vez por ser suficiente—. Nada de lo que ocurre aquí es casualidad, Soobin —Contestó Jeongin a una pregunta que no llegó a escuchar—. Tenemos un registro de aquellos que necesitan nuestra ayuda y nos encargamos de rescatarlos de cualquier problema que tengan. Esta manada surgió para dar cobijo a todo aquel que lo necesite, somos un refugio de omegas y a pesar de las circunstancias lo seguiremos siendo —La mirada se dirigió hacia los alfas allí reunidos, retándoles a negarse a ello o a intentar imponerse ante los demás—. Si alguno de vosotros tiene alguna objeción ante el hecho de que sea yo quien esté al mando o piense que debemos ser doblegados, que somos inferiores o cualquier otra tontería, es el momento de marcharse. No aceptaré a nadie que pueda perjudicar a los míos. Jisung, Seungmin, Felix, Beomgyu, Niki, Sunoo, Changbin y Soobin son parte de esta familia, ellos están por encima de cualquier cosa y no dejaré que nadie los perjudique —La seriedad en sus palabras demostraba que no estaba bromeando. Sería capaz de cualquier cosa con tal de mantenerlos a salvo. Sintió como su corazón se llenaba de calidez al sentirse querido, aceptado.

— Espera ¿Changbin? —Preguntó Sunghoon con la ceja levantada— ¿Es un miembro oficial de la manada?¿Lo has aceptado oficialmente?

— Changbin me hizo el juramento alfa, me declaró su líder y no hay mayor muestra de que es diferente al resto —Sonrió hacia el nombrado que mantenía a su cachorro en brazos—. Ahora, declarado esto y sabiendo que las jerarquías alfa-omega-beta no funcionan aquí, aquellos que quieran continuar de nuestro lado, deberán demostrar que son confiables. Al menos aquellos que acabamos de conocer como Yeonjun y Bangchan, Sunghoon solo necesita decirme que desea estar aquí y será bien recibido, después de todo, lleva muchos años encargándose del rescate de omegas —Su mirada se centró en el mayor de todos, suavizándose por completo—. Lo siento, a pesar de que seas mi pareja, sigues siendo el alfa destinado de todos ellos, pero no puedo perder el control de mi manada.

— El control es tuyo, Jeongin —Habló con dulzura, sin muestra del dolor que había estado sufriendo desde hace días—. Esta es tu manada, tu la creaste y no podría sentirme más honrado de ser parte de ella. Además, soy su alfa, pero tú eres mi pareja, tienen la misma necesidad de obedecerte. Me conformo con ser algún día el consorte real —Le guiño un ojo y toda la habitación estalló en risas—. De todas formas, ahora mismo, en palabras de Changbin, soy casi como un cachorro. No tendría materia de líder. Quiero sentirme parte de algo, quiero encajar y sé que aquí lo haré. Me importa una mierda que seáis omegas, loros o fontaneros, seguís teniendo el mismo valor que yo porque todos somos personas.

Después del discurso de Bangchan que se ganó más de un aplauso y una sonrisa increíblemente resplandeciente por parte del pequeño cachorro, Sunghoon pidió formalmente el lugar que le correspondía desde hace años. Por lo que pudo descubrir con la conversación, había estado rechazándolo para no mantenerse alejado de su mejor amigo en caso de que lo necesitase y no abandonó su manada hasta que él le aseguró que todo iría bien, que debía ir con su pareja porque se arrepentiría. ¿Y qué había hecho él? Tratarlo como si fuese un ser despiadado y exigirle algo por el simple hecho de sentirse demasiado asustado de mostrarse débil, de dejar salir su verdadero yo. Al final, todas las miradas recayeron en Yeonjun que se columpiaba en las patas traseras de la silla y sonreía como si el simple hecho de pedirle que demostrara que era un mal alfa fuese un chiste.

— ¿Por qué tenemos que ser nosotros los que estemos al mando cuando tú llevas tanto tiempo dirigiéndoles y ha ido fenomenal? Me expulsaron de mi manada por no ser lo "suficientemente alfa", soy bailarín, lloro con El diario de Noah, no me gusta los conflictos porque odio las peleas, si ahora mismo trataseis de tumbarme lo conseguiríais porque mi músculo es por el baile y nada más. Además, hay algo que ningún lobo ha sabido hasta ahora, ni si quiera Changbin. —La habitación entera estaba atenta, esperando cualquier oscuro secreto que pudiese tener—. Adoro ceder el control, me gusta ser versátil. A veces me apetece estar a cargo y otras veces prefiero que sea el otro quien lo esté, de todas las formas posibles tanto dando como recibiendo. Si Soobin me dijese que quiere cambiar los roles, estaría encantado. Los estereotipos son una mierda, casi me matan por ellos. Juré que no volvería a preocuparme por el hecho de ser un "alfa" y es lo que estoy haciendo. De no ser porque la biología hace que la marca solo pueda ser de alfas a omegas, le suplicaría a Soobin que me reclamase y no me avergonzaría por ello.

Soobin casi se atraganta con el café cuando oyó el final, sus ojos amenazaban con salirse ante la impresión y todo él parecía vibrar bajo una repentina emoción. Era imposible que el olor de su excitación no fuese percibido por nadie y la sonrisa ladina que se dibujó en los labios de Yeonjun era una prueba de ello.

— ¿Lo estás diciendo en serio? —Preguntó el omega mientras se pasaba la lengua por los labios. Parecía que acababa de tocarle la lotería.

— Bueno... —Carraspeó Jeongin incómodo. De pronto se habían convertido en meros espectadores y la intimidad era tan que se sentían culpable por estar allí. Un simple asentimiento por parte de los miembros actuales de la manada fue suficiente para que tomase su decisión—. Bienvenidos a la manada del lago Yang, Sunghoon, Bangchan, Yeonjun. Ahora que todos somos miembros y antes de que vosotros dos vayáis a aclarar el tema que tenéis entre manos — « Esos no van a hablar » pudo escuchar que susurraba Beomgyu, consiguiendo que todo el mundo estallase en carcajadas mientras que Changbin le tapaba los ojos a su cachorro y lanzaba miradas reprobatorias en dirección a su amigo—. Tenéis que saber algo más y que atañe a Felix. Hoy es el día del aniversario de la muerte de mi hermano, su pareja, y es importante que tengáis cuidado con él, cualquier cosa que digáis puede quebrarle. De todos nosotros, puedo decir con seguridad, que es uno de los que más han sufrido aquí. Perdió a su hija cuando tenía un año, no era más que un adolescente desesperado por conseguir ayuda y se la arrebataron. Él finge que no existe, que nunca nació, porque ya es suficiente dolor con solo el recuerdo de mi hermano como para añadirle otro más. Nunca nos habló de ella y dudo que lo haga con vosotros, supe de su existencia por una carta que me envió mi hermano poco antes de su muerte —Beomgyu y Seungmin se veían completamente sorprendidos. El color había desaparecido por completo de sus rostros y se apretaban la mano con fuerza. Al parecer, ni ellos lo sabían. Sintió una profunda tristeza por su amigo, ¿Quién podía soportar tanto dolor? Quería ir hasta él y abrazarlo, prometerle que todo iría bien y decirle que era el hombre más fuerte que había conocido; pero reprimió el impulso porque sabía que tenía información que él no quería que conociesen. Su mirada se dirigió hasta Sunghoon, buscando consuelo. En el último momento, la retiró, encontrándose con Changbin abrazando aún más fuerte a su hijo, como si en cualquier momento pudiesen arrebatárselo—. No os dije nada a vosotros, solo lo sabe Jisung, porque no quería involucraros en su búsqueda. Estábamos comenzando a darnos por vencidos, pero ahora que tenemos un policía entre nosotros, pensamos que podemos conseguirlo. Necesitamos que su cachorro vuelva. Su padre merece que hagamos esto por él.

Firmes, asintieron. Nadie iba a dejar de buscarla, ahora estaban juntos en esto. El problema y el dolor de uno, era el de todos. No iban a dejarlo solo, no iba a permitir que la búsqueda recayese sobre los hombros de Jeongin y Jisung. Se decidió que Bangchan crearía un plan y empezarían a trabajar a partir de ahí. Yeonjun se ofreció a llamar a su familia y pedirle que divulgasen que había una niña perdida que necesitaba ser encontrada. Si alguien podía dar con ella, eran los miembros del circo. También se decidió que Changbin y el otro bailarín trabajarían para Beomgyu y Seungmin en la academia, que Soobin estaría a cargo de la contabilidad de cada uno de los negocios, que Sunghoon empezaría a buscar un local en el que abrir su librería y que él sería el cocinero oficial de la manada, incluso se ofreció como niñero particular hasta que Sunoo volviese a la escuela. Jeongin prometió que se encargaría de conseguirle una plaza a pesar de que el curso ya había empezado.

— Antes de que nos dispersemos, quiero hablar con vosotros de una última cosa —Apoyó las manos en la mesa y encaró a los miembros de la manada—. Un amigo de Jisung, uno de los niños de los que estuvo a cargo cuando seguía con su manada, llamó pidiendo ayuda. Es un alfa, un buen tipo, que acaba de perder a su mujer y se ha quedado solo con sus dos hijas, una de ellas recién nacida, una pequeña mestiza. El fue padre soltero y sabe como cuidar de ellas sin ayuda, no es por eso por lo que llama. Alguien está amenazando sus vidas, exigiéndole que regresen o morirán todos. No puede enfrentarse a esto solo, necesita un refugio fuera de su hogar. Esto es una casa de acogida para omegas y él es un alfa, pero no he podido decirle que no. Si vosotros no estáis conformes con su presencia o demuestra que me equivoqué al acogerlo, se marchará, se quedará solo hasta que encuentre una casa en el pueblo y fin de la historia.

— Está bien, Jeongin. Creo que todos estamos bien con esto. Necesita ayuda, no vamos a dejarle solo con dos niñas ¿Cuándo llegará?

— Hoy ha sido el funeral de su mujer, estará en casa de sus suegros humanos hasta mañana. Ha salido de su casa sin nada más que una maleta y el bolso para el bebé, la situación es crítica para ellos. Incluso han llegado a destrozar su coche y a escribir, con pintura, amenazas en las paredes —Suspiró, relajando la tensión de sus hombros en cuanto las manos de Bangchan comenzaron a masajear sus hombros—. Seungmin, encárgate de distribuir las habitaciones oficialmente. Beomgyu, prepara la de nuestros invitados. Niki, comienza a preparar la comida. Bangchan, tú sigue con lo que estás haciendo. Oh, sí, justo ahí. Gracias. Soobin, los archivos de cuentas están en mi despacho en las carpetas azules. Somos dueños de una academia de baile y una floristería, también contamos con las acciones del bufete de abogados en el que trabaja Jisung y el hospital en el que está Felix. Ahora, Changbin y Yeonjun... Limitaros a no estorbar.

Dadas las órdenes, todos se dispersaron. Niki se centró en la comida, olvidándose por unos minutos de que tenía que enfrentar tarde o temprano a su alfa, a la pareja que el destino le había dado. Era parte de una manada, había sido acogido sin preguntas ni exigencias, pero el sentía completamente solo. No sabía quien era ¿El omega asustadizo?¿El alfa insuficiente?¿El torpe que había metido la pata una vez más?¿El hombre que habían creado sus padres? Estaba tan concentrado en sus pensamientos, ahogándose, sintiendo la falta de aire, que no se dio cuenta de que Sunoo se había acercado a él hasta que le dijo que aceptase el papel que tenía entre las manos. Curioso, lo abrió y tuvo que contener el aliento, dándose cuenta de que nunca tendría escapatoria, Sunghoon siempre lo encontraría.

« No sé que ocurre o todo lo que te hicieron, pero no voy a presionarte a enlazarlos. Solo quiero hablar, conocernos, saber que necesitas. Tenemos una conversación pendiente. ¿Recuerdas lo que dijo Yeonjun? Yo también. Así que, problema resuelto ¿No? Se acabó el correr, Niki.

Dame una oportunidad, Niki. Déjame demostrar que no te arrepentirás.

Sunghoon »

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