El que Perdona Murió en la Cruz
> 15,952 palabras
>OoC y Oc's.
>Citiaciones crige.
>La panadera se llama Suzume, pq el nombre suena bonito .
>Suzume y Nanami están casados pq me sale de los huevos que no tengo.
>Ya estoy empezando a trabajar en la parte dos de esto, so.
>Vocabulario de Inumaki sacado de la wiki.
--La niña esa dijo que no tardarían. -- gruñó el presidente. Llevaban media hora esperando que la pelirroja volviera de quién sabe dónde.
--Hay un gran alboroto ahí afuera. -- murmuró Yuuta.
Gojo hacía rato que se había parado de su asiento y veía por la pequeña ventana hacia el pasillo. -- No entiendo mucho. -- murmuró el de ojos azules. -- Pero parece que no podremos usar los baños
--¿Por qué lo dices? -- cuestionó Nanami.
--Parece que apuñalaron a alguien ahí. -- respondió. -- Hay médicos y toda la… ¿Esa es Tsunade, de Naruto?
--Bueno, dijo que estaba harta del drama de los ninjas. -- recordó Yuuta. -- Tal vez ellos sean a los que se referían.
--Es posible, puede que- ¡¿Podrías dejar de rociar esa mierda?! ¡Ya me cayó en la boca!-- espetó a Geto, quien seguía rociando desinfectante sobre las niñas.
--No. -- respondió con simpleza. -- Nunca vas a saber en donde han estado esos monos ni que enfermedades traen.
--¿Qué monos? Yo solo veo un panda. -- cuestionó una persona de por ahí.
--Ignorelo, es fetichista. -- respondió.
--¡¿Ah?!
--¿Qué? Digo la verdad. Esa obsesión tuya con los monos no es normal. Seguro y te la jalas pensando en eso.
--¿De qué me viste cara? ¿Zoofilico?
--Nah, te veo cara de pendejo, pero eso es desde la prepa.
--Satoru, ni qué fuera tu reflejo.
--¿Tantas ganas de ser igual de guapo que yo tienes para querer ser mi reflejo? Me alagas.
--Ni que estuvieras tan carita.
--Eso no decías en la prepa.
--Ay, en la prepa ni de la cama me quería levantar.
--Jaja, si soy.
--Ahora que estás cerca mío, déjame te digo, cámbiate esas vendas, ya huelen a culo.
--¿Y tú cómo sabes a qué huele un culo?
--¿Debo recordarte las veces que te co-?
--¡Ya cierren el puto hocico! -- exclamaron Nanami, Shoko y Yaga.
--Juro que ni extrañaba esto. -- gruñó Utahime.
--No aguantan nada. -- soltaron a la vez.
--¿No se supone que ayer estabas llorando porque te dejó en un K.F.C? -- cuestionó Megumi mientras le enseñaba trucos a sus perros Shikigami.
--¿Y tú no te quejaban de que ahora pasaba más tiempo con Nanami? -- agregó Miguel, peinando a Nanako.
--¡Eso era irrelevante! -- aseguraron ambos.
--Lo que sea. -- respondieron.
--¿Cuanto más se va a tardar la niña esa? -- gruñó Yaga.
--¿Yo qué? -- cuestionó esta, mientras salía de la nada, causando miedo entre los hechiceros y no hechiceros. -- Ay, ni que estuviera tan fea.
--Oe, niña. -- llamó Choso.
-- ¿Sí, terroncito de azúcar?
--...¿Qué?
--Es… Es un útero maldito, ¿sabías eso? -- murmuró Shoko con algo de desagrado.
--¿Y el problema es? -- cuestionó.
--No sé porque no me sorprende. -- negó Nanami.
--Ya pues, no hace falta ofender. -- lloriqueo la menor.
--¿Qué sucede allá afuera? -- cuestionó Yaga.
--Oh, ya sabes, lo normal, gente apuñalando a otras y así. -- respondió con simpleza. -- Hablando de, los baños están cerrados, deberán usar unos portátiles que compartirán con los de Naruto y Assassination Classroom.
--¿De cuándo a acá eso es normal? -- cuestionó el presidente.
--¿En serio quieres una respuesta?
--Olvídalo.
--¿Cuándo iniciará todo esto? -- pregunto Itadori. -- No me mal entienda, me alegra que atiendan a mi abuelo y todo, pero deje los frijoles en la estufa.
--Chamaco del demonio. -- negó Wasuke. -- ¿Qué te dije sobre ver películas mientras cocinas?
--¡Fui al baño!
--¡¿Y por qué no le bajaste a la mecha?!
--Si te hace sentir mejor. -- intervino Meiko. -- El tiempo se pausó en su dimensión para evitar accidentes catastróficos.
--Oh, gracias. -- respondió el pelirosa.
--Bien, ahora, por favor, dejen sus discusión sobre fetiches y parafilias y tomen sus asientos. -- ordenó Obaa-san. -- Ya traje los discos, así que podemos iniciar.
Nadie objetó nada, solo se sentaron, algunos un tanto incómodos por la persona a su lado.
-- ‘Con que no vuelva a cantar la de Tu Falta de Querer’ -- suspiró Nanami, estaba justo frente a Gojo, literalmente, en la fila de enfrente, por lo que el peliblanco fácilmente puede brincar y volver a tirarsele encima para contarle su drama amoroso con Suguru, justo como cada Miércoles en la noche desde que Geto se fue de la Escuela de Hechicería. -- ‘Carajo, hoy es Miércoles.’
--Con todos en sus lugares, es momento de iniciar. -- anunció Meiko. -- Iniciaremos con Jujutsu Kaisen 0.
La pantalla se encendió, mostrando un bello atardecer lluvioso cerca de una secundaria de Japón.
--Oh, no, eso no. -- murmuró Yuuta con preocupación. -- Eso no, eso no, eso no, eso no.
--¿Y a este que le pasa? -- cuestionó Nanko, que le había tocado sentarse junto a los alumnos del campus de Tokio.
--Seguro fue cuando se peleó con esos bravucones. -- solo Maki, con un tono de disgusto. -- Solo no quiere que veamos el tipo de patán que es.
--Maki, ya basta. -- reprendió Panda.
--Hojuelas de Bonito. -- negó Inumaki.
--¿Del lado de quién están? -- cuestionó ofendida.
-- ¡¿Cómo carajos entendiste ese “hojuelas de bonito”?! -- exclamaron todos.
--Director Yaga, necesitamos un traductor. -- solicitó el presidente.
--No es necesario. -- aseguró Nanami. -- Sí nuestras técnicas no funcionan, su Discurso Maldito no afectará a nadie.
--En eso el bello hombre de ahí tiene razón. -- aseguró Meiko. -- Así que puedes hablar con libertad.
--Ah… Salmón. -- respondió Toge, causando que todos suspirarán derrotados.
--Bueno, no creó que sus cuerdas vocales sean capaces de pronunciar más de tres palabras juntas. -- suspiró Panda.
--¡Hojuelas de bonito!
Dentro de ella, se pudieron escuchar las primeras voces. -- Cuánto tiempo, Okkotsu. -- soltó uno de los cuatro jóvenes que rodeaban a uno más bajo.
--No te me acerques. -- rogó el de pelo negro.
--Pobre niño. -- murmuraron varios.
--Me caen mal ese tipo de personas. -- chilló Itadori.
--Sí, habría que darles una lección. -- gruñó Megumi.
--Parece que nos llevaremos muy bien. -- concordó Nobara.
-- ‘Me toco sentarme junto a los problemáticos’ -- suspiró Junpei
--¡Vamos! No te pongas así. -- recriminó el moreno.
Dije que no
--Dije que no. -- respondió mientras la pantall aún se veía en negro.
--¿Alguien más tiene el presentimiento de que algo muy malo va a pasar? -- cuestionó Tsumiki.
-- ‘Solo espero ver la cara de terror de esos monos.’ -- pensó Geto con una tétrica sonrisa en su rostro.
-- ‘¿Y este de qué se ríe?’ -- cuestionó Satoru mentalmemte. -- ‘Aunque esa sonrisa me encanta’
--¿Sabes lo mucho que quiero golpearte? -- cuestionó nuevamente el castaño, acercándose peligrosamente a Yuuta. -- Piensa un poco en cómo me siento. -- soltó, mientras el resto sólo reía.
--¿Dónde está? -- cuestionó Nobara al aire. -- Nada más los vea, voy a partirles esa horrible cara que tienen.
--No te preocupes, ya lo hizo este de acá. -- respondió Maki. -- ¿No es cierto, Okkotsu?
--Lo siento, lo siento, lo siento.
--Maki, ya fue suficiente. -- sentenció Satoru. -- No quiero una palabra más sobre esto o me veré en la nada extravagante necesidad de mandarte un reporte.
--Tsk, lo que sea.
-- ‘Se parece a mi.’ -- pensó Junpei al ver aquella situación en la que se encontraba Yuuta.
Para
--Para. -- rogó el pelinegro.
--Sí me sigues provocando, podría acabar matándote. -- advirtió el morenos, mientras los otros tres grababan la escena. El de cabello castaño se acercó a Yuuta, por lo que este se alteró.
--Hmp. -- fue lo único que comentó Maki.
-- ‘De todas maneras le mandaré el reporte.’ -- pensó Satoru. -- ‘Pero seré parejo con todos, así que llenaré cuatro fichas de reporte.’
--¡No te acerques! ¡Rika-chan! -- exclamó el pelinegro, mientras una figura oscura se comenzaba a formar tras el moreno.
--¿Eh? ¿Rika? -- soltó dudoso, antes de ser tomado con fuerza por dos gigantescas manos que salieron de detrás de él.
--Andate a la verga. -- soltó Nobara. -- Que feo se ve eso.
--Creo que tendré pesadillas. -- suspiró Junpei.
--No te preocupes, puedes tomar mi mano sí te da miedo. -- comentó Yuuji, dirigiendo una sonrisa amable hacia el pelinegro. -- Por cierto, soy Yuuji Itadori, estaremos sentados aquí por un tiempo, así que sería bueno presentarnos.
--Yoshino Junpei. -- respondió el de fleco.
--Nobara Kugisaki. -- soltó la castaña.
--Megumi Fushiguro.
--¿Eres mujer? Lo lamento, no pienses que soy transfóbico, es solo que no lo sabía. ¿Ese es tu dead name o es como quieres que te llamemos? -- comenzó a cuestionar Yuuji con preocupación, causando fuertes risas en Gojo.
--Tsk. No soy trans, soy cis y soy hombre, solo que al bastardo de mi padre se le ocurrió nombrarme de esa manera. -- respondió en un gruñido. -- Llamenme Fushiguro.
--Ah… Lo lamento. -- murmuró Yuuji apenado.
--Ni lo menciones.
--No en-
--Jamás.
-- ‘Tenemos un hermanastro complicado.’ -- suspiró Mimiko.
Registro: Noviembre de 2016, Tokio.
Tras perpetrar un insistente acoso escolar,
cuatro bravucones acabaron con heridas graves.
--¿Qué?
--Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento. -- continuó Yuuta.
--Hoja de mostaza. -- murmuró Toge, poniendo su mano sobre el hombro del contrario, pero no funcionaba. -- Tuna Mayo… Tuna Mayo…
--Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento…
--Tuna Mayo… -- volvió a decir Inumaki.
--Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento…
--¡Ya calmate a la verga! -- exclamó la dulce princesa.
--En la madre. -- soltó Satoru con sorpresa.
Pero bueno, aquellas bellas palabras provenientes de Toge Inumaki fueron lo suficientemente contundentes para calmar a Yuuta.
--Lo siento. -- murmuró el de cabellos platinados con algo de vergüenza. Nunca había usado ese lenguaje fuera de los dominios de su clan, dónde los sellos que rodeaban el lugar les permitía hablar libremente.
La lluvia se había vuelto más intensa, mientras que Yuuta, algo perturbado, sentado en el suelo solo repetía una y otra vez un “lo siento” muy débil.
Fue cuando se enfocó el casillero trasero, de donde un río de sangre comenzó a brotar del fondo, siendo tanta la cantidad, que toda esa esquina del salón y un poco más quedará más que cubierta de un charco de sangre.
--Esto… No creí que… Que hubiera sido así de gráfico. -- murmuró Panda con temor.
--Que asco. -- gruñó Mai.
--Lo siento, lo siento, lo siento.
--Ya, cállate a la verga. -- gruñó Inumaki otra vez.
--Lo lamento. -- murmuró Yuuta mientras bajaba la cabeza.
El casillero se abrió lentamente, dejando ver al principal bravucón más que desfigurado.
--Carajo. -- soltó Yaga. -- Ya había visto las imágenes, pero carajo, si que esta feo.
--De solo imaginar el olor dan ganas de vomitar. -- murmuró Gojo mientras hacía una imitación de alguien vomitando.
--Hay, ni que estuviera tan mal. - negó Geto ante los gritos de horror que soltaban los “monos”. -- Ustedes, simios imbéciles no aguantan nada.
--Ya deje a los pobres monitos en paz. -- reclamó Yuuji con enojo. -- Ellos no tienen la culpa de no haber evolucionado como nosotros.
--Y yo que te creía más listo. -- negó Megumi.
--¿Qué? ¿Por qué?
--Itadori. -- llamó Nobara. -- El no está hablando de los monos del zoológico.
--¿Qué? ¿Entonces? -- cuestionaron tanto él como Junpei.
--Él se refiere a los no hechiceros como monos. -- respondió Gojo.
--¿Eh? -- soltaron Yuuta, Yuuji y Junpei
--Para Suguru Geto, los que no ven maldiciones ni pueden utilizar energía maldita son monos. -- explicó Yaga.
--Oh. -- murmuraron Junpei y Yuuta.
--¿O sea cómo? -- preguntó Itadori otra vez, haciendo que su abuelo negara.
--Sí no son magos, son monos. -- explicó Wasuke.
--¡Ah! Pues eso digan… ¡Eso es clasista y elitista y xenofobo!
--¡¿Y eso es lo que te importa de todo esto?! -- exclamaron Nobara y Junpei, mientras Megumi solo negaba.
-- ‘Es obvio que no es un mono.’ -- pensó Suguru. -- ‘Pero es tan estúpido como uno.’
La pantalla se oscureció momentáneamente, para luego mostrar una habitación completamente completamente rodeada de diversos sellos y lámparas, dónde Yuuta estaba sentado en el centro.
--No me gustaría estar ahí. -- suspiró Yuuji tras un ligero escalofrío.
--No está tan mal. -- murmuró Yuuta. -- Es un buen lugar para dormir un rato sin que te atormenten esas voces locas de tu cabeza.
--Confirmo. -- respondió Suguru.
--...Nadie más debe volver ahí. -- sentenció Utahime.
--Estoy de acuerdo. -- concordó Yaga. -- Esos permisos de usarlo como sala de meditación se acabaron.
--¡No es justo! -- exclamó Kirara.
--¿Encubrimiento total y ejecución secreta? No sean ridículos -- se escuchó la voz de un hombre, pasando de aquella habitación a una dónde seis personas sentadas tras pequeños velos de tela rodeaban a otro.
--¡Al fin, mi magnífica entrada! -- exclamó Gojo haciendo una Jojo Pose.
-- ‘Igual que siempre’ -- negaron sus ex-compañeros de equipo.
--Déjate de tus ridiculeces. -- gruñó Nanami.
--Kento, no seas malo con él. -- negó Suzume, su esposa.
--Si tuvieras que convivir con él durante tres años seguidos, me comprenderías. -- respondió el rubio.
--Pero regresaste a ser hechicero apenas hace un año y medio.
--Me refiero a la Preparatoria, tuve que aguantarlo mis tres años, por algo me fui del mundo de la Hechicería.
--¡Qué malos son conmigo! -- exclamó Satoru con dramatismo.
--Te lo buscas tú solo. -- respondieron Nanami, Geto y Shoko.
--El muchacho estuvo de acuerdo. -- respondió uno de los ancianos.
--Mijo, eso es suicidio y el suicidio es pecado. -- reprendió Wasuke.
-- ‘¿En serio deje la seguridad nacional en manos de un montón de payasos?’ -- negó el presidente, Yoshida, tras soltar un suspiro.
--Viejo, necesitas más autoestima. -- negó Todo.
--Es menor de edad, apenas tiene 16. -- agregó el menor de la sala. -- Quién sabe cuántas muertes generará su Maldición, se las pudo arreglar contra tres hechiceros de segunda clase y uno de primera. Por eso me necesitan. -- sentenció. -- ¿Ya se les olvidó?
--Entonces es peligroso. -- declaró el presidente.
--Él, no; Rika, sí. -- respondió Gojo.
--¿Y no la exorcizar por…?
--Es fuerte, pero no más que yo, claro; además, está atada a Yuuta-kun. -- respondió Gojo. -- Por lo que tendríamos que matar a Yuuta-kun para deshacernos de Rika.
--¿Pero…?
--Intentar hacer eso significa despertar la ira de Rika. -- continuó Satoru.
--Pensé que no era más fuerte que usted, Satoru. -- volvió a decir el presidente.
--No lo es, pero, considero que Yuuta-kun es más valioso vivo que muerto. -- respondió dedicándole una gran sonrisa al mandatario.
-- ‘Pinche mono jodido y feo.’ -- gruñó Geto al ver las miradas que le lanzaba el mandatario a SU Satoru. -- ‘A ver si sigues echándole esas miradas a mi chikistrikis cuando mande a una maldición a comerte los ojos.’
--O sea qué…
--Sí. -- respondió Gojo sin siquiera dejarlos terminar. -- Yuuta Okkotsu irá a la Preparatoria de Hechicería.
--¡Wiii! ¡Más cerca del presente! -- exclamó Meiko mientras salía por la puerta. -- Ya vuelvo, tengo que ver qué jodido drama traen los ninjas estos.
De vuelta en la sala, Gojo estaba frente a Yuuta, quien tenía su cabeza escondida entre sus rodillas.
--Debo buscar un curso de psicología. -- suspiro Shoko, prendiendo un cigarro. -- Con tanto traumado y depresivo, no tarda en salir otro Geto.
--Yo sé que aún me quieres. -- respondió el líder de culto con una sonrisa socarrona.
--Mi amor por ti es igual al que le demostraste a tus padres. -- respondió ella.
--Auch. -- soltó él, fingiendo estar dolido.
-- ¿Qué es esto, Yuuta Okkotsu? -- cuestionó el de cabello blanco mientras levantaba un cuchillo totalmente doblado.
--Definitivamente me inscribire a la carrera de psicología. -- negó la médica.
--Era un cuchillo. -- respondió. -- Intenté matarme. -- agregó, levantando la vista. -- Pero Rika-chan interfirió.
--A uno ya no lo dejan morir en paz. - negó Yuuta.
--Hojuelas de Bonito. -- negó Inumaki.
--Yo sé que está mal, pero es mi momento depresivo, estaré bien en un ratito.
--Salmón.
--Que tétrico. -- murmuró Gojo, mientras dejaba caer el cuchillo.
-- ‘Pero “Geto solo está jugando.”’ -- pensó Nanami mientras soltaba un suspiro de cansancio. -- ‘A veces ni sé si Gojo está más loco que Geto.’
-- Hoy asistirás a una nueva escuela. -- anunció con un ligero entusiasmo.
--No pienso ir. -- sentenció el menor, haciendo que Satoru soltara un ligero “¿uh?”. -- Ya no quiero lastimar a nadie, así que no pienso volver a salir.
--Eso… Eso es triste. -- declaró Choso. -- Deberías decirle a tus padres que te den hermanos, los hermanos resuelven todo. -- aseguró.
--Los tengo, me sacaron de casa cuando Rika los atacó. -- respondió él.
--Oh. ¿Primos?
--Mis tíos no me dejan verlos.
--¿Tus padres?
--Fingen que no me conocen y solo me mandan un sobre con una tarjeta en mi cumpleaños.
--¿Abuelos?
--Con el Yisus.
--¿Amigos?
--Se van cuando sienten a Rika.
--Nimodo, mano, ni como ayudarte.
--Pero… Es muy triste estar solo. -- ante aquel comentario, Yuuta bajo nuevamente la vista.
--¿No fue él quien se quedó encerrado dos meses en su cuarto llorandole a Suguru? -- soltó Shoko.
--Sí. -- respondió Nanami con sencillez
--¡Dejen de contar mi vida privada! -- espetó el de los Seis Ojos.
--Fuiste tú quien estaba ventilando su vida privada hace rato. -- recordó Megumi. -- Así que ni te quejes.
--Traicionado por mi propio hijo. -- soltó dramático.
--Sí, lo que sea.
--¡Nanami, mi hijo me hace bullyng! -- exclamó con dramatismo, pero el rubio solo lo ignoró.
-- La Maldición que te aflige, también podría usarse para salvar a otros. -- explicó, mientras la pantalla dejaba que se viera la entrada de madera a algún recinto, junto con un letrero que decía “Preparatoria de Hechicería de Tokio”.
--¡Se ve bien cool! -- exclamó Itadori con felicidad. -- ¡¿Cómo puedo entrar?!
--Créeme, no quieres. -- soltó Maki. -- No quieres aguantar a este pendejo. -- agregó mientras apuntaba hacia Gojo, quien solo le dirigió una “mirada” ofendido.
--Salmón. -- concordó Toge.
--Pero se ve como un tipo agradable. -- respondió Yuuji, recibiendo, en respuesta, un fuerte abrazo de Satoru.
Un abrazo demasiado fuerte.
Asfixiante, en realidad.
--¡Yuuji-kun! ¡Apenas te conozco pero ya te adoro! ¡Sí resultas tener energía maldita, te juro que te ayudare a entrar!
--¡Mi nieto! -- exclamó Wasuke al ver a Yuuji ponerse azul por la falta de aire que le provocaba el abrazo de Satoru.
--¡Ya suéltalo! -- exclamó Nanami, tomando al peliblanco del hombro y alejandolo del menor. -- Pendejo, lo matas. -- el adolescente tomaba grandes bocanadas de aire, mientras el color morado de iba de su rostro. --¿Estás bien, Itadori-kun?
--Sí… Sí. -- respondió tras varios intentos de agarrar aire. -- Gracias, Nanami-san.
--Sera mejor quedarnos cerca. -- propuso Suzume. -- No vaya a ser que Satoru-san tenga otro ataque de estos.
--Bien. -- respondió el Hechicero, tomando asiento junto a los Itadori.
-- Aprende a usar su poder. -- propuso el peliblanco mientras salía nuevamente en pantalla. -- Ya te rendiste una vez, pero aún estás a tiempo.
--Ya puedes agregar motivador personal a tu currículo, Satoru. -- bromeó Geto.
--Y tú líder de culto al tuyo. -- respondió Shoko, notando como Satoru solo tenía una sonrisa soñadora al tratarse del otro. -- Ahg. -- cansada de la falta de motivación del de ojos azules, tomó a este del brazo y lo movió a su asiento, quedando ella entre Geto y Gojo. -- Ya deja de verlo así, se supone que ya lo habías superado.
--Se supone. -- recalcó él.
Luego de ello, comenzó a sonar una ligera música, misma que venía acompañada de una serie de imágenes de Yuuta preparándose para iniciar su primer día de clases. Desde despertarse (para luego querer asfixiarse con su propia almohada).
--Hojuelass de bonito. -- negó Toge.
Lavarse los dientes antes de comer solito (¿no le sabrá rara la comida?); vestirse con su uniforme y caminar a la salida de los dormitorios dónde se puso su calzado; para luego tener que caminar andate a saber tú cuánto para toparse con Gojo en medio del campus, el cual se veía todo místico por la forma tradicional de los edificios, y la gran cantidad de vegetación que rodeaba todo.
--Parece un bosque de cuento de hadas. -- murmuró Nanako con sorpresa. --¡Geto-sama, quiero ir a verlo!
--Hay un bosque más bonito que ese, las llevaré luego. -- aseguró el usuario de Maldiciones.
--¡Pero no va a ser igual!
--Nanako, entiende que a ese no podemos ir, esta muy cerca de los monos.
--Iugh. -- soltó ella.
--¡Clasistas! -- exclamó Itadori, siendo acompañado de Junpei esta vez.
Finalmente, apareció el título de todo:
Jujutsu Kaisen: La Película.
--¡Yei! -- exclamó Yuuji. -- ¡Me encantan las películas!
--Este no es el momento, idiota. -- reprendió Kugisaki, dejando un fuerte golpe en la cabeza del contrario.
--¡Waaaa! ¡Fushiguro! ¡Nobara me golpeó!
--¡No andes de pinche chismoso! -- reclamó ella, comenzando una mini pelea entre ambos.
--¡Na-Nanami-san, detengalos! -- exclamó Junpei a Nanami, quien solo veía todo con cansancio.
-- ‘No debí hacerle caso a Suzume’ -- suspiró el mayor. Sin embargo, antes de intervenir, sólo escucho una leves palabras de Megumi.
--Con este tesoro yo-
--¡Ni se te ocurra, Megumi! -- exclamó Gojo, tapando la boca del menor. -- ¿Qué te he dicho de invocar a Mahoraga por cualquier pendejada? Además, no habría funcionado.
--De hecho. -- intervino Meiko, saliendo de la nada. -- Sí iba a permitir que apareciera el mojarras.
--Ah.
--De todas maneras. -- continuó, acercándose esta vez a Yuuji y Nobara, quienes seguían peleando con Junpei tratando de detenerlo. -- No peleen, la abuela no está de humor luego del desmadre del baño.
Ya en el campus, se pudo ver perfectamente como dos alumnos y un panda caminaban por las instalaciones. -- ¿Ya oyeron sobre el chico nuevo que llega hoy? -- cuestionó Panda. -- Metió a cuatro compañeros de clase en un casillero.
--Técnicamente no fue él. -- respondió Panda.
--¿Los mató? -- cuestionó la chica de lentes.
--¿Atún con mayonesa? -- soltó el de bufanda.
--Poético. No he visto nada igual desde la Lombriz Humana 4.-- soltaron Nanako, Yuuji y Junpei a la vez, viéndose entre ellos. -- ¿Amigos? ¡Sí!
--Yo ni con las Maldiciones de Geto-sama puedo hablar. -- murmuró Mimiko, viendo como su hermana hablaba a rienda suelta sobre su película con los otros dos.
--No, pero acabaron muy mal. -- respondió el muñeco.
--Mah, se las verá conmigo si se pone engreído. -- aseguró la de cabello verde.
--Hojuelas de bonito. -- respondió el de cabello plateado.
--Sigo sin entenderlo.
Luego de ello, en el salón de clases, salió Gojo… Siendo, pues, Gojo.
-- ¡Permítanme presentarles al chico nuevo! ¡Arriba esos ánimos, gente! -- exclamó el profesor mientras hacía gestos raros.
--¡Yei! El presente. -- soltó Satoru, mientras el resto lo veía como una cara de disgusto.
--¿En serio él es el más fuerte? -- cuestionó Yoshida.
--Y el más pendejo. -- agregó Shoko, dándole una calada a su tercer cigarro.
Sin embargo, ninguno de sus tres alumnos le tiró bola.
Hasta parecían avergonzados de él.
--Animense. -- rogó el peliblanco.
--Solo siento pena ajena. -- respondieron Panda y Maki.
--Salmón. -- concordó Toge con sus compañeros.
--La verdad, sí se ve algo ridículo. -- concordó Yuuta en voz baja.
--¿Algo? Extremadamente ridículo. -- aseguró Megumi.
--Lo lamento, Gojo-san, sabe que no me gusta tratarlo así, pero usted no ayuda. -- soltó Tsumiki con algo de pena.
--Mi abuela me dijo que pronto entraría a esa escuela. -- comentó Nobara. -- Si ese es mi profesor, mejor pediré mi transferencia a Kioto.
--¡Son muy malos conmigo! -- chilló con dramatismo. -- ¡Diles algo, Nanami!
--Quítateme de encima. -- gruñó el rubio, regresando al mayor a su asiento.
--Yo creo que Gojo-san es increíble. -- soltó Yuuji.
--Yuuji-kun, eres mi favorito de ahora en más.
--Dicen que es un tipo muy temperamental. -- soltó Maki. -- Lo siento, pero no me entusiasma recibir a alguien así.
--Salmón. -- concordó Inumaki.
--Uh-Huh. -- “dijo” Panda.
--Lo siento, Yuuta. -- murmuró Panda.
--Salmón. -- concordó Inumaki.
--No te preocupes, Panda, Inumaki-ku, entiendo como se sentían. -- respondió Yuuta.
Aquellas respuestas solo causaron que Gojo soltara un ligero suspiro. -- En fin. ¡Adelante! -- anunció a Yuuta, quien se encontraba justo tras la puerta.
-- ‘Algo me dice que no soy bienvenido.’ -- pensó nervioso. Luego de unos segundos, por fin abrió la puerta.
--¡Claro que lo eres! -- exclamó Panda. -- ¡Seremos buenos compañeros contigo!
--¡Salmón!
--Lo que sea.
--No seas aguafiestas, Maki. -- teniendo Gojo.
-- ‘Lo voy a ignorar.’ -- afirmó Maki.
Yuuta abrió la puerta y, al poner un pie dentro del aula, una enorme presencia maldita se hizo presente.
--No creo que vaya a poder ignorar eso, ¿no crees eso, hermano mayor? -- cuestionó Esou a Choso.
--Sí. -- respondió, viendo con atención la nota que Meiko le había dado.
Tienes otro hermano menor por aquí.
--Debo encontrarlo y protegerlo. -- murmuró Garu, digo, Choso.
--¡Qué miedo! -- exclamó Yuuji ante la presencia de Rika en la pantalla.
Con cada paso que el pelinegro daba, sus nuevos compañeros se ponían aún más alerta.
Los tres jóvenes fueron incluso capaces de ver la sombra de Rika, quien solo les gruñó.
-- ‘Debo tenerlo.’ -- pensó Geto. -- ‘Sí lo tuviera, todo sería más sencillo.’ -- una sonrisa enorme se extendió en sus labios ante sus pensamientos. -- ‘Debo tener el amor incondicional de Satoru.’
-- ‘¿Y este que hace sonriendo así?’ -- se preguntó Migel. -- ‘Espero y sea por Rika y no por Satoru Gojo.’
-- ‘Tal vez Rika igual sirva.’ -- pensó mientras dejaba de sonreír. -- ‘Pero ese será el Plan B.’
--Soy Yuuta Okko- -- la presentación del nuevo hechicero se vio interrumpida, pues, al sentir aquella presencia, sus tres compañeros lo rodearon de manera amenazante. Maki incluso clavó su arma a un lado suyo.
--Qué bonitos compañeros le tocaron. -- murmuró Mimiko.
--Así mis compañeros de clase conmigo. -- aseguró Junpei. -- Pero ellos sí me daban los golpes.
--¿Nos están poniendo a prueba? -- cuestionó enojada. -- Oye… Estás maldito.
--Pero no seas tan directa, hija mía. -- negó Wasuke. -- Dile las cosas con cariño.
--¿Para qué? Sí uno los trata bien no entienden. -- negó Naobito. -- Mejor decírselos de manera directa para que entiendan.
--Aquí se aprende sobre Maldiciones, no es lugar para alguien maldito.
--¿Eh?
--Las muertes y desapariciones sin explicación superan las diez mil al año en todo Japón. -- explicó Gojo. -- Y casi todas son resultado de las maldiciones, las cuales nacen de la negatividad humana. También hay casos generados por brujos, hechiceros malvados. -- cada parte de la explicación que daba, solo hacía que Yuuta se pusiera más y más nervioso. -- Y solo una Maldición puede exorcizar otra maldición.
--¿Es enserio que no le habías explicado eso? -- cuestionó Yaga, cada vez más decepcionado.
--Mi error.
--¿Eh? -- soltó Yuuta, comenzando a comprender la pendejada a la que se había anotado.
--Y aquí se aprende a hacer eso mismo, la Preparatoria de Hechicería de Tokio. -- finalizó el mayor.
-- ‘¡Debiste decírmelo antes!’ -- exclamó Yuuta mentalmente. Era obvia su preocupación.
--Sí a este le dieron su diploma de docente, yo puedo ser un astronauta. -- soltó un random de por ahí.
--De hecho… Los únicos aquí con título universitario son Shoko y Nanami, los demás no pasamos de la prepa. -- soltó Geto. -- Digo, no es necesario para ser profesor de Hechicería.
--Ni digas nada, que tú ni la prepa acabaste. -- soltó Satoru.
--Preferí inscribirme en la Preparatoria de la Vida. -- respondió Geto.
--Mejor dí que no querías ver un siete en tu kardex y mejor te diste de baja. -- soltó Shoko.
--Eso es mentira.
--Sí, claro.
--¿A estas alturas le explicas? -- cuestionaron sus demás alumnos.
--Perdón. -- respondió el profesor. -- Ah, yo que ustedes, me alejaría. -- advirtió.
Poco después, aquellas manos con uñas enormes volvieron a aparecer justo tras Yuuta, saliendo desde la pizarra. La mano derecha tomó el arma de Maki y, por precaución, los tres alumnos se alejaron. -- No traten mal… -- gruñó la Maldición.
--¡Espera, Rika-chan! -- exclamó el pelinegro, tratando de evitar algún herido.
--Esto ya es oficialmente el futuro. -- soltó Meiko mientras aplaudía. -- Así que, animense, de aquí en adelante todo va de peor a jodido.
--Gracias por los ánimos. -- soltó Yaga entre dientes.
--Cuando gusten.
--¡A Yuuta! -- exclamó Rika, extendiendo su mano hacia los tres alumnos restantes.
--Cambiando de tema. -- hablo Panda. -- ¿No pudiste haber llegado de otra manera?
--Es que perdí una apuesta y tenía que aparecer así. -- respondió la pelirroja.
--Tendré pesadillas por un buen tiempo. -- lloro Yuuta.
--Ay, ni que estuviera tan fea.
Humano Maldito de Clase Especial: Yuuta Okkotsu.
Espíritu Maldito de Categoría Especial: Rika Orimoto.
Registro: Hace seis años. Sendai, Miyagi.
--Oh, veremos el pasado. -- soltó Satoru.
--Esta bien culero. -- respondió Yuuta.
El día se veía bastante soleado, con un bello clima, perfecto para que los niños jugasen en el parque. Dentro del arenero, un pequeño Yuuta jugaba con una niña castaña, misma que interrumpió el juego y extendió un regalo al menor. -- Feliz cumpleaños, Yuuta.
--Awwww, se ve bien bonito. -- soltó Miwa de manera inconsciente.
--Salmón. -- concordó Toge.
--Awww Yuuta-kun chikito. -- chilló Satoru. -- Me hace recordar a Megumi y a Tsumiki de chiquitos y me dan ganas de darles un hermanito.
--¿Y qué sea cómo tú? No gracias. -- soltó Megumi, volteando la cabeza. -- ‘No me hagas caso, sí tenlo.’
--Aun así lo voy a tener. -- aseguró el de cabello blanco.
-- ‘Mi vida estará completa ahora.’
El pelinegro sonrió en grande al ver la caja que le extendía la castaña. -- ¡Qué bien! ¿Puedo abrirlo?
--Se ve bien bonito y tierno, y nada traumado. -- soltó Nanako de manera soñadora. -- Geto-sama, denos un hermanito o hermanita, ¿sí?
--Geto-sama no puede contestar. -- respondió Manami. -- Temo decir que casi se atraganta con su té tras la solicitud que le hiciste.
--Geto-sama, no se muera, por favor, todavía me debe mi XBox de cumpleaños. -- murmuró Mimiko mientras daba palmadas en la espalda de Suguru.
--Sip.
-- ¡¿De verdad puedo?!
--Te dije que sí. -- respondió con dulzura al ver como Yuuta observaba la caja con emoción.
--Se ve bien tierno. -- murmuró Yuuji encantado. -- Me hubiera gustado que mis padres me dieran un hermanito.
--¿Otro hijo salido de la cosa con la cara de tu madre? No gracias. -- soltó Wasuke.
--Eso fue extraño. -- murmuró Utahime. -- He conocido suegras víboras, pero eso es otro nivel.
Al abrirla, había un bello anillo con un pequeño diamante en el centro. -- ¿Eh? ¿Un anillo? -- cuestionó extrañado.
--Es un anillo de compromiso. -- respondió ella.
--Ay niña, no te pases, tienen como diez años. -- negó Shoko. -- Yo a mis veinticuatro no he ni probado mariguana
--Primero, tenemos veintisiete. -- respondió Geto. -- Segundo, tú eras la que nos rolaba la mariguana a Satoru y a mí.
--En mi corazón tengo quince.
--¿Y lo otro?
--Ya me anexaron, ya soy una persona nueva.
--¿Entonces los cigarros que estás sacando no son de mariguana?
--Eso no te incumbe, psicópata. ¿Vas a querer o no?
--Me ofendes, pero dame.
--¡También quiero! -- exclamó Gojo.
Sin embargo, los tres fueron bañados totalmente en agua que salió de un portal mágico que apareció sobre ellos. -- ¡Aquí nadie se mete esas chingaderas! -- reprendió la abuela, lanzado, además, un par de chanclazos a cada hechicero drogadicto de ese trío.
Osease a los tres.
--Yo qué ustedes no la haría enojar. -- habló Meiko. -- Una vez le lanzó una chancla con espinas a la cara a Obito Uchiha.
--¿Y esa de que era? Se sintió horrible. -- murmuró Satoru, sobando su nariz, el lugar de impacto.
--Fue una chancla normal, no mames. -- gruñó Shoko, sobando un poco el lugar del impacto, su frente.
--Supongo que es el primer golpe que recibe en muchos años, así que por eso lo sintió más fuerte. -- hipotizo Geto, sobando su mejilla derecha.
--¿Compromiso?
Mientras Yuuta observaba el anillo a contraluz, la castaña acercó su mano, hasta juntar y enganchar ambos meñiques. -- Es una promesa. Cuando seamos grandes, nos vamos a casar. -- declaró ella.
--¡Primero aprende a limpiarte los calzones! -- exclamó alguien.
-- ‘Sí supieras’ -- pensó Meiko, tomando un largo trago de su leche con café.
Sin embargo, mientras el rostro de la pequeña desbordaba alegría, el fuerte sonido de un auto frenando rápidamente volvió todo en negro.
--Esto tomó un tétrico giro de la nada. -- murmuró el random de hace un momento.
--¡¿Es en serio?! -- exclamó alguien acompañado de un grito de terror. A unos cuantos metros del auto que había chocado con las líneas divisorias, se encontraba el ensangrentado cuerpo de Rika, la víctima fatal de aquel desafortunado evento.
--¡Llamen a una ambulancia! -- exclamó alguien.
--¡Idiota, mirala! ¡Ya no hay cómo salvarla! ¡Le aplastó la cabeza!
--... Creo que no aprenderá a limpiarse los calzones. -- murmuró bajito.
--Que miedo. -- murmuró Junpei.
--Recuerdo eso. -- murmuró Wasuke. -- Fue terrible ver eso en las noticias, no deje salir a Yuuji por dos semanas.
--Ni yo a Junpei por un mes. -- concordó la madre del pelinegro.
--¿Ustedes dejaron salir a sus hijos después de eso? -- soltó Geto sorprendido.
--¿Ustedes les prohibieron salir?
--¡Casi me matan un día después de eso! -- exclamó Megumi con enojo.
--Ay, eso ayuda a mejorar tus defensas.
--... ¡Maho-!
Mientras la gente pedía ayuda o observaban con consternación aquella escena, el pequeño y jóven Yuuta veía con temor el cuerpo sin vida de su amiga-prometida. -- ¿Rika-chan? -- murmuró en shock.
--Dulce, dulce trauma. -- suspiro Yuuta soñadoramente. -- Dios pudo darme autoestima, dinero, gustos normales, pero no, me tuvo que dar traumas por cada pelo de la cabeza que tengo.
--No creo que sea tan malo. -- murmuró Panda.
--Salmón. -- concordó Toge.
--Ay, mejor ni les cuento, que si empiezo me mandan a nuestro mundo porque se hartan de mi.
Sin embargo, la inerte mano de la castaña comenzó a moverse de la nada, emitiendo el espeluznante sonido de los huesos quebrándose. -- Yuuta… -- soltó ella. De la nada, dos enormes brazos emergieron de la sangre de la menor, tomando con fuerza las piernas del niño.
--Carajo, qué miedo. -- murmuró Kokichi.
--Wakala. -- soltó Noritoshi, abriendo los ojos por el shock.
--En la madre, abrió los ojos. -- soltó Aoi.
Luego, lo que parecía una boca comenzó a emerger de la sangre. -- Yuuta… -- repitió ella, ahora con la voz distorsionada. -- Cuando seamos grandes… -- continuó, mientras el cuerpo de la Maldición comenzaba a emerger de la sangre de Rika. Todo bajo la vista aterrada de Okkotsu -- ¡Nos vamos a casar!
Es una promesa.
--Qué promesas tan feas. -- aseguró Nobara. -- Por eso mejor quédense con el dinero.
--O las armas. -- agregó Maki.
--Como pueden ver. -- soltó Gojo una vez la pantalla mostró nuevamente el salón de clases. -- Este chico lleva consigo la Maldición de su querida Rika. ¡Es el gran Yuuta Okkotsu! ¡Chicos, tratenlo bien!
--¡Waaaaa! ¡Aplausos, aplausos! -- exclamó Meiko, haciendo que todos la vieran raro. -- Pero que amargados.
Yuuta y Satoru estaban frescos como lechuga.
Maki, Toge y Panda, por otro lado, parecía que habían pasado un mal momento con Rika.
--Que bien que no llegamos a eso. -- suspiró Maki. No sería capaz de mantener la cabeza en alto ante las miradas de su clan si llegaba con todas esas heridas.
--Al atacarlo, podrían llegar a activar a la Maldición de Rika, o puede que no. -- explicó el mayor. -- Sea como sea, tengan cuidado.
--Debiste decirnos antes. -- recrimino Maki.
--Habríamos de hacerle un examen para ver si está enfermo o solo está pendejo. -- gruñó Yaga.
--Esta pendejo. -- confirmaron todos menos Yuuji.
--¡Yuuji-kun, son malos conmigo! -- exclamó dramáticamente, lanzándose a abrazar al pelirosa, pero siendo detenido por un putazo en la cabeza de parte de Nanami.
--Ya siéntate. -- espetó el rubio.
--Están pasando por su fase rebelde. -- dijo el de ojos azules a Yuuta. -- Así que los presentaré yo.
-- ‘Este profesor no me inspira confianza.’ -- pensó Yuuta, cuestionandose a sí mismo su decisión de venir.
--Pero si Gojo-san me cae muy bien.
--Ella es Maki Zen’in, usa artefactos malditos, exorciza maldiciones con armas malditas.
--Hmp. -- soltó ella.
--Mamá, creo que soy lesbiana. -- soltaron varias mujeres.
--Por ella si me andaba dejando penetrar. -- murmuraron diversos hombres.
--Iugh, mono. -- soltó Nanako con disgusto.
--¡Ey! ¡Eso es grosero! -- reprendió Yuuji con seño fruncido.
--¿Entonces es una humana normal? -- cuestionó alguien más. -- ¿Eso significa que también puedo ser como ellos?
--No. -- respondió Satoru de manera contundente. -- Maki es especial, si bien no nació con energía maldita, nació con una fuerza y agilidad sobrehumana que le permiten exorcizar Maldiciones, una persona común e inútil como tú no podría hacerlo ni entrenando mil años.
--Eso fue cruel e innecesario. -- chilló el extra.
--Así debe ser. -- soltó Suguru con una macabra sonrisa. -- Los monos deben conocer sus límites y saber que están a nuestro merced y, sí así lo queremos, podríamos aplastarlo como las cucarachas que son.
--...Que tétrico. -- soltó Suzume, acurrucados en el boluptuoso pecho de Nanami Kento.
--Voldemot le dicen. -- soltó Yuuji mientras bebía su agüita de fresa.
--Este es Toge Inumaki, del Discurso Maldito, se comunica con ingredientes, así que ánimo con eso.
--Algas. -- saludo Toge.
--Yo digo que lo hagamos tendencia en insta. -- soltó Nobara.
--Algas. -- concordó Yuuji.
--¡Hojuelas de bonito! -- gruñó Toge.
--¡Panda!
--Soy Panda, mucho gusto. -- dijo él.
--¿Por qué siendo un panda que habla es el más normal entre todos los alumnos? -- cuestionó Nanami tras un largo suspiro.
--Nos ofende, Nanami-san. -- soltó Kirara.
--No estamos tan mal. -- murmuró Hakari.
--Ayer estabas bailando la gata bajo la lluvia a las doce de la noche después de ganarle en el Uno a Gojo y a Yaga. -- respondió el de Primer Grado.
--Eso no cuenta.
--Claro que cuenta.
--Y eso es todo, creo. -- murmuró Gojo.
--¿Y nosotros no existimos? -- chillaron Hakari y Kirara.
--Que mal maestro que eres. -- negó Yaga.
--A ver, yo no fui el que mandó a alguien mentalmente inestable a un pueblo lleno de gente que maltrataba hechiceros. -- contraataco Satoru.
--Ese no fui yo, fue su maestra de tercer año. -- respondió el moreno.
--¿Teníamos maestra en tercero? -- cuestionó Shoko con sorpresa. -- Siempre creí que era una clase autodidacta.
--Alto, ¿teníamos clases en tercero? -- soltó Geto. -- Creí que nada más nos mandaban a misiones.
--¿Teníamos que hacer algo en tercero? -- soltó Nanami, con una cara de incredulidad.
--¿Cursamos tercero? -- cuestionó Gojo con cara de pikachu impactado.
--¿De qué hablan? La maestra oficial de tercero en el Campus de Tokio es Yuki Tsukumo. -- respondió Yaga. -- Todos los días la veía caminar hacia su salón en las mañana.
--Ni sabia que iba a la escuela. -- respondió Nanami. -- Siempre creí que solo esperaríamos una misión a ser asignada.
--Yo solo la veía una vez al mes para ir a recoger algo al salón e irse. -- contestó Shoko.
--Yo siempre estaba en mi cuarto. -- aseguró Satoru.
--Solo la vi y hable una vez con ella. -- contestó Suguru. -- Luego de eso, ya no había monos.
--Lol, para allá vamos. -- soltó Hakari.
--¡No quiero volverme genocida! -- exclamó Kirara con temor.
--Nanami, ¿no quiere-?
--No voy a ser maestro de Tercer año, no con esos dos.
-- ‘¡No dijo nada del que más dudas tengo!’ -- pensó Yuuta, para luego posicionarse junto a Panda.
--Te acostumbras. -- respondió Megumi.
--¡Ahora hay cuatro alumnos de primer año! -- soltó el del Infinito con felicidad.
--Son grupos muy pequeños. -- murmuró Wasuke.
--Bueno, no es como que haya muchas personas con capacidad de ver Maldiciones. -- respondió Ijichi. -- Además, estamos las clases de asistentes, somos un poco más grandes que las de Hechiceros.
--Oh, entonces hay más de una clase ahí.
-- ‘Tres humanos y un animal.’ -- recapituló Yuuta.
--En sus prácticas de hechicería de hoy, formarán parejas de dos. -- anunció el maestro.
--Ps ni que fueran parejas de a tres. -- soltó Hakari en todo burlón.
--¿El niño acaba de entrar y ya lo van a mandar a pelear? -- cuestionó Suzume con temor.
--Así es este mundo, cielo. -- respondió Nanami tras soltar un suspiro. -- El mundo de la Hechicería está lleno de peligros, los altos mandos son malvados y egoístas, por eso no deberían mezclarse los niños y la Hechicería.
--Eso no sucedería sí no tuviéramos que cuidar de esos inútiles monos. -- gruñó Geto.
-- Toge, Panda, van juntos; Maki, Yuuta, ustedes igual.
-- Tsk.
--¿Acaba de decir “Tsk”? -- soltó Yuuta entre lágrimas. -- Nunca podré tener una vida escolar normal.
--Tuna. -- trató de calmar Inumaki, pero fue nuevamente ignorado. -- ‘Debí quedarme dormido en mi cuarto.’ -- pensó mientras guiaba la cabeza de Yuuta a sus piernas.
--Ugh -- soltó ella.
-- ‘¿Dijo “ugh”?’ -- pensó el pelinegro con nerviosismo.
--Se volvió canon de golpe.
Luego de eso, los cuatro alumnos caminaban por los pasillos del campus, con Maki a la cabeza. -- Etto, espero ser de ayuda… -- murmuró el nuevo.
--Sufrías de acoso escolar, ¿no? -- declaró ella. Haciendo que el pelinegro quedará helado.
--Maki. -- gruñó Panda.
--Hojuelas de bonito. -- reprendió Toge mientras hacía una equis con sus brazos.
--¡Ni siquiera ha pasado! -- espetó ella.
--Oh, cierto. Perdón.
-- Acerte, ¿eh? Se nota a plena vista. Yo también te molestaría. ¿Es pos tu maldición? Está claro que intentas parecer una buena persona, es repugnante.
--Es cruel. -- murmuró Nobara, para luego alzar la mirada con brillitos en sus ojos. -- Yuuji, creo que me he enamorado.
--¿Eh?
--¿Por qué te haces la víctima si tienes guardaespaldas?
--Bueno, es un guardaespaldas muy feo. -- murmuró Junpei.
--Yo podría quitartela. -- aseguró Geto a Yuuta. -- Solo-
--Ni lo intentes. -- bramo Satoru. -- No te atrevas ni siquiera a acercarte a mis estudiantes o te meteré un púrpura por el culo.
--Que cosas. -- respondió con una sonrisa macabra. -- Hasta hace unos años eras tú el que rogaba que le metieran algo.
--Eso ya pasó y no creas que por lo que fuimos te dejare hacerles daño a esos niños.
--Ya lo veremos, Satoru.
--Te han mimado toda la vida, ¿no? Sí no vienes con un objetivo claro, no durarás en está escuela.
--En eso último tiene razón. -- aseguró Yaga. -- Alguien que no tiene un objetivo, por más malo o genocida que parezca, no durará dentro del mundo de la Hechicería.
--¡Maki, ya fue suficiente! -- recriminó Panda.
--¡Hojuelas de bonito! -- reprendió Toge.
--Ya lo sé, cierren el pico. -- respondió, para luego seguir caminando.
--Se ve que este año son igual de problemáticos. -- suspiró Nanami.
--Disculpala. -- murmuró Panda. -- Siempre se comporta como si supiera todo del resto.
--No… Tiene razón. -- murmuró él mientras el lugar cambiaba al de una escuela.
--Amigo, tienes muy poca autoestima. -- negó Todo.
Satoru, Yuuta y Maki entraban a los terrenos de una escuela primaria, causando confusión en Okkotsu. -- ¿En dónde estamos? -- cuestionó él.
--En una primaria normal. -- respondió el profesor, deteniendo su andar. -- Una primaria con niños desaparecidos. -- agregó.
--Ay, no, que miedo. -- murmuró Yuuji, comiendo sus palomitas.
--Sí, escenario de película de terror promedio. -- concordó Junpei mientras comía sus nachos.
--Siempre muere el último de la fila. -- aseguró Nanako, comiendo su crepa.
--¡¿Desaparecidos?! -- repitió Yuuta con preocupación.
--Pasa mucho en lugares como este. -- respondió Gojo. -- De seguro es obra de una Maldición de origen natural.
--Osease que a mi perrito se lo llevó una Maldición. -- lloró una niña de cinco años.
--No, a esa la atropellaron. -- respondió Geto, recibiendo un sape de Manami.
--¿Dices que una Maldición secuestró a los niños? -- preguntó el varón más joven.
--Sí, de momento, ya van dos.
--Y mandan a dos niños a rescatar a dos niños. -- negó Nanami.
--O a rescatar cadáveres, solo digo. -- murmuró Satoru bebiendo su licuado de azúcar con plátano.
--Las Maldiciones suelen asentarse en sitios que muchos recuerdan. -- comentó Maki. -- Escuelas, hospitales, dichos sitios se vuelven receptáculos de los malos recuerdos que generan, y la acumulación de esas emociones crea Maldiciones como la de este sitio.
--Vinimos a exorcizar la Maldición y a rescatar a los niños. -- anunció el mayor del lugar. -- O recuperar sus cadáveres.
--Eso es muy pesimista. -- negó Suzume. -- Deberían decir algo como: ¡ánimo, sí los encontrarán con vida! O algo así.
--¿Cadáveres? -- cuestionó Yuuta con nerviosismo, sin embargo, no recibió una respuesta. En cambió, Satoru junto su dedo anular e índice y comenzó a recitar una especie de conjuro de invocación.
--Surge de una oscuridad más negra que la oscuridad. Purifica lo impuro. -- murmuró, provocando que, en el cielo se comenzará a formar una mancha negra y viscosa, misma que comenzó a extenderse para cubrir los terrenos de la primaria.
--Van un aproximado a doce minutos y apenas hacen magia. -- soltó con molestia uno de los espectadores. -- Son unos magos muy malos.
--No somos magos, somos Hechieros. -- respondió Nanami.
--Ajá, pero, hasta ahora, no he visto nada de sus grandes poderes.
--¿Quieres que te meta un púrpura por el culo o qué? -- soltó Satoru con irritación.
--¿Por qué me meterías un color en el culo?
--Satoru, fue suficiente. -- declaró Shoko.
--Se hace de noche. -- murmuró Yuuta con sorpresa.
--Es un Velo. -- respondió Satoru, comenzando a caminar hacia la salida, moviendo su mano despidiéndose.
--¿Y el vestido de novia? -- cuestionó alguien más, recibiendo miradas de decepción.
--Es el peor chiste que he escuchado y he convivido con el idiota de Gojo desde la Preparatoria. -- negó Utahime, dando un leve golpe a Miwa, la persona que soltó el chiste.
-- Una barrera que evita que los vean desde el exterior y saca a las maldiciones de su escondite. Es fácil romper desde adentro. -- finalmente, salió del rango del Velo, siendo observado por un nervioso Yuuta.
--¿En serio vas a dejarlos ahí? -- soltó Kusakabe con incredulidad.
--¿Qué? Nunca aprenderán si se atienen a que este alguien ahí con ellos.
--Y tampoco aprenderán sí se mueren. -- reclamó Utahime. -- ¿O es qué debemos recordarte que no pueden ir alumnos solos a misiones hasta segundo año?
--¿Desde cuándo es eso? -- cuestionó sorprendido.
--Después de que Geto se fuera-- respondió Yaga.
--Y yo que planeaba hacer igual con los del año siguiente. -- murmuró Satoru.
-- En fin, tengan cuidado… Para no morir.
--A veces me pregunto porque te dimos el puesto de maestro. -- suspiró Yaga.
--Porque al que querían darle el puesto era Suguru, y, cuando se fue Suguru, era para Nanami, pero Nanami se fue, entonces querían a Shoko, pero Shoko mejor estudio la universidad y solo quedaba yo.
--Ah, cierto.
--¿Mo-Morir? ¡Sensei! -- exclamó Yuuta nervioso.
--Niño nuevo. -- llamó Maki, mientras dejaba caer la ahora vacía funda del arma que llevaba consigo. La cámara enfocó su cuerpo completo, posicionándose sí misma y a su lanza en posición de ataque. -- No te distraigas. -- advirtió, mientras se mostraban las tres Maldiciones frente a ambos.
--Iugh.
--U…Sen…Me… -- murmuró la bestia de un ojo, mientras abría las costuras de su pecho, dejando salir una enorme lengua.
--Wakala.
--Hermano… Yo…. Como esos. -- comentó Kechizu a Choso.
--No, eso es mentira. -- aseguró el de dos colitas. -- Tú, Esou y nuestro hermano perdido son las cosas más hermosas que hay en este mundo y no permitiré que alguien les haga pensar lo contrario. -- declaró, mientras abrazaba sobre protectoramente a ambos menores.
--Quisiera tener hermanos para tratarlos así. -- murmuró Yuuji con un pequeño puchero.
--Bueno, podrías tener hijos y darles los hermanos que quieras. -- aseguró Megumi.
--Ay, ¿qué cosas dices, Fushiguro-kun? -- soltó visiblemente nervioso, mientras su rostro se ponía cada vez más rojo. -- Aún somos muy jóvenes para eso, ni siquiera nos hemos graduado de la preparatoria ni tenemos empleo, ademas, invitame primero un cafecito, ¿no?
--Nunca dije que tuviéramos hijos justo ahora, ni entre nosotros dos. -- respondió con seriedad.
--Ah… Yo
-- Sobre lo otro, podría programarnos una cita para conocernos mejor sí es que te interesa que yo sea el otro padre de tus hijos.
--Ay, mi niño crece muy rápido. -- chilló Satoru mientras tomaba un sin fin de fotos a la interacción de ambos menores. -- Tsumiki, creo que ya tienes cuñado. -- susurró al oído de su hija. -- Ay, ya quiero mini Megumis corriendo por la casa.
--Yo quiero que los bebés se parezcan a Yuuji-kun. -- devolvió el susurro. -- Aunque creo que sería mejor sí Megumi-kun termina la preparatoria primero.
--Patrañas, con el sueldo de un hechicero de primer año es suficiente para mantener una esposa y dos hijos. -- aseguró Satoru. -- Hice los cálculos durante mucho tiempo mientras imaginaba la poco probable vida que iba a tener con Suguru después de que él dejara la Prepa.
--Gojo-san… Vaya al psicólogo.
Las tres Maldiciones corrieron hacía los Hechiceros, causando pánico en Yuuta.
--¡Se acercan! -- exclamó él. -- ¡¿Qué-Qué hacemos?!
--Pelear. -- respondió la mayoría, sobre todo hechiceros.
--Huir. -- respondieron Yuuta y Junpei.
--Asesinarlas y quedarte a ver como los dos niños monos se mueren. -- respondió Geto, obteniendo miradas de miedo de parte de los civiles. -- Sí, me encantan esas miradas.
--Estás transtornado. -- soltó Ino con desagrado.
--Por favor, ustedes, que pelean por personas que no los aprecian, son los locos. -- respondió Geto con seguridad. -- Ahora que saben de los Hechiceros, cada vez que una Maldición causa muertes, cause destrozos o siquiera una pequeña herida, las personas no dudarán en culparlos y clamar por su ejecución. O, también está la otra, cada que un niño demuestre capacidad de ser Hechicero, será explotado por su entorno para generar ganancias, será vendido por sus padres a las mafias o grupos de brujos que busquen más poder o simplemente lo apedrearan hasta que alguien de la Preparatoria se entere y tenga que ir a rescatarlos a su pueblo natal y terminé por ver la realidad de las cosas y entienda que yo siempre tuve la razón.
--Suguru… -- murmuró Shoko.
--Ustedes no saben cómo es que los Hechiceros son tratados en los pueblos más alejados. -- murmuró Nanako.
--Esto ya se puso incómodo. -- soltó Meiko, tosiendo en busca de aliviar la tensión. -- Será mejor continuar con esto.
Maki estaba tranquila.
--No grites. -- reprendió ella, mientras corría hacia las manifestaciones, esquivando todos los ataques.
--Ella es tan cool. -- murmuró Nobara, encantada con las acrobacias que la peliverde hacía.
-- Recuerda esto: las Maldiciones más débiles, casi siempre atacan en grupo. -- tras esas palabras, realizó veloces cortes en las tres Maldiciones, acabando con ellas.
--Tsk, eso fue un juego de niños. -- declaró Naoya. -- Aunque, para ti, debió ser todo un logro. -- soltó con obvia burla a Maki.
-- Bueno… Los humanos hacemos lo mismo.
--Ahora me siento mal conmigo mismo. -- murmuró un random.
--Entonces ya matate. -- espetó Geto, viendo hacia el no hechicero que había dicho aquello.
--¡Hey! -- respondió él.
--¿Qué? Yo no veo problemas, veo soluciones.
--Qué soluciones tan culeras. -- aseguró Shoko, puesto que Satoru volvía a ver a Suguru con ojos de amor.
-- ‘Increíble…’ -- pensó el maldito. -- ‘De un solo golpe.’
--One Puuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuunch! -- cantó Meiko, en compañía de Yuuji y Nanako.
--Three, two, on-
--Callense el hocico. -- espetó el presidente.
--Hmp, mono. -- gruñó la rubia.
--Hey, eso es grosero. -- reprendió el pelirosa.
--Vamos, en marcha. -- ordenó Maki.
--¿A dónde?
--Adentro, ¿a dónde más?
--Está chikito, hay que cuidarlo. -- soltó Panda, abrazando protectoramente a Yuuta.
--¿Gracias? -- respondió dudoso.
--Salmón.
--¡Hojuelas de Bonito! -- espetó Toge ante la copia de su dialecto.
Una vez dentro, Maki caminaba totalmente erguida, mientras Yuuta se auto-abrazaba de los nervios. -- Zen’in-san, ¿no tienes miedo? -- cuestionó nervioso.
--El miedo es para los que son culos. -- respondió ella. -- Y yo seré lesbiana y pendeja, pero nunca seré culo.
--¡Yuuji! ¡Tengo oportunidad! -- exclamó Nobara mientras zarandeaba con mucha fuerza a Itadori.
Tanto así que el cerebro del 019 ya se estaba licuando.
--¡Nanami-san! ¡Detengala! -- exclamó Junpei mientras pedía la ayuda de Nanami.
-- ‘Debí tirarme de un puente.’ -- pensó el rubio mientras soltaba un suspiro y separaba a Kugisaki del futuro recipiente de Sukuna.
--No uses mi apellido. -- gruñó ella, sin detener su andar.
--Chale, ya andaba pensando en lo bonito que sonaba Nobara Zen’in. -- suspiró la castaña.
--Tranquila. -- soltó Megumi. -- Siempre está la opción de Maki Kugisaki.
--¡Pero ese no suena tan bonito!
--Entonces chinga tu madre.
--Lo siento, pero siento que me podría aparecer algo. -- murmuró mientras volteaba a todos lados, solo para ver cómo las pequeñas maldiciones ya se hallaban viéndolos a ambos. -- Aunque ya se aparecieron…
--Por eso mi mamá me decía que nunca le aceptara cosas a extraños. -- chilló Yuuta. -- La próxima vez no dejaré que me obliguen a firmar un contrato en un cuarto dónde la única luz eran los ojos de Gojo-sensei.
--¿Es enserio que no exigiste aunque sea una lámpara? -- negó Yaga.
--¡Estaba en mi momento depresivo!
--Pendejo. -- negó Toge.
--Este ya agarró confianza. -- aseguró Panda.
-- ‘No se ven muchas Maldiciones pese a que el Velo está puesto…’ -- pensó Maki, mientras se dejaba el enfoque a las diversas Maldiciones que rondaban la escuela.
--¿Cómo que esas no son muchas? -- preguntó Junpei con algo de nervios.
--No has visto nada. -- aseguró Fushiguo.
-- ‘No… Hay bastantes, pero ninguna ataca… ¿Será porque él está aquí?’ -- se cuestionó mientras miraba al pelinegro de reojo.
--¡Algo se movió! -- exclamó con miedo, haciendo que Maki soltara un gruñido mientras se detenía.
--Soy ese. -- soltó Junpei.
--Yo jugando Resident Evil soy Yuuta. -- concordó Tsumiki.
--Yo viendo Chuky. -- declaró Gojo.
--¿Te sigue dando miedo Chuky? -- cuestionó Suguru con incredulidad.
--¡Se ve demasiado real! -- exclamó Gojo, buscando defenderse.
--...Ni modo, mañana tocó atacar los estudios de Hollywood.
--Geto, no. -- soltó Yaga, a sabiendas de que Satoru solo continuaría con esa expresión de bobo enamorado.
--Geto, sí.
--Señor, no podemos. -- interrumpió Manami. -- Mañana Mimiko tiene su recital de Ballet.
--Oh, cierto. Tendré que comprar cubrebocas y desinfectante para que no se enferme por rodearse de tantos monos.
--¡Oye! -- gruñó
--¡¿Mande?!
--¿Cuál es tu grado? -- cuestionó mientras volteaba a verlo ligeramente.
--Soy de primer año, como ustedes. -- respondió Yuuta con una sonrisita.
--Está pendejo, hay que cuidarlo. -- dijo Inumaki está vez.
--¿Mi grado? -- repitió confundido.
--Los Hechiceros se clasifican del cuarto al primer grado.
--Yo no sabía, no me explicaron nada. -- chilló Okkotusu, haciéndose bolita, siendo consolado por Toge.
--Eres un maestro terrible. -- negó Geto.
--Y tú eres malo en la cama. -- respondió sin dudar, recibiendo una mirada de “¿en serio?” de Suguru. -- Ugh, bueno, eso fue mentira. Eh… Eres terrible en… En… En tener estabilidad emocional.
--Dime algo que no sepa, tonto. -- negó Yaga.
--¿Nos hacemos los sorprendidos? -- cuestionó Shoko.
--Que malos son con el pobre de Satoru. -- negó Suguru, parándose y caminando frente a Shoko, acariciando la cabeza de Gojo. -- ¿No pueden ver que los seis ojos no le sirven para un culo? El ve las cosas con retraso.
--Me hacen bullying. -- chilló el de ojos azules.
--¡¿Cómo que seis ojos?! -- exclamó Yuuji con pánico. -- ¡La planificación filtrada de la lombriz humana cinco empieza con eso! ¡Entremos en pánicooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!
--Creo que el golpe que se dio cuando Jin lo pateó de la cama a los dos meses sí le afectó. -- murmuró Wasuke, haciendo que Yuuji se detuviera en seco.
--¿Qué?
--So.
--Don comedias, le dicen. -- soltó un random con unas puntadas en la frente.
-- ‘Salaverga, ese no debía venir.’ -- pensó Meiko, mientras el sudor comenzaba a correr por su frente. -- ‘La abuela me va a matar.’
--Pero si apenas acabo de llegar. -- murmuró en respuesta. -- No sé nada de eso.
--Carajo, olvidalo. Muéstrame tu identificación. -- gruñó mientras extendía su mano hacia él contrario. -- El pendejo de vendas te la dio, ¿no?
--Yo sé que me aman. -- dijo Satoru, esperando que sus alumnos le dijeran que sí.
Pero no se escucharon los grillos artificiales de Meiko.
--Que malos son conmigo.
--¿“El pendejo de vendas”? -- repitió mientras múltiples imágenes de la cabeza de Gojo giraban a su alrededor. Aún así, escarbó en su bolsillo, para luego entregar su gafete a Maki. -- Aquí tienes.
Ella solo se lo arrebató.
--Sí llegaste sin saber nada, deberías ser de cuarto grado. -- murmuró mientras bajaba su vista hacia la identificación del otro.
--Está mal proyectarte en otras personas. -- reprendió Satoru.
Preparatoria Técnica de Hechicería de Tokio.
N° de alumno. 100004
Nombre del alumno. Yuuta Okkotsu.
2001 - 03 - 07
Grado Especial.
--¡Nooooooooooooooooooooooooooooo! ¡Están filtrando mi información personal! -- chilló Yuuta, llorando lágrimas de cocodrilo, siendo consolado por Inumaki.
--Ya, ya. Ya pasará.
--¡¿Grado Especial?! -- exclamó sorprendida. -- ‘La especial está por encima del primer grado, ¿no? Suena como algún tipo de broma.’
--¡Felicidades, Yuuta! -- soltó Panda.
--Salmón. -- concordó Toge.
--¡Zen’in-san! -- llamó Yuuta repetidamente. -- ¡Detrás de ti!
De entre los pasillos, una enorme Maldición comenzaba a acercarse a ellos, quebrando en el acto los vidrios y paredes del edificio.
--Creo que la ejecución ya no suena tan mal. -- murmuró Yuuta.
--Hojuelas de bonito. -- reprendió Toge.
--Es que esta bien feo.
--¿Y no has visto a Rika? -- cuestionó Satoru. -- Ella no es una modelo que digamos.
--¡A mí me parece bonita!
--Watafak.
La Maldición lanzó a ambos estudiantes por el aire, abriendo sus fauces, preparado para comérselos.
--Ya me morí. -- lloriqueo Yuuta.
--Todavía no, aún estás volando en el aire. -- respondió Panda.
-- ¡Carajo! -- exclamó la de lentes, mientras Yuuta solo gritaba del miedo. Pese a que intentó atacar, la punta de su lanza chocó contra los dientes de la Maldición, haciendo que la soltara y cayendo por la garganta del espíritu.
--Ahora sí ya me morí.
--Todavía no, aún estás cayendo por la garganta de la Maldición.
Y, mientras caía, Maki terminó por cortarse con una de las púas de la garganta de esa cosa.
--Ahora sí ya se murieron. -- declaró Satoru.
--Y por eso no se dejan a los alumnos nuevos solos. -- recalcó Utahime.
--Por favor, yo hacía esas misiones sólito en mi primer año. -- aseguró Satoru, cruzándose de brazos mientras hacía un ligero puchero.
--Claro, porque un niño que acaba de entrar y un mono son lo mismo que tener los seis ojos y el infinito. -- respondió Suguru de manera sarcástica. -- A veces me pregunto si no te caíste de chiquito.
--¡Se cayó del edificio más alto del clan al año de edad! -- respondió un Gojo cualquiera.
--¡Hey!
--Ja-ja, ya sabía.
--Yuuji, he quedado viuda. -- chilló Nobara.
-- Muchas gracias por la comida. -- murmuró la Maldición
--Salaverga, hablan.
--¿Qué no escuchaste a Rika? -- preguntó Fushiguro incrédulo ante la exclamación de Yuuji.
--Sí, pero Rika era diferente.
--¡Carajo! ¡Deje caer mi arma! ¡Dejanos saliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir! -- exclamó Maki dentro del estómago del espíritu.
--¡Siguen vivos! -- festejo Panda, junto con Yuuji y Nobara.
--¿Dónde estamos? -- cuestionó Yuuta confundido, pues acababa de despertar de su estado de incidencia.
--En el estómago de la Maldición. -- gruñó Maki. -- No te desmayes por tan poca cosa.
--Ni que fuera tamal para que me anden tragando. -- gruñó la de lentes.
--Serías un tamal con muy poco relleno. -- murmuró Mai.
--Al menos no sería un tamal desabrido. -- contraatacó ella.
--Al menos yo si sería un tamal normal y no una tonta que finge que puede ser un tamal.
--¿Esto puede considerarse pelea de comida? -- cuestionó Nanako, comiendo sus tamales de frijoles.
--Supongo que sí. -- respondió Yuuji, comiendo su tamal de carne.
--En una forma metafórica, pero sí. -- concordó Junpei, comiendo su tamal de dulce.
--¡¿Nos comió?! -- exclamó asustado.
--¡Que sí! ¡¿Qué no te protegía tu Maldición?!
--Muy buen guardaespaldas, no fue. -- murmuró Noritoshi.
--¡Ni siquiera yo sé que hace salir a Rika-chan! ¡¿Y-Y ahora qué vamos a hacer?!
--Sí le pegamos con un pastel, ¿saldrá? -- murmuró Esou.
--Ni lo pienses, eso es grosero. -- reprendió Choso.
--Ou.
--En cuestión de tiempo se disipará el Velo y llegará la ayuda. -- respondió ella. -- ¡Qué vergüenza, demonios!
--La neta si, maldigo a mi yo del futuro. -- soltó la peliverde. -- También maldigo al pendejo de vendas que se le ocurrió mandarnos a esa chingadera a nosotros solos.
--Yo sé que me quieres.
--¡Ayuda! -- exclamó un niño, quién, dentro de un oscuro lugar dentro del estómago de la Maldición, atendía preocupado a un segundo infante, mismo que estaba inconsciente.
--¡Siguen vivos! -- festejaron los adultos responsables.
--Sí, no por mucho. -- soltó Satoru, bebiendo su té.
El niño de cabello negro tenía une enorme herida sangrante sobre su ojo izquierdo, mientras el otro parecía que apenas sí respiraba. -- ¡Por favor! ¡Creo que va a morir!
--Gojo, deja de molestar a los demás. -- reprendió Shoko.
--¡Pero ya me aburrí! -- chilló el de vendas.
--Tú eras el que quería venir porque te mostrarían a Suguru. -- soltó Maki.
--Sí, eso es verdad. -- concordaron Panda y Yuuta.
--Salmón.
--Ya dejen de exponerme. -- chilló mientras se hacía bolita. -- Suguru~ me hacen bullying.
--Es que tú no ayudas. -- respondió el pelinegro.
--¿Dices que una Maldición secuestró a los niños? -- cuestionó Yuuta a Satoru.
--Sí, de momento, ya van dos. -- respondió el peliblanco. -- Exorcizaremos a la Maldición y rescataremos a los niños… O recuperaremos sus cadáveres.
--Que bien, están vivos. -- dijo Yuuta tras soltar un suspiro de alivio.
--Esto es malo. -- gruño Maki. -- Fíjate bien: esa Maldición también afectó al mayor, podría morir en cualquier instante.
--¿Todos son así de pesimistas? -- cuestionó Yuuji.
--Somos realistas. -- respondió Megumi.
--Su realidad es muy pesimista.
--Adivina qué, vivimos en la misma. -- respondió Kugisaki.
--¡¿Y qué hacemos?! -- Yuuta se levantó de un tirón del suelo, acercándose a Maki mientras exclamaba aquella pregunta con preocupación.
--Perdón por ser una molestia. -- murmuró Yuuta, bajando la cabeza.
--Creo que meteré clases de salud mental al plan de estudios. -- soltó Yaga mientras dejaba salir un suspiro de resignación. -- Y le rogarle a Nanami que sea maestro de primer año.
--Ni loco.
--Deberías considerarlo. -- murmuró Suzume. -- Tal vez puedas ayudar a los más pequeños.
--...Solo lo voy a considerar.
--Suficiente para mi. -- aseguró Yaga.
--Nada, esperar a que lleguen los refuerzos. -- respondió la de lentes con resignación, notándose cada vez más cansada, tambaleándose sin control en su lugar. -- No todos podemos tolerar las Maldiciones como tú.
--Y ya me morí. -- declaró la peliverde.
--Aun no, aún respiras. -- contradijo Gojo. -- Estas envenenada, no muerta.
--¡¿Y de quién es la culpa?! -- exclamaron Utahime y Yaga.
--Ahora que me acuerdo, ni me deberían regañar. -- respondió Satoru. -- La excepción a esa regla de entrar con alumnos es si son Grado Especial.
--¡Pero acaba de entrar, animal!
--¿Zen’in-san? -- llamó Yuuta con preocupación, sin embargo,su única respuesta fue Maki cayendo sin cuidado al suelo, totalmente inconsciente. -- ¡¿Zen’in-san?! -- cuando la gemela mayor cayó al suelo, Okkotsu pudo notar aquella herida en la pierna de la fémina, misma que estaba rodeada de sangre y ojos. -- ¿Y esa herida? ¿Te maldijeron?
--No sirvo para nada. -- chilló Yuuta.
--Huevas de abadejo. -- dijo Inumaki.
--Esa es nueva. -- murmuró Yuuta, para luego volver a gacerse bolita. -- Soy un inútil, no puedo comunicarme contigo, Inumaki-kun.
--...Hojuelas de bonito. -- suspiró cansado, decidiendo mejor dar caricias a la cabeza del de cabello negro.
--¿La señorita va a morir? -- cuestionó el niño con preocupación. Su ojo estaba completamente morado, mientras la marca roja de alrededor solo continuaba extendiéndose. -- ¡Señor, ayúdenos! ¡Por favor!
--Escucha, Panda. -- habló Maki. -- En mi funeral no quiero flores ni música triste, asegúrate de que pongan puras canciones del Mago de Öz. Tal vez alguna de Morart.
--Tómalo por hecho. -- respondió Panda, alzando su pulgar.
--¡No me digan eso! -- exclamó yuuta con pánico. Kugisaki, por su parte, ya estaba arreglando se para parecer la viuda desamparada de Maki.
--Aunque me lo pidas… Yo no-
--¡Okkotsu! -- exclamó Maki, levantándose del suelo y tomando con fuerza el cuello de la camisa del contrario.
--¡Sigue viva! -- festejo Nobara.
-- En serio, ¡¿para qué demonios viniste a la Escuela de Hechicería?! ¡¿Qué quieres hacer?! ¡¿Qué quieres obtener o lograr?!
--Yo solo me quería morir. -- chilló Yuuta.
--Sí, entiendo el sentimiento. -- respondió Maki. -- Pero, eso no significa que deba morir hoy. Antes de morir, quiero hacer algo, ese objetivo es lo que me recuerdo cuando quiero morir.
--Mira, niño. -- llamó Geto. -- Para ustedes, mi objetivo no será… Moralmente correcto, sin embargo, por un tiempo fue lo único que me recordaba cuando solo podía hundirme en mi depresión post trauma. Tal vez tu objetivo sea distinto al de la mona esa o al mio.
--¡Mono tu cola, pendejo! -- respondió Maki.
--Pero necesitas un objetivo, esa razón que te hizo entrar a la Preparatoria de Hechicería, ese que te hizo seguir a Satoru, aferrate a ella, tatuatela en la piel y recuerda por que estas aquí, sea bueno, sea malo, no sobrevivirás en este mundo sí no tienes un objetivo en mente.
--No quería… Lastimar a nadie más. -- respondió en un susurro. -- Intente encerrarme y desaparecer, pero, cuando me dijeron que estar solo era muy triste, no pude negarlo. ¡Quiero hacer amigos! ¡Quiero que alguien me necesite! ¡Quiero tener la confianza para decir que merezco vivir!
--Sí, eso es lo que quiero. -- murmuró bajito.
Toge puso su mano en el hombro de Yuuta, haciendo que este volteara a verlo. -- Tu puedes. -- murmuró bajito, dándole una sonrisa de ojos estilo Kakashi.
--En ese caso… Exorciza… ¡Exorciza Maldiciones! ¡Hazlo una y otra vez! ¡Irás ganando confianza y amigos mientras lo hagas! Así funciona la Escuela de Hechicería. -- finalmente, tras aquellas palabras, Maki cayó inconsciente una vez más, sin embargo, al soltar la camisa del varón, abrió los primeros botones, dejando ver aquel anillo de compromiso que ahora llevaba atado a un collar en su cuello.
--Lo va a usar. -- aseguró Geto.
--No lo hará. -- respondió Nanami.
--Oh, claro que lo hará. -- declaró Satoru.
--¡Más te vale que no lo haga! -- reprendió Yaga. -- ¡Te recuerdo que los pueden ejecutar por hacerlo!
--¡¿Q-Q-Qué?! -- soltó Yuuta con más nervios que antes.
Decidido, Yuuta jaló con tal fuerza el anillo, rompiendo la cadena que lo ataba, poniéndose lentamente la argolla.
--Y yo que ahora sí quería vivir. -- chilló, siendo consolado por Toge.
--Hueva de abadejo.
--Rika-chan.
¿Dime?
--Préstame tu fuerza.
Cuando el anillo finalmente encajo en el dedo del pelinegro, el estómago de la Maldición comenzó a retorcerse, hasta que Rika salió, abriéndose paso entre los órganos y piel del espíritu, gruñendo con fuerza mientras la sangre morada corría por todos lados.
--¡Rika, yo te elijo! -- exclamó Itadori, recibiendo un sape de Nobara.
--¡Ya, compórtate!
--¿Quién eres? -- preguntó la Maldición de la escuela.
Sin embargo, su única respuesta fue Rika aplastando completamente su rostro.
--Iugh.
--Que aterradora. -- murmuró Gojo, recargado sobre el auto que esperaba fuera del Velo. -- ¿Así luce la manifestación completa del espíritu maldito de Rika Orimoto?... Pero que miedo. -- soltó tras soltar una risitas burlonas.
--Pero… ¿Cómo está viendo eso? -- cuestionó Yuuta. -- ¿No se supone que no se puede ver dentro del Velo?
--Eso es un secreto. -- respondió Gojo.
--¡Los Seis Ojos! -- respondió el hombre de la cicatriz en la cabeza.
Meiko solo sudo frío. La abuela la estaba viendo con ojos acusadores llenos de furia. -- Iré… Iré a ver que pedo con el baño. -- y se fue.
--Ah, que bonita. -- soltó Rika con su macabra y permanente sonrisa, observando con encanto su mano cubierta de la sangre de la otra Maldición. -- Soy bonita… ¡Me encanta! -- exclamó mientras continuaba partiendo aún más el cuerpo del espíritu de la escuela.
--... Wow. -- dijo un perro.
Mientras, Yuuta cargaba en sus espaldas a Maki, atadas con su camisa escolar, mientras que en cada uno de sus brazos, llevaba a uno de los niños secuestrados.
--¡Yuuta! ¡Yuuta! ¡Yuuta! -- exclamaron todos, animando al pelinegro.
-- ¡Oigan! -- llamó, cada vez más cerca de llegar a la pared del Velo. -- ¡Ya falta poco! ‘Debo llevarlos con el profesor, mientras Rika-chan distrae a las Maldiciones’ -- repentinamente, su cuerpo flaqueo, pero, incluso cuando estuvo a nada de caer de rodillas, se paró firme y continuó caminando. -- ‘No puedo caer aún. ¡No aún! ¡Decidí que iba a cambiar!’
--¡Ese es mi gallo! -- exclamó Panda.
--¡Huevas de abadejo!
Tú puedes, Yuuta.
--...Pff… -- algunas personas hicieron el esfuerzo de no reírse, mientras que la sonrisa que tenía Yuuta cayó.
--¿Por qué al mundo le gusta recordarme el trauma de ver a rika con la cabeza partida? -- chilló, haciéndose bolita una vez más.
--¡Yo puedo!
Finalmente, el Velo cayó, dejando en claro que Rika exorcizó a la maldición. -- Bienvenido. -- soltó Satoru a un inconsciente Yuuta. -- Lo hiciste bien.
--¡Siguen vivos!
Y ahora al hospital, porque ajá, Shoko no estaba disponible en ese momento.
--Están bien. -- informó el de los Seis Ojos. -- Tanto Maki como los niños.
--¡Aún no soy viuda! -- exclamaron varios mujeres, entre ellas, Nobara.
--Que bien.--- suspiró Yuuta.
--No pareces muy aliviado que digamos. -- murmuró Mimiko.
--Pues no luces muy tranquilo que digamos.
--Está fue la primera vez que llamé a Rika por mi cuenta. -- contó mientras observaba el anillo en su dedo.
--Ah, por eso.
--¿Neta? Bueno, diste el primer paso.
Un nuevo recuerdo se hizo presente, uno dónde un pequeño Yuuta caminaba por los oscuros pasillos de un hospital, llevando consigo uno de los percheros andantes que sujetaban el suero de los hospitales.
--Yuuta chikito y sin traumas. -- soltó Panda encantado con la imagen. -- Si solo el grande siguiera igual.
Paso por la única habitación puerta abierta, misma que, al tener las cortinas corridas, dejaba que la luz solar entrara por montones.
Aquella habitación había sido el primer lugar dónde Rika Orimoto y Yuuta Okkotsu se conocieron.
--Awwww.
Luego de ellos, ambos pequeños niños jugaban en el parque, siendo niños con traumas, pero no tantos.
O bueno, Rika no cuenta en esto.
--Es una promesa. Cuando seamos grandes, nos vamos a casar.
--¡Por supuesto! ¡Así vamos a estar juntos por siempre y para siempre!
--Se lo tomo muy literal.
--¿Pasa algo? -- cuestionó Satoru, haciendo que Yuuta saliera de sus recuerdos.
--No, es que acabo de recordar algo. No creo que Rika-chan me haya maldecido. -- murmuró mientras continuaba apreciando el anillo. -- Puede que fuera yo quien la maldijo.
--¿Qué? -- soltó el pelinegro.
--Oh, felicidades, es tu décimo trauma. -- felicito Geto. -- Toma, membresía para un descuento del cincuenta por ciento en pastillas para trastornos mentales y cuadros depresivos en las Farmacias Similares. Salen buenas, las recomiendo.
--¿Fuiste al psicólogo? -- cuestionó Shoko sorprendida.
--Créanlo o no, fui a ver a un psicólogo antes de hacer mis cosas. Me dijo que escribiera lo que sentía y luego destruyera todo eso que odiaba.
--¡Me refería a las cartas, animal! -- exclamó la psicóloga de Geto.
--Fuebsu culpa por no explicarse bien. -- soltó Suguru, restando importancia. -- Como sea, si llegas a los veinte eventos canónicos, así como yo, te internan gratis en el psiquiátrico. Aunque no sé en cuál si ya lo queme porque también lo odiaba.
--¡A la cárcel deberías ir! -- exclamó el director del hospital psiquiátrico en que habían internado a Geto.
--Esta no es más que mi opinión. -- murmuró Satoru. -- Pero no hay peor Maldición que el amor.
--Profesor. En la Escuela de Hechicería… Voy a romper la Maldición de Rika-chan.
--Bueno, ya va mejorando.
Tras aquellas palabras y un plano de Satoru sonriendo levemente, en la oscuridad de la noche, en aquella primaria, la puerta que daba al techo se abrió, dando paso a la figura de un misterioso hombre (Suguru Geto), quien caminó entre los restos de la Maldición hasta llegar a la abandonada y perdida identificación de Yuuta.
--Suguru. -- llamo Satorum
--Mande.
--¿Tú mandaste esa Maldición?
--Hmmm. ¿Quién sabe?
--Eso es un sí. -- soltó Nanami tras un suspiro de cansancio. -- Debí quedarme trabajando en las oficinas del SAT, era menos estresante que esto.
--El espíritu maldito de categoría especial “Rika Orimoto” se manifestó por completo durante segundos. -- reclamó uno de los ancianos. --Te encargamos a Okkotsu para evitar ese tipo de cosas. Me temo que no hay lugar para excusas, Satoru Gojo.
-- ‘Ches vejetes, me caen de la mierda. -- soltó Suguru.
--X2. -- Nanami.
--X3. -- Satoru.
--X4. -- Yaga.
--X5. -- Shoko
--La verdad es que no estaba en mis planes excusarme. -- respondió sin remordimiento ni culpa.
--A
--¡¿Te parece gracioso?! -- cuestionó con enojo otro de los ancianos. -- Sí hubiera seguido el descontrol de Rika Orimoto, ¡habría destruido la ciudad entera!
--Wow, wow, wow. ¿Qué? -- soltó el presidente.
--Ni se preocupe, presi, que yo lo tengo todo fríamente calculado. -- aseguró Satoru.
--Y yo lo habría impedido con mi vida. -- respondió con calma.
--¿Por qué los dejé a cargo de esto? -- negó Yoshida.
-- Escuche, solamente podemos afirmar una cosa sobre esa Maldición: no sabemos nada. ¿Cómo es que una niña que no desciende de ningún hechicero pudo convertirse en una Maldición tan descomunal?
--...Tiene un punto. -- suspiró Nanami. -- Agh. ¿Ven lo que causan los altos mandos? Por su culpa debo estar de acuerdo con Gojo.
--No tenemos control sobre lo que desconocemos. Así que habrá que experimentar. No interfieran mientras tanto.
--Yo ese. -- aseguró el de puntadas en la frente.
--Ese tipo está tomando demasiado protagonismo. -- murmuró Panda. -- Seguro será importante en el futuro.
--Panda Uchiha, le dicen. -- soltó Meiko, volviendo a la sala.
--Recuerda que solamente se pospuso la ejecución de Okkotsu. -- bramó uno de los ancianos, mientras Satoru caminaba a la salida de aquella sala.
--¿Entones me voy a morir o no?
--Y ustedes recuerden que, sí intentan ejecutarlo. -- murmuró mientras se detenía y miraba de soslayo hacía los altos mandos, mostrando de manera amenazante sus ojos azules que sobresalía por los bordes de sus lentes.
--Que bonitos ojos tiene, compadre. -- soltó Suguru.
--Lucharía del lado de Okkotsu.
--Awwwww.
--Montón de vejetes rabos verdes. -- gruñó mientras caminaba entre toda la vegetación del lugar, quitándose los lentes oscuros para ponerse su habitual venda.
--¡Pónganles fecha! -- exclamó un random.
-- No quiero acabar como ellos, así que debo tener cuidado. Además, arrebatarle la juventud a un chico es un acto más que imperdonable. -- murmuró mientras que, a lo lejos, observaba como los tres alumnos humanos de primer año corrían por la pista de carreras.
--Ese campus tiene más cosas que mi colegio privado. -- murmuró un extra cualquiera.
--Debido al riesgo del trabajo, los hechiceros ganan muy bien. -- respondió Suguru. -- En serio, no sabía que un estudiante de primer año pudiera ganar tanto hasta que recibí mi primer pago.
--¿Les pagan a los estudiantes? -- cuestionó Yuuta.
--¿Satoru tampoco te dijo eso? -- preguntó Shoko, aunque fue más afirmación.
Maki iba a la delantera, corriendo sin ningún problema.
Toge, si bien no iba tan rápido, tenía un paso constante.
En cambio, Yuuta, estaba a nada de un paro cardiaco por el esfuerzo.
--Yo ese. -- aseguró Momo.
--Soy. -- concordó Junpei.
--No me había identificado con algo así en mucho tiempo. -- dijo Meiko.
--Maki, Toge, ¡última vuelta! -- anunció Panda. Ante aquel anunció, Yuuta se llenó de determinación y apresuró el paso, en busca de alcanzar a los otros dos.
--Sin importar quién sea. -- murmuró Satoru.
Poco después, Yuuta y Satoru se encontraban fuera de una de las bodegas del campus. --Vamos, entra. -- ordenó Satoru mientras se hacía a un lado para dejar que Yuuta entrará.
--No lo hagas, compadre. -- dijo Nobara extremadamente preocupada. -- Así le dijeron a mi hermano y ahora estoy llena de sobrinos.
--¡Hey! Yo no soy de esos. -- gruñó el albino.
--Ajá, sí.
--Claro. -- respondió Yuuta, entrando a la habitación. Una vez Satoru encendió las luces, Yuuta fue capaz de ver una enorme cantidad de armas, desde Katanas hasta lanzas, así como una enorme cantidad de cajas y bolsas selladas con sellos.
--Ya no me sorprende que eso esté al alcance de los niños.
--Exorcizar una Maldición tan grande como Rika Orimoto es casi imposible. -- explicó el de vendas mientras caminaba dentro de la bodega.
--Chale.
-- Pero, deshacerla es otro cuento.
--¡Yei!
-- Debes hallar miles y miles de nudos de energía maldita y desenredarlos uno por uno. -- murmuró mientras buscaba entre las armas del fondo de la habitación. -- Y sólo puedes hacerlo tú, el que está maldito.
--Repanpanos.
--Yuuta representa mis estados de ánimo en las mañanas. -- aseguró Nanako. -- Al levantarme, al comer y al escuchar que tengo que ir a la escuela.
--Yo. -- concordaron los dos varones de su nuevo grupito de amigos.
--¿Y cómo lo hago? -- cuestionó con curiosidad.
--Podrías usar esto. -- respondió mientras lanzaba una katana enfundada hacia el menor.
--¿Una katana?
--Te agregaré a WhatsApp como Leonardo. -- aseguró Panda. -- Maki es Rafael, yo soy Mike y Toge es Donatello.
--¿Y Gojo-sensei? -- preguntó Yuuta.
--Obvio que soy Splinter. -- aseguró Gojo.
--Eres Bebop. -- respondió Maki.
--¡¿Ah?!
--Las Maldiciones son más estables al poseer un objeto. El otro día usaste tu anillo como enlace con Rika Orimoto. Ya estableciste el puente: toma una parte de la Maldición de Rika, infundela en la katana y controlala. Aumenta la cantidad cada vez más, hasta que puedas controlarla totalmente. Así serán libres. Tanto ella, como tú.
--Suena muy sencillo para ser real. -- murmuró Yuuji.
--La teoría de la Hechicería es sencilla. -- aseguró Megumi. -- A veces. La práctica es lo difícil… Casi siempre.
--Infundir la Maldición en la katana. -- repitió en un murmuro.
--¡Y, al mismo tiempo, tienes que aprender a usar la espada! -- agregó Satoru, pegandose demasiado a Yuuta. -- Más que nada porque eres un enclenque, así que tengo que entrenarte bien duro.
--A
Inserte corte de escena cortada aquí porque la redacción no dio para más.
--¿Qué redacción? -- cuestionó Yuuta.
--Nada. -- respondió Meiko.
--¿Y sí somos una historia de wattpad? -- soltó Panda con pánico. -- ¿Y si esto no es más que una historia escrita por una pendeja de casi veinte que sigue diciendo que su OC tiene dieciséis porque no se siente preparada para cumplir veinte?
--Iba a decirle a Nanami que iniciará la docencia el otro año. -- soltó Yaga. -- Pero creo que le daré tres veces de sueldo con tal de que inicie hoy.
--¿Qué cosas les enseñas a estos niños, Satoru? -- pregunto Utahime. -- ¿Les das drogas o qué?
--Esa no fue mi culpa, culpa a la televisión y a los videojuegos. -- respondió defendiéndose.
--Bien, reúnanse. -- llamó Satoru, interrumpiendo el entrenamiento de sus alumnos. -- Mejor ustedes dos continúan entrenando. -- indicó a Maki y a Panda, que peleaban al fondo de la escena.
--¿Y por qué pelean? -- cuestionó Shoko.
--Nada importante. Ya sabes, bubis. -- respondió Meiko.
--¿Qué?
--Sadilla.
--Doña comedias. -- dijo Takaba.
--¿No te mordiste la lengua?
Mientras, Yuuta y Toge se acercaron al mayor, atentos a la indicación que les fuera a dar. -- Toge, tienes una misión. Es una Maldición perfecta para ti. Ve a exorcizarla.
--Y ahí va de nuevo. -- negó Shoko.
--Ay, nada saldrá mal, van a ver. -- respondió el de los Seis Ojos, mientras que Geto solo tomaba su té.
--Salmón.
--¿Una misión? -- repitió Okkotsu con sorpresa.
--Toge es un Hechicero de segundo grado, es capaz de hacer misiones él solito. -- respondió Panda.
--Pero no debería ir solo.
--Wow, eso es genial. -- soltó Yuuta con admiración.
--Tú eres de clase especial. -- recordó Maki.
--Pero está pendejo, no cuenta.
--Ve con él, Yuuta. -- ordenó Kak- Satoru. -- Ayúdale en lo que necesite.
--¿Eh? ¿Ayudarle?
--Aunque vas a ver, más que otra cosa. -- luego, una especie de cuadrícula gigante con diversos símbolos apareció en pantalla.
--¿Vamos a ver una ronda de ajedrez o qué?
-- La hechicería es muy diversa, por lo que hay tantas formas de exorcizar como hechiceros. -- luego, el símbolo del discurso maldito tomó protagonismo en pantalla. -- El Discurso Maldito de Toge es un buen ejemplo. Procura aprender de él.
--A
--¿Discurso maldito? -- cuestionó Yuuta.
--Cómo su nombre dice, maldice por medio del hablar. Lo entenderás mejor viendolo en vivo. Para romper tu Maldición, debes entender las Maldiciones.
--Me parece lógico, ajá.
Ahora, Yuuta esperaba a Toge fuera de una de las entradas del campus, justo frente a un automovil negro. -- ‘Es mi primera misión real.’ -- pensó con nervios, apretando con fuerza la espada en sus manos. -- ‘Mentira, es la segunda. ¡Pero me dan nervios!’ -- aquellos pensamientos ansiosos fueron detenidos por unos toquecitos en su hombro.
--Huevas de abadejo. -- ánimo Inumaki.
Al voltear, Inumaki estaba ahí, con una expresión terrorífica en su rostro. -- Salmón. -- soltó con voz ronca.
--Eso no ayuda, pero gracias, Inumaki-kun. -- respondió Yuuta con algo de sudor cayendo por su frente.
--¡Wa! ¿Eh? Lo siento. -- murmuró rápidamente.
--Yuuta, espera. -- llamó Satoru, acercándose a ambos alumnos.
--¿Diga?
--Siento no poder supervisar esta vez. -- murmuró el mayor. -- Pero, es un trabajo del que Toge puede encargarse él solito, así que llévatelo con calma. Solo preocúpate de una cosa: no dejes que Rika salga. No sabemos si volverá como la última vez, así que solo usa el poder de Rika que le transmitas a tu espalda. Sí la dejarás salir una vez más…
--¿Qué pasaría?
--Nos cortarían la cabeza a los dos. -- respondió mientras sacaba la lengua, como burlándose del asunto. -- ¡Así que suerte!
--A
-- ‘¡¿Por qué me lo dice justo antes de salir?!’ -- pensó ansioso.
Algunos planos después de que se viera el auto comenzar a andar camino a la ciudad, apareció un plano en el cual el auto se detenía, porque ajá, magia del cine. -- Llegamos. -- anunció Ijichi mientras él y los alumnos bajaban del auto.
--¡Mira, Ijichi, eres tú! -- festejó Satoru.
--Ya lo veo. -- murmuró el pelinegro mientras acomodaba sus lentes.
-- El distrito comercial de Hapina. Ya casi no quedan locales abiertos. Hay un proyecto para derribar la zona y construir un centro comercial. Hayamos varias Maldiciones de bajo nivel durante las inspecciones. Queremos que se encargue Inumaki-kun, un Hechicero de Segundo Grado. -- poco después, Ijichi bajo su hoja de informe, notando la falta del de cabellos plateados. -- ¿Eh? ¿Y el Hechicero Inumaki-kun?
--Así le hizo mi papá. -- dijo Junpei mientras las lágrimas caían por su rostro. -- Demonios, ¿quién está picando cebolla? Ya me irrito los ojos
--Perdón, quería hacer enchiladas y a mi abuelo le gustan con cebolla. -- respondió Yuuji mientras hacía un pucherito.
--...Esta bien, continua. Pero quiero unas sin cebolla.
--Dalo por hecho.
Ni él ni Yuuta se dieron cuenta de que no estaba.
Pero, pronto supieron de él. Saliendo de la tienda de conveniencia que estaba junto al callejón comercial. -- Señor Ijichi, por ahí. ¿Estaba comprando? -- murmuró curioso. -- ¿Qué compraste? -- cuestionó una vez que el de menor grado llegó frente a él. -- ¿Medicina para la garganta?
--Supongo que los Hechiceros también se enferman. -- murmuró Yuuji.
--Quieren evitar que el sitio en el que invertirán obtenga una mala reputación, así que pidieron exorcizarlo cuanto antes. -- indicó el asistente al Hechicero.
--Salmón.
--Ya me dio hambre. -- dijo Yuuji, acariciando su estómago.
--¿Y las enchiladas? -- pregunto Junpei.
--Me las robo un señor todo feo. -- respondió.
--A.
--Bien, voy a colocar el Velo. -- anunció el de lentes. -- Suerte.
Y de la nada ahí estaba el Velo.
En fin, transiciones de CapCut.
--Y ahí van, a partirle la madre a algo o que esa algo se las parta a ellos.
El lugar era inmenso y estaba vacío, dando una imagen tétrica de aquel callejón. --Dijo que eran Maldiciones de bajo nivel. -- murmuró Yuuta.
--Huevas de abadejo. -- respondió él del discurso maldito, mientras ambos comenzaban a adentrarse en el lugar.
--A.
Poco después, Inumaki detectó algo, por lo que ambos se detuvieron.
--No es justo, mamá. -- murmuró una voz distorsionada.
--¿Las Maldiciones tienen mamá? -- pregunto Yuuji.
--Ni idea. -- respondieron Megumi y Nobara. -- Ni si quiera sabia que hablaban hasta que vi a Rika.
Misma que provenía de un pescado random que pasó volando junto a Yuuta.
--¡Los pejelagartos nos invaden! -- exclamó Nanako.
--Le diste más a mi hermano. -- se quejó la Maldición.
--Eso nunca pasará con mis hermanos. -- aseguró Choso. -- Les daría todo a ellos.
--Intercambiemos los recipientes. --ordenó otro pejelagarto. Mientras más y más pescados salían de todas partes, juntándose y formando un torbellino y luego una esfera.
--¡Nos invaden los pejelagartos! -- exclamaron Yuuji, Junpei y Nanako, secundados por Nobara y Panda.
--¡Tsuna Tsuna! -- exclamó Toge paniqueado.
--Mejor me tiro de un quinto piso. -- chilló Yuuta.
--Las Maldiciones más débiles suelen atacar en grupo. -- explicó Maki mientras las tres Maldiciones corrían hacía ellos.
--Por muy débiles que sea, son demasiadas. -- soltó Yuuta con preocupación, sin embargo, Inumaki sólo destapó su boca, mostrando aquella singular marca que corría entre sus dos mejillas, labios y lengua.
--Hey, está guapo.
-- ‘Sí es.’ -- pensó Yuuta.
--¡Inumaki-kun! -- llamó el pelinegro al ver como el contrarió caminaba sin temor hacia las pequeñas Maldiciones. -- ¡Es peligroso acercarse tanto!
--¡Estallen! -- tras aquella pequeña orden, todos y cada uno de los pescados explotaron, sin dejar ni uno solo vivo.
--Salaverga. -- soltó Nobara.
--Esta potente el asunto.
--Tipo, no creí que fuera así de fuerte.
-- ‘¿Así es el Discurso Maldito?’ -- se auto preguntó Yuuta al ver los resultados del trabajo de Inumaki. -- Oh, ¿ya terminó?
Al regresar cerca de Okkotsu, Toge tenía una cara de dolor en su rostro. -- Tuna Mayo. -- soltó con voz ronca, ya teniendo su boca y mejillas cubiertas.
-- ‘¡Se quedó afónico!’ -- pensó Yuuta algo exaltado. -- ‘Oh, conque para eso era la medicina. Su poder es impresionante, pero también tiene sus riesgos.’
--Es una pena. -- murmuró alguien. -- Sí no tuviera ese efecto secundario, sería aún más poderoso.
Comenzaron a caminar de regreso, sin embargo, en la salida, se dieron cuenta del problema. -- Hojuelas de bonito. -- suspiró Toge al ver como el Velo seguía puesto.
--Eso no está bien. -- murmuró Satoru.
--No me digas, genio.
--¿Qué pasa? -- cuestionó el de grado especial.
¿Eso en la esquina de la pantalla era una pata con una chancla?
--¡Lo sabía! ¡Es Suguru! -- declaró Gojo.
--¿Qué te hace pensar eso? -- cuestionó Utahime, mientras el resto de la sala veía con curiosidad.
--¡Reconocería esas patas donde fuera! -- respondió.
--Y el fetichista es uno. -- negó Geto, mientras continuaba tomando su té.
-- ¿Eh? Es cierto, el Velo sigue aquí. -- murmuró Yuuta. -- Eh, así no podremos salir.
De la nada, una nueva maldición había salido de la nada tras ambos estudiantes, mismos que tenían obstruida la salida debido al Velo.
--Carajo. -- los adultos.
--Repampanos. -- Yuuta y Yuuji.
--Andate a la verga. -- los demás alumnos.
Y, ¡hey, miren! La sonrisita psicópata de Geto.
--¡Lo sabía!
Yuuta, al notar la nueva Maldición, se preparó para desenfundar su arma, mientras Inumaki trataba de analizar la situación. -- ‘La presencia de esta Maldición no se parece en nada a la de hace poco.’ -- pensó Yuuta.
La Maldición, por su parte, solo levantó dos dedos. -- Zomba.
--¡Pereme, ni traigo mi ropa de la zumba! -- exclamó Nanako paniqueada.
--Dijo Zomba, no zumba. -- reprendió Mimiko.
--A
Un rayo salió de la nada, apunto de cubrir a ambos estudiantes, sin embargo, Toge empujó al pelinegro para que este no se viera afectado por el ataque de la Maldición. -- ¡Inumaki-kun! -- llamó preocupado, sin embargo, el de cabellos plateados solo se preparó para usar nuevamente su ritual.
--¡Retuercete! -- ante esto, la mano de la Maldición se vio destrozada, sin embargo, Inumaki cayó de rodillas al suelo por las represalias de su ritual.
--Es hora para el ¡pánicooooo! -- exclamó Panda.
--¡Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Un nuevo rayó de la Maldición apuntó a Toge, pero Yuuta reaccionó rápido y lo tomó en brazos, huyendo del peligro, pero dejando caer la medicina del otro Hechicero.
--¡La medicina!
--¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!
--¡¿Qué es eso?! -- exclamó mientras huían de la maldición. -- ‘¡Dijeron que sería de bajo nivel! ¡Esto no tiene nada que ver!’ -- pensó con pánico una vez ya estuvieron en un lugar seguro.
--Lol, nos hicieron lo mismo. -- soltó una juvenil e inusualmente alegre voz, sacando de pedo a Nanami.
--¿Haibara? -- soltó el rubio, volteando a todos lados con incredulidad.
--Salamadre, oigo gente muerta. -- soltó Geto. -- Ya decía yo que las voces de mi cabeza sonaban muy familiares.
--¡Nosotros nunca te dijimos que hicieras eso! -- respondió una voz femenina.
--¡Riko! -- soltó Satoru con felicidad.
--Ustedes no le dijeron, yo sí. -- respondió la voz de Dio, digo, Zeke, digo, Toji.
--¡¿Le hiciste caso a ese bastardo?! -- exclamó Satoru con enojo.
--Sonó demasiado convincente. -- respondió Suguru en un vano intento de defenderse.
--¡Geto pendejo! -- reprendió Riko.
--Nosotros tratamos de ayudar y sales con tus pendejadas. -- negó Yu.
--A ver, básicamente fueron mi momento canónico, no creo que fuera buena idea decirme todo eso. -- respondió el pelinegro.
--¡Ya denme un cuerpo, que ando rifando unos vergazos y Suguru Geto tiene todos los boletos! -- exclamó Amanai.
--Ya, ya, los cuerpos están en proceso, mientras tanto seguirán siendo voces espectrales. -- respondió la abuela.
--¿Le van a dar cuerpo a él? -- cuestionó Suguru un tanto nervioso.
--Pues sí, ni modo que lo deje ahí volando. -- respondió Meiko.
--¿Estás consciente de quién es? -- preguntó Satoru. -- Digo, me la va a pelar, pero ajá.
--Pues empieza a pensar cómo decírselo porque te quedan como veinte minutos antes de que estén los cuerpos. -- respondió la de ojos verdes.
--¡Creí que tendría hasta que cumpliera treinta! -- exclamó paniqueado.
Y Tsumiki.
--¿Ese era Toji-san?
--¿Quién? -- cuestionó Megumi.
--¡Nadie! ¡Siganle! -- respondió Gojo.
-- ‘Aunque no era enorme, da más miedo que la Maldición enorme de la primaria.’ ¡Cierto! Inumaki-kun, estás herido. ¿Cómo está tu dedo? -- al levantar la mano, el dedo índice de Toge estaba totalmente torcido, pero no parecía ni importarle. -- Ugh, se ve doloroso.
--Salmón. -- respondió ronco, mientras comenzaba a moverse él solo el dedo.
--¡Igh! -- soltó Yuuta antes de desmayarse.
--¡Hoja de Mostaza! -- exclamó Inumaki preocupado.
--¡Ah! No hagas eso sin cuidado. -- murmuró preocupado. -- Ugh, perdón. Fue culpa mía. -- ante aquel comentario, Inumaki suavizo su mirada, viendo a Yuuta con compasión.
--Hojuelas de bonito. -- negó Toge.
--Sí, se culpa demasiado. -- concordó Maki. -- Hasta yo me sentí mal.
El pelinegro, por su parte, se asomó sobre la barandilla, viendo en dirección a la Maldición. -- ‘No parece querer seguir buscándonos o persiguiéndonos.’ Llamaré al señor Ijichi. -- anunció mientras sacaba su teléfono.
Pero Yuuta olvidó que es de Movistar.
--¿No hay señal? -- soltó extrañado. -- ¿Por qué no?
--¡Maldito seas AT&T! -- exclamó Yuuji.
--Hojuelas de bonito. -- respondió Inumaki mientras apuntaba al Velo.
--Oh, eso tiene más sentido. -- murmuró apenado.
--¿Por el Velo? Sí el Velo no se va, tenemos que exorcizarlo, ¿no? -- Toge no respondió, solo se puso de pie y comenzó a caminar por el pasillo del segundo piso, siendo seguido rápidamente por Yuuta. -- ¿Estás seguro de que deberías moverte?
--Algas. -- sentenció Toge, teniendo la intención de impedir que Okkotsu entrará en batalla.
--Awww, se preocupa por su Kohai.
--¿Piensas ir tú solo? -- cuestionó Yuuta, pero no recibió respuesta, en cambió, el contrario continuó caminando.
--Oye, amigo, estas demente.
Okkotsu solo bajo la mirada, dudando sobre lo que había que hacer, hasta que por fin se decidió. -- Gracias, Inumaki-kun. -- soltó, haciendo que Toge se detuviera y volteará a verlo. -- Pero ya estoy bien. ¡Así que vamos a esforzarnos!
--¡Eso, Yuuta!
--¡Eso!
Yuuta se posicionó tras la Maldición, mientras una enorme cantidad de energía maldita lo rodeaba. -- ¡Ve por él, Yuuta! -- ánimo la voz distorsionada de Rika. Eso solo hizo que la Maldición soltara un gruñido.
--¡Dale!
--¡Con la silla, dale con la silla!
--¡Pégale en el pito!
-- ‘¿Eh? ¿Se enojó? ¿Por qué? Sí antes ya daba miedo’ -- chistó con miedo, sin embargo, se recompuso rápidamente, tomando con fuerza su Katana. -- ‘No apartes la mirada.’ -- repitió, mientras veía como su enemigo se preparaba para atacar. -- ‘No dejes de moverte.’ -- continuó, comenzando a rodear su arma con la energía maldita de Rika. -- ‘Pon la Maldición en la Katana.’
Una vez todo listo, la Maldición comenzó a lanzar sin parar sus rayos a Yuuta, siendo todos y cada uno de esos ataques esquivados por el pelinegro, quien solo rodeaba lo más que podía, con el fin de hallar una entrada hacia el perímetro enemigo.
--¡Yuuta! ¡Yuuta! ¡Yuuta!
-- ‘Inumaki-kun es muy lindo.’ -- pensó entre los ataques.
--Tu…Mo…Sa… -- Toge no podía hablar, subrostro solo podía tornarse más y más rojo.
Nunca nadie le había dicho algo tan bonito.
-- ‘Cómo no quiere maldecir a otros por error, se comunica con rellenos de Onigiri, palabras que son inofensivas. Hoy mismo me ayudó. Intentó alejarme del peligro. Y, cuando salimos, también trataba de reconformarme, ¿no es verdad?’
-- ‘Se refería a eso.’ -- pensó un tanto decepcionado.
--Yo sé que le gustas. -- aseguró una voz mucho más joven que las otras. Esta parecía la de una niña.
--¡Caviar! -- exclamó paniqueado.
--¡Lenguaje! -- reprendió Satoru.
Tras ese pensamiento, el pelinegro por fin pudo posicionarse tras la Maldición, poniendo todos sus sentimientos en su arma, lanzó su ataque a su enemigo. Sin embargo, el espíritu sólo recibió un corte parcial en su mano.
--We believe in you!
-- ‘Rayos, fue por encima, está demasiado duro.’ -- aquel momento en que Yuuta se distrajo, fue lo suficiente como para recibir un ataque enemigo. -- ‘Aún no soy rival para está Maldición, pero…’ -- sin dudar ni un segundo, Yuuta corrió nuevamente hacia su oponente, sin embargo, esta vez pasó por debajo de él, llegada a la medicina de Toge. -- ¡Inumaki-kun! -- exclamó mientras lanzaba la medicina hacia su compañero. -- ‘Me aseguraré de responder a la bondad de Inumaki-kun.’
--¡Esooooooooooo!
--¡Gooooooooooooooool!
Toge saltó, tomando el frasco en el aire. El de cabellos plateados no dudó ni un segundo y bebió todo el contenido de la botella. Mientras caía, la Maldición aprovechó para atacar al Hechicero, sin embargo, solo bastó un pequeño impulso con sus pies para que Inumaki esquivara el ataque por completo, además de dar piruetas a lo Sportacus para evitar los siguientes tres rayos.
Una vez el de la marca en el rostro tuvo a la vista a la Maldición, no dudó en responder el ataque. -- ¡Aplástate! -- exclamó, teniendo como resultado la muerte de la Maldición.
--¡Sí se pudo! -- festejo Haibara.
Nanami aún estaba en shock.
Suzume trataba de hacerlo respirar.
--¡Shoko-san! ¡Necesito ayuda! -- exclamó con pánico.
--Increíble. -- murmuró Yuuta con admiración.
--¡Hoja de mostaza! -- llamó preocupado, acercándose con rapidez hacía el Hechicero de mayor grado.
--Estoy bien, estoy bien. -- respondió el pelinegro, mientras comenzaba a limpiarse la sangre de la frente. -- Fue solo un rasguñito.
--¡Salieron vivos!
--Salmón. -- felicitó Toge mientras alzaba su mano, esperando que Yuuta le devolviera el “dame esos cinco”.
--¡Sí, bien hecho! -- respondió Yuuta, devolviendo el gesto.
--¡El poder del amor!
--¡Hojuelas de bonito! -- exclamó completamente rojo.
-- ‘Cuando rompa la maldición de Rika-chan, seré una persona normal. No podré seguir asistiendo a la Preparatoria de Hechicería, pero, hasta que eso pase, quiero serles de utilidad.’ -- ambos varones caminaban hacia la salida, notando como el Velo aún estaba ahí. -- Ah, ¿qué hacemos con el Velo?
--Sí, seguirás siendo hechicero después de eso. -- aseguró Satoru.
--Está incidente, no te escucha. -- respondió Shoko, revisando a Nanami, quien se había desmayado por falta de aire.
--¡Lo siento! -- exclamó fantasma Haibara.
¡Hey! ¡La chanclita de Geto!
--¡Geto-sama! -- exclamó Nanakoncon felicidad.
--Que lastima. -- murmuró Geto, que estuvo sentado en una viga desde el comienzo. -- Y yo que quería ver a la famosa Rika-chan. -- soltó con una falsa lastima, mientras el gusano que rodeaba su cuerpo comenzaba a regurgitar algo: la credencial de Yuuta.
--¡Eso es mío! -- exclamó Toji.
--Era, mono de mierda.
-- Quería saludarla como un compañero de grado especial. Al fin y al cabo, tengo que devolver esto.
Después de eso, se mostró un poco de interferencia, hasta que se mostraron las cintas policiales rodeando el área de la misión previa.
--Mis sospechas de que somos una historia de wattpad solo acaban de incrementar. -- murmuró Panda, haciendo miles de teorías conspirativas.
--Shoko, haz trampa si quieres, pero necesitamos ese título en psicología ya. -- declaró Yaga cada vez más preocupado por el estado mental de su hijo.
--Oh, yo soy psicóloga. -- declaró Suzume. -- Pero preferí abrir una panadería.
--¿Estarías dispuesta a tener sesiones con un panda peluche maldito y niños mágicos con diversos traumas? -- cuestionó el moreno.
--Sin ningún problema.
--Contratada.
-- Tras revisar todo el distrito comercial, encontramos tres tipos de marcas residuales. -- explicó una asistente a Satoru. -- Ijichi dijo que era improbable que hallaremos más que eso.
--Entiendo, gracias. -- respondió Satoru, mientras comenzaba a adentrarse a la zona dónde había ocurrido la pelea del día anterior.
Al entrar, su nariz captó un olor conocido, por lo que comenzó a seguir el rastro de aquel aroma hasta dar con el origen: la viga donde Suguru se había sentado el día anterior.
--Ay, ni que fuera perro. -- murmuró alguien muy, muy, muy pero muy bajito.
--Eso ya es obsesión, Gojo, no mames. -- negó Nanami, que ya respiraba nuevamente.
--Lo lamento. -- dijo Ijichi una vez estaban de vuelta en el campus. -- Descubrimos que alguien colocó un segundo Velo sobre el mío. -- reveló apenado, su mirada baja y el tono que usaba dejaban en claro la culpa y el remordimiento que sentía. -- Además, apareció una Maldición de semi-primer grado. Es mi culpa por no ser más minucioso. Así que asumo toda la responsabilidad.
--Ay, Ijichi, no hubieras podido conmigo ni entrenando cien años. -- respondió Suguru soltando una ligera sonrisa.
-- ‘No sé porqué dicen que Suguru y Satoru son diferentes, son la misma mierda con un color de pelo diferente.’ -- pensó Shoko mientras dejaba escapar un suspiro de cansancio.
--No, descuida. -- soltó Gojo tras lo dicho por el asistente. -- Tu oponente era muy fuerte.
--O sea…¿Usted tiene una idea de quién lo hizo? -- preguntó el asistente.
La imagen cambió, mostrando a una enorme cantidad de personas arrodilladas frente al pelinegro con vestimenta de monje, mismo que se sentaba de forma trivial viendo a los demás con desde.
--Mira, genocida y xenofobo, pero bien guapo que esta. -- murmuró una persona de por ahí.
-- ‘Mi-mi-mi-mi. Es mio, gata rompe hogares.’ -- pensó Satoru con molestia.
Y Geto.
-- ‘Me dieron ganas de vomitar de solo oír a ese mono decir eso.’ -- pensó tapándose la boca con una mano, mientras ponía una expresión de desagrado.
Tras él, había tres carteles con pequeñas pero contundentes oraciones.
Muerte al necio.
--Eso es muy extremo.
Castigo al débil.
--Eso no tiene sentido.
--Nada desde que nos secuestró un tornado lo tiene.
--¡Historia de wattpad!
--Me duele mi cabecita. -- chilló Yuutaz levantándose de su inconsciencia.
Amor al fuerte.
--¿Al fuerte o al más fuerte? -- cuestionó Nanami.
--Ya tú sabe’.
--¡Igh! ¡Reguetonero! -- exclamó Yuuta con miedo, volviendo a desmayarse.
--Suguru Geto. -- respondió Satoru finalmente, mientras su imagen volvía a ser enfocada. -- Uno de los cuatro Hechiceros de grado especial que fue expulsado del Mundo de la Hechicería tras haber usado a sus Maldiciones para asesinar a más de cien civiles. El peor brujo de todos.
--¡A mí me la peló! -- exclamó Toji, entrando a la sala ya con un cuerpo físico.
--¡Zombie! -- exclamó Satoru con pánico, preparando su púrpura.
Pero no salió nada.
--Oh, cierto. ¡Megumi, trae a Mahoraga!
--¿Megumi? -- repitió Toji.
--Toji-san. -- murmuró Tsumiki.
--¿Lo conoces? -- cuestionó Megumi, preparándose para invocar a sus conejos.
--Él…Él es tu papá. -- respondió Satoru.
--¿Qué?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top