2. Despojos del lago


Los menores se abrazaron y Shinichi, con el mismo miedo que ellos, se puso de frente estirando los brazos para protegerlos debido a que la figura que descendía por los escalones aceleró el paso al oír los gritos. La luz de una lámpara les pegó bruscamente en la cara cegándolos y generándoles más paranoia al no poder enfocar con claridad.

-¿Qué están haciendo? -reconocieron la voz de su padre -Shinichi ¿por qué no están en la cama?

Dichosamente no era nadie más que su padre, pero eso no dejaba de ser un problema.

-Lo siento, papá -se disculpó el mayor notoriamente más aligerado y miró a sus hermanos esperando que alguno se atreviese a dar la cara por lo sucedido.

Ayumi se había puesto a llorar del susto y Aoko no estaba muy diferente, tenía las uñas enterradas en el brazo de Kaito y no dejaba de temblar.

-Fue culpa nuestra -habló este último -Creímos haber oído un ruido y vinimos a averiguar.

-No quiero que vuelvan a abrir la puerta a nadie ni a nada sin consultarnos antes, mucho menos a estas horas -explicó el hombre con tranquilidad a la vez que tomaba a la pequeña en brazos para tranquilizarla. No hubo cambio en su tono de voz y tampoco nombró a nadie, pero Shinichi sabía de sobra que se había dirigido a él -Deberías vigilarlos mejor.

El aludido apretó el gesto y los puños, no se lo había dicho en modo de reproche, pero aquello no era necesario para molestarlo. Sentía que injustamente debía estar pendiente de sus hermanos casi todo el día y al parecer ahora también tendría que hacerlo de noche.

Cerraron la puerta con llave y subieron en silencio hasta las habitaciones con una última advertencia de su padre, que aun cargando a su hija menor les dio la espalda y se encerró en su propio cuarto.

-¿Puedes dormir conmigo? -se pidieron los mellizos al mismo tiempo.

Aliviados de que ambos compartían la misma necesidad, se tomaron de la mano y se fueron directo a la cama de ella repitiendo esa tradición que tenían desde que tenían memoria, dejando a Shinichi solo en ese largo y lúgubre pasillo.

-¿Crees que realmente no haya habido ningún gato?

Aoko seguía asustada. Se apresuró en arroparse hasta la nariz con las sábanas, y solo logró sentir un poco de alivio cuando su hermano la envolvió desde atrás con sus brazos, reconfortándola y haciéndola sentir segura.

-No lo sé -realmente no lo sabía. Quería pensar que había sido producto de su imaginación provocada por la emoción de ir a vivir a un lugar nuevo, pero era difícil que los cuatro hayan sufrido el mismo desvarío.

-¿Y si es una señal de que algo malo va a suceder? -su mente asustadiza comenzó a crear escenarios desastrosos y el más horrible era uno en el que perdía a su hermano -¡¿Y si algo malo te pasa?! -chilló -¿Y si tiene que ver con tu sueño?

-No seas boba -se aferró mucho más a ella -Sabes que nunca permitiría que algo malo te pase, lo sabes ¿no? -ella asintió -Entonces no tienes nada que temer. Nos tenemos el uno al otro y siempre va a ser así.

El resto de esa noche transcurrió sin novedad, acompañada de un par de ruidos provenientes del exterior, pero que no tenían mayor importancia y a la mañana siguiente, muy temprano, cuando la familia se encontraba desayunando sus padres manifestaron interés por la misa que se realizaría ese mismo día en pocas horas más.

-Quiero que vistan de acuerdo a la ocasión -pidió Chikage con una sonrisa -Dejaré lista a Ayumi, así que procura no ensuciarte la ropa -la miró con ternura.

-¿No irán con nosotros? -adivinó Aoko.

-Tenemos que ver los últimos detalles de la mudanza. Aún faltan muchas cosas para que estemos todos cómodos -Yūsaku miró a su esposa y esta asintió apoyándolo -Nos encontraremos allá.

Aunque el semblante de ambos era de lo más casual, Shinichi olía algo más en el aire, no era usual que para algo tan formal fuera cada uno por su lado, sobre todo considerando que se encontraban en un lugar nuevo, con gente desconocida ¿qué impresión darían?

Pero optó por seguir desayunando y guardar silencio, suficiente dolor de cabeza habían sufrido  por su descuido de anoche.

Shinichi se encontraba sentado en uno de los sillones de la sala, estaba leyendo un libro, pero le estaba tomando un poco de trabajo concentrarse. Sus hermanos jugaban justo en ese mismo espacio y la escasa presencia de mobiliario provocaba que las voces se oyeran con más eco de lo normal.

Miró por la ventana, parecía que los últimos días de verano querían obsequiarle unos escasos rayos de sol. Se vio tentado de salir a caminar y recorrer los lugares que el día de ayer se había perdido. O más bien, esa era su excusa para ver si coincidía de nuevo con la bella joven que le había robado un suspiro, pero el reloj de péndulo que estaba ubicado frente a él indicaba que quedaba poco tiempo para la misa.

Lo que le dio una idea.

-Vamos -se puso de pie dando la orden a los demás.

-¿Tan temprano? -protestó Aoko también mirando el reloj -Aún queda una hora.

-Nos daremos la vuelta por este lado -indicó con el pulgar el camino contrario al pueblo -Así aprovechamos de conocer bien el sector.

-Está bien -suspiró resignada y todos se pusieron de pie.

-¿Puedo llevar mis muñecas? -preguntó Ayumi inocentemente.

-Solo una -le indicó Shinichi -Pero sabes muy bien que no puedes jugar con ella en la misa.

-Si -comenzó a escoger una de las que tenía tiradas por la alfombra.

Caminaron tranquilamente cuidando sus pasos para no ensuciar tanto los zapatos, el camino era de tierra y el brillante verde que teñía los árboles y matorrales evidenciaba la poca mano humana que tenía dicho sendero. Al principio lo encontraron poco interesante e incluso culparon a su hermano mayor por haberlos conducido por un paisaje por el que no había nadie ni nada más que ellos, pero a lo lejos vislumbraron un gran lago que capturó su atención.

No sabían de su existencia y de haberlo hecho hubiesen ido temprano a echarle un vistazo.

-¡Ayumi no corras! -le gritó el mayor al verla acelerar considerablemente el paso.

-¡Vamos!

Haber dicho eso era decirles que hicieran lo contrario. Kaito tomó a Aoko de la mano y los dos se echaron a correr en la misma dirección que la menor. A Shinichi no le quedó de otra que seguirlos intentando que al trotar, la tierra suelta no le salpicara los pantalones.

El aumentar la velocidad los hizo llegar mucho más rápido a la orilla. El agua no era ni parecida al agua cristalina, la orilla estaba llena de maleza e insectos, los pocos rayos de sol se reflejaban enseñando el turbio fondo y para ser un lugar tan abierto el olor no era el mejor. Más eso, a los pequeños no pareció importarles.

-No se acerquen tanto, se pueden caer -advirtió Shinichi, pero el travieso de su hermano ya se había arremangado las mangas y sumergido las manos en el agua -¡Kaito!

-¿Qué? -lo miró fastidiado. Siempre les estaba dando órdenes.

-Te vas ensuciar la ropa y ya sabes lo que dirá papá.

Su respuesta fue encogerse de hombros y sacarle la lengua. Comenzó a molestar a los bichitos acuáticos que huían de esas manos que perturbaban su pequeño mundo.

-¿Podemos nadar un rato? -Aoko miró al mayor con gesto adorable.

-No.

-Por favor. 

El otro volvió a negar rotundamente.

Su respuesta disgustó al mellizo de esta y no dudó en salpicarle agua a la cara soltando una risotada tan molesta que le provocaron ganas de golpearlo. Shinichi, asustado, se quitó rápidamente las gotas de agua de la cara revisando su camisa perfectamente blanca.

-¡¿Eres tonto?! -le gritó a Kaito.

-Solo es agua -restó importancia y en seguida aprovechó la oportunidad para seguir molestándolo -¿O es que acaso quieres verte impecable por algo en especial?

-No sé de que estás hablando -intentó mostrarse serio.

-Si sabes.

E inconscientemente los mellizos comenzaron a turnarse para continuar la frase del otro.

-¿Es por la chica? -se ruborizó Aoko.

-Si, por la chica -le siguió Kaito.

-¿Chica? ¿Qué chica? -Shinichi se hizo el desentendido, pero no tenía caso. Sabía de sobra que Kaito le había contado a Aoko lo ocurrido la tarde de ayer.

-La que conociste ayer.

-Afuera del bar.

-Era guapa.

-Muy guapa.

-Nuestro hermano...

-Está enamorado.

Lograron lo que querían, incomodarlo.

-¡No es verdad! -alzó la voz -Y detesto cuando comienzan a hablar así. Dan miedo.

Se cruzó de brazos y les dio la espalda para guardar un poco de dignidad para él mismo. Solo que Kaito aprovechó su distracción y se secó las manos en el vestido de su hermana.

-¡Kaitonto!

Esta chilló enojada e intentó golpearlo por lo que había hecho. Se pasó las manos por atrás para sentir cuan húmedo le había dejado el vestido. Shinichi también se apresuró en revisarle la tela, pero cuando la obligó a darse la vuelta notó algo que le molestó.

-Aoko ¿y tu corsé?

Avergonzada, Aoko se frotó las manos agachando levemente la vista de la mirada acusadora de su hermano mayor.

-Me es incómodo -intentó justificarse -La última vez casi no podía respirar y creí que al llegar aquí podría dejar de usarlo -se mordió el labio -Las jóvenes del pueblo casi no usan.

-Tú no eres una joven del pueblo -le recordó -Eres hija de alguien importante. Ya sé que debe ser molesto llevarlo, pero debes mantener una apariencia impecable.

-No, no sabes porque tú no tienes que usarlo -habló por lo bajo, pero él la escuchó.

-¡¿Qué?! -no iba a aguantar insolencias.

Para evitar una pelea, Kaito obligó a Aoko a seguirlo hasta la orilla y cuando la división entre la tierra y el agua era casi inexistente, tomó a su hermana de las piernas para cargarla en brazos y comenzó a dar vueltas sobre su eje.

-¡Kaito bájame!

-¡No! -continuó comenzando a marearse -¡Eso te pasa por rebelde!

Estaban peligrosamente cerca de la orilla, era cosa de que el muchacho pisara mal y ambos caerían adentro del agua.

-¡Kaito no se te ocurra! - gritó Shinichi con pánico -¡Recuerda que tenemos que ir a la iglesia!

Demasiado tarde, uno de sus pies se enterró en el lodo y le fue imposible seguir sujetando a su hermana. La pobre salió volando y cayó bruscamente en el lago salpicando agua para todas partes.

-¡Te voy a matar! -lo maldijo a todo pulmón intentando no descontrolarse tanto y quitándose el cabello que se le pegaba al rostro.

-¡Dios! ¡Te lo ruego! ¡Líbrame de semejante desdicha! -Kaito alzó los brazos y pegó un gran alarido antes de sumergirse junto a su hermana generando otro estruendo en agua.

Al ser orilla no estaba hondo, los dos se adentraron comenzando a perseguirse sin dejar de insultarse y lanzarse agua.

Ayumi se aferró a la pierna de Shinichi sintiendo miedo de lo que sucedería por haber desobedecido, lo miró hacia arriba buscando algún tipo de consuelo. Este vio sus facciones infantiles e inocentes llenas de temor, lo que provocó un sentimiento empático dentro de él. Volvió a mirar a sus otros dos hermanos y suspiró rendido.

-Tsk -soltó y le acarició la mejilla a su hermanita transmitiéndole toda la seguridad que ella necesitaba -Descuida. No sucederá nada, puedes ir tú también.

Esbozó una corta sonrisa para animarla, lo que bastó para que ella se quitara el vestido y partiera corriendo junto a los otros.

-¡Shinichi! ¡Ven! -Kaito lo invitó con la mano.

Sabía que no debía hacerlo, no se estaba comportando con responsabilidad y estaba desobedeciendo las órdenes directas de sus padres, pero algo dentro de él le pedía ir a divertirse con sus hermanos. La mayor parte del tiempo los envidiaba y quería sentir esa libertad que ellos vivían a diario, aunque fuese por una vez.

-No vayan más allá -se preocupó -No sabemos qué tan hondo es.

Miró hacia todos lados asegurándose de que nadie lo estaba vigilando y comenzó a quitarse la ropa, la dejó bien estirada en el lugar más limpio que encontró. 

En ropa interior, cubriendo su torso con las manos se acercó a la orilla mirando por donde pisaba e intentando no demostrar lo encantado que se sentía.

El contacto con el agua le generó estremecimiento, el agua estaba fría y con sus pies descalzos removió el fondo viscoso, la sensación era única. Verse junto a sus hermanos riendo y jugando como pocas veces él podía disfrutarlo era un gozo impagable y tan fuerte que podía convertirse con facilidad en una urgencia de querer hacerlo siempre.

Aquel deshago lo condujo a olvidar sus responsabilidades.

Chapotearon y se lanzaron agua a carcajadas, cantaron y bromearon acerca de las leyendas que contaban que dentro de los lagos habitaban monstruos marinos. Kaito cargó a Ayumi en sus hombros y Shinichi hizo lo mismo con Aoko, creando un juego en el que derribaba primero al otro equipo ganaba. Luego probaron quien duraba más tiempo aguantando la respiración debajo del agua, ninguno quería perder, así que se hacían cosquillas o se obligaban a subir a la superficie sin darse cuenta de que iban avanzando poco a poco hacia el centro del lago.

Cayeron en cuenta de que hace mucho tiempo los cuatro no se divertían tanto.

-¡AH! -exclamó Kaito golpeando el agua -¡Me caminó algo en la pierna!

-Es solo un alga -se burló Shinichi.

-¡Es el monstruo del lago! -la pequeña Ayumi imitó el sonido de un animal enseñando las garras. También hizo chapotear su muñeca para añadir más acción a su actuación.

-¡O un pez! -Aoko aprovechó la oportunidad para vengarse -¡Mira! ¡Ahí va!

Apuntó a los pies de Kaito y él salió disparado hacia el lado de Shinichi, encaramándose en su espalda y enterrando las manos en su cabeza, sin dejar de gritar, provocando que ambos se hundieran.

-Aquí no hay peces -lo tranquilizó el mayor intentando quitarlo de su cuello, lo estaba ahorcando bastante fuerte.

-¿Cómo sabes? -apegó el pecho a la espalda húmeda de su hermano.

-Porque...

No pudo continuar la frase porque ahora fue Ayumi quien chilló.

-¡Algo me tocó el pie! -se cubrió los ojos con las manos sintiendo otra vez que algo se le atoraba en los tobillos y al no saber lo que era provocó que se pusiera a llorar.

-Ayumi, tranquila -Shinchi se acercó y la ayudó a enrollar las piernas en su cintura para elevarla del fondo -Es la vegetación del lago.

Pero la pequeña lloraba tanto que los hizo cambiar de actitud de inmediato, se quedaron quietos para que el agua también lo hiciera y pudieran demostrar a la niña que solo se trataba de ellos moviendo lo que había en el fondo.

Sus ojos se pasearon observando con detención como el agua dejaba poco a poco de moverse. Guardaron tal silencio que incluso fue incómodo, sintiendo que habían profanado la quietud de aquel deposito natural y despertando algo negativo que los obligaba a salir de allí.

Los cuatro comenzaron a experimentar una sensación de alerta, solo se escuchaba una densa brisa, se miraron con los labios morados y temblorosos a causa del frío y el miedo. Parecía que el olor a agua estancada se intensificaba y se colaba bruscamente por sus fosas nasales, el fondo resbaladizo comenzó a envolverles los pies y las algas se movían provocando cosquillas en sus piernas erizándoles todos los vellos del cuerpo.

Un sonido similar a un tronco subiendo a la superficie zumbó dentro del círculo que habían formado y unas burbujas verdosas reventaron obligándolos a posar la atención en ese lado.

-¿Qué es esa cosa?

Como Shinichi tenía a Ayumi en brazos, fue Kaito quien tuvo que mover esa masa extraña con la mano. Le tomó un poco de trabajo darle vuelta y hubiese querido no haberlo hecho nunca.

Un cuerpo sin vida se mostró ante ellos.

Era el cadáver de un hombre, con la piel completamente arrugada y chupada de color, la ropa rasgada con enormes marcas marrón y a pesar del tiempo que llevaba muerto las condiciones lo  conservaban bastante bien. Su rostro reflejaba que había vivido sus últimos momentos preso de horror y era evidente decir que la causa de muerte era el impacto que tenía en la mitad de la frente.

Las niñas gritaron al verse expuestas ante semejante situación, los cuatro agitaron los brazos y piernas para volver a la orilla, la cual parecía mucho más lejana que antes. Sentían que no avanzaban y que el agua los engullía, cualquier roce del fondo era una nueva amenaza para ellos que los hacía tropezarse, hundirse y tragar importantes cantidades de agua. El pánico los hizo creer ciegamente que en cualquier momento se verían rodeados de más cadáveres que cobrarían vida en forma de fuerza maligna reclamando sus almas.


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Buenasss 

Segundo capítulo introductorio para poder lanzarme ya pronto con la trama 

Si ven errores un hechizero los hizo (y me avisan 😅) 

Abrazos

;DD 

💚💙💖💛💜

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