Huesos Mágicos
La luna sólo es una mancha de color sal que brilla débilmente en el cielo, burlándose de mí miseria: sola, atada de manos y pies, completamente desnuda, azotada por el viento helado y el hedor de los huesos putrefactos que yacen alrededor de mí. Lágrimas de dolor siguen saliendo de mis ojos hinchados de tanto llorar, me duele la garganta de tanto gritar y mi cuerpo tiembla de frío y tormento. He perdido la cuenta de las veces que el cuchillo se clavaba en mi carne sin compasión alguna, con cortes suaves y lentos que aumentaban mi agonía cada vez que el filo me cortaba mientras la risa del cazador hacía eco a través de la noche infernal.
No sé cómo llegué aquí. No sé dónde estoy. O porque estoy aquí. Solo sé que mis temores se hicieron realidad. Que estoy sola, víctima de una obra cruel y horrible creada por una mente perturbada que sin inmutarse me corta sin emputar algún miembro de mi cuerpo bañado en mi propia sangre, ya reseca y pegajosa. Mi respiración se agita cuando sus pasos serenos anuncian su llegada. Su piel es oscura como el carbón, sus ojos de un azúl intenso que transmite una frialdad que te pone la piel de gallina, carente de emociones. Labios gruesos. Rostro varonil, con collares y adornos extraños que confirman su labor como hechicero: practicando una magia que le ayudó encontrarme entre todas las personas. Capaz de meterse en los sueños ajenos. De mover cosas con sus manos.
-Sigues despierta por lo que veo.
-Por favor, déjame ir. Ruego de nuevo.
Me duele mucho la voz. Le suplico que me deje ir, pero me ignora, solo tiene ojos para la daga larga y afiliada que quiere emplear en mí, lo sé. Lloro aterrorizada, pidiendo clemencia, exigiendo respuestas. Los segundos se hacen eternos antes de que el filo aterrizara en mi brazo izquierdo, buscando cortar el hueso, sacando de mi boca gritos de angustia y dolor que él hace oído sordo. El sufrimiento atosigado en mis nervios y huesos amenazan en perder mi cordura.
Despierto, desorientada.
Mi respiración es pesada, agitada, el aire huele a sangre y cenizas. No entiendo nada, me siento confundida, mareada, débil y descubro el motivo: estoy bañada en mi propia sangre, en algunas zonas ya resecas y con el brazo izquierdo arrancado a unos metros de mí. Dejándome en shock la escena.
Tardo un rato en ver mejor los detalles de mi brazo emputado, que está partido los huesos en pedazos y algunos se los come el brujo que me persigue en pesadillas, aumentando más mi horror y confusión: ¿Cómo? ¿Cómo llegó aquí? ¿Cuando? ¿Que me hizo?
La escena tenía que haberme hecho gritar pero no logro salir de mi perplejidad, fue al ver el cráneo partido del hombre que ví en su interior algo oscuro, moviéndose, retorciéndose; en lugar de cerebro, se encontraba eso: una criatura que desprendia una esencia maligna, siniestra y antigua. Mis huesos temblaron ante el sonido extraño jamás oído que emitió. Marcando en mí una sensación de vaga familiaridad ante esa criatura que parecía hecho de tinta, oscuro como el petróleo, viscoso, vivo. Mirándome.
Grito.
Intento huir pero, me aturde el dolor que me quema horriblemente, me muevo a duras penas de la cama para salir. Por suerte no se da cuenta, sigue absorto en los huesos de mi brazo izquierdo. Maldito. "Debió drogarme al quedarme dormida porque no solo me encuentro gravemente herida, también estoy completamente desnuda, con un dolor atroz en las partes íntimas y con huellas dactilares en mi piel, dándome la impresión de haber sido tocada sin consentimiento, sintiéndome sucia." La criatura se come un pedazo del hueso y yo salgo con dificultad de la habitación, buscándo mi teléfono hasta acordarme que se me dañó. Voy a la puerta, casi llego cuando algo me hace caer. El dolor aumenta, sin poder contener las lágrimas. Al mirar atrás mi corazón se acelera al ver el cuerpo del brujo con la mirada hueca, los brazos extendidos y la criatura que yace en su cráneo retorciéndose de ira.
-No vas a ir a ninguna parte, eres el tributo que llevo mucho tiempo esperando. Dice sin expresión en la voz, al verlo me doy cuenta que el hombre es un títere de esa criatura inhumana. Lucho asustada por liberarme de du agarre, el tentáculo viscoso que sale de él desde varios metros.
- ¿Que quieres de mí? Grito.
-Tus huesos: los huesos de un albino traen suerte a los rituales que uno elabora para salvar vidas. Una vida a cambio de otras. Y considerando que tú existencia está maldita, hago un favor a los demás quitando tu vida pero sacando provecho a los huesos de tu cuerpo.
La ira, el miedo y la desesperación abre paso a mi descontrol. Gritándole con voz enojada: - ¿Estás loco? Solo porque sufra albinismo no significa que debas matarme para beneficio tuyo: tengo el cabello blanco como la nieve, la piel pálida, los ojos rojos, sé que soy diferente del resto pero sigo siento una persona. Mi existencia no está maldita y mis huesos no dan suerte o riquezas. Sé los estúpidos mitos que envuelven a las personas de mi condición, pero es una idiotez. Solo asesinan gente inocente por placer. Por culpa de seres como ustedes no podemos vivir como una persona normal.
Hago una pausa para recuperarme del arranque de ira que lo reemplaza el miedo de morir así, morir del mismo modo que han muerto las personas que sufren de la condición albina: masacrados, torturados, secuestrados, usando sus huesos como reliquias mágicas para rituales de brujería y vendiendo los restos emputados más de 6000 euros. Nadie quiere entender que somos personas comunes y corrientes que simplemente nacemos con una apariencia diferente. Hay mucha gente así. Pero nos tratan peor que una persona de raza negra, todo y porque creen que estamos malditos por nuestro cabello blanco, ojos claros y piel blanca como la nieve. Nos ven raros y encima vivimos escondidos no sólo de la sociedad sino de los asesinos y el sol por la sensibilidad de nuestra piel y vista. Y en mi familia...
- ¿Qué eres? Pregunto al fin. De todas las cosas que me he enfrentado, esto es peor.
-Me han llamado con muchos nombres, pero me conocen como BheGo’h, la deidad que los antiguos me consideraban una deidad que cayó del cielo, una deidad que les daba solucionar a sus problemas hasta que vinieron gente como tú, reemplazando los humano mis figuras y estatuas por las de rostros albinos que los denominaron nietos del Dios Sol. Por culpa de seres como ustedes perdí mi gloria, pero descubrí que que, si devoraba sus huesos, pronto recuperaré mi lugar como deidad y el humano que uso de cascarón volverá a su puesto de sacerdote. Y tú vas a ayudarme.
-No lo haré. Replico, más asustada al saber que no solo es una deidad oscura obsesionado por los huesos de los albinos, sino que está sediento de venganza contra ese grupo de personas.
-No te pregunté si te gusta o no. Responde con una sonrisa, me arrastra hacía él pero en mi lucha por evitarlo veo un jarrón que olvidé ponerle tierra, lo agarro y lo rompo torpemente, con el pedazo afilado lo lastimo y empiezo a apuñalarlo.
No es tan fuerte como creí.
Aprovecho en apuñalarlo, descargando toda mi furia, frustración, miedo y dolor en cada puñalada, con el recuerdo de mis padres muertos clavados en mi mente, con el recuerdo de los titulares de aquellos que han muerto o fueron secuestrados por ser albinos. Mato a la criatura que busca escapar, impidiendo que eso suceda.
La criatura hace un sonido extraño cuando lo despedazo. Deja de retorcerse.
Espero, alerta, asustada antes lo inesperado.
Nada.
Sigue inmóvil.
Me sobresalto al oír que tocan la puerta. Antes de decir algo tumban la puerta la policía para mí sorpresa. ¿Por qué están aquí? No los he llamado. Cuando me ven se quedan inmoviles.
-Por Dios... ¿Se encuentran bien?
Al levantarne, soltando el pedazo de vidrio para pararme con dificultad...
Me tambaleo.
Alguien me sostiene, me preguntab si estoy, a punta de responder me doy cuenta que una mancha negra sale del cuerpo ensangrentado hasta la ventana, miro el cráneo y no veo a la criatura, solo un cerebro humano hecho trizas.
Me quedé inmóvil.
No, no, no, no.
No es posible.
Estallo en llanto, el miedo me ahoga hasta dificultarme la respiración. Temblando. Llorando, gritando a todos que atrapen a la criatura, que viene por mí.
Viene por mí.
Vendrá por mi cuerpo, por mis huesos.
Me hará más daño y ya no quiero estar más en esta situación, solo quiero vivir como una persona normal, vivir tranquila sin sentir que alguien me vigila.
Pierdo el control de mi misma. Nadie me entiende y solo malinterpretan la situación. ¿Cómo explicarles todo? Hablo y parece que no entienden mis palabras, no me comprenden, creen que estoy loca.
El dolor va incrementando.
Pierdo la conciencia al tragarme la oscuridad.
***
“-Según la organización mundial 53,000 niños albinos corren el riesgo de ser asesinados camino a la escuela, pues sufren la persecución de hechiceros y curanderos locales que persuaden a la comunidad de los supuestos poderes mágicos que poseen las extremidades y otras partes del cuerpo de estás personas.”
La periodista señala el cuerpo de una joven de cabellos blancos, largos y abundantes con el cuerpo teñido de escarlata, desnuda, cubierta apenas por una sábana blanca y con el brazo y las piernas atadas, con el brazo izquierdo cortado incorrectamente, dejando entrever trozos de carne que se ve que le duele a la muchacha que mira en shock a su alrededor, brillando en sus ojos un miedo vivo y perturbador.
"-Tales casos siguen sucediendo en este país y se han incrementado en la población infantil, pero este año se ha visto un número alarmante de familias enteras masacradas por las mismas razones. Y está noche ha vuelto suceder, pero esta vez la víctima es una joven de 22 años que residía anteriormente en Portugal y se trasladó aquí tras la muerte de su familia en circunstancias similares. Hallada junto al cuerpo de un alcalde del extranjero que sigue sin ser reconocido, la joven, identificada como Brianna L. M. Fue encontrada con severos cortes y con un brazo emputado a estas horas de la madrugada tras allanamiento de su vivienda. La policía no ha dado más detalles, pero se espera la recuperación de la víctima para aclarar nada este asunto que sigue ocurriendo actualmente. Soy Alba Rise y volveremos con más noticias..."
@EMagicBook
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