MISION
Me levanto mucho antes de que el sol aparezca en las cordilleras. Los colores en el cielo se ven hermosos. Las estrellas comienzan a desaparecer, pero seguirán ahí.
Me visto rápidamente con la misma ropa de ayer, un pantalón desgastado en las rodillas de color azul oscuro y una polera delgada con tiras del mismo color . Le añado el abrigo que me prestó
La lombriz sigue durmiendo. Seguramente lo hará por dos horas más. Sonrío al verla. A pesar de que ya tenga quince años, yo la sigo viendo como la niña de once, que estaba perdida en la vida. Abandonada a su suerte, con poca ropa y sin comida.
Bajo las escaleras. Espero encontrar a Liam y decirle que esté cerca de Orit. Es una suerte encontrar a alguien bueno en estos tiempos. Y ese muchacho sí lo es. Lo sé.
Veo a varios de sus compañeros. Entre todos ellos está el que lo hirió en su cuello. Una pelea después de estar completamente borrachos, terminó mal. Liam estuvo bastante complicado y por suerte no se le infecto. El calor que ha estado haciendo últimamente es un factor peligroso.
Noto que el chico pelirrojo está bebiendo, supongo que es agua.
—Hey, enamorado —busco su atención, la recibo de inmediato —, necesito un favor.
Se atraganta con lo que bebe. Sonrío. Sus demás compañeros sueltan una pequeña risita.
— ¿Enamorado?, no lo estoy —se defiende.
—Como sea. Quiero que me escuches —modulo —, te pido que no te alejes mucho de la torre. Sé que a veces salen a robar, pero esta vez podrías hacer una excepción. Es por Orit.
Me escucha atentamente.
— ¿Orit? ¿Le ocurre algo? —pregunta preocupado.
—No, lo que sucede es que estaré en el clan susurro por unos días. Volveré solo al atardecer. Necesito que la cuides.
—Entiendo, no me alejaré de ella. La acompañaré donde me pida.
Veo que sus mejillas se sonrojan.
—Perfecto. Te veo a la noche —modulo.
—Dandara, ¿eso que harás en el clan susurro tiene que ver con la esperanza de acabar con la maldición? —interroga emocionado.
Ladeo mis labios en una sonrisa pequeña.
—Pues, pienso que sí. Nuestra libertad volverá, Liam. Más ahora que la reina ya no está.
El muchacho asiente.
Comienzo a caminar el clan. Está a un kilómetro. Y el cielo ya se nota más claro, así que acelero el paso. Me acomodo la gorra.
En el trayecto veo a varios miembros del clan reservado. Por lo general están cerca de la torre o ayudando en el salón de reuniones. Se me hace extraño.
Llego al bosque, los árboles se mueven suavemente. Escucho un par de aves, cantan con alegría. Pienso en la lombriz, varias veces me ha dicho que salgamos un día entero a disfrutar la poca naturaleza que queda. Pero siempre le recuerdo el asunto de mi piel.
Noto la casa de Brian, subo la escalera. Su pequeña residencia está a varios metros de altura. En un árbol enorme.
Golpeo su puerta. No hay respuesta.
—Si fueras otra persona, pensaría que me quieres robar —modula desde abajo.
Lo miro. Su piel morena se ve limpia. Su cabello castaño está húmedo. Seguramente debe haber estado bañándose en el río. Por suerte trae su ropa puesta.
—Lo lamento. Creí que aún estabas dormido.
Comienza a subir.
—No me levanto tarde, señorita elegida.
Suelto un suspiro. Desde anoche, después de conversar con Orit, me pregunto por qué el infiltrado debe estar en este clan, en el cual su representante me odia tanto.
Pasa por mi lado y entra.
— ¿Vas a pasar o necesitas invitación?
Lo sigo, me hace una seña para cerrar la puerta.
Es primera vez que entro a su casa. Cuando vine hace años, él aún no estaba como representante. Creo que no está muy a gusto con mi visita.
—Todavía no entiendo por qué Cataldo está tan interesado en que participes en esta misión —modula mientras prepara algo en una taza —, seguramente es porque eres su predilecta. La niña blanca rescatada de las calles.
—Mi historia no se diferencia de la tuya o la de otros.
— ¡Claro que sí! Tú creciste al lado de nuestro líder. Todos saben por qué.
— ¿Por qué? —interrogo, me acerco.
—Ya sabes por qué. Tú serás la encargada de liderar una vez que él ya no esté.
Ladeo mi cabeza, lo analizo. Sus ojos oscuros brillan con intensidad, parece estar enojado.
— ¿Por eso me odias? ¿Crees que Cataldo no está en lo correcto?
—Por supuesto. Tú no puedes liderar, no tienes las aptitudes necesarias para guiarnos. Nos llevarás a la miseria.
—Ya estamos en la miseria —corrijo, mi voz tiene un tono duro.
—Pues si llegas al poder, tú nos hundirás aún más.
Suelto un suspiro. Brian bebe de un trago todo el contenido de la taza.
No me duelen sus palabras, me molestan. A penas conoce mis aptitudes. No puede juzgarme así.
—Necesito que me digas exactamente mi misión —añado enojada.
Él me mira.
—Ve al bar, ahí te espera Sara. Ella te lo dirá todo.
Salgo de su casa de inmediato. Siento los rayos del sol en mi cara. Maldigo.
Cuando bajo y siento la tierra firme. Camino con velocidad. Huyo del sol y de mis pensamientos repletos de odios hacia Brian.
No demoro en llegar al bar. Hay varias personas pertenecientes a clanes externos. Aquí es como otro lugar para reuniones, pero más que nada, los espías lo utilizan para planear todo.
Veo la cabellera prominente y llamativa de Sara. Se encuentra con un compañero de clan. Supongo que él me guiará en esto.
—Hola, Sara. Brian me dijo que estarías aquí —saludo. Ella me analiza fijamente.
Me incomoda.
—Hola, blanca. Bienvenida. Siéntate.
Me acomodo en la silla. Veo que solo seremos tres en la mesa.
—Supongo que el jefe te envió para conocer los detalles de la misión.
Asiento ante sus palabras.
Mi compañero de misión me entrega una hoja con un retrato. Veo a una mujer de cabello ondulado, mirada gentil y rostro amable.
— ¿Quién es ella? —interrogo desentendida.
—Ella es Fernanda, tu misión —responde Sara —. Ella es la pareja de la princesa Armida.
—Entiendo, pero ¿por qué ella?
—Necesitamos debilitar a la princesa.
—No solo la espiaré —murmuro.
—No, una vez que llegue la ceremonia conmemorativa, la secuestraremos y llevaremos ante Cataldo —añade ella, inhalo y exhalo —, necesito que te ganes su confianza.
— ¿En un día? ¿Cómo haré eso?
—Fernanda tiene un defecto —habla mi compañero, por primera vez —, tiene un corazón demasiado gentil. Cree que todas las personas son buenas.
Suelto una risa seca. Es muy claro que esa mujer no ha visto la realidad de nosotros.
—Será sencillo para ti, tiendes ganarte a las personas con pocas palabras —menciona Sara.
La observo. Lo que acaba decir, excluye totalmente a Brian y varios de su clan.
—Jackson te dará los detalles del castillo. Las entradas menos custodiadas, las habitaciones, los guardias y dónde tendrás que llevar a Fernanda esa noche.
Muevo mi cabeza en señal de aceptación.
—Tendremos que ir a mi oficina. Ahí tengo los planos dibujados del castillo y sus alrededores —modula Jackson.
Sara me ofrece un vaso.
—Bien, ahora bebe un poco. Tenemos tiempo.
Huelo su contenido. Dudo unos segundos. Decido no tomarlo.
—No te asesinaré —bromea Sara.
Jackson suelta una pequeña risa. Después se para.
—Vamos, el día pasa rápido y por lo que tengo entendido. Tú no puedes estar demasiado tiempo al sol.
Salgo del bar. Sigo a Jackson.
No caminamos demasiado para llegar a su oficina. Está a varios metros bajo tierra. Al lado de un gigantesco árbol.
—Tuve que agrandar el lugar —dice, intento observar todo —, por años me he dedicado a dibujar cada esquina de ese reino.
Veo varios mesones, repletos de mapas, papeles y libros. Me acerco y tomo uno.
— ¿Los escribiste tú? —cuestiono abriendo la primera página.
—Sí, el que tienes, describe con todos los detalles de las zonas que limitan con el reino. Los bosques, el pantano, los ríos, las montañas.
Recuerdo a Orit. Creo que Jackson es igual de curioso que ella.
—Es impresionante —susurro.
Me quedo maravillada por los dibujos. Incluso veo a animales que jamás he visto.
— ¿En todos estos libros, has escrito sobre nosotros?, me refiero a sí existe más vida, además de nosotros.
Jackson niega: —Hasta ahora, solo he descubierto ruinas —me entrega otro libro —, ésta la encontré a diez días de aquí, creo que es una especie de estructura que servía para algún deporte o campo de batalla.
El dibujo es increíble. Veo asientos, paredes y un espacio vacío en el centro.
—Eres demasiado bueno. De verdad.
—Años y años de práctica, hacen a un maestro.
Dejo de lado los libros. Jackson me muestra un gigantesco mapa.
—Te presento el castillo Constantino, el hogar de la familia real por más de mil años.
—Tiene ocho torres, todas ellas vigiladas por centenas de guardias y armas que atacan a distancias —Jackson lo deja en la mesa, ocupa gran parte de ella —, posee más de treinta habitaciones, en todos los pasillos te encontrarás con un tres guardias. Los príncipes tienden a dormir en el lugar más lejano a la entrada. Que debo añadir que tiene diez guardias.
—Esto no parece castillo, es una fortaleza —comento.
El asiente. Se aleja un poco. Trae cuatro hojas sueltas.
—Estos son los príncipes y princesas.
Todos son idénticos. Miro el dibujo del hombre que se más mayor. Tiene el cabello levemente ondulado, los ojos tímidos, una nariz larga y ancha.
—Él es Archibeld. El futuro rey.
Si llega a ser rey.
Quito la mirada de su dibujo. Cambio hacia una mujer. Ella tiene el mismo cabello de su hermano, más largo. Su mirada es seria y decidida. Su rostro intimida.
—Calíope. Comandante del ejército. Ahora está prisionera en el clan dolor —explica.
Me extiende otro dibujo.
—La princesa Armida —dice. Ella tiene el cabello más corto. Su mirada es más cálida, pero su rostro es igual de intimidante que su hermana.
Me quedo estancada en el último dibujo. Es de un bebé. Debe tener unos diez meses. Es igual a sus hermanos, pero su cabello se ve más lacio.
—Él es el príncipe Gustav. El menor y preferido de la reina. Se dice que actualmente tiene veinticinco años, pero no hay retratos. No se sabe nada más de él.
—Quizá huyó con su tío —planteo.
No es el único miembro de la realeza al que se le desconoce su paradero.
—Es poco probable. Yo creo que la reina lo quiso proteger. Así su vida no correría riesgos.
Dejamos de lado los dibujos de los príncipes. Jackson me vuelve a pasar a Fernanda.
—Ella duerme en el quinto y último piso, junto a Armida. Tendrás que hablar con ella cuando la princesa no esté cerca. La llevarás aquí.
Jackson marca una equis sobre unas escaleras. Están en la tercera torre. A la izquierda.
—¿Por qué ahí?
—Porque es un punto muerto. Los guardias hacen recorridos y por lo general demoran muchos minutos en volver. Será la oportunidad perfecta.
Ganarme la confianza de esa mujer me sigue atormentando la cabeza. ¿Cómo lo haré?
—Pues fácil, tu condición te ayudará. No se conoce a nadie más como tú, blanca.
Creo que pensé en voz alta.
—Crees que por mi rareza, ella confiará en mí.
—Los alterianos no son tan brillantes. Serás un imán para las miradas y para ella. Solo debes hacer que ella confíe en ti.
Suelto un suspiro.
Jackson me entrega el mapa del castillo. Al igual que los dibujos.
—Llévate eso. Estúdialos. Yo iré contigo a la ceremonia y deberemos buscar nuestros trajes —modula con un toque disgusto —. Vamos a tu torre, a dejar todo esto. Luego volveremos con Sara. Ella nos dará ropa adecuada para entrar.
Abandonamos la oficina. El sol está en su punto máximo. Acomodo la gorra.
—L.A. —murmura, mira las iniciales en la gorra —, creo que ya he visto eso antes.
Decido ignorarlo, camino a gran velocidad. Solo quiero llegar a la torre.
Jackson apresura sus pasos, me alcanza. No hablamos mucho en el trayecto. Eso no me incomoda.
La torre se presenta ante nosotros. Suelto un suspiro de alivio. Camino más rápido.
Veo al muchacho pelirrojo, acompaña a Orit. Sonrío al mirar lo emocionado que se ve.
— ¡Blanca! —grita la lombriz. Está sorprendida.
Me abraza.
—Creí que volverías al atardecer.
—Yo también lo creí. Pero no estaré demasiado tiempo. Vine a dejar unas cosas y nuevamente me voy —modulo.
Me suelta. Fija su mirada en el chico de ojos verdes.
—Él es Jackson, mi compañero.
Ambos mueven su cabeza en señal de saludo. Liam le extiende su mano.
— ¿A dónde ibas? —interrogo a Orit, miro su mochila muy abultada.
—Cerca del río. Hay varias zonas que aún no he explorado. Estaré toda la tarde allá.
—Cuídate, lombriz.
Ella me cierra un ojo, es una señal de que sí lo hará.
Comienzan a caminar. Se pierden a varios metros, lejos de aquí.
Me muevo hacia las escaleras. Jackson me sigue.
—La niña que encontraste en los límites con el reino —menciona mi compañero —, creí que la entregarías a un clan.
—Como todos creían. Pero vi que Orit jamás se adaptaría a uno. Es demasiado rebelde e hiperactiva. También añado su insaciable sed por desenterrar cosas antiguas. La curiosidad es su debilidad.
Llegamos a mi habitación. Dejo los mapas y fotografías en la mesa donde cenamos con la lombriz.
Jackson rápidamente toma la tabla que encontró Orit hace unos días.
—Creo que la lombriz no es la única curiosa —deduzco.
Él y Orit son muy iguales.
—Al parecer —sonríe —, he encontrado muchos de estos alrededor. Creo que eran una especie de amuleto para nuestros antepasados. Ya que parece ser que iban a todos lados con ellos.
Camino hacia afuera. Jackson se percata y me sigue.
Cuando llegamos abajo, me preparo para enfrentar el sol. Respiro un par de veces y lo enfrento.
Caminamos a la misma velocidad que antes. Además debemos volver al bar, donde Sara nos espera.
En cuanto aparecen los árboles, exhalo de alivio. Me dan sombra y es una gran ayuda.
—Ojala que Sara no esté borracha —dice Jackson en un tono burlesco —, por lo general, solo hasta medio día está sobria.
—Espero que si esté en sus sentidos, porque la arrogaré al río si no es así.
Cuando entramos al bar, noto de inmediato que hay más personas que hace unas horas. La mayoría de las mesas están repletas. Y no veo a Sara por ningún lado.
Decido ir a preguntarle a la chica que entrega los licores.
—Hey, Lea —llamo su atención. No me escucha.
Me muevo más cerca. No me ve.
—Pensé que por tu condición eras fácil de ver, incluso a la distancia —señala una voz desconocida.
Me giro para analizarlo.
Creo que ya es un hombre. Su piel es morena, limpia. Su rostro es firme y gentil, tiene barba pronunciada y arreglada. Sus ojos son marrones, demuestran un toque de delicadeza. Su cabello es negro y sedoso.
A simple vista no parece pertenecer aquí.
— ¿Quién eres? —interrogo rápido.
Él no alcanza a abrir sus delgados labios.
— ¡Blanca! Encontré a Sara —grita Jackson a la distancia.
No miro a ese extraño. Camino de inmediato hacia mi compañero.
Cuando llego lo noto afligido
— ¿Qué pasa?
—Alguien atacó a Sara —responde preocupado.
Solo espero que no haya sido alguien del clan externo, porque las cosas se complicaran.
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