Segunda maldición

Vegetta comenzaba a levantarse, aún estaba el sol deslumbrando en su punto medio, seguía cansado, pero al menos ya era pasable, no podía seguir durmiendo cuando Rubius era el que estaba cuidando a sus amigos bebés. No es que no confiara en él, era la persona en quien más confiaba en todo el mundo, pero... No confiaba en que fuera un adulto responsable y eso no lo dejaba descansar a gusto y los demás eran iguales de irresponsables, el único que consideraba un verdadero adulto responsable era Luzu, pero Luzu ahora era un bebé... Ya no podía con la angustia.

Tomó sus cosas y salió de su habitación, bajó hasta llegar a la entrada de toda su estructura. Corrió hasta la casa de Rubius, el edificio blanco comenzaba a ser visible, solo esperaba en que realmente estuviera ahí.

Mientras tanto en la casa de Rubius... Era un caos.

- ¡NO! ¡Deja eso! ¡Niño malo! ¡Niño del infierno malo! ¡Si no fuera por Vegetta te tiraba de mis vías del tren! – gritó Rubius.

Auron no paraba de tirar las cosas que encontraba en su camino y de molestar al pobre de Coringa. Parecía disfrutar hacer enojar a Rubius, no paraba de reír y de aplaudir cada vez que hacía algo malo.

- ¡Ay ay ay ay! ¡¿Por qué soy al único que molesta macho?! – se quejó Lolito.

- ¿Por tu pelo quizás? Eres el único con el cabello largo – dijo Mangel.

Ambos estaban sentados en uno de los sofás de Rubius, Mangel cargaba a Luzu quien no paraba de jalarle el cabello a Lolito quien estaba a su lado. Su cara inocente no transmitía malas intenciones, pero Lolito sentía que lo hacía a propósito.

- ¿Enserio planeas seguir ignorándome? – dijo Willy.

- ¡Oh! ¡¿Qué oigo?! ¿Un zombie? – dijo Fargan.

- ¡Fargan! ¡Pareciese que estoy hablando con Vegetta!

- ¡Willy! ¡Si quieres que nuestra amistad vuelva tenemos que volver ahí y dejar que las arañas te ataquen!

- ¡¿Estás loco?!

- ¡Estoy muy loco Willy!

- ¡¿Podéis iros a pelear a otro lugar!? En primer lugar ¡¿Qué hacéis todos aquí?! – gritó Rubius sosteniendo a Auron quien le mordía las manos a Rubius para liberarse.

- Vine a ayudarte como buen amigo que soy – dijo Mangel.

- Vine junto a mi niña como buen novio que soy – dijo Lolito.

- Vine a molestar y escapar de Willy como buen hermano que soy – dijo Fargan.

- Vine a pedirle explicaciones a Fargan como buen compañero que soy – dijo Willy.

- En otras palabras, solo Mangel vino con intenciones de ayudar, me parece bien, muy bien... ¡Fuera todos los demás! – dijo Rubius molesto. – ¡El próximo que entre por mi puerta se gana una patada en el trasero!

- ¿El próximo qué? Rubén.

Rubius giró lentamente la cabeza, detrás de él se encontraba Vegetta cruzando los brazos y con la mirada molesta. Tragó duro ¿Ya se enteró que perdió a Luzu y Auron en la mañana?

- ¿Qué hacéis todos aquí? ¡Habíamos dicho que a las ocho en punto iríamos a ver a Merlon! ¡Y nadie llegó! – gritó Vegetta enojado.

Rubius suspiró de alivio, la mirada molesta no era para él, si no para los demás.

- Lo olvidé, perdóname Vegetto – se disculpó Mangel.

- Yo también lo olvidé y la misión me dejó agotado la verdad – se excusó Fargan.

- Yo no, pero tenía sueño y volví a la cama – dijo Lolito.

- Estaba muy cansado, desperté tarde – dijo Willy.

- Estabamuycansado, teníasueño ay lamisiónfuetanagotadora... ¡Mis huevos! ¡¿Acaso yo dormí?! ¡¿Cuándo vosotros me dejasteis a cargo de Auron y Luzu?! ¡¿A caso yo dormí bien mientras cuidaba de ambos?! – gritó Vegetta enfadado. - ¡Dios! ¡Que los mato a todos!

- Eh,eh, siendo tú no tendrías problemas – dijo Willy.

- ... Willy, sabes que, cómeme esta, gilipollas – dijo Vegetta.

- ¡Esa boquita! – gritaron Rubius y Fargan imitando a Vegetta.

- ¡¿Alguien puede pensar en los niños?! – dijo Lolito entre risas.

- Ah... Ahora también Vegetta – dijo Mangel dejando salir un suspiro.

Media hora había pasado entre insultos y peleas, el único que no se había metido en las disputas fue Mangel quien en ese momento estaba en una esquina cuidando de Auron y Luzu. Por alguna razón Luzu había agarrado la maña de darle manotazos a Auron, probablemente el rencor seguía ahí... Auron por su parte no hacía nada por defenderse así que Mangel no les despegaba la mirada en ningún momento.

- Menos mal están aquí todos.

La voz de Alexby hizo que parasen de pelear. Alexby portaba su uniforme de policía y traía en la mano unos pápeles.

- Mientras vosotros estabais aquí discutiendo, yo estaba investigando sobre la bruja y como hacer volver a la normalidad a Luzu y Auron – dijo Alexby.

- Menos mal alguien hace algo... ¿Qué encontraste? – preguntó Vegetta.

- Jejejeje ¡Yo! ¡El grande Alexby! Hablando con algunas personas del pueblo esta madrugada vieron un destello raro detrás de las montañas por la casa de Fargan, fui a investigar y encontré rastros de magia.

- ¿Cómo que rastros de magia? ¿Eso es posible? – preguntó Willy confundido.

- Oh ¿Te refieres al extraño polvo que dejó la bruja cuando desapareció? – dijo Vegetta.

- ¿Qué dices? ¿Qué polvo? Yo no vi nada – dijo Rubius.

- Sí, ese polvo, es como el de las hadas, pero con una combinación rara de verde, morado y negro – dijo Alexby.

- Lo vi, pero con eso de que se transformaron en bebés lo olvidé por completo – dijo Vegetta soltando un suspiro.

- ¿Eso era de la bruja? Yo me robé tantito porque parecía bonito – dijo Lolito.

- Eso es legalísimo Lolito – dijo Vegetta.

- Entonces... ¿La bruja está cercas? – preguntó Mangel.

- ¿La viste? – preguntó Fargan.

- Si me ¡Dejasen continuar sabrían! – gritó Alexby y todos se quedaron en silencio observándolo incluyendo a los ahora menores del lugar. - Gracias, como iba diciendo, encontré los rastros mágicos y los seguí hasta llegar a una cueva.

- ¡¿Otra vez una cueva?! ¡¿Qué tiene la bruja con las cuevas?! – se quejó Fargan.

- Pero esta vez parece ser una natural formada dentro de la montaña, la anterior parecía ser hecha por la bruja – dijo Alexby. – Hablando con Merlon y un aldeano descubrimos que existe un pueblo cercano de solo hechiceros que viven escondidos en medio del bosque. ¡Así qué! ¡Nos dividiremos en dos grupos! Los que volverán a buscar a la bruja y los que irán en busca del pueblo.

- Me sorprendes Alexby ¿Cómo sabes que necesitamos un hechicero? – dijo Vegetta.

- Por favor Vegetta, soy el comisario, estoy al tanto de todo – dijo Alexby orgulloso. En realidad, había ido con Merlon para que le contase lo que les había dicho a sus amigos.

- ¡Como alcalde! Pido cuidar de los niños – dijo Lolito.

- ¡Como policía! No puedo abandonar mis deberes – dijo Fargan.

- ¡Como antes de que empiecen con sus escusas tontas! Decidiré yo como nos dividiremos – dijo Vegetta.

- ¡Eh! ¡¿Por qué tú?! – dijo Willy.

- Porque quiero, porque puedo y porque no terminaremos nunca si esto continua – dijo Vegetta. – Los hechiceros no son malos a menos que los provoques, así que no se necesitarán muchas personas para buscar el pueblo, Lolito, Mangel, ustedes irán en busca del pueblo. Los demás iremos a por la bruja.

- Pero, ¿Para qué? – preguntó Lolito.

- Para buscar a alguien que pueda revertir la maldición -contestó Alexby.

- ¿Cuánto se tarda en llegar ahí? – preguntó Mangel.

- En caballo unas tres o cuatro – contestó Alexby.

- ¿Horas? – preguntó Lolito.

- Días – respondió Alexby.

- ¡¿Días?! – gritaron sorprendidos Mangel y Lolito.

- Ufff sí que es cercano – comentó Fargan entre risas.

- ¡Pero macho! ¡Eso es mucho! – se quejó Lolito.

- Pero, pero, pero ¿Por qué nosotros? – dijo Mangel.

- ¡Vamos! Solo irán a buscar el pueblo ¡No van a luchar! – dijo Vegetta.

- Sí claro, como en las noches no salen enemigos – dijo Lolito.

- No pasa nada si los evitan y solo siguen avanzando sin detenerse – dijo Vegetta.

- ¡Espera! ¿Quién se quedará con ellos? – preguntó Rubius apuntando a Luzu y Auron.

- Se les pide a las doncellas que los cuiden por un día y ya está – dijo Alexby.

- ¿Cuándo empezamos? – preguntó Willy.

- ¡Cuánto antes mejor! – dijo Vegetta. – Mañana comenzamos, cada quién vaya preparándose.

Dicho esto, cada quien se fue a su casa a prepararse, Lolito y Mangel para el viaje prepararon varias mochilas con alimento y agua, además de sus armas y herramientas por si las necesitaban. Willy, Fargan, Alexby, Rubius y Vegetta se preparaban por si llegasen a combatir.

De todos el único que la pasaba mal era Vegetta, había creado dos corrales para bebés encerrando a cada uno en uno distinto para que no peleasen cuando él estaba ocupado. Pero desde que los separó Luzu no paraba de llorar y si los juntaba Luzu molestaba a Auron ¡Ya no sabía que hacer!

- ¡Vegetta!

La voz de Willy le extrañó ¿Cómo había llegado hasta su puerta de la muralla?... Oh sí, había desactivado sus torretas.

Vegetta corrió hasta la puerta y la abrió. Se sorprendió de ver a Willy con un cerdo.

- ¿Y ese cerdo? – preguntó Vegetta extrañado.

- Es manolo – contestó Willy. – No preguntes como, pero me colé a la casa de Luzu y lo saqué.

- Mmm... Ilegalísimo.

- Eso no importa ahora, si no lo hacía se moría el cerdo de hambre, escuché de Rubius que la estabas pasando mal.

- ¿Y me traes al cerdo de Luzu para mayor trabajo?

- Pero ¿Qué dices? Si yo soy un buen amigo, lo traje porque Luzu puede recordarlo y calmarse.

- No sé si lo haga...

- Vale intentarlo, ¡Oh sí! Fui a la casa de Auron y por suerte tenía desactivadas sus torretas, intenté colarme para sacar a sus animales si es que tenía, pero es... Imposible entrar y especialmente salir, del otro lado de la puerta estaba un hombre, dijo que era su compañero de piso, le conté lo sucedido y dijo que se haría cargo de sus animales.

- Pobre hombre...

- Eso ya no es de mi incumbencia, me he hecho cargo de los demás animales de Luzu.

- Me huele... A que pedirás algo a cambio.

- Pero ¿Qué dices? ¿Uno ya no puede ser un buen amigo?

- Viniendo de ti... No.

- Ja, eso dolió. Es todo lo que venía a contarte ¡Cuida bien de ellos! – dijo Willy marchándose.

- ... Te ayudo a cuidarlos por un momento compañero, ay Willy muchas gracias, de nada Vegetta, para eso están los amigos – dijo Vegetta teniendo una conversación consigo mismo imitando la voz de Willy. – Menudos amigos tengo.

Vegetta entró con el cerdo y en cuanto lo colocó en el mismo corral que Luzu, este dejó de llorar y estuvo por unos largos segundos mirando al cerdo con ojos curiosos hasta que lo abrazó de una pata sonriente, el cerdo parecía reconocer a su dueño, no se movía ni un centímetro.

- Menos mal... - dijo Vegetta soltando un suspiro.

Al día siguiente Mangel y Lolito partieron con dos caballos prestados por Vegetta que cuidarían con sus vidas o se los cobraría en un alto precio que no pensaban pagar, Alexby anteriormente les había dado un mapa del lugar al que debían llegar. Vegetta llevó a Luzu y Auron con las doncellas y después se reuniría con los demás en el punto de encuentro.

Cuando todos ya estaban en la entrada se miraron entre sí asintiendo, debían ser precavidos para no terminar como sus amigos y Vegetta definitivamente no quería cuidar a otros bebés.

Todo parecía estar tranquilo y era como una cueva normal, enemigos normales aparecían entre la oscuridad, pero ningún rastro de la bruja.

- Que mal... No hay arañas – comentó Fargan. – Quería que aparecieran para que te dejases atacar.

- Pensé que ya tenía tu perdón – comentó Willy.

- ¡¿Cómo tendrías mi perdón si no has hecho nada?! – dijo Fargan enojado.

- No peléis por favor – dijo Alexby.

- Como niños pequeños... Estamos en una misión importante, dejen su pelea para después – dijo Vegetta.

- ¡Oh! ¡Un diamangrejo! ¡Mio! ¡Mio! – dijo Rubius sacando su pico.

- ¡No toques nada Doblas! ¡¿Ya empezamos?! ¡¿Te tengo que recordar lo que sucedió en la guarida de la bruja?!

- ¡Oh! ¡Vamos! ¡Por favor Vegetta! ¡Esto no es la guarida de la bruja! ¡No seas un aguafiestas! – dijo Rubius.

- ¡¿Qué no sea un qué?! ¡Pero vamos a ver!

Alexby miraba en ambos lados, en su derecha discutían Willy y Fargan, en su izquierda discutían Rubius y Vegetta. Suspiró cansado.

- Ya llévame Diosito – chilló Alexby.

La tierra comenzó a temblar y una risa comenzó a resonar por todo el lugar.

- ¡Es la bruja! ¡No se separen! – gritó Vegetta.

Pero la tierra se comenzó a dividir y congelar, capas de hielo se habían formado a sus pies, un movimiento en falso y caían al vació por las grietas formadas.

Múltiples enemigos comenzaron a aparecer, todos comenzaron a sacar sus armas y luchar mientras intentaban estar quietos para no resbalar. Un monstruo alado gigante apareció tomando de los hombros a Alexby y lo llevó lejos separándolo de los demás.

- ¡Alexby! – gritó Vegetta al ver como se llevaban a su amigo, comenzó a dispara flechas, pero no atinó ninguna, era demasiado veloz. - ¡Tenemos que ir por Alexby!

- ¡Primero tenemos que salir de aquí! – dijo Rubius.

- ¡Me caigo! – gritó Fargan, había pisado una piedra resbalando como consecuencia.

- ¡Fargan! – gritó Willy al sentir como era jalado por Fargan.

- ¡Si muero te vienes conmigo! – gritó Fargan, antes de caer por completo al vació logró tomar de un pie a Willy y jalarlo con él.

En cuanto cayeron la tierra dejó de temblar y los enemigos desaparecieron Extrañando a Rubius y Vegetta.

- ¿Por quien vamos primero Vegetta? – preguntó Rubius.

- Alexby se las arreglará, ahora quien más me preocupan son Fargan y Willy. Tenemos que bajar por ellos antes de que la bruja les haga algo.

Rubius y Vegetta comenzaron a picar hacia abajo, la grieta parecía profunda, solo esperaban que estuvieran bien.

Por otro lado, con Willy y Fargan. Habían caído sobre arbustos de flores amarillas. Al mirar a su alrededor no veían nada más que algo extrañamente hermoso, arbustos de dalias amarillas crecían y salían de las paredes de la gran grieta y del suelo, las flores funcionaban como antorchas, iluminaban todo el lugar.

- Unión.

- Unión.

- Unión.

Susurros parecían provenir de las flores alertando a Willy y Fargan.

- Unión.

- Unión.

Volvían a susurrar.

- Eh... Willy, esto me da muy mal rollo.

- Sí, esto no parece bueno... Si tan solo no me hubieras arrastrado contigo.

- ¿Disculpa? ¡Otra vez ibas a dejar que me muriese!

- ¡Qué no iba a dejar que te murieses!

- ¡Sí claro! ¡Como yo no soy Vegetta!

- ¡¿Qué tiene que ver Vegetta en esto?!

- ¡Lo prefieres por qué tiene más experiencia en combate qué yo! ¡¿Te molesta que no sea igual de fuerte que él para defenderte?! ¡Eh! ¡¿Willy?!

- ¡¿Pero qué tonterías dices?!

- Unión reciproca.

Todas las flores comenzaron a deslumbrar intensamente provocando un gran brillo, un gran destelló se formó dejando ciego a cualquiera que se atreviese a mirar.

- ¡¿Qué es eso?! ¡No puedo ver! – dijo Rubius.

- Oh no... ¡Llegamos tarde! – gritó Vegetta asustado. - ¡Rápido! ¡Por aquí!

- ¡Tonto! ¡Te estás apresurando mucho! – gritó Rubius.

Vegetta en ese instante pisa en falso resbalando por la tierra. Rubius en un intento de sostenerlo termina rodando junto a él. El destello había parado y cuando Vegetta y Rubius terminaron de rodar quedaron uno encima del otro sobre las flores.

Heridos comenzaron a abrir los ojos lentamente, frente a ellos estaban Willy y Fargan tallándose los ojos.

- ¡Willy! ¡Fargan! ¡Menos mal joder! ¡Estaba preocupado! – dijo Vegetta aliviado.

- ¿Qué fue todo eso? – preguntó Rubius.

- Ni idea, pero no hay bruja yo ya me voy a mi casa – dijo Fargan caminado lejos.

- ¿Qué sucedió Willy? ¿Por qué Fargan se ve molesto? – preguntó Vegetta.

- ... Ni idea, déjalo estar – contestó Willy molesto.

- ¿Mnh? Willy ¿Qué es eso amarillo en tu muñeca? – preguntó Rubius mirando la mano de Willy. - ¿Una pulsera?

- ¿Qué? – dijo Willy.

La muñeca de Willy comenzó a brillar intensamente de color dorado y después una descarga eléctrica surgió del destello.

- ¡Ay! – gritaron de dolor Willy y Fargan. - ¡Que alguien lo pare!

El cuerpo de cada quien era iluminado por la descarga eléctrica que recibían, Vegetta y Rubius entraron en pánico, no sabían que hacer. Fargan del dolor retrocedió dos pasos y finalmente la descarga eléctrica había acabado. Tanto Willy como Fargan cayeron al piso cansados y con dolor.

Vegetta y Rubius fueron a socorrerlos, los juntaron y sentaron contra la pared para revisarlos, entonces Rubius se percató de algo, Fargan tenía la muñeca con una especie de tatuaje de flores enredadas alrededor de su muñeca al igual. Viendo la muñeca de Willy, tenía exactamente lo mismo.

- ... Vegetta – llamó Rubius.

- ¿Qué pasa?

- Mira sus muñecas.

Vegetta miró las muñecas de ambos y abrió los ojos sorprendido.

- ¡Pero si estáis unidos! – gritó Vegetta sorprendiendo a los otros tres.

- ¿Cómo que unidos? – preguntó Rubius confundidos.

- ¡Claro! ¡Estas flores! Las hojas de estas flores son más oscuras que las normales, eso significa que tienen magia, pero solo pueden ser activadas por otra magia más poderosa – dijo Vegetta.

- No tengo ni idea de lo que estás hablando Vegetta – dijo Fargan.

- ... Estas flores activan un hechizo, por el tipo de flor y color, estas flores representan unión, ahora están unidos, no pueden separarse por más de cinco metros.

- ¡¿Qué?! – gritaron Willy y Fargan.

- Efe por ustedes – dijo Rubius.

Ahora tenían a cuatro miembros con maldiciones, solo rezaban para que la misión encomendada para Lolito y Mangel fuera un éxito.

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¡Lamento la demora y espero que les haya gustado!

Todo votó y Comentario se agradece💕

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