Extra I: El pasado sin ti

Extra sugerido por una lectora en Facebook  que relata el como se crió Akenatón cuándo Yuuri se fue de Egipto.


Después de que Viktor asimilara la partida de su amado Yuuri, parte de su felicidad se esfumó por completo e incluso había veces que reaccionaba de la forma que su amado azabache odiaba.

Le suplicaba a Georgi que le diera un veneno tan letal para matarlo, para que así la reencarnación sucediera más rápido, pero el hechicero se negaba y tomándolo de los hombros le decía.

—Su divinidad, escuche, esto que hace está mal tiene un hijo de dos lunas que necesita de usted y una hija que esta pronto a casarse.

Viktor suspiró asintiendo, se recargó en la gran estatua de Anubis del templo y musitó.

—Tienes razón Georgi, Yuuri hizo su máximo esfuerzo para traer a este mundo al heredero, así, que yo hare lo que pueda para criarlo como el próximo faraón que es.

El faraón fue a los aposentos de la princesa quien cuidaba de su hermanito, tomó al pequeño en sus brazos y mando a traer a Chris, para decirle lo siguiente.

—Necesito que busques a una nodriza para el príncipe, a falta de su madre necesita a alguien que lo alimente, la leche de vaca no es tan buena para un bebé como la de una mujer.

—Escuche que una esclava perdió a su bebé supongo que ella podría ser la nodriza del príncipe —sugirió el consejero.


—¡Que se presente de inmediato! —ordenó el faraón.

Más tarde la mujer, quien no pasaba de los veinte años se presentó ante el faraón y con gran temor se tiro al piso de rodillas para suplicar que no le impusieran ningún castigo.

—Su divinidad, yo solo soy una simple mujer esclava a quien la diosa *Tauret le arrebató la oportunidad de ser madre ¿Qué falta he cometido para que me trajeran ante usted? —preguntó la mujer.

—Ciertamente ninguna falta has cometido, puedes levantarte, no te haré daño ¿Cuál es tu nombre? —cuestionó Viktor.

—Meriatón —respondió la mujer cuyo cabello era color castaño y sus ojos irradiaban un verde azulado.

—Bien Meriatón, por desgracia la madre del heredero al trono ya no esta con nosotros, por lo qué mande a que te trajeran para que te convirtieras en su nodriza, ¿podrás amamantarlo?

—Sera todo un honor su divinidad —respondió la mujer al mismo tiempo que realizaba una reverencia.

—De acuerdo, entonces dejaré al príncipe en tus manos, supe que tu esposo murió en la guerra y no tienes ahora a donde ir, a cambio de que alimentes al príncipe y lo cuides mientras sea un bebé puedes disponer de La Gran Casa, residir en la casa Jeneret y comer los manjares que quieras.

Meriatón agradeció al faraón y en lugar de seguir maldiciendo a Tauret o Anubis, les dio gracias porque a pesar de haber perdido a su bebé, su vida pasaría a ser mucho mejor que la de una esclava.

Y así ella, se convirtió en como una segunda madre para Akenatón, lo alimentaba y lo cuidaba por las noches cuándo el faraón tenia demasiado trabajo que hacer.

Cuando él príncipe cumplió los dos años, el trabajo de Meriatón acabó, pero aún así justo como lo había prometido el faraón, dejó que viviera como una dama de la Gran Casa y posteriormente luego de que la princesa Cleo contrajera matrimonio con Minami se convirtió en su dama personal.

Viktor se convirtió en un faraón amable con su pueblo, evitaba las guerras a toda costa, haciendo negociaciones, pero también era un padre cariñoso y comprensivo.

A la hora de la comida, no importaba que cosas tan importantes tenía que hacer, sin falta siempre sentaba a comer junto con Akenatón y este le relataba las cosas que había hecho durante el día.

—Así que ¿ayudaste a Darius a caminar? —le preguntó Viktor a su hijo, luego de escuchar que su pequeño nieto de dos años estaba aprendiendo.

—Si papá, eso hice. —un suspiro salió de los labios de Akenatón y luego exclamó.

—Ya quiero crecer para ir a las clases de guerra.

—¿Por qué quieres aprender a empuñar la espada tan pronto? —le preguntó Viktor desconcertado a su hijo.

—No lo sé, pero escuche de los hijos de las sirvientas que todo príncipe debe aprender a pelear.

—Mamá se pondría triste si te escuchara decir esas cosas —sentenció el faraón al mismo tiempo que cargaba a su hijo y lo llevaba a la cama.

—¿Cómo era ella? —trató de averiguar el pequeño niño de tres años.

El faraón podía contarle cualquier cosa a su hijo, pero si había algo de lo que evitaba hablar era sobre Yuuri, así que, ante esa pregunta, besó la frente de Akenatón y susurrando con nostalgia le respondió.

—igual a ti. 

Cuando Akenatón cumplió los cinco años Viktor se encargó de presentarle a su prometida la hija de una de sus ex concubinas Nefertiti II, una niña de un año menor que él y quien estaba ilusionada y encantada por saber que cuando ambos crecieran se unirían en matrimonio.

El faraón le dejo muy en claro a su hijo que si algún día encontraba a una mujer o un hombre que le gustara aún más que su prometida le daría el permiso de casarse con esa persona, pero que jamás se dignara a jugar con los sentimientos e incluso le prohibió tener una concubina a pesar de que, a los trece años según las tradiciones, tendría derecho a poseer una.

Viktor también le enseño los principios que Yuuri le había enseñado a él, por lo cual Akenatón era llamado el príncipe cobarde por los hijos de las sirvientas, al contrario que Darius quien se lanzaba a las peleas y coqueteaba con las mujeres, Akenatón era reservado y tímido incluso con su prometida, odiaba las peleas y siempre prefería salirse de sus clases en lugar de caer ante las provocaciones de los demás niños.

Solía visitar el templo con la firme enseñanza que su padre le había dejado desde siempre.

"Tu madre era la persona que más contacto divino tenía en el antiguo Egipto, así que debes rendirles homenaje a los dioses por que gracias ellos tu naciste sano y salvo aún en medio de una gran guerra"

Viktor consentía demasiado a Akenatón, dejaba que hiciera lo que quisiera, pero aún así, aún cuando ya era todo un adolescente él nunca desobedeció sus enseñanzas.

Akenatón solía hacer carreras de caballos con su sobrino, pero cuándo Darius era castigado por sus padres y no lo dejaban salir de la Gran Casa, Viktor era quien ocupaba su lugar.


El faraón castigo a muchos de los hijos de las sirvientas, quienes se sobrepasaban o su intención era dañar al príncipe, no ejecutándolos, sino más bien amenazándolos con hacerlo si el príncipe salía herido, los encerraba y podían salir hasta que le pidieran una debida disculpa al príncipe.

Estas practicas le daban curiosidad al joven Akenatón y un día preguntó.

—¿Por qué nosotros no matamos a los enemigos como nuestros antepasados?

—Tu madre me enseño a ser compasivo con todos y a dejar las practicas sangrientas en el pasado, la violencia y opresión no resuelve las cosas —le respondió Viktor.

Y así Akenatón, por todas esas enseñanzas y aunque se sentía algo solo a falta de su madre, al cumplir los dieciocho años se convirtió en un faraón respetado y digno de ser el nuevo Rey-Dios de Egipto, estaba agradecido con Meriatón por haberlo cuidado en su infancia, por las enseñanzas de los sacerdotes, la compañía de Darius y sobre todo con su padre.

Por que él le había enseñado el cómo ser un esposo fiel, un faraón respetado pero compasivo, un buen padre y un gran amigo.

Por eso Akenatón creo su propia religión, una en donde las practicas de sacrificios se terminarán y que la violencia no fuera algo recurrente.

Viktor a pesar de no tener a su amado Yuuri, supo sobrellevar la vida de un padre y de un faraón. Al ver a su hijo felizmente casado y gobernando Egipto como él lo había hecho, no tuvo ningún arrepentimiento cuándo Anubis lo llamó para dejar el mundo terrenal.

N.de laT. *Tauret: Diosa de la fertilidad.

N.de la A. No me peguen, ya se que apenas me digno a aparecer con los extras, pero bueno tengo mis razones, pasaron muchas cosas, aparte que Wattpad anda medio fallando últimamente y no me dejaba actualizar. En fin aquí les dejo este extra que explica un poco sobre como Viktor cuido de su hijo a falta de Yuuri. Mi meta es publicar diario un extra, los cuales son en total cuatro. Espero cumplirla de verdad :3 

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