Capítulo 9

Los tres dioses solo podían ser vistos por Yuuri, así que nadie de todos los demás que se encontraban en la habitación los pudo ver.

El azabache vio como Viktor lloraba sobre él y unas cuantas lágrimas se le escaparon al verlo así, acaricio su cabello y con asombro el faraón levantó el rostro para toparse con la sonrisa de su amado.

Isinope no podía creer que aquel veneno no lo hubiera matado y se moría de rabia por dentro al saber que su plan había fallado.

—De verdad es un milagro de los dioses, Yuuri pensé que de verdad estabas muerto, no hubiera permitido que me arrebatarán de nuevo a alguien a quien amo —Exclamó Viktor mientras abrazaba al azabache.

"Parece que así fue" Se dijo Yuuri para sí mismo.

—El culpable de esto tendrá que morir, no voy a permitir que alguien quiera asesinar al futuro Gran Esposo Real —dijo Viktor mientras miraba seriamente a Isinope.

—Por supuesto que así debe ser su excelencia, Sara debe de morir, pues ella fue la que quiso envenenar a Yuuri. —exclamo Isinope, haciéndose la inocente.

—Chris, mañana temprano quiero a todas mis concubinas, incluyendo a Yurio en el salón del trono y Sara será ejecutada en público mañana por la tarde —Le ordenó Viktor.

—Así será su divinidad yo me encargaré de todo —respondió Chris haciendo una reverencia y retirándose.

—Y Georgi, suspenderemos lo del hechizó hasta que todo este asuntó se aclare.

—Como usted ordene su excelencia —exclamó el hechicero mientas que en su mente les daba gracias a los dioses por no haber terminado ejecutado.

Entrada la noche, justo como Yurio lo había dicho ningún guardia estaba en la puerta de la casa Jeneret y Otabek pudo entrar fácilmente, escuchó unas voces y al ver que se trataba de las concubinas reunidas, se escondió entre las sombras hasta llegar a los aposentos de su amado.

—Supongo que tu estas aquí por que no tienes nada que ver con ellas —dijo Otabek mientras se acercaba a Yurio.

—Así es, no tengo miedo de que me pueda pasar algo mañana, yo no tuve nada que ver con ellas y supongo que ninguna sabia lo del veneno más que...

—Isinope —interrumpió Otabek.

—Si, ella es la que planeo envenenar a Yuuri, la vi recibiendo un paquete misterioso de fuera y ahora Sara es la que morirá por su culpa.

—Bueno, pero no creo que él faraón les crea si le dicen eso, así que si estas en problemas no dudaré en abogar por ti.

Las mejillas del menor se tornaron de color rojo, y pensó que definitivamente aquel soldado de verdad estaba tan enamorado de él que incluso no le importaba arriesgar su vida.

Entonces Yurio se recostó en la cama, y de manera seductora exclamó.

—Bueno pero no viniste hasta aquí para hablar de cosas tristes ¿o sí?

—Claro que no —respondió Otabek a la vez que se posicionaba sobre Yurio y lo besaba salvajemente mientras acariciaba su abdomen y el menor intentaba no hacer demasiado ruido para no ser descubiertos.

A la mañana siguiente todas las concubinas se encontraban reunidas en la sala del trono con la cabeza baja, Yurio se encontraba al lado de Nefera y ambos sabían que ninguno de los dos tenía culpa alguna en ese complot contra el próximo Gran Esposo Real.

El faraón miró a todas con odio y en voz alta dijo.

—¡Exijo saber si todas ustedes participaron de alguna forma en el intento de asesinar a Yuuri!

—No su divinidad —respondieron todas las presentes.

—Su divinidad, si me permite hablar aquí ninguna de nosotras tenia idea de aquello, no adquirimos ningún veneno, pero yo admito que fui parte de un complot para que Yuuri no se embarazara. —exclamó Berenice apenada.

—Pero aún así nosotras solamente queríamos cambiar el brebaje hecho por Georgi por simple agua, jamás haríamos algo para traicionarlo de una manera tan cruel como para asesinar a alguien tan importante para usted. —dijo Mila

—Y tu Yurio ¿no tienes algo que decir? —le preguntó el faraón mientras se acercaba al rubio.

—Nefera y yo no participamos en aquel plan, yo soy inocente y todas las demás lo saben.

Nefera asintió, al igual que todas las demás, entonces Viktor suspiró, volvió a su trono y dijo.

—Entonces eso quiere decir que la única culpable es Sara tal y como lo dijo Isinope —Exclamó Viktor mientas miraba los rostros de todas.

—¡Sara es inocente! —Gritó Emil mientras entraba de improvisto al lugar.

—¿¡Quién osa interrumpirme!? —gritó Viktor mientras se acercaba al intruso.

—Mi nombre es Emil, ayer por la tarde vencí en una batalla a su mejor soldado y me convertí en parte de la guardia real, no sabia que estaba en una reunión importante y mi superior quería que me presentará ante usted, pero lo que si sé es que la concubina a quien se le acusa de envenenar al futuro Gran Esposo Real es inocente.

—¿Y cómo sabes eso si llegaste apenas ayer? —le preguntó el faraón mientras cruzaba los brazos.

—Por que conozco a su hermano y por lo que él me dijo sobre ella, puedo saber que no sería capaz de hacer ese tipo de cosas, acaso ¿hablo con ella antes de condenarla así?, la culpable podría estar entre ellas y podría intentar matar de nuevo a su prometido.

Viktor se quedó pensando un momento y después le pidió a Otabek junto con otros soldados que trajeran a Sara.

Con el cabello enmarañado, el rostro sucio y la ropa desgarrada Sara quedo de rodillas ante el faraón temiendo lo peor, entonces Viktor le preguntó.

—¿Tu fuiste la que envenenó a Yuuri?

Sara comenzó a llorar amargamente y negó con la cabeza.

—No su divinidad, yo nunca haría tal cosa, si siquiera sabia de ese veneno, seguramente quien me acuso de tal falta solo buscaba deshacerse de mí.

Yurio creyó conveniente entonces hablar de lo que él había visto, volteó a ver a Otabek y este asintió en señal de aprobación.

—Su divinidad, hay algo que me gustaría decir sobre este asunto si me lo permite.

—¡Habla! —Ordenó él faraón.

—Yo vi a Isinope recibir un paquete misterioso de fuera, quiero pensar que ella es la culpable y que quizá ese paquete era el veneno.

Viktor miró los movimientos de la concubina, quien se mostraba algo inquieta y nerviosa ante tal acusación, así que le preguntó.

—Isinope ¿Es verdad?

—Q-que...n-no claro que no cómo cree que yo...

—Esa respuesta me basta para saber que tu eres la culpable, además ¿cómo sabias que aquel veneno no tenía antídoto? y cuándo Yuuri volvió en si te sorprendiste a tal punto de casi desmallarte. ¡Guardias! Llévense a esta serpiente de mi vista y ejecútenla en lugar de Sara —dijo el faraón.

Los soldados tomaron a Isinope de ambos brazos y se la llevaron para su ejecución.

—Todas ustedes estarán presentes en la ejecución, y espero que esto no se vuelva a repetir porque, la próxima vez no me contendré y haré que las maten a todas por igual, aún así gracias a las siete por ser honestas y Yurio, de ahora en adelante cuándo veas alguna actividad sospechosa dentro del harém házmelo saber de inmediato, Emil bienvenido a la guardia real y por favor hazle saber al hermano de Sara que pronto regresará a casa.

—Así será su divinidad —respondieron todos los presentes.

Otabek ayudo a Sara a ponerse de pie y unas sirvientas se acercaron para llevarla de vuelta a la casa Jeneret y vestirla adecuadamente para presenciar la ejecución.

Durante la ejecución en público de Isinope, él faraón dejo en claro que cualquier acto de traición hacia su persona y su reinado seria castigado con la muerte, sin importar si era un noble o su concubina favorita.

Cleo también estaba presente, con una capucha cubriendo su cabello ahora negro, lo que provocó que la gente comenzará a susurrar y que el faraón luego de la ejecución hablará muy seriamente con ella. 

N. de la A. Aquí esta el cuarto capítulo que les prometí para esta semana, espero que hayan disfrutado este maratón de cuatro capítulos seguidos, por que les tengo una mala noticia, la siguiente semana estaré estudiando intensamente para los exámenes, entregando proyectos y ese tipo de cosas así que, no será posible que actualice, espero comprendan y de paso les quiero agradecer por todo el apoyo que le dan a esta descabellada historia y por soportar mis ocurrencias.

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