Capítulo 4

Vestida con un minivestido de color azul con mangas, adornado con una cinta rosa atada a algunas de sus joyas la princesa Cleo estaba lista, aquel vestido lo había diseñado ella y estaba segura que ninguna de las concubinas del faraón igualaba su belleza aquel día.

Yuuri esta vez por petición de Cleo cepillo su cabello y lavo sus pies.

Y así la princesa estaba lista para bailar ante todos los señores del Alto Egipto y de seducir a Minami una vez más.

A la hora de la reunión, cada miembro de la Gran Casa tomó su lugar, él faraón en su trono de oro y piedras preciosas como siempre, a su lado estaban su consejero y por supuesto Yuuri, en el primer escalón de arriba para abajo estaba Cleo, en el segundo Yurio, posición que representaba que él era el favorito de él rey y quien sería el segundo en bailar y por último en el tercer escalón se encontraban las demás concubinas paradas de menor a mayor edad.

Aquello quería decir que Yuuri ostentaba una alta posición, casi como decir que él era el heredero al trono, porque ni siquiera Cleo podía ocupar un lugar al lado del rey-dios, aun siendo su hija.

—Les doy la bienvenida a la Gran Casa, señores del Alto Egipto, sé que han venido desde lejos para dar lugar a la reunión sobre los recientes invasores Kushitas, pero antes porque no empezar con algo de diversión, todas mis mujeres y mi más reciente adquisición los deleitarán con sus movimientos, además que les quiero presentar a dos admirables hombres.

Phichit dio un paso al centro de todos y el faraón dijo.

Les presento a mi nuevo maestro de constructores Phichit, quien pronto estará trabajando en la nueva estatua que quiero poner a la entrada de mi reino, les aseguro que sus diseños y filosofía de la construcción, es admirable y por último les presento a Yuuri, mi admirable hombre de confianza, mi confidente y un excelente compañero, además que proviene de un linaje alto del lejano oriente y nos facilitara hacer alianzas o acuerdos con aquellas remotas tierras.

Viktor alzo la mano derecha de Yuuri y el anillo de escarabajo que él le había dado brilló con la luz del sol que entraba por el techo de la Gran Casa, los presentes hicieron una reverencia para mostrar respeto y finalmente Viktor soltó a Yuuri y le ordeno a los músicos que comenzarán a tocar.

Cleo comenzó a bailar frente a todos los presentes, Minami la veía con deseo, mientras hacía girar sus caderas y mover sus manos arriba de su cabeza, como era de esperarse los importantes invitados se comían con la mirada a la princesa y comentaban entre ellos que verdaderamente ella era una diosa.

El segundo en bailar fue Yurio a quien Viktor no dejaba de seguir con la mirada, los presentes estaban embobados por aquella belleza rubia, vestido con solo un taparrabos y pulseras de oro era la sensación de la fiesta, sus movimientos seductores y efímeros eran únicos en su clase.

—Uno de los soldados quien tenía pintada un águila en un brazo miraba a Yurio entre la multitud y simplemente deseaba poder tenerlo para él, pero aquellos pensamientos fueron descartados pues lo que era del faraón no podía tocarlo nadie más.

Cleo estaba celosa, todos tenían una mirada de lujuria y si él faraón no estuviera ahí seguramente todos se lanzarían a él como perros.

Cuando Yurio termino de bailar, hizo una reverencia en agradecimiento y entonces Viktor dijo

—Les presento a Yurio, la nueva pieza de mi colección, lo sé es una belleza, traído directamente desde la ciudad de Tanis.

Después de aquello Cleo tomó a Minami de su collar de oro y lo arrastro hasta sus aposentos

—¡Tú también quieres a ese hombre del rey-dios! —Grito Cleo enojada.

—No claro que no diosa mía, usted es la única para mí, su baile fue tan sensual como siempre, no hay necesidad de molestarse ya sabe cómo es el rey-dios, cambia de favorito cada semana —le dijo Minami

—Oh Mi, tu siempre sabes cómo complacerme —Exclamó Cleo mientras se recostaba en su *diván y Minami besaba sus piernas.

Mientras tanto las demás concubinas entretenían al faraón y a los presentes.

Yuuri después de un rato se cansó de toda esa multitud y al escuchar el llamado de la princesa fue a verla, pero para su sorpresa Cleo ya no tenía las mangas de su vestido puestas, ni sus joyas y Minami estaba sobre ella, Yuuri pensó que ese no era un momento adecuado, así que decidió irse, pero con voz melosa Cleo le dijo.

—Yuuri harías el gran favor de limarme las uñas.

Él azabache no tuvo más remedio que aceptar y cumplió con la orden de la princesa, tomó sus delicadas manos y se concentró en hacer su trabajo para no tener que ver el cómo era devorada a besos y caricias.

Cleo hacía aquello a propósito, para que su sirviente la viera de forma sexual, pero no obtuvo resultado alguno, porque una vez Yuuri acabó el trabajo encomendado salió del lugar.

Ya en la tarde, cuándo la fiesta acabó Yuuri se encontraba sentado al lado de él faraón mientras este era alimentado con uvas por sus sirvientes, y de la nada le preguntó.

—¿Por qué la princesa tiene sus aposentos aquí y no en la casa Jeneret?

Viktor hizo un ademán y un sirviente le llevó una copa de agua, para luego retirarse, entonces este le respondió.

—Cuándo mi hermana aún no era "La Gran Esposa Real" ella vivía en la casa Jeneret, junto a mis demás concubinas, su cabello era como él de Cleo, solo que un poco más largo, tampoco se lo cortaba, todas mis mujeres sabían que ella seria la que obtendría el titulo máximo de una esposa, por eso tenían celos de ella, así que una noche su hermoso cabello fue cortado por Nefera y a la mañana siguiente apareció ante mí con una peluca de cabello negro, por su puesto castigue a Nefera y como sabes uno de mis hechiceros, Georgi para ser exactos dijo que si algo le ocurría al cabello de Cleo, sería el fin de mi reinado, así que por eso la mantengo aislada de las demás.

—Porque saben que ella es igual a su madre y puede obtener el título de Gran Esposa Real aun siendo su hija —declaró Yuuri.

—Así es Yuuri, entiendes rápido, umm sabes, pude observar que no te divertiste mucho en la fiesta ¿Bailarías para mí?

—Eh, y-yo bailar, no lo sé es que yo...

—Vamos Yuuri, baila para mí —interrumpió Viktor mientas se levantaba de su trono y desabrochaba la parte de arriba del traje del azabache para dejar su abdomen al descubierto.

Yuuri asintió sonrojado; y aún sin música comenzó a bailar imitando los movimientos de Yurio y a la vez los de Cleo.

Aquella combinación de sensuales pasos hicierón que Viktor despertará aún más su interés por el azabache, así que cuando terminó de bailar, él faraón tomó a Yuuri de la cintura y susurró

—Yuuri te quiero en mis aposentos ahora, mis sirvientes te vestirán adecuadamente, por favor se mío, no dejaré siquiera que la princesa te toque.

—Pero rey-dios y-yo...

—No te hagas el inocente Yuuri, bailaste para mí como si quisieras seducirme, asume las consecuencias y entrega tu cuerpo a mí.

N. de la T. *Diván: Asiento alargado y mullido, generalmente sin brazos ni respaldo, en el que puede tenderse una persona. 

N. de la A. En multimedia les dejo esa danza egipcia, en la que me inspire. 

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