Capítulo 18

Al entrar al salón de la fiesta Yuuri quedo maravillado con tanta elegancia, las mujeres vestían amplios y elegantes vestidos largos y los hombres vestían todos de traje.

Yuuri por un momento se sintió fuera de lugar, pero al sentir la calidez de la mano de Viktor sobre la suya, se relajó.

La música del violín sonando, el delicioso aroma a comida y el perfume que despedían las flores de la decoración, le daba un ambiente romántico y lindo a aquella situación.

Viktor fue a saludar al dueño del museo, a la prensa y a demás asistentes importantes mientras que Yuuri platicaba con Phichit y bebía un poco de champagne.

Cuando finalmente Viktor terminó de hablar con toda la gente importante de aquella fiesta tomó la mano de Yuuri y lo arrastro a la pista de baile.

—E-espera Y-yo no sé bailar —replicó el azabache nervioso.

—Oh claro que si lo sabes Yuuri acaso ¿no fue así como me sedujiste?

El rostro del azabache terminó de color rojo ante aquel comentario y sin ninguna queja más se dejó llevar por Viktor y por la hermosa música.

Cuando al fin ambos estaban cansados de bailar y estaba muy entrada la noche, Viktor tomó un trago de vodka y le preguntó a Yuuri.

—¿Te gustaría venir conmigo a una expedición para encontrar la ciudad perdida del dorado?

—¿Q-que eso no es solo un mito?, ¿se te subió el alcohol Vik?

—Yuuri claro que no estor ebrio, lo digo enserio, la gente siempre ha buscado cerca de las amazonas o en lugares que no tienen nada que ver con la cultura maya, pero algunos contactos me dieron un mapa y solo es cuestión de traducirlo.

—Me encantaría ir contigo, pero no sé nada de la cultura azteca y tampoco domino el maya, además tu eres un egiptólogo.

—Oh Yuuri, eso es obvio, pero, aunque sea un egiptólogo, también las demás culturas antiguas me interesan, imagínate una ciudad llena de oro por doquier, además para eso viajaremos a México, ahí aún existen grupos que hablan maya. Considéralo también como unas vacaciones. —Exclamó Viktor mientras tomaba del mentón a Yuuri y lo besaba.

El azabache aún no procesaba en su mente que Viktor quería seguir la relación de su vida pasada como si nada, pero Yuuri no estaba seguro de que las cosas debían ser así, por lo que se apartó del beso rápidamente, miró a los ojos a Viktor y dijo.

—También quiero hacer cosas en ese viaje, que me hagan enamorarme realmente del Viktor del presente y comprobar que lo nuestro va a durar esta vez para siempre.

La sonrisa que antes tenía Viktor se borró, suspiró y luego soltó la mano de Yuuri. Era cierto, todo estaba yendo demasiado rápido, pues ni siquiera le había preguntado a Yuuri si quería seguir siendo su pareja.

Yuuri, se disculpó con Viktor, haciendo una pequeña reverencia y luego salió corriendo de la fiesta aun cuando su amigo quiso detenerlo.

Por otro lado, en las habitaciones del hotel Victoria y Anita platicaban como si de una pijamada se tratara, mientras una caja de música sonaba. Victoria le contó todos los detalles de cómo había sido cuándo estuvieron Minami y ella solos, a su vez Anita suspiraba y le deseaba a su amiga buena suerte para que lo conquistará.

—Parece que, tanto a ti como a tu padre, les gustan los japoneses —comentó Anita

—¿Mi padre? A caso ¿es un Otaku o porque lo dices? —Preguntó Victoria sin comprender lo que su amiga intentaba explicarle.

—No, no me refería a eso, lo digo porque a ti te gusta Minami y él es un estudiante transferido de Japón y tu padre, estoy seguro que él está enamorado del arqueólogo Katsuki. —explicó Anita.

Al escuchar aquello Victoria casi se ahoga con las papas que estaba comiendo, miró fijamente a su amiga y algo nerviosa dijo.

—Explícate Anita, como de que a mi padre le gusta el arqueólogo Katsuki.

—Anya, eso es muy obvio, no viste como se miraban y además el cómo se tomaban de las manos, si no me crees podemos ir a la fiesta y comprobarlo.

—B-bueno me encantaría comprobarlo como tú dices, pero no sé dónde queda el lugar de la fiesta —exclamó Victoria mientras abrazaba fuertemente a su peluche de conejo y bajaba la cabeza apenada de no saberlo.

—Bueno, ya hemos hablado demasiado, vayamos a dormir —sugirió Anita.

Victoria asintió y se fue a su cama, se cubrió con las sabanas y pensó

«Si papá está enamorado eso quiere decir que querrá estar siempre con esa persona y si no tiene tiempo para mí por el trabajo, menos lo tendrá si empieza a tener citas y lo demás»

A la mañana siguiente el avión de regreso a Rusia partió para que los niños regresarán a sus hogares.

Pero Viktor, Yuuri y Victoria, tomaron un avión para comenzar su viaje a México.

—¿Segura que no quieres quedarte en Rusia con Mila o Chris? —le preguntó Viktor a su pequeña.

Victoria negó con la cabeza e hizo un puchero, entonces comenzó a pensar que de verdad su padre pensaba pasar todo un mes sin ella y solo con su amado de compañía.

Le lanzó una mirada de odio a Yuuri y luego tomó asiento al lado de su padre, pues quería que Yuuri se mantuviera alejado.

Durante el viaje ni Viktor ni Yuuri cruzaron palabra alguna, pues no sabían que decirse y Victoria siempre distraía a su padre o evitaba que este tomará la mano de Yuuri o lo besará.

Cuando finalmente llegaron a México, Viktor miró sonriendo a Yuuri y le preguntó.

—¿Listo para descubrir la ubicación de la ciudad dorada y alguno que otro tesoro maldito?

Yuuri negó con la cabeza y respondió.

—Ya tuve suficiente con reliquias malditas, prefiero solo descubrir la ciudad dorada.

Viktor rio ante el comentario de Yuuri y dijo en un susurro.

—¿Y si acaso en la ciudad dorada aún hay personas y nos creen dioses como a Tulio y Miguel?

Yuuri rio ante el comentario de Viktor y lo salpicó con el agua de una fuente.

—A ti sí que te gustó ser tratado como un dios.

—Y dime ¿a ti no?, eras respetado como el gran esposo real.

—Yo nunca quise ser tratado como un dios, simplemente quería...

—¿Aja?

—Ya sabes, simplemente quería estar al lado del rey-dios. —dijo Yuuri mientas caminaban hasta la estación de autobuses.

Victoria no entendía, nada de lo que hablaban, ¿dioses?, ¿esposo real? Para ella aquello era desconocido, puesto que era aún muy pequeña como para que los recuerdos de su vida pasada llegarán a ella.

Victoria iba detrás de su padre, quien no paraba de sonreír y reírse junto a Yuuri, entonces comprendió que lo que decía su amiga era verdad su padre se había enamorado y a juzgar por todo lo que observaba él azabache era quien no estaba del todo seguro si corresponderle o no.

Y en ese instante ella comprendió que lo que tenía que hacer era todo lo contrario a lo que planeaba hacer al principio, su misión era que Yuuri se llegara a enamorar profundamente de Viktor en aquel país y quizá hasta consiguiera un hermanito.

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