Capítulo 17
A la mañana siguiente todo ya estaba listo para partir de Rusia a Egipto, Yuuri ya tenia listas todas sus maletas y su madre preocupada se acerco a su hijo para acariciar su mejilla y decir.
—Yuuri, ten cuidado si, ¿seguro que estas bien? Deberías descansar un poco más ¿Por qué no regresas a Japón con nosotros?
—Descuida, mamá, me siento bien, además solo tengo que leer un par de papeles antiguos y exponer la cultura egipcia es todo, no hare anda que afecte mi salud, te lo prometo. —dijo el azabache mientras besaba la frente de su madre y luego abrazaba a su hermana.
Todos los chicos de primero de primaria también estaban listos para el mejor viaje de su vida rumbo a Egipto, los tres grupos habían sido invitados por Victoria sin pensarlo dos veces y le suplico a su padre para que hiciera posible aquel viaje.
Sin embargo, Victoria prefirió viajar en el jet privado de su padre, junto a Chris y Yuuri.
—¿Por qué decidiste venir con nosotros y no con tus compañeros? —le preguntó Victor a su hija mientras peinaba su cabello.
—Mo, papi eres malo, siempre estas investigando o en conferencias, quería pasar tiempo contigo. —respondió la niña un poco molesta y cruzando los brazos.
—Anya, perdóname sabes que tengo que trabajar, si no ¿cómo hubiera invitado a todos esos chicos a este viaje? o ¿cómo te podría comprar todo lo que quisieras?, ahora ve allá con Chris, el señor Katsuki y yo tenemos que hablar.
La chiquilla se sonrojo al escuchar la abreviación de su segundo nombre "Anastasia" y haciéndole caso a Viktor, fue con Chris.
Así, él peli plateado sacó de su portafolio unas cuantas hojas de papiro y se las dio a Yuuri para que las descifrara.
A Yuuri no se le hizo nada complicado saber que decían, pues, haber pasado un año entero en el antiguo Egipto, más sus conocimientos previos de jeroglíficos lo hacían un experto en leerlos y escribirlos.
Pero, cuándo comenzó a leer su contenido, se cubrió la boca y volteo a ver a Viktor
—¿Pasa algo, dicen algo muy malo? —preguntó el de ojos azules preocupado.
Yuuri trago saliva y negó con la cabeza, lo que aquellos papiros decían era lo que él le había escrito al faraón antes de volver a su época y sinceramente recordar todo aquello le dolía.
Viktor insistió en que leyera lo que decían en voz alta y Yuuri no tuvo más remedio que hacerlo aun si eso destrozaría su corazón.
— La brisa arrastró, los suaves recuerdos que dejó tu piel. Amor, llegaré al fin a tu lado.
Memorias de ayer, reviven sonrisas junto a tu calor. Amor, dejaré pasar este crudo invierno.
Y entonces Viktor continuó recitando el poema sin tener que leer lo que los papiros decían.
—Y el fuego de este corazón, me funde en su interior. ¡Dame un sorbo de razón! Las huellas que hay en el maizal. Son retazos de nuestro querer. Vivir otra vez, aquellos tiempos, perdido en tu mirar. La lluvia roció, los campos que juntos vimos florecer. Amor, taparé el sol con un velo.
Yuuri miró a la peli plateado sorprendido, no podía creer que Viktor se supiera el poema aún sin haberlo leído, ya que se suponía que él no había podido descifrarlo. Pero, aun así no destruyó el momento y ambos comenzaron a recitarlo juntos
—El frío caló, al fondo, en lo más profundo de mi ser. Amor, tu sabor se fue, junto a mis recuerdos.
Y el fuego de este corazón, me funde en su interior. ¡Dame un sorbo de razón! Las huellas que hay en el maizal. Son retazos de nuestro querer. Vivir otra vez, aquellos tiempos, perdido en ti.
"volar y soñar.
Los días se vuelven confusos.
El tiempo no ayuda.
Vivir y crecer.
El cuerpo descansa la vida,
que vuelve a la luna en su cuna.
Y el fuego de este corazón,
me funde en su interior.
¡Dame un sorbo de razón!
Las huellas que hay en el maizal.
Son retazos de nuestro querer.
Vivir otra vez, aquellos tiempos,
perdido en tu mirar"
Cuando él faraón termino de leer el poema que Yuuri había escrito y que había dejado en sus aposentos no pudo evitar llorar amargamente, algo estaba mal y su mente aún no era consciente de que lo que había oído en sueños era verdad.
Corrió por toda la Gran Casa buscando a Yuuri, gritando su nombre, buscó incluso en la casa Jeneret, en la cual solo estaban Nefertiti y Yurio.
Salió al pueblo, buscó hasta en el Nilo y al anochecer alzó la vista hacia el cielo mientras su cuerpo aún seguía sumergido en las aguas del rio Nilo.
Chris y los sumos sacerdotes se llevaron al desesperado faraón de vuelta a la Gran Casa y al llegar, convencido de que Yuuri se había ido para siempre y que todo había sido obra de los dioses, Viktor tomó en brazos a su pequeño hijo, a quien lo había estado cuidando Cleo y sonriendo con lágrimas dijo.
—Creo que tu mamá nos dejó para siempre, pero papi promete cuidarte y enseñarte todo lo que necesitas para ser un gran faraón, bueno con sus súbditos y con su Gran Esposa Real.
—Viktor, ¿pasa algo? —Preguntó Yuuri quien lo miraba con preocupación.
Él peli plateado observo detenidamente a Yuuri y su mente siguió viajando, mostrándole cosas de una vida pasada, simplemente no entendía a que se debía todo eso, pero si de algo estaba seguro era de que Yuuri era igual a lo que su mente le mostraba y a lo que tenía enfrente. Sin pensarlo dos veces se inclino un poco hacia delante e intento besar al azabache, pero este lo apartó diciendo.
—¿Seguro que se encuentra bien director?
La mente de Viktor volvió a la realidad con aquellas palabras y avergonzado por lo que estaba a punto de hacer, se aclaró la garganta y le paso otros papiros a Yuuri. Los cuales esta vez hablaban de Akenatón.
Cuando terminó de leerlos una lágrima se resbaló por la mejilla de Yuuri, pero rápidamente la limpió, sintió un cosquilleo en su vientre y pesó.
«Mi niño, fuiste un gran faraón, aprendiste las cosas buenas que le enseñe a tu padre y te casaste con una muy buena mujer, hubiera deseado verte mientras crecías y te hacías todo un hombre»
Al anochecer finalmente llegaron a Egipto. Y más de la mitad del hotel donde se hospedarían había sido previamente reservado para ellos y los niños.
Lilia Branovskaya, agradeció por ese detalle a Viktor y se dispuso a organizar a los grupos.
Victoria quería quedarse en la misma habitación que su padre, pero como alumna de Lilia, siguió sus reglas y se quedo en una habitación con su mejor amiga Anita.
Por otro lado, como ya todas las demás habitaciones habían sido ocupadas Yuuri se quedó en la habitación de Viktor, la cual tenía dos camas y era lujosa y amplia.
A la mañana siguiente todos los preparativos para la exposición estaban listos.
Yuuri, Viktor y Chris se levantaron temprano para llegar antes al museo y entregar los papiros que previamente en el avión Yuuri había descifrado.
Los colocaron juntó a los demás y cuándo el museo finalmente abrió Viktor les dio la bienvenida a los turistas y a los niños que llegaban a admirar la amplia colección de objetos y reliquias antiguos.
Yuuri explicó mayor parte de todos los nuevos descubrimientos a detalle y después la encargada del museo se dedicó a seguir con todas las demás explicaciones faltantes.
Así, supo que Akenatón se había convertido en un faraón clave para el desarrollo de Egipto, que a Yuuri lo describían como un hombre consentido del faraón, que por su gran belleza, había llegado a convertirse en el primer Gran Esposo Real de toda la historia de Egipto y, según los egiptólogos no sabían el cómo había sido posible que él hubiera dado a luz a Akenatón, por lo que pensaban que había sido una obra divina, lo que era absolutamente cierto.
El resto de la exposición la paso al lado de Viktor y este observaba con detenimiento las pinturas que representaban la que había sido una de las dinastías más importantes y en la cuál Akenatón había nacido, la dinastía Nikiforov Seti.
Y en ese momento su cabeza comenzó a dar vueltas, recordó todo de su vida pasada, se miró en el reflejo de uno de los vidrios que protegían la joya maldita de Anubis y comenzó a reír.
—Toda mi vida pensé que no era posible la reencarnación o que lo de las vidas pasadas solo eran un mito, pero yo mismo soy la reencarnación de uno de los faraones más importantes, Yuuri, ya veo el por que supe sobre aquel poema.
Yuuri comenzó a doblar nervioso el folleto del museo, no sabía que decir y tampoco que hacer, estaba impactado con aquella revelación, así que decidió perder su atención en aquellas pinturas.
Viktor no dijo nada más tampoco, recorrió toda aquella galería de pinturas egipcias sin decir nada más, pero, no pudo evitar detenerse en una que llamó su completa atención.
Cabello azabache, piel clara, cintura delgada y ojos color café, inocencia, elegancia y seducción.
Viktor tomó desprevenido a Yuuri del brazo y lo arrastró hasta el cuarto donde se guardaban todos los objetos aún sin revelar, aun cuando este se quejaba, lo tomó del mentón y le quitó sus gafas.
—V-vik... ¿Qué crees que...?
—¡Eres tú! —gritó sorprendido Viktor.
—¿Qué yo que?
—Tu eres el esposo real del faraón Viktor, es que, son idénticos.
—Y-yo no sé de qué me hablas...pero sé que yo no...—intentaba decir Yuuri, pero en eso tropezó con una vasija, la cual estuvo a punto de caerse, si no fuera pro Viktor quien la atrapó y Yuuri quedó recargado en su pecho.
—¿Quizá de una vida pasada? —preguntó Viktor.
—Quizá de una vida pasada —respondió Yuuri.
—Nos veremos, en otro mundo, quizá en otros tiempos, pues todos tenemos derecho a renacer. —dijo Viktor sonriendo mientras observaba el rostro confundido de Yuuri.
Él azabache no pudo evitar llorar, abrazo al de ojos azules y sollozando exclamó.
—Oh Viktor, de verdad eres tú, de verdad lo eres, los dioses se encargaron de hacer que nuestros destinos de unieran de nuevo.
Y así después de tan emotiva revelación ambos volvieron a recorrer juntos el museo, mientras comentaban sobre el pasado.
Por otro lado, un par de chicos de dieciséis años corrían por los pasillos del museo y uno de ellos gritó.
—¡Mira allá están hablando de una joya maldita!, Otabek, date prisa.
—Jean no corras, puedes romper algo —lo regaño su amigo.
Pero el chico, no hizo caso y acabó chocando con un chico rubio de catorce años que vestía una chaqueta de animal print y tomaba notas sobre lo que observaba en una pintura.
—¡Idiota! ¡Fíjate por donde caminas! —gritó el chico rubio en ruso.
Jean no entendió lo que el chico decía, puesto que él era de Canadá y era un estudiante de intercambio de Kazajistán, por lo que solo podía hablar con Otabek, quien dominaba el inglés y quien al ver lo sucedido, lo tomó de los hombros y se disculpó en ruso diciendo.
—Lamento mucho lo sucedido con mi amigo, él simplemente estaba emocionado por aprender sobre la historia de una joya maldita.
Él chico rubio se aclaró la garganta y al ver el rostro del chico que no entendía nada de la conversación, continuó hablando, pero esta vez en inglés.
—Pues mas le vale que no vuelva a correr en los pasillos, podría romper algo y además no son niños.
En eso Jean se soltó de Otabek y observó la pintura que anteriormente había estado observando el chico rubio.
—Otabek, mira, este tipo de la pintura se parece a ti, deberías de hacerte un tatuaje de águila en el brazo seria muy cool y casualmente la mujer que esta tomando su mano se parece mucho a ti, chico ruso.
—Jean, que te he dicho sobre molestar a los que son menores que nosotros. —lo regaño Otabek.
—Pero es la verdad, mira.
Otabek y el chico rubio se pusieron a mirar la pintura con detenimiento y se percataron de que Jean tenia razón había dos personas en esa pintura que se parecían demasiado a ellos.
Él chico rubio comenzó a reír, le tendió una mano a Otabek y sonriendo dijo.
—Me llamo Yuri y parece que tu amigo tiene razón nos parecemos mucho a las personas de esa pintura.
Otabek estrechó la mano de Yuri y se le quedo viendo por bastante rato, mientras por su mente pasaba una escena en la que él vestía un traje de soldado y detrás de unas palmeras observaba a aquel chico vestido con una túnica de seda y oro, luego negó con la cabeza y soltando la mano de Yuri dijo.
—Oye crees que tu y yo hayamos sido algo en una vida pasada.
—Ahh, que cosas dices nunca en mi vida te había visto, vivimos en diferentes países.
—Si Otabek, que tonterías dices y que forma de ligarte a un chico menor que tú, no le pudiste haber dicho algo así como "me enamoré de ti a primera vista". —sugirió Jean.
—¡Jean cállate! —le gritó Otabek sonrojado, al igual que Yuri.
Jean jaló del brazo a su amigo y se lo llevó diciendo.
—Perdona a mi amigo Yuri, parece que el viaje de Kazajistán a Egipto le afecto el cerebro y ahora cree en tonterías de la vida pasada.
Yuri vio como aquel par de chicos se iba y volvió a prestar atención a la pintura, para luego susurrar para sí mismo.
—Con que una vida pasada eh.
Victoria se había separado de su grupo para meterse a la tienda de souvenirs y en eso vio al niño rubio de la clase B que siempre le robaba los pensamientos, Minami Kenjiro.
Minami observaba los llaveros en forma de la esfinge y cuándo Victoria entró, él la volteo a ver y la saludo diciendo.
—Hola Anastasia, parece que te perdiste, los del grupo A no están por aquí.
—Y-ya lo sabía, pero no estoy perdida, he visitado este lugar un par de veces antes, eso debería decírtelo a ti.
—Oh, pues gracias por preocuparte, por cierto, quería darte las gracias, sin ti este viaje no se podría haber hecho, tu padre en verdad que es fabulosamente rico.
—P-pues me alegra que estés disfrutando este viaje y etto, c-como supiste mi segundo nombre —dijo Victoria con timidez
—Oh pues simplemente escuche a la profesora Lilia llamarte así cuándo tratabas de separarte de tu grupo y parece que lo lograste, seguramente ya debes conocer este lugar de memoria, al igual que la historia egipcia, por eso te aburres, seguramente serás una gran egiptóloga como tu padre.
Victoria negó con la cabeza y exclamó.
—En realidad no es así, mi sueño es convertirme en idol, mi papá dice que mamá soñaba con serlo y que cantaba hermoso así que quiero hacer su sueño realidad.
—Bueno entonces espero que se cumpla Anya —dijo Minami sonriendo.
—B-bueno entonces creo que iré a probarme los disfraces —exclamó Victoria mientras tomaba un par de ellos y se metía a los vestidores.
A Minami también le pareció una idea divertida disfrazarse, así que decidió hacer lo mismo.
Y cuándo ambos salieron de los vestidores Victoria se sonrojo al ver a Minami vestido como todo un egipcio y Minami no pudo evitar suspirar al ver a Victoria vestida como toda una princesa.
—¿Me veo ridícula no es así?
Minami negó con la cabeza, tomó la mano de Victoria y la invitó a pasear por el museo solo ellos dos.
Ambos se cambiaron los disfraces, salieron de la tienda de souvenirs y se dispusieron a recorrer por su cuenta el museo, hasta que finalmente se pudieron reunir con su grupo, el cual escuchaba atentamente a la guía del museo hablar sobre el collar maldito de Anubis.
—Este collar esta protegido por laminas gruesas de vidrio, pues tres arqueólogos cayeron en coma por solo tocar la joya de este collar, no sabemos a que se debió, pero para traerlo aquí se tomaron muchas precauciones, de hecho, esta con nosotros uno de los arqueólogos.
La guía dejo a los niños con Yuuri y él les contó de manera resumida su loca aventura por el antiguo Egipto mientras los presentes reían y Viktor sonreía al escuchar la historia.
El recorrido por la historia de Egipto acabó luego de visitar las nuevas tumbas descubiertas, de quien se encargó explicarlas Phichit, junto con las interpretaciones de jeroglíficos que hacia Yuuri.
Y al final del día los niños regresaron al hotel para descansar, mientras que Viktor, Chris y todo el equipo de arqueólogos asistían a una fiesta de celebración por los nuevos descubrimientos.
N. de la A. Espero que hayan disfrutado de este capitulo largo, se hayan resuelto algunas de sus dudas y que si escucharon la música mientras leian, su experiencia haya sido amena :) la historia aún no termina, aún quedan cosas que contar y una aventura por vivir. A partir de este capítulo, las actualizaciones serán diarias, ya que falta poco para terminar el fic, también pondré uno que otro extra, así que si tienen una sugerencia para los extras lo pueden comentar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top