Cápitulo 15
En el antiguo Egipto la guerra era cada vez más dura, las ciudades de Tebas y Tanis ya estaban prácticamente destruidas y sus habitantes habían huido en busca de refugio en pueblos del lejano oriente.
Las estatuas del faraón también habían sido destruidas y decenas de niños y esclavos murieron a manos de los enemigos.
Los cuerpos de Viktor, Otabek y Minami estaban cubiertos por heridas que se habían hecho durante la batalla.
Seis lunas duro aquel horrible suceso, afortunadamente la batalla acabó en tierra, pero en el mar continuaba.
Los barcos egipcios atacaban a los barcos hurritas e hititas, muchos barcos se hundieron y muchos otros llegaron a tierra para atacar directamente la Gran Casa.
Otabek antes de que la guerra comenzará, había logrado obtener la ayuda de un grupo de soldados kushitas, sin embargo, su llegada ya se había retrasado demasiado tiempo y había perdido las esperanzas de que llegarán.
Así que, en medio de una tormenta y las aguas agitadas del mar se libraba una batalla marítima.
Los barcos enemigos superaban en número a los egipcios, por eso, no se pudo hacer nada cuándo uno de ellos llegó a tierra firme y los soldados se dirigieron a la Gran Casa. Pues todos los soldados que quedaban, e incluso el faraón se encontraban peleando en el mar.
En la Gran Casa no era un buen momento para la llegada de los enemigos, pues Yuuri se encontraba en labor de parto y todas las concubinas y sirvientas e inclusive la princesa se encontraban presentes para ayudarlo a dar a luz y tranquilizar sus nervios.
En el presente, todo el esfuerzo que estaba haciendo en el antiguo Egipto para dar a luz, se estaba reflejando en su cuerpo original, ya que su ritmo cardiaco se elevaba y todo su cuerpo se llenaba de sudor, los doctores trataban de mantener su ritmo normal, pues si se elevaba demasiado podría morir de un infarto.
Durante las nueve lunas de su embarazo, su cuerpo original sufría cambios repentinos de temperatura y los latidos de su corazón se volvían un poco más fuertes y rápidos que lo normal. Situación que hacia que los doctores hicieran de todo para investigar, por qué solo a él le sucedían esos cambios y a los demás pacientes en estado de coma no.
Más de diez meses en el presente habían pasado y la excavación de la tumba se había suspendido, pues el director de la investigación decidió abandonarla. Pero, un extranjero europeo decidió continuarla aún si Yuuri todavía no despertaba.
Volviendo al antiguo Egipto nadie de la casa Jeneret se esperaba el repentino ataque de los enemigos y cuándo al fin Yuuri hizo su último esfuerzo, el llanto de su bebé se escucho junto con el sonido de vasijas y muros rompiéndose.
Todos los presentes se quedaron paralizados del miedo, Yuuri se había quedado dormido por el esfuerzo que había hecho para tener al bebé, estaba claro que aquel no era un buen momento para la llegada de los enemigos, pues él no podría escapar simplemente corriendo.
Una de las damas de la princesa limpió al bebé, lo envolvió en una sábana y se lo entregó a la princesa, entonces Yurio declaró.
—Asegúrense de que el bebé este a salvo, vayan a los refugios subterráneos y no se preocupen por nosotros.
—Nosotras protegeremos al heredero con nuestra vida —exclamaron las chicas al unísono.
Y dicho eso corrieron hacia los refugios subterráneos de la gran casa tratando de hacer el menos ruido posible y de mantenerse serenas, pues el bebé podría despertar en cualquier momento y si comenzaba a llorar, las delataría.
Yuuri abrió los ojos cansado y Yurio tomó sus manos preocupado, para decirle con suma seguridad.
—Te protegeré Yuuri, aún si no vuelvo a ver la luz del día.
—No tienes por que hacer eso Yurio, los dioses me protegerán de nuevo. —y dichas esas palabras Yuuri cayó inconsciente, aún si quería mantenerse despierto y su mente le gritaba que se encontraba en peligro, su cuerpo estaba agotado.
Yurio buscó por toda la casa Jeneret las lanzas y arcos que a veces Otabek solía dejar, reunió unas cuantas y se preparó para luchar con cualquiera que atravesara la entrada.
Ciertamente los dioses estaban del lado de Yuuri, pues la diosa Nejbet* junto con Toth le dieron parte de su poder a Yurio, para que tuviera la fuerza de un tigre y la diosa *Mesjenet lanzó un hechizo sobre el heredero para que este no despertara hasta que todo acabara.
Cuando los enemigos cruzaron la entrada de la casa Jeneret, solo eran cinco, pues al resto los habían vencido los pocos soldados que había en la gran casa.
Yurio tomó una de las lanzas y siendo consiente que había obtenido fuerza demás, luchó con cada uno de sus enemigos, clavándoles su lanza, antes que alguno de ellos se pudiera acercar a Yuuri.
Sus ojos reflejaban la ira de un tigre terminando con su presa y no le importó en lo más mínimo que su rostro y sus ropas se llenarán de sangre. Pudo haber sido tratado y educado para representar elegancia y ser alguien sumiso, pero, si se trataba de proteger a quien siempre lo había protegido y le había brindado su apoyo, valía la pena convertirse en la fiera que siempre había ocultado en su interior.
Y cuándo Yurio mató al último enemigo la guerra en el mar también había terminado, pues justo cuándo solo quedaba el barco en el que estaban el faraón, Otabek y Minami.
Los soldados kushitas, llamados "titanes de los mares" hicieron su aparición.
—¡Solo hay un barco kushita, démosles una lección y quitémosles el derecho de los mares a los titanes! —gritó el primero al mando de la armada hurrita e hitita.
Entonces una lluvia de flechas comenzó y una estuvo a punto de darle al faraón, de no ser por Minami, quien de nuevo lo salvó, empujándolo.
—Vaya, general Amenofis, usted si que cumple su misión de protegerme ¿Te parecería desposar a Cleo cuándo todo esto termine? —le dijo Viktor.
—¿Bromea? Es algo que había estado esperando desde hace mucho y...
—Ya hablaremos de eso en otra ocasión, no ven que estamos en medio de algo serio, si no salimos vivos de esta ninguno podrá ver a sus amores de nuevo. —Los regaño Otabek.
—Entendido general Altín —Exclamó Minami poniéndose en posición de batalla de nuevo.
Ciertamente los soldados kushitas eran llamados los titanes de los mares por una simple razón. Ellos siempre habían destacado por ganar todas las guerras y aquella no era la excepción, ya que, siendo solo un barco, de no más de mil soldados, acabaron con los últimos tres barcos enemigos que quedaban.
La guerra había acabado, Egipto había ganado, a costa de muchas personas que murieron luchando día y noche. La sangre se había desbordado como si del mismísimo Nilo se tratara, Viktor no estaba consciente de cuanto tiempo había durado la guerra, si no que se dio cuenta cuándo le preguntó a Otabek sobre las cuñas que le había hecho a su lanza y este le explicó que representaba las lunas que habían pasado.
Viktor, se encontraba recostado en medio del desierto, tomó la lanza de Otabek y conto seis en total, entonces se levantó de golpe y exclamó.
—¡Oh por Ra, Yuuri, seguramente nuestro bebé ya nació, espero que estén bien!
—Lo estarán —aseguró Otabek mientras ponía una de sus manos en el hombro del faraón.
A la mañana siguiente por orden del faraón, de Tebas, se dirigieron a Guiza, para llegar lo más antes posible.
La noticia de que la guerra se había ganado, aún no llegaba a oídos de todos los egipcios, por eso, cuándo los soldados pasaron por la ciudad celebrando y gritando alabanzas a los dioses por haber ganado a la guerra, todos se sorprendieron.
Las concubinas seguían en los escondites subterráneos, lugar en el que la princesa había demostrado hacer cualquier cosa con tal de cuidar de su nuevo hermanito, pues, cuándo un par de enemigos estuvo a punto de arrebatárselo de sus manos, le dio una patada al primero y le encargó el bebé a Miya, rasgó un poco su vestido y se dispuso a vencer a los enemigos, junto con Mila.
Viktor llegó corriendo a la casa Jeneret, aún cuando su cuerpo estaba demasiado agotado como para hacerlo, Yurio casi le clavaba la lanza que aún sostenía en sus manos, de no ser porque él peli plateado gritó el nombre de Yuuri, antes de entrar al lugar.
El nombrado, despertó de golpe y ambas miradas, azul y chocolate se cruzaron.
Viktor abrazó a Yuuri y ambos comenzaron a sollozar de felicidad al saber que aún seguían con vida.
—¿Dónde está...?
—¿Akenatón? —interrumpió Yuuri, refiriéndose al bebé. —Viktor asintió al escuchar el nombre, pues ambos lo habían decidido desde hace mucho.
—Las chicas se lo llevaron a los escondites subterráneos para ponerlo a salvo, solo Yurio y yo nos quedamos aquí, ya que no estoy del todo recuperado, luego de haber dado a luz.
Viktor, se acercó a su amado para acariciar su mejilla y entonces un llanto se escuchó.
Los tres presentes voltearon y ahí estaban las ocho chicas junto con el bebé.
Cleo, le entregó a su padre él bebé y él sonrió como bobo al verlo, pues se parecía demasiado a Yuuri. Luego de tenerlo en sus brazos y arrullarlo, hasta que dejó de llorar, se lo dio a Yuuri quien lloro de felicidad al verlo sano y salvo. Su misión había sido cumplida con éxito.
Una luna más había pasado, poco a poco Egipto iba recuperándose de la guerra vivida, Viktor y Yuuri pasaban tiempo junto al pequeño Akenatón, pero Yuuri sabia que su partida estaba próxima.
Y finalmente el día de volver a su época llegó.
Anubis y Osiris lo visitaron una noche en la que recitaba algunos versos que se le venían a la cabeza y que escribía en un papiro
La brisa arrastró,
los suaves recuerdos que dejó tu piel.
Amor, llegaré al fin a tu lado.
Memorias de ayer,
reviven sonrisas junto a tu calor.
Amor, dejaré pasar este crudo invierno.
Y el fuego de este corazón,
me funde en su interior.
¡Dame un sorbo de razón!
Las huellas que hay en el maizal.
Son retazos de nuestro querer.
Vivir otra vez, aquellos tiempos,
perdido en tu mirar.
La lluvia roció,
los campos que juntos vimos florecer.
Amor, taparé el sol con un velo.
El frío caló,
al fondo, en lo más profundo de mi ser.
Amor, tu sabor se fue, junto a mis recuerdos.
Y el fuego de este corazón,
me funde en su interior.
¡Dame un sorbo de razón!
Las huellas que hay en el maizal.
Son retazos de nuestro querer.
Vivir otra vez, aquellos tiempos,
perdido en ti.
volar y soñar.
Los días se vuelven confusos.
El tiempo no ayuda.
Vivir y crecer.
El cuerpo descansa la vida,
que vuelve a la luna en su cuna.
Y el fuego de este corazón,
me funde en su interior.
¡Dame un sorbo de razón!
Las huellas que hay en el maizal.
Son retazos de nuestro querer.
Vivir otra vez, aquellos tiempos,
perdido en tu mirar.
Yuuri derramó lágrimas de tristeza mojando el papiro donde escribía, no quería irse, en el antiguo Egipto había encontrado el amor y tenia una familia, pero tenia que hacerlo, su cuerpo original no resistiría otra luna más sin su alma.
Así que luego de llorar amargamente salió de la oficina que antes le pertenecía a Phichit, entró a sus aposentos en donde dormían plácidamente Viktor y su hijo, beso la frente del pequeño y luego besó suavemente los labios del faraón, luego pensó en despedirse de la princesa, la que seria su hijastra. Pero antes de salir de los aposentos Viktor susurró adormilado un par de palabras que lo dejó desconcertado.
—Nos veremos, en otro mundo, quizá en otros tiempos, pues todos tenemos derecho a renacer.
Pues Ra y Anubis le habían dicho todo sobre Yuuri por medio de sueños.
Yuuri, no perdió más tiempo, pues Anubis solo le había dado un lapso de una hora para que estuviera listo para regresar a su época. Así que, se dirigió a los aposentos de la princesa y beso la frente de esta antes de desaparecer del antiguo Egipto.
«Gracias por todo dioses de Egipto, aprendí un montón de cosas que ni los jeroglíficos explican y viví la mejor experiencia de mi vida» Pensó Yuuri mientras regresaba a su cuerpo.
Y así en la madrugada de un dos de Enero Yuuri despertó en un hospital de Rusia y su pálido cuerpo había recuperado su color original, su madre y hermana lo abrazaron llorando, y él también se echó a llorar, pues estaba feliz de haber vuelto y a la vez estaba triste por todo lo que había dejado atrás.
N. de la T.
*Nejbet: Diosa egipcia protectora de los nacimientos y las guerras.
*Mesjenet: Diosa protectora de la maternidad y la infancia.
*Akenatón: Es el nombre de un importante faraón egipcio y el bebé tiene este nombre por la razón que explicaré más adelante.
N. de la A. Díganme que alguien más esta llorando a parte de mi , como dije anteriormente el primer arco de la historia acabó, cada vez estamos más cerca del final. En fin, ¿Que les parece la nueva portada? el art lo hizo mssd03 para el fic y me encantó. En cuanto al dibujo del capítulo yo lo hice a pedido de una lectora, por ganar una dinámica, de hecho aún debo un dibujo mañana pienso entregarlo. La canción que puse esta dentro del capítulo así que si quieren llorar más léanlo de nuevo con la canción de fondo. okno. Bueno pensaba hacer actualización doble pero en lugar de eso les entrego un capítulo largo espero que lo hayan disfrutado, tanto como yo al escribirlo, recuerden que tengo un grupo de lectores en Facebook llamado Unicorns and Ladys Readers y nos leemos pronto .
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