Capítulo 10
Sara se encontraba en los aposentos de Yuuri, esperando a que este despertará, pues Emil le había enviado una hoja de papiro a su hermano explicándole que aquella tarde regresaría a casa con él y lo menos que quería hacer era disculparse con el futuro Gran Esposo Real por intentar destruir sus planes de embarazarse.
Él azabache se levantó de un quejido y se sorprendió mucho cuándo vio a Sara al lado de su cama, pensó que quizá lo quería dañar, pues a esas alturas ya no era posible que confiara en las concubinas del faraón, estuvo a punto de gritar auxilio, pero Sara se llevó un dedo a la boca para indicarle silencio y negó con la cabeza. Entonces se acercó a Yuuri y dijo
—No te haré nada, tranquilízate, juró pro Ra que mi intención no es dañarte, solo quería disculparme contigo, admito que estaba celosa y que odiaba la idea de que tu fueras quien diera a luz al heredero, pero aun así yo nunca intente matarte, la culpable ya ha sido condenada y ahora yo volveré a casa con mi hermano, así que simplemente quiero decirte que tienes mi apoyo y que seguramente serás un Gran Esposo Real.
—Gracias, me alivia escuchar tus disculpas y saber que la culpable ya recibió su castigo, por cierto, felicidades es genial que puedas volver a casa —dijo Yuuri con una mirada triste al saber que aún no podía regresar a la suya.
—Parece que extraña su casa excelencia, y pues si estoy feliz de que al fin después de diez años viviendo en la casa Jeneret pueda volver a ver a mi hermano. —Exclamó Sara sonriendo.
Sara tomó su mano y se dispuso a decirle otra cosa, pero en eso llegó Emil y le dijo que ya hora de partir y que el faraón la quería despedir también. Entonces Sara se levantó y exclamó.
—Su excelencia, cuándo quieras en el pueblo de Egipto siempre que quieras tendrás a una amiga.
Y así con estas palabras Emil la condujo hasta la cámara real donde Viktor la esperaba.
Cuando Sara llegó con el faraón, Viktor bajó del trono y se acerco a ella, tomó su mano y la besó, acarició su rostro y exclamó.
—Sara voy a extrañar mucho tu presencia en la Gran Casa, has sido mía desde que ascendí al trono y no me arrepiento de haberte traído, las veces que dormí a tu lado fueron las mejores, eres una chica buena y ahora sé que tú no eres capaz de dañar a alguien de manera irreversible, por eso te concedo la libertad.
Sara inclinó la cabeza y Viktor besó sus labios ante la mirada atónita de Yuuri quien los observaba oculto desde los pilares de la Gran Casa.
—Nos vemos querida —se despidió Viktor de Sara.
Emil la condujo junto con otros soldados a la salida y un grupo de ellos la llevó hacía su casa.
—¿Michel? —Preguntó Sara cuándo al fin llegó a casa.
Él nombrado, quien se encontraba cosiendo sus desgastadas sandalias volteó sorprendido y corrió a abrazar a su hermana.
—¡Sara!, hermanita, mírate, pero cuanto has crecido, eres una verdadera belleza, pero ¿cómo? ¿qué haces aquí?
—Él faraón me concedió mi libertad y por eso regresé a casa, todo gracias a un hombre llamado Emil, de hecho viene conmigo mi...Oh vaya si hace un minuto estaba aquí, en fin, cuanto me alegra verte.
—A mi también —respondió Michel con lágrimas mientras alzaba a su hermana y le daba vueltas, contento de tener a su adoración de vuelta.
Emil, había cumplido con su misión, por eso en esos momentos se encontraba en el inframundo hablando con Anubis.
—Felicidades, mortal, tu eres el primero que regresarás a tu época, al hacer que Isinope muriera salvaste no solo a Yuuri, sino que también a todo Egipto, pues si ella seguiría viva como la historia lo dictaba asesinaría al hijo de Cleo y el reinado de Viktor acabaría, pues el al no tener descendiente varón le traspasaría el poder a su nieto y este al morir todo su reinado terminaría.
Y así con las palabras del dios de los muertos el alma de Emil regresó a su cuerpo y en el hospital despertó de golpe.
—Parece que uno de los arqueólogos ha despertado, pero ¿Qué hay de los otros dos? —comentaban entre doctores.
—No lo sabemos, pero tal vez ya no falte mucho para que despierten, o al menos eso creo.
La madre de Yuuri, corrió a ver a su hijo, pues pensó que él era quien había despertado, pero se decepciono mucho de que no fuera así, entonces se dirigió a aquellos doctores que conversaban junto a Emil y les preguntó.
—¿Por qué mi hijo y su amigo aún no han despertado?
—No sabemos a qué se debe, pero si Emil ya despertó esperemos que no falte mucho para que los dos restantes despierten mientras tanto solo hay que esperar. —exclamó uno de los doctores mientras tocaba el hombro de Hiroko y salía junto con su compañero de la habitación.
Y cuándo se quedo sola, se dispuso a regresar a la habitación de su hijo, pero entonces Emil exclamó.
—Yo vi a Yuuri y se que estará bien, tal vez suene como una locura lo que diré, pero nuestras almas viajaron al pasado en el antiguo Egipto, por culpa de una maldición impuesta por el dios de los muertos, yo ya cumplí con mi misión y por eso es que desperté, pero Yuuri y Phichit aún tienen que cumplir con la suya, le aseguró, señora Hiroko que su hijo hará todo cuento este en sus manos para regresar a su mundo.
Hiroko quedo algo confundida con aquella explicación y solo asintió, volteo a ver a Emil y exclamó sonriendo con unas cuantas lágrimas corriendo por sus mejillas.
—Gracias por tratar de hacer que me sienta mejor, tienes razón, mi hijo es fuerte y yo se que el pronto despertará.
De vuelta en el antiguo Egipto Viktor sostenía una discusión con su hija, quien se encontraba arrodillada en el piso de la cámara real sin sus joyas y con la mirada baja.
—¡Como te atreves a desafiar el presagio! ¿Y cortar tu cabello así? A caso quieres arruinarme, ¿destruirme?, ¡Anda, respóndeme!
—No su divinidad, esa no era mi intención, se lo aseguro.
—Que voy a hacer contigo Cleo, no ves que el peso de todo el pueblo egipcio recae sobre mí, primero mis concubinas me traicionan y ¿ahora tú? Qué sigue después ¿Mis soldados?
—Su divinidad, no era mi intención dañarlo, cumpliré las consecuencias de mis actos no importa lo que tenga que hacer, pero solo quiero decir que corte mi cabello para olvidar a alguien quien ya no me pertenece y como un recordatorio de que yo no valgo nada ante sus decisiones.
—Es bueno que recuerdes eso Cleo, solo espero por Ra que no caiga una desgracia mucho mayor para mí, ¡ahora vete!, he decidido que en cuatro lunas se realice tu matrimonio con alguien del reino de Mitani, los necesitamos como aliados para acabar con los Hititas.
Cleo hizo una reverencia y se fue hacia sus aposentos, mientras que Viktor ponía una mano en su frente y apretaba los puños suspirando.
Yuuri caminaba de un lado a otro en sus aposentos, ya se sentía muchísimo mejor, pero algo no estaba yendo bien con sus sentimientos, sentía dolor y a la vez furia en su corazón, cada vez que recodaba cuándo el faraón beso a Sara. Estaba enojado, se sentía «¿Celoso?» Pensó él, al mismo tiempo que se sentaba en su diván confundido.
Era normal que el faraón tuviera a sus concubinas y que tuviera noches de pasión o que simplemente durmiera con ellas, ni la Gran Esposa Real lo podía impedir, pero no quería tener que vivir con aquello, el azabache sin duda no quería tener que soportarlo, nunca se había enamorado y no quería que su primer amor fuera de esa manera, así que mientras involuntariamente dirigía sus manos a su plano vientre, un idea vino a su mente y se levantó para ir directamente hacia donde se encontraba Georgi.
Él hechicero se sorprendió mucho al ver a Yuuri detrás suyo mientras meditaba, por lo que de un saltó se levantó y haciendo una reverencia exclamó.
—¿A que se debe su visita? Su excelencia ¿Qué puede hacer un hechicero como yo por usted?
—Georgi quiero que me vuelvas a dar la poción que hará que logre embarazarme.
—Pero el rey-dios dijo que...
—Georgi, no importa si el faraón dijo que lo suspendieras por ahora, mírame, estoy vivo, la culpable de mi envenenamiento está muerta y yo quiero convertirme en el Gran Esposo Real cuanto antes.
Al hechicero no le quedo más remedio que hacer lo que Yuuri le pidió y volvió a preparar el brebaje, las alas de Toth volvieron a aparecer y desde el mundo de los dioses Anubis asentía satisfecho.
—¿Estás seguro de que quieres jugar con magia? ¿Aún no sabemos si esto funcionara? —Le advirtió Georgi antes de entregarle el brebaje.
—Estoy seguro Georgi, los dioses están de tu lado, al igual que para mí, así que no fallara.
Y dicho esto Yuuri se dirigió a los aposentos del faraón.
Ni siquiera había llegado totalmente el anochecer, cuándo Yuuri ya se había bebido el brebaje y moviéndose seductoramente abrazó a Viktor por detrás, este al percatarse de aquello, soltó los royos de papiro que estaba leyendo y besó a su amado.
Yuuri se abalanzó sobre él y comenzó a quitarle la joyería a Viktor, él peli plateado miro a Yuuri con asombro y llevó sus manos a su cuello para luego preguntar.
—¿Qué es lo que te pasa Yuuri? ¿Tantas ganas tienes de que lo hagamos?
—Viktor tengamos un bebé
—Pero Yuuri...
—Georgi me volvió a dar la poción y me la acabo de beber, además vi cuándo besaste a Sara ¿Crees que no me dolió? Quiero que solo seas mío, yo soy mejor que cualquier otra mujer, no necesitas concubinas.
Viktor sonrió al escuchar las palabras de Yuuri, así que intercambió posiciones, sujetó las muñecas de Yuuri y comenzó a desvestirlo para luego decir.
—Hare lo que me pides Yuuri, pero después no te arrepientas.
—Si es contigo no me arrepentiré.
Y dichas estas palabras ambos se besaron con pasión mientras se perdían en la lujuria.
N. de la A. ¿Me extrañaron? Yo se que si. Bueno al fin estoy de vuelta, les dejo esa canción de Katty Perry que me inspiró y que contiene ideas y pistas de futuros capítulos así como de este, aún debo un dibujo pero a más tardar mañana lo tendré, aún así si quiero volver a hacer la dinámica. Quien adivine que podría seguir en la trama, le debo un dibujo, pueden ver mis trabajos en un libro de dibujos que tengo aquí en wattpad, las pistas están en la letra de canción de Katty Perry, en este capítulo cuándo Viktor habla con Cleo y en la canción de Aria A.N.K.H la llave del Nilo. Suerte.
Nos leemos la próxima semana, por cierto si conocen a alguien que haga book trailers se los agradecería.
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