Fantasìa de las realidades ocultas.
En un mundo alegre y colorido donde todo era al revès, se encontraba una hermosa niña rubia de 9 años sirviendo el tè y cafè a sus amigos.
—¿Quiere màs tè, señor conejo?
—No gracias, asì esta bien.—sonriò amable un niño de cabello blanco cual nieve, moviendo sus orejas y checando el tiempo con ayuda de su reloj de bolsillo.—Disculpen chicos, se me hace tarde ya me ten-.
—No hace falta que se vaya con prisa señor conejo, hice que mamà te diera el dìa libre.—Quien interrumpiò al conejo era una alegre niña de ojos esmeraldas, cabello corto entre color rojizo y naranja de la que brotaba un extraño mechòn, haciendo juego con su vestido pomposo rojo estampado de corazones.
—¡Princesa roja!—Se alegraron los 2 de los 3 presentes al verla.
—Mas bien princesa castrosa.—Se quejò el niño de sombrero.
—Cuida lo que dices.—Agarrò una de las tacitas de tè y se la extendiò a la niña rubia.—o puedo mandar a cortarte la cabeza ¡Alicia! ¿Puedes servirme tè por favor?
—Con mucho gusto su alteza ¿Quiere 6 cubos de azùcar o 3 bombones?
—2 bombones y 3 de azùcar.
—A ver.—Sacò el azucarero y el recipiente con bombones.—1 y 2 de azùcar y 1,2 y 3 bombones.—Los contò para ponèrselos a la bebida.—Aquì tiene su alteza.
—¡Gracias Alicia!
—Sombrero loco ¿Quiere 1 taza o 1/2 taza de cafè?
—Una entera partida a la mitad,a la primera le pones un cubo de azùcar y a la segunda nada.—Esbozò una sonrisa que pronto se tornò en una mueca, al escuchar una risillas proveniente de la princesa.—¿¡De què te rìes!?
—De nada.—Sonriò de manera burlona.
Cerca de ellos se empezaron a escuchar regaños y risillas traviesas, que cesaron al ver a Alicia, acercàndose a la fiesta de tè.
—¡Alicia! ¿Aùn queda tè?—Preguntaron un chico moreno de orejas cafès, y una chica de cabello verde con anteojos y orejas de ratòn.
—¡Conejo de marzo! ¡Liron! creì que no llegarìan, ¡claro que hay! tomen asiento por favor.—Con una sonrisa amable les indicò donde sentarse.
—¡Hey! no te olvides de nosotros.—Se quejaron a broma 2 niños que vestìan igual lo, unìco que los diferenciaba era su cabello, uno lo tenìa rubio y el otro negro.
—Tranquilos Tweedledee y Tweedledum en un momento se los hago.
—Alicia querida ¿No me vas a saludar?.—Con aires de grandeza, tomo asiento un niño de cabello y traje rojo con una delgada ramita en mano.
—¡Ah! lo siento señor rosa ¿Còmo le va con los preparativos para el festival de las flores?
—De maravilla Alicia.
—¿Es tu varita màgica "rosa"?—Se burlò del cabellos rojos el niño del sombrero.
—Para tu informaciòn se le llama batuta sombrerudo inculto.—Se para de la silla para iclinarse y pegarle con su batuta escuchando un "¡Auch!" por parte del niño para luego proceder a sentarse.—Ser una rosa es el mayor privilegio, soy quien manda en las flores.
—Debiste ser tambièn de ese color.
—El rojo me queda bien destila pasiòn.
—Ya quisie-.—La niña rubia le pone sus medias tazas enfrente con una sonrisa.—Gracias Alicia.
—¿Eso es azùcar?
—Por supuesto que lo es ¿Necesitas lentes liebre?
—¿Y ser un 4 ojos como tù Liron? no gracias.
—Oye Tweedledee ¿Ya viste que Alicia a una de su media taza le puso azùcar?
—Si y es muy raro Tweeldledum, a èl no le gusta el azùcar ni el dulce.
—Eso era antes de que llegara Alicia.
—¿Podrìa cerrar su hocico majestad?—Contestò con desagrado el pobre niño.
—Lo harè por que me lo dijiste con respeto, pero deja que Alicia se valla para comenzar con mi gràn afàn de molestarte sobre el tema, y descuida està tan ocupada sirviendoles el tè a nuestros invitados del no cumpleaños que no escuchò mira ¡Alicia! ¿Me das màs?
—¡Claro! en un momento su majestad, deje que me desocupe y la atiendo.
La convivencia amena continuò, hasta que como cenicienta, Alicia tenìa que irse.
Fue muy divertido estar hoy con ustedes espero pronto regresar.—Se inclinò sujetando su vestido azul claro de crinolina que le llegaba un poco por debajo de la rodilla. Despuès de la inclinaciòn, procediò a darse la vuelta para adentrarse al bosque.—¡Adios!—Agitò su mano despidièndose casi corriendo, siendo despedida de igual manera por sus amigos.
—Bien, ya que Alicia se fue ahora si Tweedledee y Tweedledum ¿Me harìan los honores?
—Por supuesto.
—Lo que mande la princesa.
Ambos gemelos se vieron con complicidad soltando un "Uuuuh Alicia" a modo de burla, molestando al pobre niño con sombrero.
...
Esa fue la ùltima vez que vieron a Alicia en ese paìs de las maravillas ¿La razòn? El escape del orfanato hizo que se centrara en la realidad. Dejando sus fantasìas de lado para cuidar de sus hermanos en el mundo demonio, cambiando algunos sueños infantiles por el hecho de que lleguen con bien al mundo humano sin que alguno falte.
La llegada al mundo humano fue un èxito, que tuvieron años de alegrìas sin ninguna carencia o tristeza. A exepciòn de que su querida hermana Emma no los recordara, cosa que con el tiempo lograron sobrellevar y olvidar, no volviendo a tocar el tema.
Vivieron muy felices y con comodidades...Pero nada en esta vida es gratis.
Los años no pasaron en vano para la pequeña Alicia.
Siendo ahora una hermosa jovencita veinteañera de cabello largo y dorado,rostro gentil y unos hermosos ojos azules que con melancolìa, observaban por la ventana de una lujosa limosina en movimiento, el trayecto que la llevarìan a su cruel destino.
—Señorita Anna, le recomiendo que cuando lleguemos ponga su mejor cara y se comporte, no queremos pasar vergûenza.—Una femenina voz firme y dura, desconcentrò a la joven.
—No se preocupe por eso señora Mildred, sè a lo que voy.
El trayecto fue largo pero al fin llegaron a una mansiòn grande y lujosa, el copitolo les abriò la puerta para que bajasen.
—Señorita Anna un gusto en conocerla, que hermosa se ve hoy, y señora Mildred usted luce espectacular.—El joven anfitriòn besò el dorso de sus manos a modo de educaciòn.—Dejenme guiarlas al lugar de la reuniòn.
...
Anna se recostò en su cama cansada. Contemplando con la vista perdida en el techo de su cuarto, pensando en que pronto le dirìa adios a su còmoda vida.
ya habìa pasado un mes desde aquella reuniòn, en la que se firmaron los papeles que condenarìan su existencia.
"—Es muy bonita ¿No Jhon?
—Demasiado padre serà muy grato tenerla en nuestra compañìa familiar.
—A mì tambièn hijo.
—Mi señor si el joven Jhon ya decidiò es momento de firmar los papeles del contrato."
"¿Desde cuàndo me convertì en mercancìa?" se preguntaba mentalmente y de igual forma se respondìa "Ah cierto, fue aquella vez en la que decidì ofrecerme para suplantar a Emma y Gilda, ellas no merecen saber de esto ni vivir lo que estoy pasando. Lo extraño señor Ratri, si usted siguiera con vida nada de esto estarìa pasando, estoy segura que su muerte no fue un suicidio".
Mike Ratri, el señor que les diò cobijo cuando llegaron falleciò hace unos pocos años. Se decìa que fue por suicidio, a lo que ella no estaba de acuerdo. Lograron que se viera convincente engañando a sus hermanos, pero a ella no, su muerte se veìa tan antinatural para ser un suicidio, ella como futura medica lo sabìa.
Ese dìa sospechò de cualquier persona extraña que entrara a su hogar.
Con un suspiro se levantò de su cama,se alisò el vestido azul que llevaba quitàndole arrugas, y con un cepillo que tomò de su tocador, se cepillò su cabello unas cuantas veces, parando en seco al escuchar toquidos a su puerta y ver como una carta se deslizaba por debajo de esta.
Fue a recoger la carta de curioso diseño y aroma que tenia escrito "Eres bienvenida a nuestra fiesta de tè"
—¿Cuàl fiesta de tè? ya ni Carol juega a eso ¿Serà de otra reuniòn con Jhon?.Abriò la puerta para ver quièn le dio la carta, girò su cabeza a ambos lados del pasillo sin ver a nadie, ya estaba a punto de meterse y cerrar su puerta, cuando de reojo viò algo que la dejò extrañada "¿Norman? Tal vez el sepa quièn me dio la carta". —Apurada, saliò del cuarto para alcanzarlo, bajando las escaleras y doblando las esquinas de los pasillos.—¡Espera Norman!—Le gritaba con cierto cansancio en su voz. No entendìa el por què la ignoraba, ni del por què tenìa orejas de conejo, o adònde iba con tanta prisa. Lo ùnico que lo escuchaba decir era "estoy llegando tarde" checando a cada rato, el tiempo de su reloj de bolsillo. Intentò pararlo, estirando una mano sin lograrl. Su hermano siguìo su andar con prisa, dejàndola recargada en una pared con una mano en su pecho, tratando de normalizar su respiraciòn agitada.—La cocina esta lejos como para tomar agua, mejor me refresco en el baño.
...
—Norman actuò muy raro ¿A dònde iba con tanta prisa y vestido de conejo? —Abriò el grifo dejando salir el agua.—¿Hay una fiesta de disfraces de la cual no me invitaron?—Se mojò las manos para pasarlas por su cuello y nuca.—Da igual, con lo que estoy a punto de hacer quizas me odien y ya no quieran verme.—Observò su reflejo con tristeza. Su rostro demacrado, y su cuerpo tan delgado y lastimado por culpa de los estàndares de belleza de la empresa de Jhon. La descompensaban fìsica y mentalmente, lo ùnico que la mantenìa con vida aunque no quisiera, era su corazòn de chiquilla enamorada.—Si ya sabes que duele ¿Por què sigues martirizàndome?—Se reprendiò.—A veces quisiera escapar de mi realidad por que yo-.
"Observo detrás del reflejo, este es paralelo al mundo que conocemos, se topa una oscuridad profunda que el sonido es un pitido que atraviesa el silencio."
Anna quedò estàtica durante unos segundos, como si hubiera estado en trance. Saliendo de este estado parpadeò sus ojos confundida, debatiendose mentalmente si lo dijo o lo pensò, extrañàndose aùn màs del significado.
—La presiòn y la falta de comida me esta volviendo lo-.
"Eso es lo que tù crees Alicia."
Una segunda voz resonò por el lugar, Anna le diò una mirada al baño comprobando que estaba completamente sola.
"Mira enfrente tuyo Alicia."
Anna regresò a su posiciòn de antes,quedando con la vista en el espejo,encontràndose solamente con su propio reflejo.
—¿Què tan mal estoy como para escuchar voces, e imaginar cosas? hasta el grifo deje abierto.—Acercò su rostro al lavamanos.—Si me echo agua al rostro estarè màs despierta.—Juntò sus manos para llenarlas y echarse el agua repetidas veces. despuès de sentirse refrescada, cerrò el grifo y lentamente alzò su mirada al espejo vièndose detenidamente. Su cabello bien cepillado, su vestido azul era el mismo y su ¿Sonrisa? pero ella no estaba sonriendo ¿O si?.—Y si...—Poco a poco se acercaba màs al espejo.
"Ahora yo tomarè tu lugar."
Se quedò helada al notar que aquella voz venìa de su mismo reflejo,reflejo que sonriendo, aprovechò el lento reaccionar de su portadora para sacar sus manos del espejo y meterla dentro mientras al mismo tiempo salìa de este para suplantarla.
—¿Quièn es el reflejo ahora?—Se burlò con una sonrisa de sarcasmo y maldad.
...
Anna gritaba llena de miedo y de desesperaciòn. Desde que su reflejo la metiò dentro del espejo del baño ella no paraba de caer de lo que creìa era un vacio sin fondo, lo mas aterrador de esto eran ver objetos tanto nuevos como viejos al revès. Golpeàndose con algunos, y chocando con otros mientras seguìa cayendo con làgrimas en los ojos.
Hubo un punto en el que al fin tocò fondo, cayendo encima de una mesa.
Se levantò adolorida, sobàndose las zonas lastimadas.—¿En dònde estoy? —No veìa nada mas que un cuarto vacio iluminado con poca luz, con una mesita de madera en medio.Girò su cabeza al ùnico objeto visible de ese lugar, notando un pequeño frasco tapado con un corcho que tenìa una etiqueta.—Bèbeme.—Leyò en voz baja.—Desde que seguì a Norman me quedè con sed, ha de ser agua.—Estaba a punto de abrir el pequeño pequeño frasco, cuando un pensamiento pasò por su mente.—Esto se parece mucho al libro que leì en Grace Field antes de saber la verdad, y si es como en el libro entonces...—Metiò su mano debajo de la mesa, tentando a lo ciego buscando algo.—Debe estar por aquì en alguna parte.—Siguiò tentando hasta que tocò algo metàlico "¡Bingo!! celebrò mentalmente.—Bien ya tengo la llave ahora sòlo me falta...¡ajà!—En el suelo, al lado de una diminuta puerta, una pequeña caja decorada llamativamente era lo que le hacìa falta.—Si esto es como en el cuento serà facil salir de aquì, sè lo que pasarà y como termina, necesito regresar lo màs pronto posible.—Metiò con dificultad la llave en la cerradura,abriò el frasco rozàndolo con sus labios, actò seguido comenzò a encogerse agarrando con fuerza la caja para que se encoja con ella, cosa que funcionò.
Teniendo la estatura adecuada se las ingeniò para girar la llave que le doblaba por muy poco su tamaño, escuchando un click dando a entender que la puerta se abriò.
Caminò lentamente confiada de que se encontrarìa con un prado hermoso...Grave error.
No dio ni un paso dentro de la puerta, que ya sentìa su cuerpo cayendo nuevamente a la nada, soltando un grito, tenìa los ojos cerrados no querìa ver màs cosas extrañas como al principio.
Y de pronto su grito cesò, un golpe seco se escuchò, y todo se volviò negro para Anna.
...
—Anna ¿No vas a bajar a comer?
—¿Anna? yo no-.—La Anna del espejo parò de hablar, viendo a la versiòn sin sombrero de su sombrerero, que se le habìa quedado viendo extraño.—Si, hay que bajar a comer.—Tratò de disimular su casi metida de pata con una sonrisa incòmoda para nada perceptible.
—¿Estas bien?
—Si ¿Por què lo preguntas?
—No se, te siento rara.
—Te aseguro que estoy bien...—No tenìa idea de còmo se llamaba en este mundo, pero como buena Alicia curiosa. Se fijò en el nombre escrito que tenia el chico en su cuaderno de anotaciones, y sonrio.—Ray.
...
Poco a poco Anna abriò los ojos, acostumbrando su vista. La luz del dìa la cegaba.
—Veo que ya te despertaste Alicia.
—Ray ¿Podrìas cerrar las ventanas? hay demasiada luz.—Se tallò sus ojitos.—Quiero dormir.—Puso una mano para cubrir su bostezo.—Sòlo unos 5 minutos màs.—Volviò a acostarse en el pasto con una mano cubriendo su rostro.
—¿Ray? ¿Quièn es Ray? no,no,no,no.—Fue a donde Anna estaba para tratar de despertarla movièndola.—¡Alicia! ¡Despierta ya!
—Ray por favor solamente te pido 5 minutos.—Se levantò molesta.—Pueden desa-.—Se quedò muda al ver que no estaba en su habitaciòn, sino en un lugar tranquilo con el cielo tan azul y despejado,un hermoso bosque frondoso, y un aroma dulce y delicioso.—Ray ¿En dònde estamos?—Preguntò dudosa y desconcertada.
—¿Què demo-.—Abriò sus ojos con sorpresa, esa no era su Alicia. Ella era la Alicia original, para no levantar sospechas se recompuso actuando con normalidad.—¡Yo no soy Ray! mejor dime señorita Alicia ¿¡Quièn es ese tal Ray!?
—Tù.—Lo señalo.
—¡Que yo no soy Ray!
—Pero te pareces tienes el pelo negro,un mechòn te tapa un ojo.—Lo empezò a describir incomodando al de cabello negro.
—Lamento decirte que aunque me parezca no soy Ray ¿Notaste este sombrero?—Señalò su cabeza.—Por algo lo tengo, soy el sombrerero.
—¿Y tu nombre?
—¿Cuàl nombre? asì me llamo.—Se dirigiò a la gran mesa larga que contenìa postres, para prepararle un tè.—¿De què sabor quieres el tè?
—¿Y solamente te llamas sombrerero? de jazmìn por favor.
—No es sombrerero, es el som-brerero. Mi nombre completo como tù lo dices, serìa el sombrerero loco, aunque de todos soy el màs cuerdò aquì.
—Entiendo ¿Còmo lleguè aquì?
—De la misma forma que siempre, para la otra ponte un salvavidas, tuve que sacarte del lago de làgrimas.—Un ruido agudo interrumpiò su plàtica. La tetera estaba en su punto, con cuidado la agarrò vertiendola en una taza.—Bèbelo despacio, esta muy pero muy caliente te po.-
—¿Alicia?
—¿Alicia Donde?
—¡Alicia!
—¡Alicia volviò! ¡hay que avisarle a la reina roja!
Mas personas que se parecìan a su familia aparecieron, diciendole Alicia estaba muy confundida ella no se llamaba Alicia.
—Respondiendo tu pregunta Alicia, estas en el paìs de las maravillas.
...
Anna cerrò la puerta de su habitaciòn. Fue a su tocador y se cepillò el cabello frente al espejo que no tenia reflejo.— claro, ella ha de estar en mi mundo por eso no puede ser mi reflejo.— se recostò en la cama.—Todos aquì son tan amables y sinceros, no como los otros que me obligaban a ser prefecta.—Hizo una mueca de disgusto.—Sòlo hay algo que me gustarìa cambiar, y eso serìa meter a este tal Ray al espejo. Y traer a mi sombrerero para que viva aquì, ese chico no sabe sobre el espacio personal, me incomoda con sus preguntas.
...
Anna ya se habia acostumbrado a que le digan Alicia. Tambièn se convenciò de que todo eso era un sueño, producto de un recuerdo de su niñez con su libro favorito.
—Asì que Alicia, ese monstruo acecha mi reino, tu destino es aniquilarlo para que seamos libres, esta consumiendo nuestra energìa y absorbiendo nuestros colores, nuestra ùnica esperanza eres tù.—Explicò la ex princesa de curiosa antena y ojos verdes.—Desde que mamà muriò, ahora soy la reina, tengo lo necesario para prepararte, cuanto màs pronto lo mates mejor.
—¿Y tengo que ser yo a fuerzas reina roja?
—El oràculo dice que nadie màs a parte de ti puede vencer al Jaberwocky, o mi reino perecerà.
—¡Ayùdanos Alicia!—Un par de gemelos suplicaron angustiados.
—¡Por favor no quiero morir!—Un chico de cabello y traje rojo rogaba llorando, agarràndole una pierna.
—Si quieres yo te hago tu armadura, tengo los mejores diseños y el mejor metal.—Una jovencita de cabello verde y orejas de ratòn bien vestida, la miraba con brillo en los ojos.
—Yo ayudarìa con la cabellerìa y entrenamiento.—Con un pulgar arriba y una gran sonrisa la animò un joven moreno de orejas cafèces.
—Yo...—Tenìa miedo, y la presiòn que le daban no ayudaba mucho.
—Alicia es momento de que conozcas bien el reino.
—Pero no puedo.—Posò su mirada ante el chico que se parecìa a su mejor amigo, y luego hacia el sombrerero.
—Eso se puede arreglar, deja te quito a ese paràsito.
...
—Gracias por el paseo sombrero loco, se podrìa saber ¿A dònde vamos tan de noche?.
—A visitar 4 personas que nos ayudaràn y aclararàn tus dudas.
...
Ray mirò con sospecha a esa impostora todo el tiempo. Estaba màs que convencido que no era Anna aunque se viera,vistiera y hablara no era la misma. Con seguridad la acorralò donde no habia nadie, bombardeàndola con preguntas que la contraria no supo responder mas que un "Me estas incriminado Ray, soy yo Anna ,y si no lo fuera no tienes pruebas." Como le hervìa la sangre que le mintieran y retaran en sus narices, oh no ¡eso si que no! y como futuro investigador abriò su primer caso, traerìa de vuelta a su Anna, y de paso resolverìa la muerte de Mike Ratri.
...
Anna contemplaba la luna llorando en el balcòn de la reina blanca. El sombrero la llevò primero con absolem, un albino conocedor que se parecìa a Norman, le recordò su pasado en ese paìs para despuès preguntarle ¿Quièn-eres-tù? dejàndola con màs dudas de las que ya tenìa.
Visitaron a una cazadora de la guardia real que querìa derrocar a la reina, y al estùpido conejo tambièn. Por su culpa sacrificaron a algunos de sus compañeros caninos de caza. Mostràndole que debajo de esas amables y alegres sonrisas, se escondìan unos seres despreciables aconsejàndole a la nueva Alicia, que se cuidara de esos lobos vestidos de ovejas por que son traicioneras.
La señora del lago de làgrimàs y de los espejos, mejor conocida como la reina blanca, fue quien le diò aviso al sombrerero luego de verla caer en su lago de manera estrepitosa. Era una dama de apariencia angelical, con su cabello rubio y ojos azules que reflejaba bondad. Les explicò detalladamente lo que pasaba en el reino, y del como ella no podìa interferir pero si ayudar. Los llevò primero al lago, para que las almas sanadoras curaran los màs que podìan del cuerpo de Alicia,luego al salòn de los espejos donde se contactò con la antigua reina roja que se parecìa demasiado a su difunta madre Isabella, y por ultimo los llevò con el padre tiempo.
El padre tiempo es la ùltima persona que visitarìan, de apariencia ruda y de personalidad gruñona. Llevò a Alicia al pasado con la condiciòn de que no alterara nada, y que solamente viera las consecuencias de sus actos. Despuès del viaje le entregò, a peticiòn de su amada señora, un artefacto que la ayudarìa a parar de una vez. Las acciones macabras de la reina de malvada antena, pero debìa ser cuidadosa y certera, ya que se artefacto funcionaria por una ùnica vez.
—Alicia cariño ¿Estas bien?¿Tienes frìo?¿Quieres una manta o que te lleve a tu cuarto? Te vez decaìda ¿Tienes miedo por lo del frabulloso dìa? ¿O es algo màs lo que te aqueja?—Soltò varias preguntas a modo de preocupaciòn la señora del reino blanco.
—Si se supone que los personajes que existen aquì, tiene relaciòn con mi mundo ¿Còmo es que nunca te conocì a ti ni a Absolem?
—¿No lo sabes?—La niña moviò su cabeza en negaciòn.—Yo te lo explico veràs...A mì me creò el padre tiempo, y Absolem apareciò dìas antes del padre tiempo. Justo despuès de la muerte de la reina roja, la primera reina que conociste al llegar aquì. Alicia creaste algo hermoso y destructivo al mismo tiempo, pero debes saber que no eres la ùnica que tiene ese poder de crear.
Los dìas en el paìs de las maravillas se llenò de regocijo y alegrìa.
Alicia fue entrenada para el frabulloso dìa, que cuando se enfrentò a la terrorìfica bestia con valentìa, acompañado de uno que otro temblor de piernas que la hacìa sentir como gelatina. Le cortò la cabeza, luciendo la hermosa armadura que Liròn forjo para ella.
Todo pasò normal, que Alicia se confiò. Olvidàndose de buscar la distorsiòn o el punto de quiebre.
—Alicia traeme esto.
—Ya voy.
—Alicia ayùdame con esto.
—Un momento.
—Te equivocaste en esto vuèlvelo a hacer.
Algo dentro de ella le decìa que ya era momento de volver a casa. Estar ahì era mas sofocante y cansado que ir a las clases con Mildred, o a las reuniones de Jhon.
—Yo...Lo siento pero creo que ya es hora de irme.
—¿Te vas?
—¿Tan ràpido?
—Alicia deberias ayu-.
—¡No!—Gritò ya harta pero con educaciòn.—Lo siento, no puedo ayudarlos màs, ni quedarme màs tiempo.
—Asì que quieres irte ¿Eh?—Una sonrisa siniestra se apoderò en el rostro de la princesa.—Muy bien Alicia, has decidido jugar.
...
Anna estaba ya harta. Ella sòlo querìa ser felìz por un momento, pero la insoportable vieja Mildred,el asqueroso pervertido de Jhon, y la piedra en el zapato que era Ray, le arruinaban su vida.
—Traerè a Alicia por ratos, y yo me quedo con la mejor parte.
...
Estuvieron meses en los que Anna y Alicia cambiaban lugares.
Por ratos Anna iba a las clases de Mildred,soportaba las insinuaciones para nada sanas de Jhon y su padre, màs los proyectos y pasantìas de su carrera la agotaban.
En cambio, Alicia disfrutaba de las salidas y momentos familiares.
Anna temìa por su vida evadiendo espejos,vitrinas y agua, puesto que eran portales hacia el paìs de las maravillas. Si Alicia no la jalaba adentro otro personaje lo harìa para torturarla, y "jugar" con ella manipulando su mente con juegos retorcidos que la reina roja amaba hacer. Como ser perseguida por todo el reino, escapando de los perros de caza, o la vez que fue torturada por las flores, que utilizaban sus espinas a modo de làtigos al ritmo de la melodìa que orquestaba la rosa.
El conejo era el espìa de la reina, y no era de sorprender si pronto se convertirìa en rey.
El sombrerero junto con la reina blanca y la cazadora, formaban un plan para el ùltimo regreso de Alicia.
Y Ray no se quedaba atràs
Con el pasar de las primeras semanas, notò que habia un patròn de intèrvalo en el itercambio, logrando diferenciar en que momentos era Anna, y en que momentos era la impostora.
En esos momentos era el turno de Anna.
Ray tomò como excusa, el ir por ella al terminar su pasantìa para cuestionarla.
—Anna ¿Cuàndo planeabas decirme que te vas a casar?
—Supongo que una semana antes.
—¿Y lo amas lo suficiente como para casarte? No digo estè mal, pero nadie en la familia lo conoce, ni si quiera lo has presentado adecuadamente.
—Yo lo a-.—Se quedò con la palabra en la boca y su mirada al suelo.—La verdad Ray yo no lo amo. Es màs, ni me quiero casar con el, pero no tengo otra opciòn si quiero salvar a Emma y a Gilda, es lo ùnico que te dirè no preguntes màs.
...
—Sombrerero, por favor te lo suplico ya no sufra màs, y ven conmigo.
—No puedo Alicia, debo terminar lo que iniciè.
—Esta bien, me irè, pero regresarè por ti.
Despuès de que Alicia se fuera, Anna regresò al paìs de las maravillas donde era un caos total. El plan fallò, la mayorìa de las tropas rebeldes, que la cazadora conguiò, se encontraban en suelo inertes en charcos de sangre. En cambio ella estaba muy lastimada,la reina blanca ya no sabia que hacer,el padre tiempo no podìa salir de su lugar, alguien debìa tranquilizar a los segundos y minutos.
Anna corrìa con el sombrerero tratando de ocultarse, la reina roja iba por sus cabezas.
—¡Alicia!—Frenò de golpe el sombrerero.—Ya no queda tiempo, debes de usarlo.
—Pero yo no se còmo-.
—¡Alicia mìrame!.—La tomò por los hombros.—Sè que en realidad no eres mi Alicia, sino una chica que se llama Anna y te contarè tu cuento.
Habia una vez, una niña de trenzas rubias y ojos tan azules como el cielo que se sentìa aislada por las personas que màs admiraba... sus hermanos mayores.
Un dìa, mientras leìa un libro en solitario. Empezò a cuestionar su vida, preguntàndose cosas como ¿Y si el mundo fuera al revès? ¿Y si mis fantasìas se hicieran realidad?¿Podrìa ser tan buena como Emma? ¿Me incluirìan en su circulo?.
Cerrò sus ojos por unos segundos, y al abrirlos. Su vista se posò en un conejo blanco con traje, saltando apurado sujetando su reloj.
La pequeña lo siguiò con curiosidad, cayendo por un agujero negro debajo de un àrbol.
Mientras ella bajaba, las cosas subìan.
Al caer, aterrizò en un cuarto, que tenia una mesita con un frasco encima que decìa bèbeme.
La pequeña lo bebiò encongièndose. Al notar que necesitaba una llave para abrir una diminuta puerta, comiò de las obleas para crecer. Batallò un poco para encontrar un intermedio.
Cuando al fin lo logrò, metiò la llave y abriò la puerta para pasar por esta, y admirar el hermoso paisaje.
Explorò el lugar, y se hizo amiga de los personajes que habìa creado, personajes que estaban basados en sus hermanos y madre del mundo real.
La niña se iba, pero siempre regresaba. Hasta que un dìa ya no volviò màs.
Los personajes que ella creò, sintieron soledad .
—¿Y si creamos una nueva Alicia? si ella pudo crearnos nosotros tambien podemos.— sugiriò la princesa roja, a lo que todo el mundo estaba de acuerdo.
El tiempo pasò, y la reina roja muriò misteriosamente. Dejàndole el reino a su sucesora, la princesa roja.
Dìas despuès de su muerte, surgieron nuevos personajes como Absolem,el padre tiempo,la reina blanca y la cazadora, que no se llevaban muy bien con la princesa.
Todos en ese tiempo fueron muy felices con la Alicia que crearon, ya que ella los obedecìa en todo.
Al crear a Alicia todos pusieron su granito de arena, menos un solitario chico con sombrero. No sabìa que don o caracterìstica darle, por que era perfecta, lo tenìa todo. De mucho pensar diò con la respuesta, y sin avisarle a nadie, con un poco de la fantasìa que le quedaba le otorgò, el mayor de los regalos, y la mayor delas maldiciones. Le diò algo para que pudiera pensar y actuar por si misma, un alma.
Alicia, al ver que no la trataban como una amiga, sino màs bien como una sirvienta o una marioneta a la cual controlar. En su dolor, se escapa al cuarto de los espejos en el que a modo de reflejo, veìa la felicidad de su portadora, la original Alicia, que en realidad se llamaba Anna.
Durante el crecimiento de esa niña, sus fantasìas se distorcionaron, afectando a los personajes del mundo que olvidò, Dàndoles el poder de pensar y crear por si mismos, salièndose del papel familiar que interpretaban, optando por una personalidad contraria y obscura de sus portadores.
Ahora que Alicia regresò, ya no necesitaban a la inutil copia. La Alicia real es mucho màs resistente y màgica que la segunda, que no dudaràn en hacer y decir cualquier cosa para mantenerla con ellos, siendo su disfrute, su sufrimiento.
A menos que el frabulloso dìa llegue, y mate a la bestia para salvarse ella.
—Pero yo ya matè a la bestia.
—Eso era una ilusiòn que te hicieron creer, el frabulloso dìa es hoy, y la bestia que tienes que matar son tus miedos para que no se repita, y eso lo haràs en tu mundo.
—¿Y còmo? sellaron los portales de regreso.
—Haz memoria Anna ¿Còmo regresabas sin portales?
Un vago recuerdo vino a la mente de Anna sobre una voz infantil que le decìa "Anna,Anna,despierta el tiempo de juego terminò, tenemos que ir adentro" mientras ella se removìa de su lugar despertàndose de a poco, reconociendo a un niño azabache que estaba sentado al lado de ella con un libro en su regazo.
—Ray era de los pocos niños que me despertaban cuando caìa dormida.
—¿Lo entiendes Anna? es importante que despiertes, y sè como hacerlo. Primero debes activar el artefacto que te dio el padre tiempo.
Anna sacò lo que parecìa ser un pequeño relòj de arena, que al voltearlo el tiempo se detuvo.
—Listo ¿Què màs hago?
—Anna perdòname lo que voy a hacerte.—De su manga sacò un cùter.—Pero tienes que morir en este mundo para despertar en el tuyo, y asì, no puedas regresar.—Sin darle tiempo de reaccionar, la inmovilizò poniendole el cùter en el cuello,enterrandoselo, y de un movimiento cortarselo.—Perdòname Alicia no pude salvarte.—El cuerpo de Anna ya no estaba y el sombrerero estaba de rodillas, lloràndole a su amor que èl mismo asesinò, puesto que sabìa que si morìa Anna en ese mundo, Alicia al ser su reflejo morirìa tambien.
...
Al dìa siguiente, la reina dio una noticia.
—Como todos sabemos, el sombrerero cometiò un delito muy grave, asesinò a nuestra Alicia y por eso perderà la cabeza.—Decretò la reina roja.
Al sombrerero poco parecìa importarle su vida. Estaba feliz en la guillotina pronto, se reunirìa con su Alicia, asi sea en el infierno. Por que èl, siempre amò a Alicia, su amor a quienes muchos llamaban la copia, y maltrataban peor que a un trapo viejo, pero que para èl, valìa màs que cualquier cosa de ese mundo distorcionado y corrupto.
con una sonrisa aterradora y sincera, se despidiò de la vida cuando una cuchilla cayò sobre èl, perdiendo la cabeza.
...
2 meses pasaron desde que muriò, y despertò en su mundo.
Anna estaba en altar vestida de novia, contrayendo nupcias con Jhon. Cosa que no querìa, pero estaba obligada a hacer. Sino fuera por ese contrato, sus hermanas serìan libres, y ella aunque en sueños, se casarìa con Ray y no con este desconocido que la hacìa sentir incòmoda.
—Jhonathan Wiston ¿Acepta a la señorita Ratri como su futura esposa?
—Acepto, y no es necesario que ella responda, sàltese a la parte del beso.
—No puedo hacer eso, son las reglas de la iglesia, la casa de Dios.—Se aclarò la garganta.—Proseguimos, señorita Anna Ratri ¿Acepta al joven Jhonathan Wiston como su futuro esposo?
—Yo...Yo...—Se quedò pensando. Ella no querìa esto, y en el tiempo que estuvo con Mildred y Jhon, le diò tiempo para ayudar a Ray con su investigaciòn. Y gracias a eso, pudo encontrar informaciòn valiosa para romper el contrato prenupcial ¿Dejarìan que la controlaran como a Alicia?¿A què le tenia miedo? si tiene las de ganar. Nadie deberìa decidir por ella, ella va a arriesgar, no està sola, su familia la apoyarà.—Yo acepto.
—Ahora si joven Jhon, puede besar a la no- señorita Ratri ¿Què hace?
—Anna ¿A dònde vàs?
Anna se diò la vuelta, caminando a donde Ray, y sus demàs hermanos y hermanas miraban con curiosidad.
Se detuvo frente a èl, y con nervios, pero al mismo segura de lo que iba a hacer. Se inclinò hacia al pobre chico con traje, que ya sentìa no poder actuar màs, para iniciar un incendio y robarse a la novia.—Ya se quièn matò a Mike Ratri, con esto se te subiràn puntos extras y tendràs recomendaciones, por cierto, no serà necesario quemar la iglesia para robarme.—Le susurrò,para despuès dejar boquiabiertos a todos los presentes. Siendo testigos de como la novia, con un beso, engañaba al novio en su propia boda con otro chico. Los rostros de sus hermanos eran un poema, no sabìan ni como describir lo que habìa hecho su hermanita. Pero de algo estaban seguros, esa niña los llenaba de orgullo, al fin tuvo agallas. Anna rompiò el beso con la cara tan roja de verguenza que no se atrevìa a levantar la mirada, asì que con la mirada gacha, se volteò haciendo un esfuerzo sobrehumano para no tartamudear, y con voz elevada decir.—¡Yo acepto a no casarme con alguien a quien no amo! ¡Y menos si es por contrato! ¡Yo no quiero ser parte de una familia de asesinos! ¡La familia Wiston, asesinò a Mike Ratri para quedarse con la empresa, y tengo pruebas!
—Maldita bruja.—Susurrò con rabia el señor Wiston.—¡Matenla!—Le ordenò a sus secuaces infiltrados, pero no contaban que la familia de la rubia, siempre tenian con que defenderse y màs, si el mayor de todos es policìa.
—¡Nadie se mueva!
—Oli, no creo que Ray se mueva en un buen rato, està màs tieso que un muerto.
—¡No juegues Gillian!
—Yo digo que ya se muriò, hay que enterrarlo o apestarà.
—¡Nat no la alientes! ¡Esto es serio!
...
5 años pasaron de lo sucedido con la familia Wiston, quienes fueron juzgados debido a las pruebas que Anna obtuvo. Gracias a sus descuidos en las reuniones. y la señora Mildred fue despedida de su cargo de institutriz.
Anna se prometiò vivir por ella y por Alicia. Una vida donde no se alejarìa de la realidad, ni se dejara llevar por la fantasìa. Por que sabe, que si se descontrola la balanza, algo horrible volverà a suceder.
La maldiciòn de Alicia, surge cuando hay una distorciòn entre la fantasìa y realidad que se desarrolla en la niñez.
Una pequeña niña azabache, de ojos azules, que no pasaba de los 4años.
Juntaba flores, para hacerles unas coronas a sus padres y a su prima albina de un año.
Un conejo blanco con traje y reloj de bolsillo, apareciò de la nada en su jardìn, saltando con mucha prisa.
La bebè, llena de curiosidad, siguiò al conejo hasta un agujero debajo de su àrbol de juego.
Asomò su cabecita por el agujero, para ver a dònde se fue el conejo, y como no veìa nada, se acercò cada vez màs, que sus 2 trencitas bailaban en el vacio.
En cualquier momento un empujòn o resbale, y se iba directito al fondo del dichoso agujero.
Pero claro, la niña no sabìa del peligro. Ella solamente querìa ver, para dònde se fue el conejo, asì que se acercò màs...
—¡Hija!—Su madre la logrò atrapar a tiempo evitando su caìda.—No me asustes asì amor.—La cargò con total alivio, poniendo la cabecita de la niña en su hombro para que vea el panorama de atràs mientras ella caminaba hacia adelante.—Vamos con papà y tus tìos han de estar preocupados por que te perdieron de vista.
La niña no entendìa como el conejo blanco, que saliò del agujero. Se transformaba en su tìo Norman, ni tampoco del por que Guille, su vecino, estaba recargado en el àrbol, con un gran sombrero en su cabeza y bebiendo una taza de tè partida a la mitad.
Hay maldiciones que no se rompen, sino que se heredan de familia. Volviendo a repetirse la misma historia, tal y como la maldiciòn de Alicia.
—Asi que...—Removiò un poco su tè con una cuchara—Ya hay una nueva Alicia.—Sonriò con maldad la princesa roja.—Tenemos que invitarla a una fiesta del tè.
Vengo a hacer un berrinche corto
hoy unos vatos iban a venir a dizque a arreglar el internet por una falla quitàndolo por una hora pero los muy tarados dañaron el poste y nos dejaron todo el dìa sin internet y casi sin luz a la colonia entera.
Un consejito si no le saben, no le entren o dejan jodida una colonia entera >:v.
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