Capítulo Veintitrés.

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Incluso ahora, cuando ya hemos terminado, no puedo evitar buscarte - Adele.
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01 de Abril de 2010.
Alex.

Hoy entraría a su escondite, hoy sabría dónde tenían a Alicia. Había llegado tan lejos y todo estaba desenvolviéndose como el plan lo pedía. Charly creía en mí y me lo había ganado después de entregarle veinte jóvenes dispuestos a vender, lo harían hasta el día de escape pero no correrían ningún peligro.

Todo sería al mismo tiempo para que no tomaran represalias contra ellos pero tampoco dañaran la misión. El avión los esperaría en un punto específico para que se largaran del país.

Conocería a Dragón y tenía que fingir lealtad a él, ese detalle me ponía nervioso. Si me descubrían, el plan se iría al carrizo y Alicia estaría en peligro, más de lo que ya está.

Moría por verla, saberla bien y que no la han lastimado más. Necesitaba escucharla decir que estaba bien. No podía sacar la imagen de esos hombres golpeándola sin piedad, su rostro contrariado y triste. Quería llevarla lejos de ahí y abrazarla hasta que se fueran los demonios que ha incitado su maravilloso padre.

Todo era su única culpa y debíamos pagar por eso, por algo que no hicimos. Por su codicia y deseo de poder. Es un maldito.

— ¿Tienes miedo, amigo? — habló uno de los distribuidores colocándose a mi lado para esperar el auto que nos llevará al lugar — debes temerle, si no le caes bien te matará.

— Gracias, eso me ayuda mucho — le digo observando la camioneta que viene por nosotros, completamente negra de esas blindadas, Charly se encontraba hablando por teléfono ignorando nuestra conversación.

Después de unos minutos llegó y nos subimos sin problema, ellos empezaron a hablar de sus negocios y mujeres, siempre hablaban de mujeres. Después de esa fiesta no vi más a Eva y lo agradecí, sin embargo debía hacerles creer que era un mujeriego sin fronteras.

— Erick cuéntame sobre las ventas y la distribución ¿en estos dos días de prueba a cuántas fiestas han ido tus niños? — le sonreí con satisfacción, había memorizado el número de ventas y era extraordinariamente falsa. Realmente no estaban vendiendo y el dinero salía de la banda de Nicolas, así que la cifra era bastante.

— Han ido a tres de las mejores discotecas y se han colado en más de cinco fiestas. El monto de la venta es de dos millones de euros, unos cuantos kilos ¿no crees? — asintió con asombro evidente para luego darme la mano en señal de felicitación.

— ¿Tienes el dinero contigo? — habló y le mostré el bolso negro con todo el efectivo — vale, te mereces un poco de whisky, piscina y unas buenas mujeres. Hoy te daremos la bienvenida a la cabaña del Dragón.

Yo no quería nada de eso pero debía aceptarlo muy contento, resultaba parte del plan y debía fingir ser parte de ellos. Querer estar ahí aunque los aborrezca a todos.

La música del auto retumbaba en mis oídos bastante molesta, mientras nos dirigíamos al lugar alejado de la ciudad. Por las ventanas del auto solo se veía árboles y más árboles, la noche no me dejaba ver con claridad el camino.

La única mujer en quien pensaba justo ahora era Alicia. Nadie ha hablado de ella y no podía preguntar siquiera, solo cuando me encontrara con el infiltrado y debíamos tener discreción al hablar.

El auto da un giro y observo como nos detienen unos guardias en medio del camino de tierra, verifican y seguimos hasta que visualizo la cabaña, estacionamos y bajamos todos. Me revisan de pies a cabeza para poder entrar al lugar, no suelto el bolso de dinero ni loco porque era mi pase de confianza con el Dragón.

Se lo entregaría en persona y así ganar favor a sus ojos. Necesitaba una buena coartada para que en el día de la fiesta no me llevaran con ellos y confiaran en mí para cuidar la casa con los demás guardias.

— Bienvenido a la guarida del Dragón, nuevo — varios hombres se detuvieron frente a nosotros, todos vestidos de negro.

Presté única atención al que había hablado.

Cabello negro como sus ojos, pero era tan blanco que podía hacerse pasar por un vampiro en noche de Halloween solo con unos colmillos falsos. Me observaba con desconfianza mientras yo le regalaba una sonrisa de suficiencia.

No vine a ganarme el cariño de nadie más que el del jefe y solo para usarlo a mi beneficio, parte del plan.

— Nombre y edad, nuevo — camino hasta quedar a unos pasos de mí, intentando intimidarme. El típico imbécil que se cree más que los demás y es un pobre diablo. Los que andaban conmigo se fueron esparciendo y me quedé solo con él y Charly.

— Erick Lenox, 23 años ¿tú? — inclinó la cabeza analizando mi respuesta y detallando mis rasgos intentando reconocerme de algún lado. Yo nunca lo había visto y era imposible que él a mí si. Esperaba que no o estaba muerto.

— No tengo porque decírtelo, conformate con saber que después del jefe estoy yo y si haces algo que no me guste estarás muerto — susurró en mi cara para luego arreglarse la chaqueta de cuero negro. Así que este era la mano derecha de Dragón. Interesante.

— Bien — sonreí complacido por la información. Realmente era importante para lo que necesito, en esa posición si necesitaba ganar su confianza y que mi nombre no estuviese en sus labios a menos que sea para decir algo bueno.

Charly se adelantó para abrazarlo y darle un golpe por la espalda en forma de juego. El desconocido no dejaba de mirarme y ya me estaba poniendo nervioso pero no podía reflejarlo.

— Mac, ya déjalo. Lo estás torturando y apenas esta llegando — habló Charly dándome el nombre del susodicho — pasó por varias pruebas y nos esta ayudando con la distribución de la droga. En dos días hizo dos millones de euros, hermano. Tenemos que darle una buena bienvenida a la familia o ¿no?

Charly lo sostenía en un abrazo mientras me observaba con una gran sonrisa y Mac no ha borrado de su rostro el disgusto de mi existencia. Este tipo tiene un grave problema de desconfianza, acabo de llegar y ya me odia.

— Vamos con el jefe y luego lo demás — asentí para verlos caminar hacia uno de los pasillos. Hice un pequeño repaso del lugar y era totalmente hermoso y elegante, nada que ver con un narcotraficante.

Les seguí el paso y nos detuvimos frente a una gran puerta doble, Mac tocó unas cuantas veces para vigilarme de reojo. Yo no podía estar peor, sentía que no podía respirar. Este era el momento decisivo de toda la misión y después de aquí todo sería coordinado y discreto.

Escuché el sonido de un celular y vi a Mac observar el suyo rápidamente para luego responder.

— Debo irme, después hablamos — le informó a Charly para ignorarme y retirarse, lo vi cruzar un pasillo y llegar al final de él para abrir una puerta del suelo y empezar a bajar unos escalones. Eso llamó mucho mi atención, Alicia podía estar ahí.

— Ese tipo está loco, no le prestes atención — Habló Charly para volver a tocar la puerta. Estaban tardando en abrir y yo estaba a punto de comerme las uñas aquí.

— Pude notarlo — fue lo único que logré decir al momento que abren las puertas dejándonos pasar a lo que parecía una oficina bastante ostentosa. La mujer que nos abrió era bastante hermosa y su vestido no dejaba mucho a la imaginación, intenté no verla, no quería problemas con el jefe y no sabía qué era ella de él.

Nos detuvimos unos pasos cerca del escritorio y el Dragón se encontraba de espaldas sentado frente a nosotros. Mi corazón empezó a latir sin control y me faltaba el aire. Mi mente sólo gritaba; calma, calma, calma.

Pero todo el control y destreza de convencimiento desapareció al momento que el señor se dio la vuelta y nos dio la cara. Mi cabeza se fragmento y estuve a punto de caer inconsciente al suelo.

Esto no podía ser cierto ¿era Nicolas? No tenía sentido, me quedé quieto y en silencio mientras Charly hablaba con él de cosas que no podía escuchar claramente.

Dios mío si no era Nicolas, es el maldito clon ¿su enemigo mortal era su gemelo? ¿Qué clase de juegos mentales son estos?

— ¿Y a él qué le pasa? — preguntó el hombre y regresé a la realidad antes de arruinar todo — ¿a caso viste un fantasma? ¿Me trajiste a una marica, Charly?

— Disculpe señor, soy Erick Lenox y es un gusto conocerlo en persona. Admiro todo lo que ha construido y espero servirle de herramienta para ampliar su negocio — sonreí estirando mi mano en forma de saludo. Me sentía pendiendo de un hilo y cualquier cosa que dijera me condenaría o salvaría.

— El Dragón para ti, ya Charly me contó todo lo que necesito saber de ti. Estoy sorprendido por lo rápido que has logrado recolectar ese dinero — caminó rodeando el escritorio para quedar frente a mí y tomar mi mano — sin embargo, un error y te mueres tú y toda tu familia Lenox. Espero podamos entendernos, yo soy feliz mientras me traigas dinero y si estoy feliz todos lo están. Los autorizo para disfrutar de mis instalaciones, bienvenido.

Sonrió asintiendo y no vi ninguna desconfianza, a diferencia de Mac, él parecía estar muy contento con mi existencia. Al parecer Charly le habló muy bien de mí y tengo el cielo ganado.

Esto era un gran pasó para nuestra libertad, pajarito.

Le entregué el bolso de dinero y nos fuimos de esa oficina. Charly me abrazó para darme unas palmadas en la espalda. Este hombre se veía tan desconfiado y malhumorado cuando lo conocí y era pura fachada.

Nos dirigimos hacia el pasillo por donde se fue Mac para cruzar las puertas corredizas y salir al patio trasero. Observé la gran piscina y nuestro equipo de distribuidores sentados a un lado de ella. Tenían botellas en la mano y las mujeres bailando en bikini frente a ellos, otros en la piscina.

Para donde veía había una mujer hermosa en bikini. Intenté ignorar ese hecho pero era casi imposible. Una prueba de fuego. Busqué rápidamente al tipito ese vestido de negro y no estaba. Seguramente seguía donde lo vi desaparecer.

— ¿Dónde está Mac? — la pregunta salió antes de poder detenerla y me quedé en silencio esperando no ser imprudente.

— Ese debe estar con la chica maldita — después de decirlo hizo como si una corriente de escalofríos le recorriera el cuerpo — lo pusieron de niñero.

Alicia.

Esperaba que la estuviese tratando bien porque lo haré pagar por cada herida o golpe que le haya dado.

— Que flojera — no pregunté nada más porque no quería que sospechara. Además ya tenía la ubicación de Alicia. Me toca buscar al infiltrado y esperar a que llegue el día.

— ¡Llegó el nuevo! — gritó Charly para luego caminar hacia los locos que no dejaban de pronunciar mi nombre en coro como si hubiese ganado un juego de fútbol o algo semejante, así se sentía.

Observo a todos sonriendo con diversión y volteo hacia Charly cuando me doy cuenta que se está desvistiendo quedando solo en bóxer. Todos andaban semidesnudos y resultaba un poco perturbador.

La música retumbaba en ese gran patio rodeado de manzanos altos e inalcanzables. Sería un lugar hermoso si no fuese un refugio para narcotraficantes, delincuentes y asesinos.

Empecé a desvestirme porque era mi bienvenida y aunque no quisiera, debía fingir. Unas señoras de servicio recogieron la ropa y me sentí un poco vulnerable. El frío recorre mi cuerpo con una ráfaga de viento.

— Te voy a presentar a unas muñecas que te tratarán como príncipe — caminamos hacia donde estaban los demás y vi a las chicas contonearse de un lado a otro mientras no dejaban de reír detallándome de arriba a bajo. En ese momento me sentí bastante violado, si les digo — ni veas a la pelirroja porque es mía.

Mis ojos la buscaron para encontrarla bailando con otras tres en bikinis bastante reveladores. Son mujeres hermosas pero no sentí absolutamente nada, no quería tener que pasar por esto. Solo deseaba buscar a Alicia y verla bien, que no estuviera herida gravemente.

Después de esos golpes estuve muy preocupado de que le hubiesen roto algún hueso, un órgano vital. Tenía mucho miedo de que estuviese sufriendo sola y que ese hombre le haya hecho algún daño.

— Hola ¿cuál es tu nombre? — regrese a la realidad y busqué la dueño de esa voz para encontrarme una morena alta y curvilínea, ella me veía de arriba a bajo y quise taparme las partes intimas. Pero todos estaban muy tranquilos en bóxer y no podía ser distinto.

— Erick ¿y tú? — le sonreí con amabilidad y ella se acercó para restregar su cuerpo contra el mío. Tenía intenciones de empujarla pero no podía hacer más que aguantarme.

— Naty — susurró en mi mejilla para luego dejar un beso en la comisura de mis labios — Me gustan los tipos así como tú, sin una tinta en su piel.

Me alejé un poco de sus garras para buscar asiento y ella no espero para seguirme y subirse sobre mí. Bastante atrevida. Empezó a besar mi cuello con pasión mientras yo me quedaba inmóvil observando a los demás muy entretenidos con sus presas. Algunos tenían más de dos en sus piernas y yo no quería a ninguna cerca de mí.

— ¿No quieres tomar algo? — le mencioné y levantó su visto para sonreírme con picardía. Era una mujer hermosa con el cutis fino y ojos ambarinos. Sin embargo, no me hacía sentir nada solo repulsión, todos aquí.

— Entiendo, te traeré algo para calentar — asentí no muy contento. Ella se levantó para caminar hacia una mesa donde estaba todo el licor.

En ese instante pasé mi vista por todo el lugar una vez más. Me di cuenta de los guardias en cada esquina y la casita que quedaba a final del patio, bastante camuflada. Me quedé pensando en lo sospechoso que se veía ese lugar cuando me percato de que unas personas cruzan el patio para dirigirse a esa dirección.

Regreso la vista a ellos y la veo.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal como electricidad y me levanté de golpe. Quería correr a ella, dos hombres la tomaban uno a cada lado y se veía asustada con unos lentes negros y su cabello mal cortado, su ropa sucia.

Di unos pasos hacia adelante y quise gritarle que estaba ahí. Que la iba a salvar pero no volteaba a verme.

Alicia mírame, pajarito.

Dudé en acercarme, la veía caminar hacia esa pequeña casa y mi corazón se iba a salir de desesperación. Inconscientemente me fui acercando hasta que quedé frente a ellos y la impotencia de matarlos llegó a mí como un rayo. Deseaba arrancarlos de ella, abrazarla, curarla.

No podía dejar de mirarla, el dolor reflejado en mí. Ella levantó el rostro y sabía que me estaba viendo aunque esos lentes oscuros no me dejaban verla con claridad.

— ¿Qué pasa hermano? — me volví hacia el hombre que habló a su lado. Apreté los puños con fuerza, quería romperlo, herirlo.

— Iba al baño y creí que era aquí en esta casita — fue lo primero que pensé. No podía arruinar el plan, ya estoy siendo imprudente al atravesarme en su camino.

Volví mi vista a ella, necesitaba decirle que la sacaría de aquí. Prometerle que estaría bien, esperaba pudiera verlo en mi mirada.

— No es ahí, entras a la casa y a la izquierda están unas puertas que dicen baños — me miró como si fuese un idiota e iba a responder cuando lo vi acercarse. Mac, el maldito que quiero golpear hasta que se muera.

— ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué no avanzan? El jefe la está esperando y saben que no le gusta que tarden — se paró frente a mí con la rabia reflejada en todo su rostro, yo tampoco podía esconder lo que sentía en este momento — ¿tú qué quieres?

Iba a responder cuando Naty se enrosco en mi cuello. Mal momento Naty, corazón.

— Erick mi amor, ¿te perdiste? — mencionó para alzar mi vaso de whisky. Se lo tomé sin dejar de mirar al imbécil frente a mí, tenía mucha rabia. Impotencia de no poder hacer nada. Observé a Alicia por encima de su hombro y podía apreciar sus mejillas húmedas de lágrimas.

— Pensé que ese era el baño — dije para responder a las dos preguntas y Mac frunció el ceño en desconfianza.

— Pues no lo es ¿algo más? — negué y Naty me tomó por el brazo para alejarme de ese lugar. No podía quitar mi vista de él, de Alicia y de los hombres que la tenían. Cuando estuvimos lejos, Naty se volteó para encararme.

— Tu no ibas al baño ¿no es cierto? — se acercó para acortar la distancia que nos separaba y susurrar — en un mundo como este no puedes andar de entrometido en cosas que no te incumben o puedes salir muerto. Ignora todo lo que suceda a tu alrededor y vivirás más tiempo. Consejo.

— ¿Qué harán en esa casita? — fue lo único que me atreví a preguntar. Tenía miedo, estaba asustado.

— Todo lo malo que te puedas imaginar — me jaló del brazo para seguir caminando a donde estaban los otros chicos ignorantes de lo que había pasado — la persona que entra a ese sitio muy rara vez sale viva, cielo.

El terror se aferró a mi cuerpo y no podía respirar, si lo que decía es cierto significaba que la llevan para hacerle daño otra vez ¿Cómo sabría que no la matarán? ¿Cómo haría si así sucede? Yo moriría también. No podría soportar que algo malo le pasase.

Me senté en mi lugar y ella subió a mi regazo, bebimos y no dejaba de besarme hasta que entendió que yo no estaba en este mundo. No dejaba de ver hacia esa casita con cara de tortura, quería llorar, sentía que el corazón se iba a salir de mi cuerpo, no podía concentrarme siquiera en lo que decía.

— No tengas esa cara, tienes que acostumbrarte — susurró en mis labios — vamos a bailar ¿quieres? — dudé pero luego acepté porque debía seguir con el plan. Pedía a Dios que la cuidara, que no la dejara morir, que no la tocaran o juraba matarlos a todos.

Me dejé llevar con la música pero mi mente seguía frente a ese lugar. Esa noche fue la peor de mi vida, me asignaron la habitación y salí corriendo del sitio para encerrarme en ella. Naty entendió que no quería sexo, me dijo que para la próxima no me escaparía. Me excuse diciendo que estaba muy cansado de tanto trabajo y no podía con mi alma.

Si seguía ahí sabiendo que a Alicia la tenían en ese lugar iba a salir corriendo para buscarla, no podía, no ahora. Tenía que controlarme, aguantar la impotencia que estaba consumiendo mi alma.

Tenía miedo y pensé en llamar a Nicolas pero no podía, eso sería arruinar el plan. Cagarla.

Respiré profundo y me tiré en la cama mirando al techo. Nadie notó mi ausencia, ya estaban completamente borrachos y sin consciencia.

Vamos Alicia, solo cuatro días y estarás a salvo.

Las imágenes del vídeo venían a mí torturándome, rompí en llanto. Por rabia, impotencia, desesperación de no poder hacer nada e imaginarla toda golpeada.

No pude dormir.

Ni esa noche ni ninguna otra hasta el día del rescate.

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Se viene, se viene. El próximo capítulo será el día del rescate.

Díganme ¿qué creen?

¿Saldrán vivos sin heridas?

¿Alguien morirá? ¿Quién?

Dejen sus lindos comentarios y un poco de amor en forma de estrellas.

Besos acaramelados.

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