Capítulo Veintinueve.


Vienes y pasas como un huracán - Noelia

Alex.

Me siento nervioso y bastante asustado estando a su lado, sé que debo besarla pero me aterra la idea de verla a los ojos y no poder controlar el odio, lo último que quiero es lastimarla. Tenemos una hora viendo la televisión y aunque la película que está empezando se ve interesante, no puedo prestarle atención.

Saber que esta a mi lado temblando como una hoja de papel, me afecta. Ella sabe lo que va a suceder y debe estar tan asustada como yo o peor, no lo sé. Las luces están apagadas y he preparado palomitas de maíz, todo para que el ambiente fuese cómodo y que no se viese falso a la cámara de vigilancia.

Sin embargo, cuesta un mundo mantenerse sereno con tanta presión. Intento no pensar en nada cuando volteo a verla, ella se encuentra en la otra esquina del sofá mirando la pantalla sin siquiera moverse, tampoco ha tocado las palomitas acumuladas en el bol que le entregué.

Intenté concentrarme en la película, el plan era hablar de lo que estuviésemos viendo e irme acercando hasta tenerla bajo mis brazos. En ese pequeño instante aguantar toda la rabia que su cercanía podría provocarme y, de esa manera, poder rozar sus labios, tan leve como lo ha pedido su padre. El primero debe ser un simple roce de labios y así va a ser.

— ¿Crees qué terminarán juntos? ¿Volverán a encontrarse después de tanto? — mencioné para empezar lo que debíamos hacer. Sentí su mirada en mí tan rápido como un rayo para luego volver a la pantalla pensando en mis interrogantes. La sentí suspirar.

— Si no es así, no le podría encontrar la lógica a la película — su voz salió sin una pizca de nervios y sabía que se estaba aguantando, estaba poniendo de su parte para que todo el plan saliera bien.

— ¿La vida real tiene alguna lógica? Puede que no sea así, realmente confío en que me darán la razón y no habrá final feliz — tomé un poco de palomitas con una mano para llevarlas todas a mi boca. Tengo los brazos estirados por el borde del sofá y de vez en cuando voy reduciendo el espacio entre los dos para tenerla cerca sin que lo note.

— La vida no tiene lógica, pero esa no es la vida real y ahí siempre venden finales felices. Un súper cliché — dice relajándose un poco y tomando palomitas — Aunque puedo añadir que él no lo merece después de tratarla de esa manera.

La película se llama One Day y se trata de dos jóvenes que se conocieron un 15 de julio, en ese momento tuvieron relaciones sexuales pero no sentían nada uno por el otro, se hicieron muy buenos amigos. En este instante ellos tomaron distintos caminos y él se vuelve un alcohólico, drogadicto y actúa en un programa de comedia bastante ridículo.

No la había visto nunca, pero es la que Alicia quiso ver y la dejamos. No soy de películas románticas, en lo absoluto, pero para un ambiente romántico debe haber una película igual. Los protagonistas se encuentran en un restaurante y él la trata muy mal después de tanto tiempo sin verse, la verdad es que es un completo idiota. Todo sucede un 15 de Julio.

— Apostemos — pensé en darle un poco de salsa al momento — si quedan juntos al final, tu elige tu premio. Pero si por alguna razón no es un final feliz, voy a besarte.

Así llegase a haber un final feliz o no, ella sabía que iba a besarla pero de todas formas quise añadir un poco de juego para que no fuese un beso simple y sin razón.

— Van a quedar juntos, ya lo verás. Pero si quieres ilusionarte, vamos a apostar. Si gano, tendrás que... hacer lo que yo pida por un mes — sonreí a carcajadas porque eso era demasiado. Deseaba ver su rostro para observar sus mejillas sonrojadas pero seguramente estará viéndome y no quiero adelantarme a los hechos.

— Es demasiado — tomé otro poco de palomitas y la veo de reojo hacer lo mismo mientras en la pantalla cambia el ambiente y los años pasan, él contrae matrimonio con una hermosa rubia y yo sonrió triunfante porque tienen un bebé juntos — Acepto, después de eso, imposible que la tipa pueda aceptarlo de vuelta.

— Nada es imposible, y en las películas, las mujeres son más tontas — volteó a verla asombrado cuidando no encontrarme con su mirada.

— ¿Entonces admites qué en la vida real son tontas? — me acerco un poco más hasta tenerla acorralada contra el mueble. La sentí temblar en mi cercanía, toma un respiro de esos que se necesitan para no colapsar y agarró un puño de palomitas.

— No más que los hombres, pero no lo negaré — me quedé en silencio ante su respuesta porque al momento de rozar su brazo con el mío, me recorrió un sentimiento extraño, electrizante y fugaz. Ese simple tacto me dejó pasmado y no podía pensar con claridad.

Me aterró en gran manera, pero no me alejé. No podía echarme hacia atrás si el plan es efectuar el beso. Intenté ignorar completamente el sentimiento y concentrarme en lo que quedaba de película. Después de un rato, la pareja vuelve a verse y luego de una pelea terminan juntos.

Veo a Alicia de reojo y una sonrisa se forma en sus labios rosados, un revoloteo azota mi corazón con fuerza. Las palabras "vas a ganar" se quedan atoradas en mi garganta y no pude hablar. Mirarla así tan concentrada y sonriente me brinda una emoción indescriptible, porque lo único que quisiera es verla feliz, sin ningún problema ni conflicto que aflija su vida.

Sin darme cuenta, me había quedado lelo observando sus facciones de perfil, nunca había podido admirarla así de cerca, no sin el hechizo de la maldición. Es por eso que cuando ella volteó a mirarme con intención de decir algo, nuestras miradas se unen y el odio se propaga con fuerza por mis venas, secando todo rastro de buenos sentimientos y sustituyéndolos por odio.

Sus ojos azules como el mar se encuentran con los míos a centímetros de distancia, con un solo movimiento podría rozar sus labios, sentir su aliento, respirarlo. Cerré mis párpados con fuerza, intentando controlar la rabia, no podía permitir que la maldición dañara todo lo que habíamos logrado.

Formé mis manos en puños a tal punto que sentía romper mi piel con las uñas. Por unos segundos creí que no iba a poder soportarlo, por unos segundos infinidad de imágenes recorrieron mi mente aumentando el deseo de herirla.

— No tenemos que... — la escuché decir pero sus palabras no hacen más que incrementar la maldad en mí, alimentar el monstruo que se estaba creando. Siento sus manos rozar mis mejillas tan delicadas como la seda.

Y antes de siquiera procesar todo lo que ocurría a mi alrededor, me besa.

Al principio no me muevo, los sentimientos pelean a golpe limpio en mi interior y siento que me falta el aire. Sin embargo, ella con su paciencia y delicadeza roza sus labios suaves con los míos. Sus manos no habían dejado de temblar sosteniendo mis mejillas, frías como una paleta de hielo. Tan rápido como empezó el beso, así terminó. Se separó de mí como si fuese fuego y en ese momento reaccioné.

Abrí los ojos buscándola, para encontrarla parada a unos pasos de distancia abrazándose con el miedo arraigado en sus facciones, el bol de palomitas cayó lejos esparciéndolas por todo el lugar. Mis pensamientos solo gritaban que la atacara, que la asesinara, dándome las mil formas de hacerlo. Era enloquecedor hasta un punto desesperado.

Tomé mi cabeza con las manos deseando arrancarme el cabello, necesitaba dejar de pensar esto. No podía lastimarla, por la seguridad de mi familia, por todo. Tomé una bocanada de aire para no desbordarme de rabia y decido ignorarla por unos minutos volteando hacia la televisión para presenciar como en la película, a la protagonista la atropella un auto y muere.

Me sorprende como da un giro de 360 grados y al final no terminan juntos, él se queda completamente solo recordándola en cada rincón de su casa, de su tienda, en todas partes y el dolor que siento no es normal. Por alguna razón, ya había aceptado el final feliz y no me preparé para una muerte tan cruel e impredecible.

Nunca había sentido una película como esta, nunca me habían afectado tanto y empezaba a creer que la maldición hacia de mis emociones mucho más sensibles, era la única lógica que podía encontrar.

Alicia da un paso hacia adelante al verme tan frágil y un poco más calmado, seguía odiándola pero el impacto de ese suceso me afectó tanto que no me quedaban ganas de herirla, no ahora.

Entonces pensé; debía aprovechar este momento para anotar otro beso. Había ganado la apuesta y el roce de labios no había sido mi decisión, Alicia había tomado la iniciativa. La miré de vuelta e inevitablemente mis ojos recorrieron su cuerpo cubierto entero por un abrigo azul marino que le llegaba a las rodillas. Sus piernas se veían tan blancas como el papel y estaba descalza.

Corté el escrutinio para verla a los ojos, sus mejillas se encontraban sonrojadas y yo era el culpable de sus reacciones.

— Gané — mencioné haciendo alusión a la apuesta. Apreté mis manos en puños en el instante que un pensamiento asesino pasó por mi mente, me levanté del sofá en su encuentro.

Ella no se movió por unos minutos hasta que me vio dar unos pequeños pasos hacia adelante y empezó a retroceder con miedo reflejado en su mirada. La satisfacción de mantenerla aterrada hacía bombear mi corazón con fuerza, la sonrisa en mis labios se amplió con un deseo insano.

Cuando la tuve acorralada contra la pared, la sensación era indescriptible, intensa. Coloqué mis manos a cada lado de su rostro y ella se veía indefensa, tenía miedo de mí y eso me encantaba. El odio bailaba muy regocijado.

— ¿Qué harás? — su voz salió entrecortada y poco audible pero la cercanía entre los dos me permitía escuchar hasta el sonido de su corazón.

— Reclamar mi premio ¿no es obvio? — ella rompió el contacto de nuestras miradas echando su rostro hacia un lado. Dándome acceso directo a su perfil, a su clavícula, a su vena orta que latía rápidamente. Su muerte sería tan fácil como cortar esa hermosa vena vital y dejarla desangrarse.

Cerré los ojos unos segundos para ignorar ese deseo.

— No puedes besarme y luego no querer que te bese de vuelta, no tiene sentido — susurro en su cuello. Entonces voltea en completo silencio aceptando lo que le estaba diciendo, sus ojos reflejaban molestia pero también note un destello de deseo.

Realmente esperaba que no se ilusionara porque era solo un plan, nada más. La detalle por unos segundos y antes de arrepentirme, la besé. Esta vez ella era la que estaba quieta, no respondía el beso de ninguna manera pero algo en mi interior pedía más.

Después de unos segundos rozando nuestros labios, ella abrió la boca dándome acceso a tomar lo que mi cuerpo quería, lo que mi razón no entendía. El beso empezó a encenderse como una fogata incontrolable, tomé su cintura para inmovilizarla contra la pared mientras comía su boca como un animal.

Sé que el siguiente beso debía ser un poco más de solo roces insípidos, solo un poco, pero la rabia y el odio se estaban reflejando en deseo y no podía parar. Alicia soltaba suspiros cortos que se ahogaban entre nuestros labios, mi mente pedía que me detuviera pero mis manos no dejaban de apretar su cintura contra la mía mientras mi boca se movía teniendo vida propia.

No podía controlarme y ella no me detenía.

La sentía vibrar con el mismo deseo abrasador en mis manos, las suyas pasaron de mi pecho a mi cabello para tomarlo en puños pequeños e indefensos. Empecé a tantear sus caderas hasta llegar a sus piernas delgadas y suaves. Las tomé con fuerza haciendo que soltara un quejido entre dolor y deseo.

Bajó sus manos a mis hombros para presionarlas con la misma fuerza, pero no me estaba haciendo daño. Ya me encontraba desconectado de la realidad y simplemente actuaba buscando saciar este deseo dañino y oscuro.

Tomé sus piernas por detrás para levantarla, Alicia se entrelazo en mis caderas haciendo que su abrigo se subiera hasta las suyas. No habíamos dejado de besarnos pero mis sentimientos no dejaban de ser odio y rabia.

Araño sus muslos sin herirla, suelto sus labios para bajar a su cuello y empiezo a esparcirle besos sintiéndola gemir de deseo arrastrando sus uñas por mi espalda. Mordí su clavícula para luego chuparla con intención de marcarla, no sé por qué pero deseaba hacerla mía.

En ese preciso instante me empujó con fuerzas, como si hubiese despertado del sueño donde se encontraba y así como ella regresó a la realidad, yo también.

La dejé en el suelo para alejarme con los ojos en llamas, la observé arreglarse el abrigo y podía ver el pequeño chupón sobresaliente en su cuello, mi entrepierna exigía más, mis manos deseaban tocarla, mis labios besarla pero mi mente estaba torturándome porque había cometido un error.

Yo simplemente la estaba utilizando para cumplir el plan que habíamos establecido y no sentía nada, pero la había besado con una intensidad que cualquiera podía confundir.

El silencio nos absorbió con la intención de hacernos sentir culpables por lo que habíamos hecho, yo había saltado y roto el proceso en el que llevaríamos los besos y ella no me detuvo en ningún momento.

La miré a los ojos y estaban rojos, las lágrimas caían por sus mejillas sonrojadas mientras sus labios temblaban aguantando quebrarse en llanto.

Sin embargo, no sentía nada al verla así. No me conmovía, todo lo contrario, me gustaba verla sufrir por mi culpa. Al notar que no haría nada para consolarla se fue lentamente hacia su habitación y se encerró en su mundo, como siempre lo hacía.

Yo me quedé paralizado en medio de sala pensando en lo que habíamos hecho, en lo que por poco hicimos si no me hubiese detenido y lo peor es que mi cuerpo lo deseaba. Como una alarma Milian pasó por mi mente golpeándome con fuerza, eliminando las sensaciones y todo deseo.

Le fuiste infiel.

No sabía cómo iba a poder explicarle algún día todo esto y que pueda perdonarme. Apagué el televisor y me largué a mi habitación con la cabeza vuelta un ocho. No podía con mi alma, me sentía como la propia basura, toda una mierda.

Si mi familia supiese todo lo que he hecho, la forma en como he tratado a Alicia, estarían muy decepcionados. Yo me sentía bastante decepcionado. Me senté en la cama quitándome la ropa para luego tumbarme en ella, miré el techo completamente blanco como toda la habitación.

Ya quería que estas malditas pruebas terminaran, poder ver a mi familia, a Milian. La había defraudado y ella seguramente debe estar preocupada por mi paradero, asustada pensando en que deben estar haciéndome daño, esperando en que aparezca en su puerta y que le diga que estoy bien, no he muerto.

Me desgarra el pensar todo eso, no evité dejar rodar algunas lágrimas de rabia, de impotencia y mucha tristeza. Faltaba tanto para volver a verlos y yo cada día me convierto en peor persona, todo lo contrario a lo que ellos me han enseñado.

Cerré los ojos con la intención de dormir pero los pensamientos no me daban tregua alguna, esta noche será larga y deprimente. Las imágenes del beso pasan a pasó lento, cada cosa, cada sensación y me cuesta arrancarmelas de la mente. No puedo simplemente ignorarlas, no fue simplemente un beso fingido.

Al parecer la maldición también puede convertirse en deseo insano y oscuro ¿será qué eso era lo que sentía Mac por Alicia? No podía entender cómo era que a él no podía afectarle todo ese odio, yo intentaba controlarlo y resultaba imposible. Algo en él que no me tragaba, su mirada era oscura y misteriosa, pero con ella sus ojos brillaban con admiración pura.

Las lágrimas de Alicia después del beso, no podía sentir nada ahora mismo por eso pero estaba seguro que cuando se me pasara todo el efecto de la maldición estaré sufriendo por dejarla así, sufriendo por mi culpa.

Mañana será otro día y tocará disculparse por todo, incluyendo el beso apasionado sin consciencia.

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Estuve full estos días con el trabajo y veía números hasta en la sopa. Prometo no tardarme tanto para el siguiente capítulo preciosos.

Así que sabemos un poco más sobre la maldición y como puede transformarse, Alex es el primero en descubrirlo y todavía faltan ocho besos. Imagínense los otros, las cosas no estarán fáciles.

En el siguiente, Alicia encontrará algo en la red social que cambiará todo lo que conocen hasta ahora. Puede que su vida mejore como puede que no.

No olviden dejarme su estrellita, no saben lo feliz que me hacen.

Les dejaré mi cuenta de Twitter porque me gusta hablar de mis historias por ahí. @MargeHrnandz

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