Capítulo Treinta.


Confundí por ti mi corazón, lo llenaste de mentiras y de dolor - Ventino

Alicia.

Evitaba verme en el espejo para no recordar la marca que Alex me había dejado en el cuello, me he echado de todo para taparlo pero es un maldito óvalo de color violeta en papel blanco. Lo odiaba por haberme besado así y me odiaba por no haberlo detenido, mi corazón se aceleraba cada vez que recordaba ese momento, sentía una opresión en el pecho y mi mente estaba hecha un lío.

No he salido de mi habitación en todo el día, no quisiera encontrarlo después de lo ocurrido y que me diga lo que ya sé; que ha sido un error, un beso motivado por nada.

Estoy tirada en la cama viendo hacia el techo con la laptop a un lado de mi cuerpo, anoche solo he podido dormir mirando las fotografías de Mac porque al único que quiero a mi lado es a él. Lo que pasó con Alex fue un impulso de hormonas y lo único en lo que pensaba era en Mac, en lo distinto que había sido cada beso a su lado, tan delicado y cálido a diferencia de estos.

Escucho que tocan la puerta y ya sé quien es el responsable, sin embargo no me muevo, no pienso abrirle. Después de unos minutos me siento con intención de ir al baño y observo una nota en el suelo. Me quedo paralizada por un momento sin entender, me levanto para tomarla y estoy más confundida al leerla.

Quisiera disculparme por lo que pasó ayer con una cena en el restaurante que tu padre me ha recomendado, sus guardias nos llevarán al lugar y solo estaremos nosotros. No tendremos que preocuparnos de si alguien es afectado por la maldición. De verdad estoy muy arrepentido y quiero corregirlo, espero aceptes mi invitación.

Con cariño, Alex Mcflay

Estoy completamente segura que no fue Alex quien escribió esa nota, sino Nicolas ¿una cena? ¿Él sigue creyendo que esas cosas van a funcionar? Quisiera romper esta estúpida hoja en mil pedazos e ignorar la invitación pero sé que perjudicaría a Alex y no quiero eso, somos un equipo a pesar de todo lo que pasó.

Abro la puerta en su búsqueda para preguntarle la hora y el día, no especifica si es hoy o mañana o dentro de cuánto. Camino por la sala, la cocina y no está por ningún lado, entonces me dirijo a su habitación y me detengo frente a su puerta, llamarlo me esta costando un mundo, enfrentarlo después del beso me quema.

Cuando me decido a tocar la puerta se abre dejándome con la mano en el aire, un Alex con los ojos rojos y el cabello mojado aparece en mi campo de visión, su abdomen está completamente expuesto y en sus caderas está envuelto un paño. Tal parece que acaba de salir de una gran ducha y hago un rápido escaneo de su cuerpo bastante aturdida por el momento.

Él me observa por unos segundos que me parecen interminables para luego hacerse a un lado y dejarme pasar, dudo por un instante porque aunque sé que no me hará daño físicamente si que lo hace emocional y duele más, una herida interna tarda más en curarse que cualquier otra herida física, la marca que deja después es imborrable.

— ¿Vas a pasar o no? — menciona irritado y sé que hemos vuelto a lo de antes, la maldición vuelve a ser parte de nuestro día a día y cualquier sentimiento de amistad queda a un lado y sin efecto.

Reacciono para dar varios pasos y entrar por primera vez a su habitación en este lugar, al igual que el mío no tiene nada que lo caracterice y todo es completamente blanco e impersonal, me tiento a observar cada rincón de su estancia quizás por curiosidad, quizás para esquivar su presencia que me aturde.

— Vine porque quiero saber el día y hora de esa cena — explico un poco nerviosa mirando hacia la ropa acumulada a un lado de la cama. Estoy de espaldas a él y puedo sentir como el ambiente se va tensando a nuestro alrededor, cierra la puerta y brinco asustada por el sonido.

— Mañana a las siete — con cada palabra se va acercando hasta sentirlo atrás de mí, se inclina a mi oído con la intención de susurrarme — ¿significa que me perdonas?

Me alejé para voltearme y darle la cara, el descaro de preguntar esa estupidez cuando no fue quien escribió la nota. A un metro de distancia puedo apreciar sus hipnotizantes ojos verdes como la piedra jade, mi madre tenia unos zarcillos con esa piedra y puede cautivar a cualquiera. Sin embargo, se podía apreciar como la oscuridad merodeaba de un lado a otro a través de ellos sin descanso, él me veía como si quisiera asesinarme y sé que es lo que está pensando pero es inevitable verlo y no pensar en el beso.

¿Perdonarlo? No, no puedo perdonarme ni siquiera yo por eso. Voy a la cita, que no es una cita en lo absoluto, solo para seguir con el plan.

Asentí porque las cámaras nos observaban y no podía estamparle una bofetada, que es lo único que me provocaba. Di un paso hacia adelante esperando que se moviera para salir y no lo hizo, no apartaba la mirada de mí y resultaba muy incómodo.

Mi cuerpo temblaba de rabia, de impotencia por no poder decirle lo que tengo acumulado en la garganta, quería golpearlo, herirlo y a la vez sentía el extraño y minúsculo deseo de volver a besarlo. No sabía por qué y eso también me enojaba, apreté las manos en puños y con la mirada le transmitía todo lo que sentía.

Su sonrisa diabólica apareció para hacerme colapsar, mostrándome su blanca dentadura y sus labios rosados bastante suaves, sabor a... okey dejemos los pensamientos. Me cruzo de brazos esperando que se quite pero no lo hace, no mueve ni un músculo.

— ¿Podrías quitarte? Ya me voy — hablé alto y claro con la irritación palpable en mi voz.

— Quisiera hablar sobre lo de ayer — no no, yo no quería tocar ese tema, no aquí frente a las cámaras. No aguantaría y le diré sus cuatro cosas para luego golpearlo por haberme dejado esa estúpida marca.

— Baño — susurré tan bajo como para que solo Alex escuchara y él asintió para darme la espalda y caminar hacia su baño. Esta vez nuestro escondite será en su baño, lo seguí después de respirar unas cuantas veces calmando mis pensamientos.

Nos encerramos en el pequeño espacio, igual que el mío. Alex se ubicó cerca de la bañera y yo cerré la puerta para quedarme ahí, por si algo salía mal tenía la opción de abrir rápido y correr.

Antes de que él decidiera hablar ataque bastante cabreada con su existencia y todo lo que hace.

— No entiendo cómo me preguntas si te perdone, claro que no lo hice ¿eres idiota? Me violaste la boca y me dejaste una horrible marca en el cuello — no paraba de hablar y hablar desahogándome de lo que habíamos hecho — y para colmo tengo que aceptar esta ridícula cena que sé no planeaste.

— Que bueno que estas consciente que no la escribí yo — menciona relajado mirando hacia la bañera que se está escurriendo todavía por la ducha que el susodicho se había dado antes de que yo apareciera. Eso me hizo percatar que seguía prácticamente desnudo y no me agradaba, tenía que haberlo mandado a vestir antes de entrar en este pequeño espacio.

— Tu simplemente no te disculparías. Sólo te pido que sigas con el maldito plan tal y como lo hemos hablado, sin estos contratiempos... — soltó una burla falsa para luego mirarme.

— ¿Contratiempos? ¿Besarnos te parece un contratiempo? — dio un paso hacia mí para quedar a centímetros de distancia, estaba bastante molesto, más de lo que la maldición puede añadir — Tu dices que yo te viole la boca pero no lo impediste, así que no hay ninguna violación.

— Fue un error — aclaré.

— Que disfrutaste, que deseabas y del cual querías más. No puedes simplemente hacer como si yo soy el único culpable — me señaló molesto con su dedo en acusación sin tocarme. Se veía como deseaba lastimarme y la manera como se contenía. Yo me sonroje por las palabras que había usado, porque tenía razón y no quería dársela.

— Necesito que eso pare ¿entiendes? Nada de disfrutar y desear, mucho menos querer — estaba pegada a la puerta como una solapa porque él se encontraba muy cerca y sentía que no podía respirar, al darse cuenta de mi sofoco fue cortando más la distancia hasta tenerme acorralada.

— ¿Tu crees que yo quiero algo así? — susurró cerca de mi cuello y mi piel se volvió de gallina — la maldición me llevó a eso, convirtió el odio en deseo al rozar nuestros labios y no pude controlarlo. No es algo que yo quiera, porque no lo quiero.

Sus palabras en otro momento seguramente me lastimarían pero justo ahora no me importa, yo tampoco quiero que sienta nada por mí. Lo empujo con mis manos para poder verlo a la cara, su pecho está caliente y duro, sentirlo así es un conflicto existencial.

— Entonces los siguientes besos seguirán su proceso y si se descontrola, yo pondré el impedimento — asintió de acuerdo con mis palabras pero no se aleja — ¿puedes darme espacio?

Lo pensó por unos segundos para luego hacer lo que le pido, se aleja y se sienta en el borde de la bañera viendo hacia el suelo pensativo. Tomo aire suficiente para calmar mis hormonas, mis pensamientos locos e incoherentes. Necesito salir de aquí.

Antes de darme la vuelta con intención de irme su voz me detuvo, tan ronca y ausente que me hizo estremecer. Se veía abatido y molesto, respirando con dificultad mientras su cabello casi seco caía en su frente.

— Mañana debemos besarnos de nuevo.. — sabía que esto le costaba tanto como a mí. Él traicionando a su enamorada y yo traicionándome a mí y la memoria de Mac — haré lo posible para que sea un beso rápido y así no suceda lo de ayer. Podemos hablar del tema y fingir que aceptas mis disculpas.

— Esta bien, me parece... bien — hablé con la voz pausada y me sentí un poco tonta porque me estaba afectando su estado de ánimo. Verlo así solo me daban ganas de calmarlo, de consolarlo, así como él lo había hecho conmigo días antes con la pérdida de Mac.

Extrañaba esa parte de él. Me dolía.

Asentí al notar que no diría nada más y abrí la puerta para irme, necesitaba un respiro, estar a su alrededor era tóxico y dañino, me hacía perder la cabeza en cuestión de segundos y no me gustaba sentirme así.

****


Me encontraba observando las calles vacías y oscuras del desconocido lugar donde nos mantenían hasta no sé sabe cuándo. Hace unos minutos que salimos escoltados del edificio y me habían colocado los lentes para no tener problemas con los guardias, Alex no se alejaba de mí a pesar de estar irritado y molesto.

Decidí usar un vestido azul claro y un abrigo del mismo color para mantenerme caliente a pesar del horrible clima de aquí. El frío es insoportable a diferencia de Villacoral, las calles se encuentran prácticamente vacías sin árboles, nada. El lugar no me gustaba en lo absoluto como la idea de permanecer aquí por mucho tiempo, me da terror.

Alex se encontraba a mi lado en completo silencio usando un traje negro que Nicolas le había enviado con la nota de invitación, a ese señor no se le escapaba nada y todo desea controlar. Me molesta que debamos hacer lo que él pide cuando solo nos hace mal, pero el no hacerlo podría ser peor.

Pasó mi vista hacia su presencia para notarlo intranquilo moviendo la rodilla de arriba a bajo en señal de nerviosismo. Los brazos están cruzados en su pecho y mantiene la mirada hacia la ventana del auto. Tan ajeno y distante, quisiera entrar en su cabeza solo para ver qué tanto piensa, para saber cuáles son sus miedos. Me quedo ahí razonando en lo que sería mi vida sin él y lo que sería la suya sin mí.

En su caso ya puedo imaginar la respuesta; completa y feliz. La verdad es que yo no he aportado nada bueno a su vida, todo lo contrario. Los ojos se me empañan de tristeza y rabia, todo junto. Quisiera desaparecer.

Nos detenemos después de unos cuantos minutos, bajan los guardias y abren la puerta de Alex para hacerlo bajar como un delincuente, mientras que a mí me permiten el tiempo que quiera para bajar, solo por ser hija del jefe asesino. Es bastante repugnante y a este punto esa niña que era sus ojos murió.

Llevo su apellido porque es inevitable pero ya no soy su hija. Lo que ha hecho no lo perdonaré ni hoy ni más adelante, simplemente quiero irme lejos de su dominio, ser feliz.

Al bajar noto lo elegante del sitio, es pequeño y reconfortante de paredes rojas y negras con detalles dorados. En la entrada hay un gran cartel donde titilea Rose of Love, dos muros altos cubiertos de rosas rojas se encuentran a cada lado de la puerta principal. Demasiado romántico para mi gusto.

Ya en el lugar nos atiende un hombre vestido en traje negro con una corbata roja, el cual me entrega una rosa en señal de bienvenida. Aquí se lleva la misma temática con las paredes y en cada mesa hay un jarrón lleno de rosas, en este caso de varios colores, cada mesa se diferencia por un color.

La de nosotros era de rosas azules, me encantan las azules y estoy segura que Nicolas lo planeó así. Nos sentamos uno frente al otro sin hablar mientras el hombre nos entrega el menú y se va.

Yo sigo con los lentes puestos y no hay riesgos de nada. No dejo de estudiar el sitio, en el centro del techo hay una gran lámpara en forma de rosa con pequeños bombillos esparcidos a su alrededor como pequeñas rositas.

Al final hay una pista de baile pequeña con el bar a un lado de la misma. Resultaba un poco abrumador este lugar, todo rosas y amor, era incómodo cuando no venias en plan de enamorados. Decidimos la especialidad de la casa y en cuestión de minutos ya teníamos la comida frente a nosotros con una botella de vino.

No tenía hambre y sabía que Alex se estaba conteniendo para no romper todo a pedazos pero debíamos fingir, así que cuando voy a probar la comida unas manos me quitan los lentes. Por un momento me quedo inmóvil y asustada, quiero voltear a ver quién ha sido pero Alex me detiene y la persona habla.

— Para la cena no los necesitará, solo serán el joven y usted. No hay peligros — mencionó una voz desconocida pero imaginé que era uno de los guardias. Asentí con el corazón acelerado y se fue.

— ¿Aquí también habrá cámaras? — susurro un poco aturdida con la situación. Él me mira con enojo y mueve sus hombros hacia arriba en señal de desconocimiento para empezar a comer su plato.

Yo hice lo mismo y estaba bastante delicioso. La verdad no sabía muy bien qué era pero tenía pasta, carne y un queso exquisito, además de otros ingredientes que no supe reconocer. La combinación es perfecta y magnífica, me deleito encantada cerrando los ojos con una sonrisa en cada bocado.

— ¿Estas teniendo un orgasmo o qué? — abro los ojos asombrada por sus palabras un poco descaradas y mis mejillas se sonrojan — Estas haciendo sonidos extraños y tu cara es puro placer.

— ¿Cómo vas a decir algo así? ¿No respetas? — según he aprendido en los libros un orgasmo se obtiene a través de las relaciones sexuales y las sensaciones son alucinantes según detallan con éxtasis y clímax pero nunca he sentido uno, obviamente ¿Cómo puede hacer una comparación semejante? No tiene sentido.

Él me observa unos segundos con confusión clara en sus facciones para luego sustituirlas por una sonrisa maliciosa y pícara. Mi rostro está que echa fuego de lo rojo y estoy bastante molesta por el comentario.

— ¿Qué dije? ¿Es qué nunca...? Ah claro que nunca lo has experimentado, que triste — menciona con cinismo y burla — tampoco creo que lo hagas, así que mejor ignora el comentario.

Sus palabras se clavan en mi interior como cuchillos, es un completo idiota cuando la maldición lo consume.

— Si, mejor — digo para terminar la comida que ya no me parece tan exquisita, se convirtió en papel para mi paladar. No voy a llorar frente a él, no me dejaré.

Cuando él termina, una persona llega por mi espalda para quitarnos los platos y sustituirlos por otros con una pequeña porción de torta. Intento comerla pero el nudo en la garganta no me deja tragar con facilidad.

— Lamento lo que pasó ayer y mi imprudente beso, sé que estas superando la muerte de Mac y no debí... Perdoname — lo observé sabiendo que sus palabras eran falsas, estaba ocultando sus verdaderos sentimientos para los posibles observadores. Porque nos encontrábamos solos pero no en su totalidad, no para decir las cosas como son.

Su rostro es imposible de descifrar, sus ojos verdes solo me expresan cuanto odio sienten pero nada más. Me toca fingir que acepto contenta y que estamos bien, todo perfecto.

— Esta bien, gracias por esta cena. Yo también lamento haberte provocado antes, no debí... — esto era una completa estupidez, estar disculpándonos como si realmente estuviésemos... No, claro que estamos arrepentidos pero no por ese tonto beso que le di al principio sino por el otro.

Pensarlo me lleva la sangre a la cara y las manos me empiezan a sudar, odio sentirme así, odio que él me afecte. Sonreí fingiendo que lo he aceptado y me devuelve el gesto estirando su mano.

En otro momento estuviese saltando de emoción por esta velada y tener al hombre de mis sueños en traje extendiendo su mano para invitarme a bailar.

— ¿Bailas?

Mi corazón estuviese latiendo desenfrenado solo por esa pequeña interrogante, por el hecho de que, a pesar de la maldición, él lo esta "intentando". Pero el saber la realidad de las cosas, que todo es fingido y que el sentimiento de odio nunca se irá, me hace mantener los pies en la tierra, mi mente enfocada y sin ninguna ilusión entre los dos.

Acepté su mano para levantarnos y me guió hasta la pista donde empezó a sonar una horrible música romántica que no he escuchado nunca.

Momento de película, el cual toda mujer sueña con su chico ideal.

Me toma de la cintura con una mano mientras que con la otra sostiene la mía, al mismo tiempo posiciono mi mano libre sobre su hombro izquierdo para empezar a movernos de un lado a otro a ritmo de la canción.

Tenerlo así de cerca me afecta, claro que lo hace, pero no como antes. Las mariposas han sido envenenadas con realidad.

— Esto es una mierda — susurro lo que pienso a centímetros de su cuello. De vez en cuando Alex presiona mi mano con un poco de fuerza solo para hacerme saber que me odia. Yo le piso el pie en respuesta y así seguimos bailando hasta que termina la segunda canción y regresamos a la mesa.

De esa manera concluyó la gran cena y regresamos al edificio como si nunca lo hubiésemos dejado. Al entrar él me toma entre sus brazos y me da el esperado beso tan corto y fugaz como debió ser el anterior. Solo faltan siete, pensé cuando me soltó como sí mi aliento fuese un ácido mortal.

Cada quien se fue a su habitación, eran las diez de la noche cuando me acosté en mi cama sin una gota de sueño. El día de hoy ha sido bastante agotador, el fingir y todo ese royo de esperar un estúpido beso. Siquiera lo vi después de eso, no sé si la maldición volvió a convertir el odio en deseo, yo me dirigí a mi lugar seguro como si no hubiese pasado nada.

Realmente no pasó nada, así que...

Busqué mi laptop, ya con un mono y un abrigo, sin olvidar las medias por el horrible frío que hacía esa noche. La prendí con la misma curiosidad de todas las noches, buscar el perfil de Mac y ver si me ha respondido, si aunque sea lo ha visto. Es un poco loco lo sé, pero esa minúscula esperanza que se creó después de los extraños sueños que no han dejado de molestarme me motiva a intentarlo.

Entro a la mensajería cuando noto que hay una notificación, rápidamente le doy click con el corazón en la mano. Después de ese momento las cosas se detuvieron, mi mente se nubló y frente a mis ojos solo podía ver una sopa de letras.

Existen sucesos predecibles, esperados y hasta planeados como la cena, pero lo emocionante de la vida es cuando no esperas algo porque lo crees imposible y se presenta delante de tus ojos. Yo, como muchos, le digo milagro. Te llena de felicidad de una manera indescriptible, te da ganas de seguir adelante, de luchar por lo que quieres y ser feliz, te hacen despertar del letargo en el que la monotonía te mantiene suspendida. Es vivir.

Así me sentí al ver su mensaje, no paraba de leerlo, de abrir y cerrar la página creyendo que había alucinado, de llorar. Mac Starlin estaba vivo y yo me sentí irreal.

Hola preciosa, lamento haber tardado en responder. No había podido usar internet después de lo que pasó ese día. No esperaba encontrar este hermoso mensaje tuyo, estuve a punto de morir y quedar incinerado en ese lugar pero gracias a Dios salí de ahí antes de que explotara, estoy vivo princesa y con más ganas que nunca de cumplir nuestros sueños, de fortalecer nuestro amor. No sabes cuánta falta me haces, todas las noches que he soñado contigo, estaba volviéndome loco y no me permitían buscarte o podía morir. Te amo con cada latino de mi corazón, eres mi vida y todas las promesas que te hice las cumpliré. Dime dónde te tienen ahora y prometo que te rescatare, hermosa. Dios nos esta dando una oportunidad y no podemos desperdiciarla.

Anexado a una fotografía de su rostro para que no quedara duda de que era él.

_______________________________

Para los que aman a Mac, les dedico este capítulo. Yo les dije que siguieran leyendo, no podía decirles que iba a volver pero claro que todo estaba fríamente calculado.

El caramelo oscuro ha vuelto para buscar a su princesa en apuros ¿cómo hará? ¿Alex lo permitirá? Pronto lo sabrán.

Denme muchas estrellitas y actualizaré más rápido de lo usual. Besos agridulces.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top