Capítulo Cuarenta y Cuatro.

Dedicado a @ThayleMendoza Gracias por seguir la historia princesa 🌻

''Me congelo para aterrizar en tu recuerdo'' - belanova.

Mac Starlin.

Verla desnuda e inconsciente me daba una clase de placer indescriptible, pero deseaba más, pedía verla ahogarse en dolor hasta la muerte, suplicando piedad. Que sienta lo que mi hermana sintió por culpa de su padre.

Al otro lado del sótano, bajo la tenue luz de las velas se encontraba mi madre terminando el circulo hecho de cenizas de huesos humanos, la estrella de seis puntas se había marcado con la sangre de su propio brazo.

El ritual serviría para traspasar la juventud de Alicia a ella. Era lo único que deseábamos de esa niña, porque gracias a la maldición estaban estrechamente conectadas. De esa manera, Alicia moriría y mi madre estaría sana y joven.

Lo teníamos planeado desde que nació, por esa razón no la asesinó junto a su madre, la maldición sirvió para mantenerla cautiva y protegida del exterior, sana y preciosa para el día de su sacrificio. Siempre la estuvimos vigilando desde la distancia, protegiéndola a pesar del odio que le teníamos.

Cuando conocimos que la banda del Dragón iba detrás de Nicolas, me preparé para presentar mis servicios, él nunca supo mis verdaderas intenciones y me gané su confianza por cinco años. Lo de vigilar a Alicia, lo de capturarla fue gracias a un sueño que mi madre con su magia negra le reveló.

Ella conoce como destrozar a una persona sin necesidad de esforzarse, es capaz de adentrarse en sus sueños, tocar sus miedos y explotarlos, para que termine haciendo lo que ella le pida sin que la persona sepa que está siendo manipulada. Utilizó a muchos para hacerme el camino más fácil.

Incluyendo a Alex.

Tan inocente y tonto, ¿La maldición se convirtió en deseo de un día para otro? A nuestra conveniencia y solo para llegar a Alicia. Como quitarle un dulce a un bebé.

A la única mente que no ha podido acceder es la de Nicolas, de alguna manera ha sabido bloquearla. Pero, de todos modos, no hizo falta. Alicia ya es nuestra y pronto su vida llegará a su fin con el propósito establecido.

- Alex ha despertado de la alucinación pero sigue aturdido - mencionó mi madre con su voz pausada de tanto cansancio, no ha dormido nada por estar creando el ritual - nos quedan aproximadamente treinta minutos para que haga despertar a los otros y descubra la verdadera puerta. Tráeme a la niña.

Hice tal y como me dijo, cargue el cuerpo completamente dormido de Alicia y lo coloqué delicadamente sobre la estrella de sangre en el suelo.

- ¿Cuánto te tardará hacer el ritual? ¿Por qué no los asesinamos de una vez? -me quedé observándola fijamente, las marcas y arrugas en su rostro estaban bastante pronunciadas y la enfermedad que estaba infectando su sangre se le notaba en la piel pálida, en las ojeras moradas bajo sus ojos cansados y los rosetones esparcidos por todo su cuerpo.

Los años y la venganza le han llevado la vida, antes de eso, cuando mi hermana estaba con nosotros, éramos felices. Solo nosotros tres, no necesitábamos a nadie más para vivir, nos amábamos tanto que lo que le afectaba a uno, le afectaba a los tres, fuese bueno o malo. Mi madre no utilizaba la magia que había aprendido de su abuela, porque no lo veía necesario, no nos faltaba nada, el amor nos complementaba a todos.

Hasta que sucedió esa desgracia y cuando ella murió, nuestra vitalidad y amor murió ese día. Dejándonos un odio que fue creciendo con el tiempo y la venganza se volvió nuestro único objetivo en la vida.

- Ese muchacho es inocente, ya suficiente hiciste con colaborar para la muerte de su mujer, tiene una bebé esperando por él - suspiró - nuestro objetivo es la familia Robert, Nicolas ya murió y su hija va por el mismo camino. No, no tardaré más de quince minutos.

No estaba de acuerdo, pero no podía quejarme o llevarle la contraria. Me coloqué a una esquina del lugar para observar sin molestar el proceso, contando los minutos exactos antes de que Alex aparezca.

Mi mamá tomó sus utensilios para cortarle las venas en las muñecas a Alicia, fue rápido y la sangre empezó a desbordarse sin control.

Yo no sentí más que placer.

Se quitó la bata quedando completamente desnuda y se acostó a su lado, tomó su mano y empezó la invocación.

Las luces empezaron a titilar, el viento enloqueció a nuestro alrededor creando remolinos, pero el fuego de las velas se mantenía y se elevaba hacia el techo, después de unos minutos estaba incendiado con una capa de fuego.

Tuve que agacharme, pero seguía atento por si algo salía mal. Ver a Alicia con las muñecas cortadas me trajo imagines de la muerte de mi hermana. Regresé de manera inmediata a ese día, lo sentía como si lo estuviese viviendo otra vez y mi pecho ardía.

La buscaba para invitarla a comer helado, quería ayudarla alegrar su día. Después que regresó a casa no se le ha visto sonreír ni una vez y no entendía por qué, nadie quería decirme. Ya no era mi hermana la chica que había vuelto, era un ser sin alma, sus ojos estaban vacíos y eso me destrozaba.

Busqué las maneras que estaban a mi alcance para hacerla feliz, para devolverle la alegría.

Ese día me di cuenta que nadie nunca iba a poder.

Me acerqué lentamente a la puerta de su habitación con el corazón a mil por segundo, tenía miedo de que me rechazara de nuevo, o que me ignorara, no lo soportaba.

- Hermanita ¿No quieres ir a comer helado? He reunido un poco de dinero de las mesadas y podemos ir por tu helado favorito sabor a fresa - la voz me temblaba como todo el cuerpo por el miedo. Tenía impotencia y rabia de sentirme así con mi hermana. Ella no era una desconocida, ella era la mejor y sabía que volvería a ser la de antes. Solo tenía que ayudarla.

Mi mamá siempre dice que el amor cura cualquier herida y dolor, así que estaba seguro que mi amor era más que suficiente para curar el suyo aunque no sabía qué era lo que le había pasado. Toqué la puerta unas cuantas veces esperando alguna señal.

Estábamos solo nosotros dos en la casa, porque mi mamá tuvo que ir a comprar unas cosas al mercado. Me había pedido que la vigilara en todo momento, pero ella no espero para encerrarse en su habitación.

Tardé unos minutos pensando en la manera de abordarla, una excusa para sacarla de ahí, y otros más rompiendo el cochinito y contando el dinero para ver si era suficiente para llevarla a comer helado.

Seguí insistiendo, no podía escuchar nada del otro lado, quizás se había quedado dormida. Abrí lentamente, con el corazón latiéndome a mil por hora.

Todo estaba sumido en oscuridad, pero ella no se encontraba en la cama, la misma se encontraba perfectamente tendida.

La puerta del baño estaba semiabierta, pero me pregunté ¿Por qué no me había respondido? Era muy pequeño para entender lo que ví después, para procesar el motivo de sus acciones. En ese entonces me culpe, y hasta entonces no he podido perdonarme.

Al abrir la observé flotando en una bañera llena de sangre, sus brazos colgaban a cada lado y su cabeza descansaba con los ojos cerrados. Me paralice al ver sus muñecas cortadas y su piel blanca como la nieve.

Me tiré al suelo a llorar desconsolado, las monedas cayeron por todo el lugar y ese fue el único sonido por cuestión de minutos, hasta que se detuvieron, y el ambiente se volvió pesado, asfixiante, sentía que no podía respirar y desee ser yo quien estuviese en esa bañera.

La había perdido para siempre y no me había dado el tiempo para demostrarle todo el amor que le tenía.

No soportaba el dolor del recuerdo, como si lo estuviese viviendo de nuevo, lo estaba sintiendo todo tal como ese día y me desgarraba el alma una vez más.

Me encontraba en el suelo de rodillas y las lágrimas me ahogaban, quemaban como el fuego sobre mi cabeza. Vi a Alicia pasando por lo mismo que mi hermana, recordé como no pude salvarla por haber tardado tanto. ¿Es que acaso voy a dejar que pierda la vida otra persona inocente?

Entonces apareció, en medio de las dos, como un ser de luz, era ella, sus ojos brillaban y su cabello largo negro como la noche caía en cascada hasta sus caderas. Las marcas en sus muñecas ya no estaban.

Era la primera vez que la veía después de tantos años. Lo sentí irreal, creí que estaba alucinando, parpadee varias veces pero la imagen no se iba. Empezó a caminar hacia mí. No sentí miedo, deseaba tanto abrazarla, creer realmente que era ella.

- Amor mío, dime ¿Por qué le están haciendo eso a una niña inocente? ¿Es que no ven que son tan iguales y peor que Nicolas? ¿Creen que me están haciendo justicia? Yo nunca les pedí algo así - Negó, estaba molesta y su presencia me tenía perturbado, estaba perplejo - Estoy muy decepcionada. Tú no eras así, tenías un futuro brillante y decidiste acabar tu vida por una miserable venganza sin sentido.

- No tienes derecho a decirme eso, tú también lo tenías e igual decidiste dejarnos - mi corazón estaba oprimido a un punto que creí que sangraría - ¿Cómo pudiste?

- Yo cometí el error de quitarme la vida creyendo que así acabaría con tanto dolor y sufrimiento, no pensé en ustedes y no sabes cuánto me arrepiento de eso. Pero ya no puedo cambiarlo, sin embargo quiero que tú dejes la venganza a un lado - Extendió su mano y se la tomé para ayudarme a levantar, tenerla frente a mí, siendo ahora más alto que ella, me lleno el corazón de sentimientos tan contradictorios - Esa niña no ha dejado de sufrir sin ser culpable de nada. Le están haciendo lo que él me hizo a mí. Están siendo como él.

Me dio un abrazo, que no se sintió tan fuerte como los naturales, pero pude sentir su presencia como una brisa que relaja y llena el alma. Si la amaba con todo mí ser, ese día la amé mucho más.

En ese instante desapareció como humo del mismo fuego. Mi vista volvió Alicia y a mi madre, no podía seguir con esto.

No podía.

Rápidamente pensé en detener la sangre, me quité la camisa y la corte en cuatro tiras.

Empecé por Alicia que tenía más tiempo sangrando, desconocía las consecuencias de cortar un ritual a mitad del proceso pero no podía seguir viendo como moría alguien más por una venganza. Estaba cegado y no pensé en lo decepcionada que podía estar la memoria de mi hermana.

Le apreté las muñecas con fuerza una a una para detener el sangrado. Su piel estaba más pálida de su color habitual. Esperaba que no fuese demasiado tarde para ella. La culpa no me dejaría vivir tranquilo.

Fui por mi madre para hacer el mismo proceso y detener su sangrado, ya después tendré que explicarle el motivo de mis actos cuando despierte.

A lo largo de los años he aprendido a los golpes que es imposible escaparse de las consecuencias de nuestros errores, sea en el mismo instante o un tiempo después. Yo sabía que debía pagar por todo lo que hice, pero no esperaba que fuese así de rápido.

El impacto de un disparo dio con mi espalda, en el sitio exacto para inmovilizar mis extremidades, haciéndome caer sobre el cuerpo de mi madre que seguía inconsciente y desangrándose.

No pude ver el causante, pero sabía quién había sido. Me quedé en silencio observando sus zapatos frente a mí, fácilmente pudo matarme, pero no lo hizo. Caminó hacia Alicia y la tomó entre sus brazos, como una doncella siendo rescatada por su príncipe azul. Yo era el villano a pesar de haberme arrepentido, mi final iba a ser este y no podía evitarlo. Lo merecía.

- Espero se pudran en el infierno - habló Alex para largarse sin más. No me afectó en lo absoluto quedarme ahí sin poder hacer nada, ver a mi madre muriendo sí que lo hacía.

- Perdóname mamá. No debimos cegarnos de esta manera. Te amo y espero lo sepas a pesar de lo habértelo dicho por tantos años - Los dos nos estábamos desangrando, uno sobre el otro.

Uní mi mano a la suya y cerré los ojos esperando la muerte junto a ella. Este era nuestro final y no podíamos hacer nada para detenerlo. Los momentos agradables que viví junto a mi familia pasaron por mi mente como una película, en ese instante me sentí completo, porque quizás en la muerte volveríamos a estar juntos y ya nada iba a poder separarnos.

Porque quizás ese era el verdadero plan todo este tiempo.

Los minutos pasaron y podía sentir como mi cuerpo dejaba de reaccionar a causa del desangrado, la respiración me costaba cada vez más y un sueño profundo me atacaba. Me dejé llevar sin más, esperando encontrarla de nuevo.

Todo se volvió oscuridad y ya no sentí más.

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Alex.

Tenerla entre mis brazos era el mayor logro que había tenido en la vida, sus latidos eran lentos casi inexistentes y su vida estaba a punto de cortarse, pero la fe no me abandonaba. Si había llegado a ella a pesar de los obstáculos, a pesar de las distracciones y el engaño, si había podido rescatarla, ella no iba a morir ahí.

No lo iba a permitir, nunca más iba a permitir que sufriera.

Corrí por el oscuro bosque, ignorando a los otros que estaban conmigo, los había abandonado porque intentar despertarlos de esa alucinación en la que habíamos caído me iba a hacer perder tiempo y eso era lo que no quería.

Encendí la linterna y seguí corriendo sin pensar en nada más que llevarla a un hospital. Se encontraba totalmente desnuda y con cortadas en las muñecas debidamente cubiertas por unas telas color negro. Su piel estaba lleno de heridas y moretones, su nariz llena de sangre seca y su cabello también.

Estaba en un estado bastante crítico, me dolía verla en este punto. Sabía que después de esa llamada, cada minuto que pasara iba a ser una tortura para ella. Mac la destruyó hasta Dios sabrá qué nivel, esperaba que al despertar no se permita hundir, que los recuerdos no la hagan perderse. Los minutos los sentí pasar como horas, la adrenalina corría por mis venas como gasolina, ver la luz del otro lado del bosque, resultaba refrescante.

Al salir de ahí, la realidad me golpeo de frente, mi gente estaba de rodillas en fila india, todos siendo apuntados en la cabeza por rifles.

El Dragón nos había encontrado. Fui apuntado y me arrancaron a Alicia de las manos, aunque les pedí que la dejaran conmigo.

- Hay que llevarla a un hospital, va a morir - el Dragón bajó de una camioneta negra, me arrodillaron. La impotencia del momento no me dejaba respirar, quería matarlos a todos.

- Nos volvemos a ver Alex, resulta que creías que te podías burlar de mí y salir ileso ¿no? - cerré los ojos, sabía a lo que venía y no iba a poder salir de esto. Pero necesitaba asegurarme de que Alicia sí.

- Bien, haz conmigo lo que quieras. Yo fui enviado a rescatar a Alicia, no era nada personal, no deseaba burlarme de nadie. Por favor no la dejé morir, es su sangre, llévela a un hospital - Mi voz se quebró a mitad, no me importó mostrar debilidad frente a ellos. Ya estaba cansado.

Él volteó a mirarla por primera vez, su sonrisa se borró.

- No tengo nada en contra de ella, llévenla inmediatamente al hospital más cercano - ordenó al hombre que la tenía cargada - si me llego a enterar que murió, no solo sus cabezas van a rodar, sino la de sus familiares.

El guardia y dos hombres más, se fueron en una de las camionetas que ellos tenían. Le pedí al cielo que no fuese demasiado tarde. Que todo el sacrificio que habíamos hecho por salvarla no se perdiera con su muerte.

El Dragón volvió su vista a mí, respiré profundo y el primer golpe llegó después impactando con mi nariz, haciéndola sangrar. No hice ningún movimiento, las cosas podían empeorar más.

- Antes de asesinarte necesito saber quién va a suplantar a Nicolas ¿Alguien sabe? - ninguno respondió porque nadie sabía realmente. La heredera directa era - entonces Alicia será la nueva jefe del clan. Pobre niña.

- No - susurré lo suficientemente fuerte para que lograra escucharme - Yo tomaré el lugar de Nicolas.

Se burló de mí y los demás presentes le siguieron, como si hubiese contado el mayor chiste de la historia.

- ¿La amas tanto así? ¿No que nadie podía amarla? - No respondí. Me tomó de la cara con fuerza para que lo viera - ¿Dónde está Mac?

Cerré los ojos, cuando le diga que lo asesiné, mi muerte tendrá causa doble.

- Muerto - abrió los ojos en asombro y por un momento se reflejó el dolor en ellos como si fuese su propio hijo.

- ¿Tú lo asesinaste? - No respondí - ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué Alicia estaba desnuda y herida? - dude por un momento en contarle lo que había pasado realmente, pero igual iba a terminar muerto.

- La había raptado para usarla de sacrificio para un ritual con su madre, o eso fue lo que vi antes de dispararle por la espalda - negó con la cabeza y me soltó para levantarse y pasarse la mano por la cara en señal de frustración.

Mi cuerpo estaba ahí pero mi mente no dejaba de rogar que Alicia se salvara, que llegara bien al hospital.

- Quiero verlo - me levantaron del suelo y les mostré el bosque. Me empujaron para que caminara adelante como guía y eso hice.

Llegamos al estanque, los compañeros que había dejado en ese lugar, ya no estaban. El agua del estanque se había vuelto negra como el mismo petróleo. Los animales se encontraban esparcidos, por todo el lugar, completamente muertos y con los ojos negros, vacíos; y las plantas se habían marchitado.

Todo el ecosistema había muerto.

Me resultó un tanto tenebroso. No mencioné nada y los dirigí hacia la puerta. Bajamos lentamente alumbrando con unas linternas y lo primero que note es que Mac ya no estaba, los dos había desaparecido.

Debí asesinarlos, pensé una vez más, lamentándome.

- No están, lo había dejado justo aquí desangrándose junto a su madre muerta - el Dragón caminó hacia la estrella hecha de sangre y se detuvo en medio observando los alrededores un poco perplejo.

Las velas seguían encendidas a pesar de la brisa que entraba por la pequeña ventana al final del pasillo. El ambiente era pesado y oscuro, se podía sentir la magia negra en el aire. Él asintió y caminó de regreso a la salida.

Sin decir nada, salimos del lugar.

- No lo asesinaste. Lo heriste - mencionó observando el agua oscura del estanque. Mi respiración se detuvo por un segundo. Significaba que esto no había acabado, que Alicia no estaba a salvo de toda esta mierda - Tienes que aprender a no dudar en matar al enemigo y asegurarte bien si quieres seguir viviendo en este negocio.

- ¿Eso qué significa? - me sentí un poco aturdido, ¿no iba a morir hoy? ¿Qué clase de juegos mentales eran estos?

- Estoy cansado de tanta guerra por años con mi hermano. Ya está muerto, ya no tiene caso todo esto. Además, tú ya tienes un enemigo que parece más poderoso que yo - en su voz se escuchaba tanta tristeza.

En ese momento recordé lo que había dicho Nicolas antes de morir.

- Yo estuve con él en el momento de su muerte. Y lo mencionó entre tantas cosas, - tomé aire para proseguir - le pidió perdón por todo el daño que le hizo y la muerte de sus padres.

No se dijo nada más y caminamos en silencio por el bosque por un rato. El Dragón nos dejó en libertad a todos y se fue, así sin despedirse ni pronunciar palabra.

Creo que también le perturbaba tanto como a mí la perdida de tantas personas por hoy y en los días anteriores. Tanta guerra, tanta sangre.

Yo había decidido tomar el mandato de Nicolas por Alicia y porque si lo tomaba otra persona llena de odio, solo iba a seguir la guerra. Había tomado la decisión de acabar con eso, y hacer un pueblo mejor para mi hija. Dejando lejos de todo ese mundo a Alicia.

- Debemos ir a ver a Alicia, pero la otra mitad de nosotros ira a la casita donde estábamos escondidos. Necesito que traigan a mi hija - si Mac estaba suelto, necesitaba tenerlas muy cerca. A las dos.

No iba a permitir que nada les pasara. Ese monstruo no volvería a quitarme a otra persona importante en mi vida.

Tarde o temprano iba a regresar por nosotros y yo estaría preparado para enfrentarlo, para acabar con él.

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Adivinen quien volvió después de desaparecer nuevamente. JA, no me maten por favor. Yo soy una princesita.

El capítulo empieza con mi precioso Mac y termina con mi delicioso Alex. Los dos hombres de Alicia. Espero les haya gustado aunque sea un poquito.

Ahora las preguntas para pensar ¿Cuánto le falta a esta historia? ¿Alicia vivirá después de tanto tiempo desangrándose? ¿La bruja realmente esta muerta? ¿Y Mac qué? Avísenme si lloraron porfis.

No se les olvide las estrellitas, amo todo el amor que me dan.

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