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Al despertar, miro delante suyo, la noche había caído y son el su vista - Mierda, no veo nada - suspiro y se levantó, un poco cansado de dormir en el suelo, porque regresar a su casa no era una opción, de ahí lo había capturado, no era bueno volver al mismo lugar y que te captures dos veces, tocando el suelo, sintió el pelaje del caballo, el cual parecía que también dormía, busco su arma a tientas, no lo encontraba y juraba que ahí lo había dejado.
- Oh... vaya, ya despertaste, mejor así no será necesario levantarte - se escuchó la voz de alguien conocido, aunque no lo veía sabia bien quien era.
- ¡Que! planeas encerrarme de nuevo en tu calabozo - dijo, por donde provenía aquella voz - Así que el actual rey de diamantes, lo mismo pero más barato, ¿sabes que tu padre, mínimo sabia tratar bien a sus prisioneros?
- Cómo osas hablar así de mi - dijo El Rey de diamantes, el cual encendió una antorcha, para poder ver delante suyo - Tú sigues usando la faldida provocadora. - dijo en tono de burla.
Esto hizo que su ceja se moviera un poco por lo molesto que le hizo ese comentario, iba a responder hasta que el otro le siguió diciendo.
- Porque lo usas, para seducir a los demás - era la segunda vez que trataba de humillarlo.
Pensó algo y dijo - Mínimo mi ropa es original y no como tú, que llevas las mismas ropas de tu padre, y lo único nuevo que veo es ese pelo parado que tienes - Sabía muy bien que lo que más le dolía al otro era su cabello y esto era la mejor manera para hacerlo enojar.
- Maldito mocoso - saco su espada, para tratar de darle con el, pero Julio pudo observar donde estaba su arma y lo agarro lo más rápido posible, defendiéndose del movimiento, luego tomó aquella arma y rompió la espada.
- Tu inservible espada nunca podrá conmigo y lo sabes - hizo un silbido y el caballo se levantó al acto, y casi al instante se monto en él, y con rápidos movimientos, tomó el escudo también, tratando de escapar en plena oscuridad, sabía muy bien que Martin, haría detrás de él, ya sabia que todos los reinos necesitaban de los joker, pero aun no se sabía para que.
Paso media hora, y sintió que ya había podido escapar del otro - Creo que ya amanecerá - dejo al caballo descansar, no le gustaba torturar a los animales, con hacerlo caminar mucho tiempo, o sobre exceder, además él se ponía en los pies del animal. - Pronto habrá luz, voy a buscar algo que comer - acarició el pelaje del caballo y salio a caminar, mientras miraba por todos lados, fijándose que encontraba, aquella manta, la utilizo para poner los frutos, y luego volver. - Ya llegue - le dijo al animal, depositando las frutas, muchas, ya que el animal gastaba más energía que él mismo.
Comió y dejo al caballo pastar un poco, mientras él buscaba agua, la verdad el alimento llenaba, pero también necesitaba agua o pronto llegaría a la deshidratacion y no era algo que estaba buscando.
Encontró un pequeño riachuelo, se agachó y decidió aprobarlo, estaba limpia y además muy fresca, por lo visto era un buen lugar, cuando terminó de tomar, sabía que debía llamar a su caballo, pero cuando se dio la vuelta, observó al Rey de picas, el cual tenía una cara extraña, aunque Julio pensaba que era por el hecho de que se escapó - Ya te habias tardado - fueron las únicas palabras del menor.
- Es mejor que te dejes de bromas -, se dio cuenta que no tenía su escudo, ni su arma, lo único que pudo hacer era silbar lo más fuerte que podía, y lo hizo y solo se quedo parado esperando. - Ni creas que con esa forma escaparas - se bajo del caballo, ya tenía una cuerda en mano para amarrar al menor, Julio solo retrocedía, esperando que el caballo llegará lo más rápido posible, y casi con el pensamiento, el caballo apareció, con el escudo y arma amarrados, supo que eso fue bueno de hacer antes, se subió casi de un salto al caballo, ya que este se encontraba casi corriendo. El rey de picas no tuvo de otra que subir a su caballo también, ahí se noto porque él era llamado el rey de picas, no tardó nada en subirse y mirar fijamente al otro caballo, los cuales estaban en alto galope, atravesando árboles de manera casi profesional. "Maldito mocoso", fueron sus pensamientos. Fue aun mas grande su sorpresa, al escuchar otro caballo más atrás y mirar al Rey de Trébol, aunque de veía muy amigable y todo pero él es un as para correr con caballo, lo cual le paso, más atrás escucho a otro caballo, noto también al rey de Diamantes, el cual parecía querer hacer competencia con el Rey de Trébol, y ahí estaban tres Reyes persiguiendo al Joker más astuto, cuando Julio miro atrás solo pudo sentirse peor, aun peor cuando se dio cuenta de la presencia del rey de Trébol, que estaba apunto a llegar a él.
"Maldita sea", cuando volvió su mirada delante, noto para su mala suerte, la aparición de un caballo enfrente, el cual hizo que parará lo más rápido posible al caballo el cual levantó las patas delanteras, casi se cayó, pero fue justo a tiempo, pero con esa repentina descenso de velocidad se vio atrapado entre todos los reyes, hasta que escucho a alguien.
- oh... vaya, no me esperaba encontrar otro Joker más - era el rey de Corazones, era un hombre muy atractivo o eso pensaba Julio.
- Tks... en serio - Dijo el rey de Diamantes - Yo lo encontré primero, así que me pertenece por derecho.
- Mi ejército lo capturó antes - dijo el rey de picas.
- Yo estaba por capturarlo - Hablo del rey de tréboles el cual se acomodo las gafas, ya que se estaba cayendo.
- Yo me lo encontré por casualidad - sonrió, a Julio ya que Luciano el rey de corazones sabia muy bien, que podía tener lo que quería con ser amable, y quizás un poco coqueto, lo cual solo provocó un sonrojo en el menor.
- Eso me suena a pedofilia - dijo el Rey de diamantes, no me agradaba que siempre Luciano se llevará todo.
- El caballo me pertenece, y aparte lo capture antes. - Volvió a decir Manuel.
- Yo quiero decirles, que en una pelea, yo les ganaría - les sonrió a todos Sebastián, los cuales puso incómodo a los otros tres reyes.
Por su parte Julio noto que su caballo no podía salir de ahí, así que como sea desenreda sus armas, mientras ve que todos están distraídos. Miro donde podría saltar y largarse, "Maldición", noto una abertura entre en rey de picas y corazón, así que de un momento a otro se levantó y salto, llamando la atención de todos lo reyes, que no la pensaron dos veces empezaron a perseguir al menor, el chico corría a como podía, notando un acantilado a unos metros de distancia, y como pudo, llegó, mientras veía como los otros sabían que el no saltaría de ahí, pero cuando se quiere libertad es muy obvio que Julio haría lo que fuera, miro detrás suyo, y luego delante, donde estaban todos los reyes.
- Piensas utilizar el mismo truco, no crees que si caes puedes morir - Fueron las palabras del Rey Manuel.
- No soy estúpido, volvió a mirar atrás - y con su arma lo lanzó para que se incrustara al otro lado - Te lo dije - tomando el mayor impulso que pudo, salto al otro lado, por poco y casi se cae, todos miraron asustados, pero se dieron cuenta que el niño logro pasar al otro lado, y sacó su arma - Tropa de estúpidos - fueron las últimas palabras de Julio, para empezar a irse corriendo, y buscar donde mantenerse oculto.
- Maldito niño - Fueron las palabras del rey de picas, miro atrás, el cual era su caballo original, se subió a ese y solo dijo - Nadie se burla de mi.
- Tú si que estas loco - fue las palabras de Sebastián, mientras acomodaba sus lentes. - Sabes que si saltas, te puedes caer con tu caballo y morir.
- Déjalo, así tengo a un enemigo menos de quien preocuparme - fueron las honestas palabras del rey de diamantes.
- Suerte - dijo Luciano, mientras todos se apartaban, para ver como el Rey de picas tomaba fuerzas, para que el caballo fuera lo más rápido posible, y saltar, logrando llegar al otro lado por poco. - Creo que doy muy buena suerte - dijo de nuevo el rey de corazones.
- Yo esperaba a que se muera - fueron las palabras de Martin. - Con su permiso me voy, que mañana les declaró a guerra a todos ustedes.
- Igualmente, nos vemos y suerte - dijo el rey de corazones.
- Adiós - fueron las palabras del rey de tréboles, para cada uno marcharse por distintos lados.
Manuel miraba por todos lados, estaba furioso y cansado de hacer esto, un mocoso se burló de él, de un rey, no dejaría pasar esto por alto, no por ahora.
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