Capítulo 43: Recuperando la memoria, Parte I
Capítulo 43: Recuperando la memoria, Parte I
EVA DUNKEL
Mientras caminaba, pensaba en la cuenta regresiva para que ellos entraran a invadir. La verdad no me importaría ahora fingir, como máscaras de amabilidad, una que tenía que mostrarle a todo el mundo mientras dentro de mí solo vivía un infierno que me ahogaba y crecía recordando una y otra vez el rencor que tenía dentro de mí por todos ellos.
Todos iban detrás de sus intereses, a nadie le importaban los demás a menos que tuvieran un beneficio que ganar y ya estaba harta.
—¿A dónde vas?
La voz de Eros a mi espaldas me hizo tensarme. Coloqué una leve sonrisa en mi rostro y me voltee hacia él.
—Te buscaba —murmuré—, me sentía algo sola.
Analicé su expresión, sus labios se estiraron en una leve sonrisa de esa que ahuecaban los hoyuelos de sus mejillas e iluminaba su rostro.
No podía saber si todo hubiera sido diferente si él hubiera recordado lo que sentía por mí. Si él no hubiera sido... un cretino que solo me usó.
—Aquí estoy —dijo y pasó una mano por mi cabello, arreglandolo hasta colocarlo detrás de mi oreja con delicadeza, ahuecando mi mejilla.
«Él tiene a otra, él tendrá un bebé con otra, él ni siquiera sabe que me lo mataron y que junto con nuestro bebé me asesinaron a mí»
Dolía saber que esto era mentira, veía sus ojos brillar al verme, pero, solo sentía que aprendió a ser un perfecto mentiroso.
—Vamos —murmuró—, debes descansar y yo quiero acompañarte.
Caminamos a la habitación donde yo me estaba quedandé, él tomó mi mano entre la suya, era enorme, y entre la mía pequeña, por medio segundo recordé cuando me sentí a salvo con tan solo su presencia. Cuando él cerró la puerta, me voltee hacia él y me acerqué acariciando su pecho.
—¿Que tanto has recordado? —propuse sintiendo que quería ponerlo a prueba, quería saber hasta qué punto él era capaz de seguir mintiendo.
Él volvió a acariciar un costado de mi rostro, sus enormes manos ligeramente ásperas las sentía por medio segundo como bálsamo a mi dolor. Curioso que la persona que me destruyó, lograra apaciguar el dolor en mí interior al menos unos minutos. Sus ojos azules grisáceos se fijaron en mí.
—Eva, si te soy sincero, creo que he recordado la mayoría de las cosas que siento por ti —relamió sus labios—, pero creo que ahora te he conocido y eres una persona bastante admirable. Eres increíble, y me sobran las razones para creer que te amaba y puedo amarte otra vez.
Lo peor de esto era, que sonaba sincero. Cuando hace horas le dijo a ella que yo no le importaba.
—¿Por qué admirable? —cuestioné.
Él no dudó cuando respondió:
—Eres una chica difícil de encontrar y tienes buenos sentimientos, tal vez no recuerde todo lo que te amé, pero, ahora sé que realmente estoy enamorándome de ti.
No respiré porque me di cuenta de que eso era lo que deseaba oir antes, sin embargo ahora, sentía que solo lo decía para controlarme...
... Y si esta vez, sus ojos no mentían en decirme que me amaban, ya era demasiado tarde, porque ya yo no tenía corazón que pudiera amar o sentir, este era el punto final, el que había trazado para dejar de sufrir.
Eros se inclinó y pegó sus labios a los míos, le correspondí sabiendo que esto era una despedida, un cierre y probablemente una muerte a lo que alguna vez fuimos dentro de todo nuestro desastre.
Con mi lengua obligó su boca a abrirse y el soltó un gruñido desde su garganta, uno que indicaba que estaba perdiendo el control y pegó mi espalda de la pared mientras seguía besándome, mi cuerpo se encendió porque aunque tenía el corazón cerrado, mi cuerpo aún estaba con él como si él hubiera sido mi primera vez, como si lo añorara. Sus manos se aferraron a mis caderas y bajaron al borde del vestido que tenía puesto apretándome él trasero contra él, haciéndome sentir lo dura que se le había puesto la bragueta, mientras su boca bajaba por mi cuello, cuando de repente se frenó en seco y con la respiración agitada murmuró:
—Lo siento, no quiero hacerte daño.
«Ya lo hiciste»
Forcé una sonrisa y me coloqué en puntillas para volverlo a besar, él me correspondió y dije entre besos:
—Hagámoslo tan bien esta vez, que no haya más opción y recuperes la memoria.
Él sonrió y volvió a besarme, sus manos abriéndose paso en mi vestido para apretar mi trasero sobre mis bragas y entonces empezó a caminar conmigo hacia la cama. Separó su boca de la mía y me hizo sentarme.
—Acuestate, quiero probarte.
Podía escuchar mi corazón en mis oídos cuando me tocó el hombro para que me acostara y le abriera las piernas sin embargo me levanté y lo empujé por el brazo para sentarlo a él tal vez con demasiada fuerza porque pareció sobresaltado cuando rebotó contra la cama y dije:
—Esta vez, mando yo, príncipe Eros Dunkel.
Él me conservó la mirada, sus ojos se había oscurecido cuando yo me incliné y toqué su rodilla para separarle las piernas y me arrodillé frente a él, abriéndole la cremallera...
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Holaa chicas, a lo largo de día estaré actualizando para que dejen de odiarme :(
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