Capítulo 30: El príncipe está muerto, parte II
Capítulo 30: El príncipe está muerto, parte II
AURORA DUNKEL
—Ayúdala por favor —le dije a Igor—, te lo suplico, sálvala.
Pude tener diferencias con Eva, pero el hecho de que se hubiera metido a la arena para salvar a mi padre, no me era indiferente. Ella necesitaba ayuda rápido, parecía al borde de la muerte.
—Sabes que aquí no tienes ni voz ni voto, printsessa —dijo con ligera irritación sin ni siquiera atreverse a mirarme, yo sabía muy bien que él no me veía porque cuando lo hacía él era capaz de cambiar de idea, era un poder que recién había descubierto.
Yo tenía poder sobre él.
—Mi padre ha ganado —dije levantándome hacía él pero los guardias me tomaron de mis brazos para detenerme—, ayúdala, la conozco.
Igor me miró, su mejor rostro gélido, su quijada apretada como si estuviera predispuesto, pero podía ver un ligero brillo en su mirada cuando sus ojos pardos se profundizaron en los míos.
—Te lo ruego —insistí.
Él se mordió la esquina de su labio inferior con rabia e hizo una inclinación de cabeza hacía uno de sus guardias, estos se comunicaron en ruso dando la orden de que la atendieran rápido y vi en la arena como sacaron a mi padre y a Eva rápidamente de ahí.
—Gracias... —le dije a Igor, sin embargo, él no me miraba él salió de su asiento y los guardias me empujaron y me hicieron seguirlo. Podía notar que estaba enojado, de seguro que planeaba asesinar a mi padre en la arena, porque para nada fue una pelea justa, pero él lo logró.
Llegamos a una de las oficinas de Igor y él le dio un golpe a la pared pareciendo fuera de sí.
—Quiero ver a mi padre —exigí.
Tal vez no era el mejor momento para pedir cosas, pero no me importaba, yo quería verlo, lo necesitaba.
Igor soltó una risa irónica llevando las manos a sus caderas dándome la espalda. De repente, alzó una mano y los guardias se fueron dejándonos solos, pero aún así, no me soltaron las cadenas de mis brazos.
—¿Cuantas veces te voy a repetir que tú aquí no pones las reglas?
Se volteó y empezó a caminar hacia mi, su porte imponente estaba ahí, caminando con determinación, su mirada filosa y cabreada.
—Tú eres mi rehén, tú no tienes poder.
Se detuvo frente a mí, yo no fui capaz de moverme.
—Sé que soy tu prisionera, pero quiero verlo. Si de igual forma me tendras aquí, quiero al menos verlo por una última vez. —repliqué.
Lo vi te lamer sus labios y entonces su mano bajó tomando las cadenas de mis brazos y fijó su mirada en la mia, mí pecho se oprimió en expectativa, era una mirada que decía más que mil palabras, enojo, frustración y... deseo.
—Printsessa, no estoy de humor para aguantar tus berrinches —refutó—, ya me has jodido la paciencia y todo lo que quiero es mandarte lejos.
Di un paso hacia él, podía notar como la tensión estaba ahí, incrementando lo sucedido en la habitación, era algo inexplicable y enfermo lo que mí cuerpo sentía hacia él, porque lo odiaba, lo despreciaba, él era un asco de persona, pero mí cuerpo no obedecía mis opiniones, solo obedecía al deseo.
—¿Por qué no lo haces? —lo reté, él se quedó callado, él ni siquiera me respondió—. Yo sé por qué no lo haces. En mi ausencia solo te desesperó el deseo de encontrarme ¿cierto?
Relamí mis labios y lo miré con una leve sonrisa.
—Por eso no me mataste, ni me has matado, ni me matarás —continúe—, porque deseas tenerme contigo así sepas que te desprecio.
Reaccionó empujandome de las cadenas hasta estamparme de la pared. Su respiración estaba agitada, su mirada inyectada en sangre.
—Cuidado con lo que me dices —susurró con voz ronca—, te mantendré viva hasta que me de la maldita gana.
—¿Por qué? —repliqué— ¿cual es tu maldita obsesión conmigo?
Él pasó su mano por mi mejilla con lentitud, temblé ante su toque cuando su pulgar delineó mi labio inferior y murmuró:
—Eres el deseo que se robó mi corazón, me vuelves débil, por eso sé que debo matarte o mantenerte cerca. He decidido la segunda opción, porque la primera no la podría soportar.
Bajé mis manos y toqué la navaja de su bolsillo que había visto antes cuando él jugaba descuidadamente con ella durante la pelea, la alcé hacía su cuello, recostandola de su piel, él se quedó quieto, posiblemente no se esperaba que yo hiciera tal cosa.
—Solo un movimiento y te corto la yugular. —susurré.
—Mátame —me incitó enojado—, tienes la oportunidad de hacerlo, mátame.
Era simple, solo deslizar el cuchillo por su piel, pero dejé mi mano congelada en su lugar.
—¿Porque me dijiste que estaba muerto? —cuestioné—, me hiciste creer que mi padre estaba muerto cuando no era así.
—Para hacerte mucho daño —replicó mirándome fijamente a los ojos—, porque soy un hijo de puta retorcido que quiere asesinarte de la misma forma en la que me tienes congelado y en abstinencia como si fueras de cristal y no pudiera hacerte daño.
Temblé ante sus palabras, estábamos tan cerca y a la vez tan lejos...
—¿Que le pasó a Gil? —pregunté—, ¿de verdad lo asesinaste?
—No —replicó pareciendo querer mentir como si la verdad fuera amarga—, está vivo.
Solté el cuchillo y este cayó contra el suelo haciendo todo un escándalo.
—¿Entonces eres bueno dentro de toda esta careta de hombre de mierda? —repliqué—, ¿o eres un cobarde?
Él me tomó del cuello, todo mi cuerpo lo sintió, su piel vibraba en ira cuando respondió:
—No te confundas, soy un despiadado asesino, no llevo sentimientos, llevo obsesión, obsesión por ti.
Me di cuenta de que estaba realmente a merced de un monstruo, pero, podía usarlo para mi ventaja, porque la obsesión no podía ser amor, pero si eres significado de lealtad, una que podía usar para manipularlo.
—¿Y qué dirías —pegué mi pecho al suyo—si te digo que me prende que seas tan rudo? ¿Que cada vez que me miras me tiemblas las piernas deseando tenerte?
Fui testigo de como su expresión sería y enojada se transformó a lujuria pura, sus ojos oscureciendose mirándome como lo hizo en la habitación ¿y por qué mentir? Esa reaccion me hizo sentía algo dentro de mi, debía de estar enferma al sentirme excitada por alguien como él.
—Printsessa, te aprovechas de mi debilidad —susurró—, no estoy para juegos.
—Yo tampoco —respondí—, te prometí qué te dejaría tocarme si me dejabas ver a mi padre y cumpliste, así que te lo permito. Tócame.
Él me miró por lo que me pareció una eternidad y entonces sin perder más tiempo, su mano ahuecó mi cara mientras su otra mano me agarraba las muñecas atadas y su boca chocó contra la mía de manera violenta, jadee cuando su lengua se abrió paso para profundizar el beso y...
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Dejaré esto por aquí y me iré lentamente jahhsjsksks ¿que pasará? Chan Chan chaannn, estamos a punto de dar un pequeño giro jiji. Como siempre, ya saben que dedicaré capítulos a los mejores comentarios i teorías :D
Instagram: ysarisareinamoo
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