Capítulo 29: El príncipe está muerto, Parte I
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Capítulo dedicado a: Gataluna
Capítulo 29: El príncipe está muerto, Parte I
EVA DUNKEL
Oh, joder.
El ruido de la multitud era ensordecedor en las gradas cuando el príncipe Eros Dunkel entró en la arena, no llevaba más que un escudo de hierro que protegía su torso desnudo y unos jeans que colgaban de sus caderas, en su mano derecha tenía una larga espada que resplandecia como la plata cuando las luces amarillas del lugar se reflejaba. Sentía que me había metido en una época atrasada de vikingos donde la multitud clamaba por ver sangre y presenciar una cruel muerte ante sus ojos.
Me escabullí entre los asientos de cemento para bajar más y me acerqué todo lo que pude a la arena de combate, donde un mastodonte que olía a cebolla me empujaba mientras bebía de su cerveza y me salpicaba la cabeza. Ahg. Intenté rodarme y de algún modo buscar desaparecerme de los guardias que no me quitaban la mirada de encima por donde me moviera pero fue inútil, estaban en todos lados y me habían colocado un hilo eléctrico muy delgado en el cuello que según entendí porque no hablo ruso, si me llegaba a escapar me aplicarían una descarga eléctrica.
—¡Eva!
Voltee sobresaltada cuando alguien me tocó el hombro, era Patrick; el doctor Patrick, el que me ayudó a salir del maldito castillo. Sonreí mientras mi mirada se iluminaba al verlo, y me apresuré a abrazarlo, por medio segundo creí que los habían ejecutado a todos tras el atentado y aunque teníamos muy poco tiempo conociendonos era como reencontrarme con un amigo.
—Estás bien, me había preocupado mucho —dijo Patrick cuando nos separamos intentando hacerse escuchar entre el ruido de la multitud—, ¿te hicieron algo? ¿Como sigue tu herida?
—No me hicieron nada, me llevaron con Eros —dije—, ¿y a ustedes?
—Nos metieron a todos en diminutas celdas con ratas y moho en la comida, esta gente no es humana —dijo con pesar y asco.
Me di cuenta de que posiblemente la única razón por la que tuve un mejor trato que ellos fue porque estaba con Eros, de lo contrario como dijo Eros, me asesinarian porque yo no significaba nada para Igor ni la mafia Ivankov.
Me di cuenta de que detrás de él estaban todos los rebeldes, todos también tenía un hilo eléctrico alrededor del cuello. Hélio me miró y se acercó a mí.
—¿No crees que es divertido? —dijo Hélio sin pizca de humor—, si Eros muere, nos aplicarán una descarga eléctrica a todos y nos asesinaran.
—¿Qué? —dije sobresaltada—, ¿quién te dijo eso?
—Uno de los guardias, yo hablo un poco de ruso —respondió—, tal parece, Igor mandó a colocarnos esta mierda eléctrica en el cuello y si el príncipe Eros Dunkel muere, nos van a ejecutar también.
Sentí que el mundo se me vino encima al saber que literalmente mí vida dependía de ese hombre.
—¡Eso no es justo! ¡Eso es crueldad! —refuté.
—Igor no es alguien piadoso —dijo Hélio—, él tampoco pretende ayudarnos porque venimos de un país enemigo, si Eros muere, disfrutará nuestra ejecución. Por eso están prohibidas las balas, una mísera espada que garantiza un suicidio. Este es solo un show de morbosidad.
Me quedé en blanco mientras miraba hacia la arena donde Eros esperaba a su oponente, y arriba en un puesto alto en medio de las gradas estaba un asiento que parecía un trono, Igor estaba ahí sentado, no llevaba corona, pero parecía un rey cruel que observaba con entretenimiento lo que se aproximaría; un baño de sangre.
—Va a luchar con un Vyros —continuó diciendo Hélio—, son hombres que están por encima de los tres metros con gran masa muscular, son criados para asesinar desde su nacimiento, los de su raza los juntan con su misma familia para que prevalezcan sus genes, por eso deben de tener una apariencia bastante peculiar.
«¿Qué?» En mí vida había escuchado algo como eso.
Estaba a punto de decirle a Hélio que se callara, porque solo aumentaba mí ansiedad, cuando de repente la multitud enloqueció cuando se empezó a escuchar fuertes pisadas que estremecian los cimientos.
«Se acercan».
Un enorme mostruo salió, tal y como lo había dicho Igor, de más de tres metros con mucha masa muscular, brazos grandes donde sostenía lo que parecía ser un enorme bate con púas filosas en su mano, vestía una falda de gladiador gris, su torso lleno de magulladuras al descubierto, pero lo más aberrante era su rostro, sus ojos estaban tan juntos que parecían no poder mirar correctamente, su nariz tan baja hacía que su boca torcida tomara una forma más extraña.
Tuve un rayo de esperanza de que a pesar de que el Vyros era más grande que él príncipe Eros, él pudiera realmente ganar, Eros era mucho más ágil y entrenado, tenía posibilidades. Sin embargo el rayo de esperanza se esfumó cuando vi con horror como dos Vyros más salieron detrás del primero, estos eran más altos y horribles, pero también ligeramente más torpes, como si no supieran caminar. La multitud enloqueció, Eros parecía un diminuto bocado para esas tres horribles abominaciones.
—¡Eso no es justo! —grité horrorizada al saber que las esperanza se esfumaban.
«Eros está muerto»
Antes el príncipe Eros tenía opción de salir victorioso si era uno solo, ahora era mucho más difícil que de hecho ganara y nos perdonaran la vida.
Sentía que mi corazón latía tan fuerte que lo escuchaba retumbar en mis oídos cuando todo empezó. El primer ataque lo hizo el primer Vyros, él atacó moviendo su bate hacia Eros como si fuera una pelota de béisbol que quería golpear. Eros esquivó el golpe con rapidez rodando por la arena cuando otro de ellos se abalanzó contra él y con él bate empujó a Eros por la espalda haciéndolo volar por el aire hasta estamparlo contra el otro extremo de la arena, el siguiente Vyros se acercó a él en pasos torpes alzando su bate para atacarlo contra la arena, pero de repente, Eros lo esquivó con agilidad moviéndose rápido y alzando su espada con rapidez cortó con el filo el cuello del Vyros, la cabeza rodó hasta separarse de su cuerpo mientras la sangre desbordaba y su cuerpo cayó contra a la arena en un golpe seco.
Fue un silencio ensordecedor por varios segundos mientras asimilabamos que el príncipe Eros había logrado degollar a uno de los Vyros. Y luego la multitud otra vez enloqueció en gritos. Los dos otros Vyros se acercaron a él intentando atacarlo y Eros optó por esquivarlos corriendo lejos de su alcance, sin embargo, no fue hasta ese momento que me di cuenta de que de hecho lo estaban acorralando.
«Joder»
Bajé lo más que pude hasta el borde de la barra que nos dividía empujando a los hombres de ahí, vi como Eros sacó de su bolsillo lo que parecía ser una pequeña piedra y entonces sin ningún preámbulo, lo lanzó hacia uno de ellos dándole justo en el ojo haciendo que retrocediera, tomó su espada y cuando estaba esperando el momento para atacar al Vyros que se acercaba, Eros se distrajo.
«¿Pero qué hace?»
Seguí el hilo de su mirada hacia donde estaba Igor y también me sorprendí al ver lo que él veía. Aurora. Estaba ahí con las muñecas encadenadas, guardias a su alrededor acomodandola en el asiento al lado de Igor. A la distancia no podía verle bien el rostro, pero juraría que estaba también pasmada al ver a su padre en la arena luchando con dos abominables hombres que parecían monstruos.
Entonces sucedió.
Eros perdió la oportunidad de atacar al gigante Vyros y éste arrasó con él cuando con el bate azotó a Eros tan fuerte que hizo que se estrellara contra el muro que dividía la arena de la multitud y cayera al suelo en un golpe seco, el segundo Vyros que había quedado golpeado antes por él, tomó terreno y alzó su bate dándole un batazo directo en la espalda a Eros, miré con horror como empezaba a agarrar impulso para darle otro golpe y supe que este era su fin, porque Eros había quedado completamente inconsciente, y si a él lo mataban, eso significaba que también nos asesinarian a nosotros.
No pensé, solo accioné y saltando la barra que nos separaba salté al terreno lleno de tierra y corrí hacia Eros, sabiendo que en cualquier momento podían fulminarme con una descarga eléctrica.
EROS DUNKEL
Entreabrí los ojos, mi respiración estaba erradica, sabiendo que ya no tenía las fuerzas necesarias para levantarme, podía sentir como la sangre llenaba mis pulmones o mi boca, mi mente nublada en un torbellino de pensamientos y miré mis últimos segundos de vida pasar frente a mis ojos...
... Cuando de repente la vi, no sabía si estaba alucinando, pero, ella estaba ahí. Parecía un reflejo alucinógeno, pero corría hacia mi dirección, agarró uno de los bates abandonado en el suelo y golpeó al enorme hombre que estaba por golpearme, escuché el crujido de su cuello cuando le giró la cabeza del golpe y cayó al suelo.
Eva me miró, su respiración estaba agitada, sus ojos muy ampliados en alerta y entonces gritó mientras todo su cuerpo se agitaba recibiendo una descarga eléctrica y cayó de rodillas al suelo. El gigante que quedaba vivo fue hacia ella agitando su bate tomando impulso para golpearla. Me levanté ignorando el pulsante dolor de mi puto cuerpo y tomando la espada que se me había caído para levantarme y correr hacia ella, le clavé la espada al grandísimo hijo de puta directo en el cuello, un chorro de sangre salió salpicando todo el lugar en un grito sordo hasta que cayó hacia atrás.
Los tres estaban muertos.
Voltee a mirar a Eva, ella estaba en el suelo echa un ovillo mientras un hilo de baba blanca salía de su boca. Me arrodillé a su lado y solté mi arma sosteniendo su cuerpo inerte entre mis manos.
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