Capítulo 18: Besos robados, Parte II

Capítulo 18: Besos robados, Parte II

EROS DUNKEL

Me quedé por medio segundo pasmado ante su cambio tan brusco de actitud, parecía odiarme más que por haber sido un patán con ella.

¿Tanto la lastimé? Y si era así... ¿Por qué me importaban sus sentimientos? Había algo en mí que había empatizado con ella y no podía describir por qué.

Caminamos el resto del camino primero en un extraño silencio que se extendía entre los dos. Pero luego ella fue la que se atrevió a preguntar:

—¿Y sí lo hiciste?

La miré, ella mantenía la mirada al frente.

—¿El qué?

Ella dudó un poco y evitó mi mirada cuando preguntó:

—¿Recordaste algo?

Lo pensé por un momento.

—Recordé un baño del teatro —admití—y un caramelo fosforescente.

Noté como sus mejillas enrojecieron un poco, al parecer ella también lo recordaba.

—¿Te sientes mejor de la fiebre? —continué preguntando ver que parecía tener mejor aspecto.

Ella afirmó con la cabeza y luego de otro raro silencio dijo:

—Tu y yo no nos conocíamos mucho, la verdad. Tú apenas me buscabas, y apenas hablabamos, tal vez lo que nos unió fue la pasión de momento, y ya... eso no existe.

No dije nada porque tal vez ella tenía razón, eso sentí con esos fragmentos de recuerdo que había mucha calentura.

—¿Qué te trajo hasta acá? —pregunté luego de un momento— ¿Por qué viniste a este país?

—Mi ex novio embarazó a mi hermana. —soltó.

Me sobresalté y ella se rió entre dientes.

—Lo sé, me ha ido pésimo en el amor —dijo—, el último año tuve más parejas de la que pudiera pensar y me casaron con un viejo decrépito a la fuerza. Secuestrada en otro país, luchando por sobrevivir, definitivamente la pesadilla de toda madre si ella supiera que estoy aquí.

—¿No has vuelto a hablar con ella?

—No. No he sabido nada de ellos, de nadie —suspiró—, aún así espero que todo esté bien con el bebé, no tiene la culpa.

Ahora que hablaba con ella, me daba cuenta de que la juzgué y traté terrible sin saber nada, ella era una víctima de esta situación; de mi familia.

—La deslealtad es un pecado que debe pagarse caro. —dije.

—¿De qué me hablas? Tu engañaste a tu esposa conmigo. —replicó.

Puede que eso fuera verdad pero, era un contexto diferente. Negué con la cabeza.

—Ella siempre estuvo enamorada de otra persona y no la culpo, yo no soy alguien que se entregue al amor. No creo en el amor.

Ella me miró está vez sus ojos casi traspasándome.

—¿Por qué? —preguntó— ¿Acaso nunca nadie te amo?

—Supongo que no —fruncí el ceño—. No tengo referencias al respecto y sinceramente creo que amar te vuelve débil y vulnerable.

Lo único que conocí a lo largo de mi vida fue el control, el dominio, no el amor. En mí familia eso nunca existió.

—Amar te destruye —concordó—, y ser amado por la persona incorrecta te hace tocar fondo tan hondo que dudas si podrás salir...

Eva sonaba muy lastimada para haber llegado a esa conclusión.

—Supongo que concordamos con que el a amor es una mierda. —dije.

Ella miró, fue una mirada profunda, como si pudiera decirme miles de cosas al mismo tiempo, como si... me lo dijera a mi.

—Después de que le entregas tu corazón a alguien y te lo devuelve roto —continuó— nunca encontrar a la misma persona, ni siquiera en la misma persona.

Volvió a mirar al frente y supe que tal vez por el dolor al mirarme, que sí lo había dicho por mí que yo la destruí. Creo que ver este lado de ella, empezaba a intrigarme, porque ella era distante, era inteligente y razonaba, ahora que lo pensaba, puede que sí me hubiera gustado esta mujer más allá de su físico ¿era posible?

No dijimos nada, sentía que ya había arruinado demasiado la posible relación que pudieramos tener con mis actitudes predispuestas, así que solo caminamos en silencio hasta la casa presidencial de Rusia, sin embargo, cuando estábamos a una milla de distancia, sentí como algo oprimió mi estómago y la rabia me inundó. Al ver el intenso humo negro que cubría todo el lugar, a lo lejos las ruinas de la casa presidencial aún echaban humo, y lo escombros encendidos en fuego de una reciente guerra con una bandera que reconocía muy bien.

—¿Qué ocurrió aquí? —susurró Eva sonrprendida cubriendo su boca cuando el humo empezó a acercarse por la dirección del viento.

—Igor Ivankov. —susurré no tenía dudas—, vamos hay que irnos.

Había destruido toda la casa presidencial donde se suponía llegaríamos, él ahora se había adueñado del país entero. Mi principal enemigo se había asegurado de dejarnos en la mierda.

Sabía que no teníamos opciones, todos los rebeldes debían estar ahora bajo su poder, y me dejaba sin una maldita salida.

Empecé a caminar a la dirección contraria, Eva me siguió, yo seguía pensando en un próximo movimiento cuando ni me di cuenta que Eva se quedó atrás y escuché que ella gritó, voltee dispuesto a atacar, pero me detuve en seco cuando vi el arma que apuntaba a Eva directo en la cabeza, alguien la sostenía por atrás.

Apreté la quijada, podía huir, podía irme, pero, no sin Eva, no podía arriesgar su vida. ¿Por qué? No lo sé, pero esto era más fuerte que yo, el miedo a que le hicieran daño.

Varias personas salieron de los árboles a nuestro alrededor con armas mientras decían:

—En nombre del nuevo rey Igor Ivankov, quedan detenidos. 











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Solo voy a decir algo, me gustó estos capítulo donde narra Eros porque empieza a despertar algo en el por Eva, posiblemente algo más fuerte que el primer libro, porque no es deseo, ya es algo más, lealtad y ¿amor? •W• AMO OKEY? bueno ya me callo. Jajshd

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