Capítulo 24


—Se supone que era una cena para conocer a su familia, pero ahí también estaba la hermana y los padres de su esposo. Fue incómodo.

Estoy sentado en la sala de estar Andrea sosteniendo mi cabeza entre mis manos, sintiéndome jodidamente mal. Poco menos que un cretino. 

—Te entiendo.

—Pero no debí decir las cosas que dije.


—Ya has dicho veinte veces eso —Ella coloca su mano sobre mi espalda para consolarme—. Pero, ya... No lamentes haber dicho cómo te sientes. Tarde o temprano ibas a hacerlo; y es mejor con palabras que hiriéndola de muchas otras formas.

—Me siento tan... No la odio. No es como si quisiera que les suceda algo malo. Pero me siento tan...

—¿Traicionado?

—¡Es que no es justo! ¿Por qué la vida de otras personas parece ser perfecta en comparación a mía?

—Lo mismo podrían decir otras personas al compararse contigo —defiende ella—. Pero no te juzgues tan mal. Si lo que quieres es una familia y a alguien con quien contar... —Toma mi mano para sostenerla entre las suyas—. Me tienes a mí.

Eso me sana de muchas formas. 

...


En la preparatoria ya no somos el tema de conversación principal porque hay nuevo escándalo. Al parecer el ex novio de Karla filtró en Facebook fotos de ella. Fotos de ella... desnuda.

Eso tiene mal a Andrea.

—Pobre Karla.

—Ella te acosa —Estoy molesto de que sienta pena por ella.

—Porque Joseline le pide que lo haga.

Andrea asegura que Joseline está detrás del acoso que ella recibe, sin embargo no quiere acusarla con la señora Di, no quiere dar más problemas y, admitámoslo, tampoco tiene pruebas. No de peso.

—¿Podemos visitar a Karla? —pregunta. Karla no ha asistido a clases en dos días.

¿Por qué le importa tanto?

—Andrea... —No puedo creer que me esté pidiendo eso.

—Por favor.

Accedí. En todo caso, pese a la buena voluntad, en casa de Karla su mamá no nos permite entrar. La señora está a la defensiva.

—¿Quiénes son ustedes?

—Ambos somos compañeros de Karla en la preparatoria —respondo. Ella nos mira desde una ventana.

—Lárguense, ella no quiere ver a nadie.

Andrea está a punto de añadir algo cuando escuchamos a Karla hablar desde dentro:

—¿Quién es, mamá? —pregunta. Suena triste.

—Díganme sus nombres —Nos pide la mamá.

—Andrea Evich y Oliver Odom —contesta Andrea por ambos.

La señora nos cierra la puerta en la cara.

—Suficiente. Vámonos —apremio a Andrea. Me siento enfadado.

—No, esperemos un poco más.

La mamá no tarda en abrir de nuevo:

—Pide que sólo entre Andrea —informa.

Andrea me mira y le hago un gesto indicándole que estaré bien. La verdad es mejor que sólo entre ella.

Espero dos horas afuera hasta que Andrea abre la puerta y me pide entrar.

—Está un poco sensible, por favor tenle paciencia —indica.

Karla está recostada sobre un sofá reclinable, viste una enorme y desusada pijama y tiene los ojos cerrados. Es evidente que ha estado llorando.

—Hola, Karla —saludo, prudente.

No me cae bien. Tengo mejor memoria que Andrea.

Karla abre sus ojos y me mira con súplica, como si temiera cualquier reacción de mi parte.

—Gracias por venir, Oliver —musita.

Mjm.

—Iré al grano —empieza Andrea— El tiempo que he estado hablando con Karla me señaló que Joseline tiene un plan para hacernos daño.

Suena al Joker intentando acabar una vez más con Batman. Estoy cabreado ahora.

—¿Y ella sólo te lo platicó porque viniste a visitarla y no le quedó otra opción? —digo, mirando con enojo a Karla.

—Oliver...

—¡No, Andrea! ¿Qué si no le hubiera pasado esto? ¡Hubiera permitido que te sigan haciendo daño! Porque por lo visto ella era parte del complot.

Andrea me pide calmarme y niego con la cabeza. —Oliver, por favor —insiste.

—Déjalo —solloza Karla, aceptando mi reclamo—. Él tiene razón.

¡Claro!

—Karla... —Andrea sigue de su lado.

—Pero te juro que lo lamento.

Karla llora y Andrea para consolarla coloca su mano sobre la mano de ella. De acuerdo, me siento un poco canalla ahora.

—Todo va a estar bien —dice.

—Quiero morir —Karla se deshace en lágrimas.

—Yo sé que es difícil —le insiste Andrea—, pero va a pasar... Lo prometo.

—No, no puedo... No quiero.

—Te voy a ayudar a que pase más rápido.

Andrea me sorprende. En su voz no hay rencor o dobles intenciones, por lo mismo me vuelvo a sentir un cretino.

—En verdad lamento lo que te pasó —digo a Karla— . Y también lamento hablarte así. No es justificación pero lo hice porque me preocupa Andrea.

—No. Está bien —Ella solloza—. Me lo merezco —Mira a Andrea—. Pero quiero que sepan que Joseline está detrás de todo.

Andrea suspira con pesadez. Es algo que ella sabía hace mucho; nada más, creo, empieza a comprender hasta qué punto llegó su prima.

—Le tiene envidia a Andrea —indica Karla—. Nos contó del escándalo cuando acababa de suceder, cuando Andrea aún vivía en otro lugar.

—Antes vivía al otro lado del país —aclara Andrea.

—Pero cuando supo que Andrea se mudaría aquí, enloqueció —continúa Karla—. Ella odia vivir bajo la sombra de Andrea. Por eso contactó a Sebastián.

—¿Cómo? —No puedo creerlo. Ellas son primas.

—Eso fue hace un año —añade Andrea, mirándome.

Yo aún estudiaba en casa.

—¿Joseline está en contacto con el idiota que te hizo esto? —le pregunto a Andrea.

—Eso creo.

—Son amigos en Facebook —dice Karla, como si le doliera recordarlo. Supongo que para ella es difícil confesar todo—. Joseline mantiene informado a Sebastián sobre todo lo que hace Andrea.

Tiene que ser una puta broma. —¿Por qué? —reclamo.

—Tampoco lo entiendo —dice Andrea—, terminé con él hace mucho... Se encabronó... Por eso divulgó el video —Andrea baja su mirada—. Él dijo que lo había borrado. Lo lamento, yo lo hice porque... Porque...

—Porque lo amabas y confiabas en él —termina Karla por ella.
Andrea asiente—. Sospecho de Joseline —añade—. Ella me hizo esto. Es amiga de mi ex.

Andrea no lo puede creer. —No puede ser tan cruel.

—Puede, Andrea. Empezó destruyéndote a ti. Ahora a mí. ¿Quién sigue?

—Hay que detenerla —digo.

—No tenemos pruebas.

—Por eso pedí a Andrea hablar contigo, Oliver —dice Karla, mirándome—. Tú debes ayudarla.

Andrea esconde de mí su cara.

—¿Qué pasa? —le pregunto.

—Cuéntale, Andrea.

—¿Qué me tiene que contar? —pregunto, alarmado.

—Es que... —Andrea tarda en volver a mirarme.

—¿Qué? —insisto.

—Derek me está acosando —termina y una vez más siento salir lo peor de mí.



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La montaña rusa va en subida otra vez...

Gracias por sus votos y comentarios :)

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