-¡Compra sí puedes!

-¿Si puedo?

-Teniendo dinero ¡todo se puede!

-Pues, ¡no aquí!.

-¿Tienes dinero?

¿De que valor es tu billete?

-¡De cien!

-"No hay vuelto".

-¡De cincuenta!

-"No hay vuelto".

-¡De veinte!

-"No hay vuelto".

-¡De diez!

-"No hay vuelto".

¿Y qué hago? -pregunta el cliente;

¡gástalo todo! -dice el comerciante.

¡Compra sí puedes!;

pero no gastes todo en el intento.

-¿De cuánto es tu billete?

-¡De cien!

-Paga mínimo diez

¡Perdón!... eso fue hace quince días;

para el vuelto, ¡gasta quince!.

¡Ha pasado el tiempo!

En dos meses es oficial:

la reconversión,

la devaluación,

¡otra vez!

¡Compra sí puedes!

-¿De cuánto es tu billete?

¡Si hay vuelto!

Los billetes locales moribundos,

a los que le quedan dos meses.

¡Ahora si hay vuelto!

Ellos siguen con el juego;

mientras el poder supremo,

deja un comodín para el que vuelve a casa,

con lo que necesita,

con lo que quiere comprar y pagar;

haya o no haya vuelto.

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Sería irresponsable de mi parte afirmar que el 100% de los comerciantes me inspiraron estas líneas; pero a su imaginación les dejo, la cantidad de ellos que sumo a mi iniciativa para escribir esto.

¡Un abrazo que se sienta como mil de ellos

y que nunca pasen por nada de esto!