Hablaba pero parecía muda;
hablaba pero sonidos sordos;
soñaba y no despertaba,
para hacer realidad
sus ficticias añoranzas;
no movía un dedo,
hacía nada.

Siempre esperando,
siempre exigiendo,
siempre anhelando;
pero solo del resto.

¡No hay tal lugar!
¡aquí, no!
¡no hay tal persona!;
seguía el imperfecto humano,
quejándose de los "no perfectos".

Quería amor y no daba,
pedía perdón y odiaba,
respeto, paz y tolerancia,
unidad, bienestar y éxito;
pero todo desde fuera,
no comenzaba por dentro.

¡No hay tal lugar!
¡aquí, no!
¡no hay tal persona!;
seguía el imperfecto humano,
quejándose , de los humanos no perfectos.

Pero, se aferró a las virtudes,
para opacar los defectos;
en su camino a la utopía,
emprendió el reto:
de ser mejor que su yo,
y de enfocarse en lo bueno del resto.

Apuntes de la autora:

¿Quejarnos o quedarnos con lo bueno?

Yo me lo pregunto y respondo a diario...

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¡Besos y Abrazos!