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CENIZAS




Todo era un caos.

Habían estudiantes chismoseando, y esparciendo todo sobre el rumor por la foto.

Alex no se sentía para nada tranquilo. Todo lo que quería era dormir y despertar de esta horrible pesadilla.

Pero lo tenía a él.

Él era su todo.

-Todo estará bien amor -le dijo William a su amado-. Te lo prometo. 

Acto seguido, beso la frente de su chico y Alex se removió en su lugar.

-Todo es una jodida mierda Will... -dijo Alex con la voz quebrada. -Pero sé que tú también la estás pasando mal... En serio, perdóname amor...

William beso las mejillas del castaño y le dedicó su mejor sonrisa.

-Tú me enseñaste a darle la cara a los problemas -confesó William-. Tú me enseñaste a no rendirme. Que siempre hay segundas oportunidades... Pero sobre todo, que no corra o me desvíe del camino, solo por unos idiotas. Eres todo para mí Alex -añadió el pelinegro y beso sus manos. -Por eso... Ya no sufras más, cariño. Siempre estaré contigo.

-William... -Alex no sabía que responder, estaba completamente conmovido. Las palabras no le salían. -Muchas gracias amor, en serio, tengo una maravillosa vida por tenerte en ella...

-Por eso sonríamos amor. -le dijo entrelazando sus manos.

-Sí -dijo un Alex renaciendo de las cenizas.

***

Al siguiente día, los rumores estaban de boca en boca. Pero Alex no le dió importancia.

-Señorito Collins -lo llamo el director-. Venga a mi oficina. Y usted también señorito Hamilton.

Alex entró con William a la oficina, tras darse una mirada cómplice.

-¿Qué pasó, señor director? -habló Alex. -Si es por el incidente de la foto...

-Guarde silencio -sentenció el director-. Por su culpa, está institución dejo de ser lo que era. Ahora todos hablan de los dos homosexuales, que asisten en MI instituto. Osea, ustedes. -los señaló con desaprobación-. Y ya no se le da el mismo respeto de antes.

-Pero director -habló William-. No hicimos nada malo. ¡Dígame donde está el puto problema!

-Module su actitud, señorito Hamilton -dijo severo el director-. Bastante tengo con tener que tolerarlos.

-¡Pues no nos tolere! -dijo Alex muerto de la rabia-. ¡Nadie se lo está pidiendo!

-No podrían ser más antinaturales los dos. Aparte de homosexuales, son irrespetuosos. No se puede llegar a nada con ustedes. Pero igualmente, no deseaba llegar a ningún acuerdo con ustedes dos. Quedan expulsados del bachillerato: »Prescott«.

A Alex se le cayó encima el mundo, literalmente en ese momento.

Pero William no dió su brazo a torcer.

-¿Ah, si? Pues quédese con su jodida institución de mierda hipócrita y doble moralista.

Y antes de que el director pudiera decirles algo, William sujeto la mano de Alex y se fueron.

Afuera se encontraron a la jodida profesora que los echo de cabeza.

-¡Quitese del puto camino! -dijo cabreado William.

-¡¿A quién carajos le estás hablando en ese tono!? ¡Malditos anormales!

-¡A usted, maldita bruja! -gritó Alex.

Corrieron hacia afuera de la institución, pero ahí estaba más gente entrometida y chismosa.

Comentando y hablando de ellos, como reporteros.

-¡Ahí van los malditos maricones! -gritó por lo alto, Erick. -¡¿No pensaban irse sin despedirse, o si?!

-¡Erick, por favor detente! -gritó de la misma manera Alex, pero solo recibió una mirada de total repulsión por parte de ese pelirrojo.

Y entonces, les lanzaron huevos y cualquier cosa que tuvieran a su alcance a William y Alex, quien el primero, intentaba aligerar y ser quien recibiera más daño. Protegiendo, así a su pobre Alex. Pero eso no basto.

Y por último, apareció Brad.

-¡Les dije que dejarán de joder a Alex! -gritó-. Pero no lo hicieron. Así que ahora toca que les hagamos lo mismo.

-¿Brad? -preguntó Alex aturdido.

-Viejo, jamás te dejare. Soy tu amigo. -dijo Brad con una sonrisa.

Aunque no le correspondiese jamás.

Aunque Brad sabía todo.

Aún así, él lo amo sin ataduras.

-A ver si muy macho -sentenció Brad antes de ir a vengar a su amigo. -Ustedes vayanse -añadió Brad-. Y sean felices.

-Gracias Brad -contestó Alex con una sonrisa.

-Te amo -le susurro este último sabiendo que jamás lo escucharía.

Y así fue.

William y Alex corrieron juntos y llegaron a la casa de Alex.

Y al llegar, se bañaron por separado.

-Descansa amor -le dijo William a Alex-. Hoy fue un día pesado... Cuanto lamentó todo lo que pasó... Yo...

-Está bien cariño -dijo Alex regalandole su mejor sonrisa-. Todo está y estará bien. ¿Si? Te quiero.

-Yo también te quiero -susurro un afligido William, ver a su estrella sufrir, le dolía. Dolía como el infierno. Él quería protegerlo de absolutamente todo el mundo.

-Descansa conmigo mi vida -le dijo Alex-. Tú también estás cansado. Ya mañana será mejor un día.

-Sí, amor.

Pero con lo que ninguno contaba, es que mañana será de todo, menos un día feliz.

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