La maga y él hombre lobo
Kimetsu no yaiba no me pertenece.
Prohibido copiar este proyecto, sin autorización previa.
Pairing: Nezuko x Sanemi.
Advertencias: Lemmon, todos los personajes son mayores de edad.
Dedicado a : Mora_Dulce15, kamado_fan, rukiaishida789, asukalangley02.
¡Especial Halloween!. OS
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La luna brillaba fuertemente iluminando toda la montaña.
Él alfa de esos dominios estaba sentado sobre una de las ramas de ese árbol, su mirada fue captada por la bulla que solía formar él más gritón de la manada. Zenitsu era uno de los betas que solía sacarlo de sus casillas con bastante frecuencia, ya sea en el entrenamiento o cuando él gran Oyakata-sama solía mandarlos de misión.
El recuerdo de la plática que tuvo minutos antes, hizo que su ceño fruncido se hiciera más notorio de lo normal. Días antes algunos miembros del clan habian desaparecido sin dejar rastro, los localizadores no dieron con el paradero de los desaparecidos. La angustia de los afectados hizo que se tomará una radical desición, ellos le habían pedido a Oyakata-sama que solicitara la ayuda de la aprendiz del mago loco de Merlín.
Nezuko era alguien que en el mundo de la magia destacó por demás. Sus habilidades con los hechizos del fuego incrementaron la seguridad de la zona en donde ella vivía.
Hasta ese entonces ninguno de ellos habrían cruzados palabras de no ser por la situación.
Y es que el mundo se volvía más problemático de por sí.
Otras razas querían eliminarlos de la faz de la tierra, sus habilidades como licántropos eran admiradas y temidas al mismo tiempo.
El poder de los hombres lobos llegó hasta la tierras mas nevadas y frías.
Su fama creció cuando los vampiros descubrieron que los hombres lobos podian caminar bajo de luz del sin sufrir las consecuencias de ser convertidos a polvo, y como si la vida no fuera lo suficientemente injusta los licántropos podian volver a su forma humana a su voluntad, aparentando que podría ser frágiles humanos, y ser los más fuerte cuando la luna llena estaba en todo su esplendor, resultando que su fuerza fuera abrumadora.
De pronto siente un aroma particular y conocido.
-Sal de ahí-
-¿Desde cuándo te diste cuenta?-
-Desde siempre, apestas a flores-
La joven de cabellos negros y de tez blanca, arquea una ceja confundida.
-¿Qué haces aquí?
-Sabes lo que hago aquí.
-Si lo supiera no preguntaría.
La maga volteó los ojos, se conocían desde que eran niños, y aun así, nunca se acostumbraría a su mal carácter.
-Hoy es el día de la profecía.
-Tsk.- chasqueó la lengua con notable irritación.
Hace veinte años, una clarividente vió el futuro. Todo era caos, ya no eran los humanos los únicos que corría peligro, los vampiros y los licántropos corrían peligro, una nueva especie había surgido como resultado de las más crueles intenciones del ser humano, ya nada podría detenerlo, todo lo conocido desaparecería cuando él abra los ojos, tenían tres meses para encontrarlo. De lo contrario una vez más reinaría el caos.
La visión fue compartida con los mas cercanos, al principio Oyakata-sama se mostro escéptico, pero luego de que Kanae le mostro el futuro, no hubo mas dudas. Tenían que darse prisa o ese demonio resurgiría una vez más, buscando venganza.
-Sé que la profecía es verdad, Sanemi-
-Tch, no me hables con tanta confianza-
-Ah cierto, eres un alfa-
-No lo digo por eso, pero no te confundas, no somos amigos, no somos nada, y a diferencia de ti, no tengo el puto día para esperar que los demás vengan a formar una mierda de alianza.
-Eso no es lo que escuché...
Él albino apretó la mandíbula con coraje. Esa tarde algunos betas le informaron que los clanes del oeste comenzaron a reunirse e iniciar con la búsqueda de Muzan Kibutsuji
-Todo se está saliendo de control y lo sabes, es momento de que estemos unidos.
-No voy a escuchar esa clase de mierda de una mentirosa
La cara de la joven se puso de un intenso rojo, Sanemi le recordaba aquella promesa que había roto con él. De hecho la situación lo ameritaba, él mago Merlín necesitaba un nuevo aprendiz a quien debía entrenar para guiar a las nuevas generaciones, Nezuko accedió por un futuro mejor, pero Sanemi nunca la perdonó por esa decisión.
-Olvida eso.
Él albino sonrió y se acercó a ella, la tomó de los brazos y la puso contra el tronco de aquél frondoso árbol, atravesó con sus ojos grises los rosados de ella.
-Yo nunca olvido nada.
-¿Y ahora qué? ¿Vas a besarme?
-Como si tuvieras tanta suerte, me importas una mierda
-Sí claro, pero si aún cargas uno de los collares que te dí.
-Se ve bien en mí, es todo.
Puso su rostro a unos centímetros de ella, y observó cada rasgo en su cara.
Ella lucia igual que hace dos años.
Cuando en ese entonces no eran mas que unos ingenuos que creían que podrían llegar a estar juntos.
Se miran antes de seguir.
Existe esa tensión sexual, esa que se desata en el momento en el que sus labios se encuentran, ambos quieren el control a través del beso, y la temperatura de sus cuerpos no hace otra cosa que crecer. Nezuko se separa de Sanemi interrumpiendo el beso, él albino se mantiene la mira con cara de pocos amigos cuando ella suelta una leve sonrisa y lleva unos de sus dedos hasta sus labios. La burla de Nezuko desaparece cuando el resto de las prendas caen en el piso de la cabaña, con timidez intenta cubrir su cuerpo de esa mirada penetrante.
Todo es tan extraño y a la vez excitante, sus manos son sostenidas por unas mas gruesas que ella, no es que tenga miedo sino que para Nezuko es una nueva experiencia que será recordada, ya que en algún en el que se distrajo él albino comenzó a morder con extraña suavidad su cuello, no solo es una vez, sino que son muchas al punto de que esta segura de que las marcas que tiene en el cuerpo tardaran en desaparecer, pero ella también debe tener cuidado de las miradas acusadoras de Aoi y Kanao, mientras camina a una de las tantas salas de la biblioteca.
-Maldita sea- protesta Sanemi en el momento en que los papeles se invierten ella esta sobre él.
Sus pies tocan la cama, pero aun así ella se restriega contra su cuerpo, descubriendo que no falta mucho para llegar al paraíso. Se inclina, toca y acaricia el cuerpo que tiene debajo de ella, sus manos acarician sus abdominales, deja besos y marcas en esas parte.
-Esto es mío- lo señala a su miembro. No sabe porque dijo pero no le importa cuando lo toca, es tan imponente, y sus ojos no dejan de mirarlo. Intenta limpiar la saliva que sale de sus labios, pero tiene un manjar, uno que quiere probar, lo masajea con suavidad.
Sanemi intenta tener el control de su boca, no quiere que un gemido salga de sus labios, no quiere verse débil y sumiso ante ella.
-M-mierda- gruñe porque es mejor eso que admitir que lo esta disfrutando, porque tiene que aguantar un poco mas, pero la imagen de ella llevando su miembro a su boca es mas de lo que puede soportar. Nezuko lo mete de una vez y lo lame, suave y paciente, llega hasta el fondo, como desea. Disfruta el constante movimiento, hasta que siente que Sanemi le pide que acelere el ritmo y la peli negra por unos segundos le escuchó gemir, pero muy suave y despacito. Movía la cabeza conforme la velocidad, la constante rapidez se elevo a puntos que sintió que un liquido salía de su miembro, y Nezuko también sintió como su intimidad se contraía.
-M-maldita sea-
Sanemi se había arqueado levemente la espalda, apretaba los dientes y los párpados, tenía la cabeza recargada para atrás, haciendo que sus cabellos se pegaran mas a su piel. Nezuko nunca podrá borrar esa imagen, su cabeza es sujetada y la boca de Sanemi de apodera de ella, a pesar de sus propios líquidos no le importa, ahora le toca a él, quiere disfrutarla a su maldita gana y que pague por todo lo que le hizo. La desnudez de Nezuko hace que trague saliva, pero aun así continua con su objetivo y le abre las piernas, y entra a través de una fuerte y firme estocada. Nezuko araña con fuerza su espalda, Sanemi no deja de embestirla mientras la besa. La distrae por unos segundos, mientras ella lo aprieta en su interior.
-Codiciosa- la llama como varias veces.
-S-Sane..mi- rodea con sus piernas su cintura, él no se detiene, sus embestidas son rudas.
Nezuko arquea su espalda en la cama, sujeta con fuerza las sabanas que están a su alcance, gimió antes de sentir que esa lengua succionaba uno de sus pechos, ella era muy sensible de esa zona, él lo descubrió, por eso, su lengua lamio sus puntas rosadas, lo hizo hasta que sus pezones se volvieran duros ignoro lo que ella pidió y se enfoco en seguir empujando de dentro hacia afuera.
-Mas- pide deshaciéndose en gemidos que no dejaban de salir.
-Pide de nuevo- ordena Sanemi, llevando las piernas de la muchacha hasta sus hombros, exponiendo lo que sonidos que hacían sus parte cada que vez se volvían a encontrar, duros y estrechos.
-Hmmm, Ah, mas- suplica que no se detenga, que todavía quiere mas, que no será suficiente, que lo repetirán las veces que sean necesarias, para nunca borrar su unión, su contacto, nunca será suficiente, porque ella se a vuelto adicta a las sensaciones que provocaba él.
-Tan apretada, tan estrecha-
Los gemidos de ambos cuerpos no paran, no cesan, la sincronía es perfecta. El sudor que resbala de sus cabellos, no fue nada comparado con las sensaciones que desbordaban sus cuerpos, no existía la clemencia, no cuando ella le pedía que no parara, ni que se detuviera, su propia intimidad parecía que no queria dejarlo salir.
-N-no te detengas- habla fuera de si.
-J-joder-
No tardaría mucho, estaba a punto de llegar al orgasmo, solo que ella se adelantó, diciendo cosas sin sentido, dejando que su rostro revele gestos de dolor y de placer al llegar a la nirvana, sus gritos se volvieron mas fuertes cuando comenzó a sentir que el miembro de él comenzaba a botar sus líquidos dentro de ella, ambos caen rendidos en la cama.
Su cercanía es peligrosa, y sí por unos putos segundos estaba a punto de mandar a la mierda el autocontrol que tenía.
-... no es justo Sanemi-
-No hables.
-Tú rompiste conmigo.
-Tú te marchaste.
-¡Tenía que ir!
-¡Claro que no! ¡Podías quedarte, pero tomaste una decisión, tú elegiste no yo!.
De repente algo llama la atención de ambos, una lluvia de estrellas, algo dentro de sí misma le dice que eso era la señal que él mago loco de Merlin le dijo que haria.
-Debo irme ahora.
El mal humor del albino se afloró mas.
¿Por qué debía irse?
-Ahora a dónde te vas-
-Tengo que reunirme con mi maestro-
-Tch, ya te dije que todo eso es una mierda. ¿No estabas hablando de unirnos y no sé qué tanta estupidez?
-Debo ir- afirma sosteniendo con mas fuerza el báculo.
-¿Crees que alguien tan débil y patética como tú podrá con todo esto?.
Los ojos rosados de Nezuko se hincharon un poco, se volteó antes de que Sanemi se diera cuenta de eso.
Sanemi no era tonto, lo notó vió como la furia se apoderaba de ella, y también esa tristeza que siempre solía ocultar de los demás con falsas sonrisas, por unos segundos experimento la culpa.
¿Por qué Nezuko no se daba cuenta de que él no queria que se vaya?.
-Adios-
Lo empujó y corrió al bosque sin voltear mientras esas tontas lágrimas se escabullían de sus ojos, pero al llegar a los primeros árboles sintió unos brazos rodear su cintura y un cálido aliento en su mejilla izquierda.
-Vuelve pronto-
Ella dejó fluir su llanto mientras volteaba para enrollar sus brazos alrededor del cuello del albino.
Él era así, siempre complicando todo y al final arreglándolo así de fácil.
Ella depositó un beso en la mejilla de él mientras el gruñía levemente.
-Volveré pronto-
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